IX.

―Último capítulo ―anunció Dumbledore―. ¿Fin? 

Cuando Albus abrió sus ojos, lentamente pudo divisar a sus amigos. A su lado, un muy preocupado Harry recordaba su primer año y su similitud con el primer año de Albus... Aquello era lo que más temía.

―Por favor que no le pase nada a mi hija ―pidió Lyra.

Pomfrey se encargó que los cinco chicos tomasen su poción para recuperar energías. Harry miró a Scorpius y Dana, preguntándose como se habían hecho amigos de Albus y Rose. Otra cosa que le intrigaba, era que Rose había quedado en Slytherin. ¿Por qué? 

Harry se preguntaba como habían encontrado ese dichoso espejo pues solo McGonagall debía ser la única persona de Hogwarts que supiera eso. 

―Si verdaderamente es tu hijo, Harry, dudo que no sea curioso ―dijo Lyra, con un poco de burla.

Harry miró a su hijo con expresión preocupada.

―¿Cómo te sientes, Albus?

―Me duele la cabeza ―se quejó Albus como respuesta.

Harry suspiró.

―¿Sí sabes que lo que hiciste... hicieron fue muy peligroso, verdad? ―preguntó a Albus muy seriamente.

Una risa sarcástica brotó de los labios de Roseanne.

―¿No lo hiciste tu también?

Harry rodó sus ojos.

Albus se sonrojó hasta las orejas.

―Lo siento ―mustió.

Las puertas se abrieron y Ron y Ginny Weasley entraron con Draco y Lyra Malfoy con Roseanne Potter. Lyra y Roseanne fulminaron con la mirada a Ron.

Roseanne vio a Scorpius y corrió para abrazarlo. 

―Mamá ―sonrió Scorpius, correspondiendo el abrazo de su madre―. ¿Qué hacen acá?

Roseanne alzó sus dos cejas.

―Y encima preguntas ―se quejó―. Me preocupé mucho cuando la profesora McGonagall me escribió diciendo que mi querido hijo y mi sobrino se metieron en problemas haciendo algo que pudieron hacer los profesores.

―Oww, que linda, se preocupa por su hijo ―se burló Lyra.

―Tú harás lo mismo con tu hija, Ly ―le devolvió la burla Roseanne.

Scorpius se sonrojó fuertemente y desvió su mirada a Albus, que estaba en la camilla al lado suyo.

―Lo siento, ma ―susurró Scorpius.

Roseanne suspiró y acarició la mejilla de su hijo.

―No estoy enojada, Scor, si no, preocupada ―explicó―. Yo sé que mi hermano pasó por algo parecido... y temo que te pase algo parecido.

―Es toda tu culpa, Potter ―gruñó Roseanne. Harry alzó una ceja―. Tú y tu maldita vena problema.

―Tú también la tienes, ¿sabías? ―se burló Harry.

Roseanne rodó sus ojos.

Scorpius hizo una mueca extraña.

―¿Qué crees que le diga a Rose? ―preguntó, fijando su mirada en Hermione y Ron.

―Espero que nada malo, porque voy y le rompo la cara ―sonrió.

―Soy la mejor mamá ―sentenció Roseanne.

Scorpius se rio un poco.

Ron Weasley oyó la risa de Scorpius e hizo una mueca de odio.

―¿Cómo es posible que hayas quedado en Slytherin, Rosebund? ―espetó Ron, molesto.

―Imbécil ―espetó, extrañamente, Draco―. Ser de Slytherin no tiene nada de malo.

―Los magos tenebrosos salen de Slyherin ―"argumentó" Ron.

―¿Te recuerdo que Peter Pettigrew, el culpable de la muerte de mis padres, era de Gryffindor? No juzgues a las personas por que casa pertenecen ―espetó Roseanne, molesta.

Ron se quedó callado.

Los ojos de Rose se aguaron ligermente.

―No la insultes, Ronald ―espetó Hermione.

―¡Esa, Granger, defiende a tu hija! ―exclamó Roseanne, aplaudiendo un poco.

Hermione se sonrojó fuertemente.

―No sé porque quedé en Slytherin, pero te aseguro que hice más amigos de los que pude hacer en Gryffindor. Aparte, no tiene nada de malo que sea de Slytherin. Yo no digo nada de que tu seas de Gryffindor ―explicó Rose, alzando la barbilla como había aprendido de Dana.

―Rose es genial ―sentenció Roseanne―. Y se llama como yo, así que es superior.

Ron rodó sus ojos azules y se alejó de Rose y Hermione, dejándolas solas.

―Lo que hiciste fue muy irresponsable, Rose ―dijo Hermione con una mirada severa.

―Lo sé, mamá ―se quejó Rose―. Pero creo que ganamos la copa de las casas.

―¿Solo te preocupa eso? ―se burló Hermione.

Rose negó con su cabeza dos veces, algo sonrojada.

―Sólo decía...

Ara recostó su cabeza en la pared, con lágrimas cayendo por sus pálidas mejillas. 

Roseanne hizo una mueca triste.

Como siempre, ser mestiza le trae más problemas que cosas bonitas. Abrazó sus piernas y acomodó su cabeza en sus rodillas. 

―Que triste ―susurró Harry.

―Ma ―susurró Scorpius―. ¿Puedes ver a Ara?

Roseanne sintió su corazón romperse al ver las mejillas de Ara algo brillantes; o sea estuvo o estaba llorando. 

―Definitivamente soy genial ―se alabó Roseanne.

Se acercó a ella y le habló:

―¿Quieres algo de compañía? ―preguntó sonriente.

Ara miró a Roseanne algo extrañada.

―Un poco ―murmuró sonrojada.

―Bien, oí que tu ayudaste bastante ―sonrió Roseanne.

―No creo que sea tanto ―susurró Ara.

―No te subestimes, Ara, eres inteligente y buena amiga ―la alabó Roseanne―. Nunca dejes que alguien te haga sentir mal. Y si tu familia no está ahí para ti, siempre puedes quedarte conmigo en las vacaciones.

Roseanne fingió llorar.

―Soy la mejor persona.

―Muchas gacias señora Malfoy ―sonrió Ara―. Realmente me encantaría pasar este verano con usted.

―No me llames señora Malfoy, me haces sentir vieja, dime Roseanne ―rio Roseanne.

La sonrisa que estaba en los labios de Ara se extendió aún más y, usando su brazo derecho, se secó las lágrimas.  

Al día siguiente, el quinteto se encontró en el Gran Comedor. Aquel día era el banquete de despedida, y Albus estaba esperando que dijeran quien ganó la copa de las casas.

McGonagall dio un discurso sobre aquel año, y empezó a hacer el recuento de puntos y...

Ganó Slytherin.

Los de Slytherin festejaron como si ellos estuviesen allí. 

La casa de Slytherin estalló en aplausos y abrazos. El quinteto eran los más felices de su casa, pues sabían ―o pensaban― que aquellos puntos que le dieron la victoria eran de parte suya.

―Definitivamente ―sonrió Lyra.

 Dylan felicitó al quinteto, sin embargo, su hermana Cedrella miraba a Ara con odio puro. 

Cuando llegó el día de irse, los cinco chicos abordaron el tren que los llevaría a casa.

Ara, Dana y Scorpius irían con los Malfoy, Albus con su familia y Rose con la suya.

Al llegar a la estación, Dana corrió a abrazar a su madre, Lyra, y Scorpius con la suya. Ara se quedó atrás, pero Roseanne la abrazó de todos modos. Todos pensando que lo malo había acabado.

―Por favor que no sea nada ―pidió Hermione.

Pero no.

―Mie- Rayos ―se quejó Draco.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top