I.

ㅡ ¿Semidioses? ㅡ preguntó Harry frunciendo el ceño ㅡ ¿Existen? 

ㅡ Eso parece, compañero ㅡ murmuró Ron igual de confundido. 

La carta de Hogwartsㅡ leyó Dumbledore. 

Las guerras siempre han sido plasmadas en libros de historia en el mundo muggle. 

― ¿Por qué tenemos que leer esto? ― se quejó Draco Malfoy en voz alta.

Nadie respondió. 

Revoluciones, guerras y batallas. Los muggles siempre encuentran una forma de hacer que el resto recuerden (o intenten) recordar las guerras que el ser humano ha pasado. Las guerras como la primera y la segunda guerra mundial. Revoluciones como la francesa y la industrial, entre otras, y batallas como La batalla de Verdún, La batalla de Moscú, entre otras. Los magos y brujas han hecho algo parecido, con las guerras mágicas y batallas, como la batalla del ministerio y la más importante, la batalla de Hogwarts.

― ¿Hubo una batalla en Hogwarts, Albus? ―se extrañó Minerva McGonagall.

―Al parecer en un futuro sí ― contestó Dumbledore. 

El dos de mayo de 1998, en Hogwarts, se realizó una de las batallas más sangrientas de toda la historia mágica. 

―Diablos...

―¿Sangrienta?

―¿1998?

―¿La más sangrienta? ―murmuró Hermione con miedo. 

En ésta batalla, miles de familias se vieron afectadas, perdiendo familiares o simplemente teniendo familiares heridos de gravedad. Pero ninguna familia que los Potter, los Weasley, los Longbottom y los Malfoy.

―¿Malfoy? ¡Já, como si ellos fueran a perder algo! ―se burló Ron Weasley.

―¿Si te das cuenta que mencionaron a tu familia también, Weasley? ―espetó Draco como respuesta. 

 Aquellas cuatro familias habían sido de suma importancia en la guerra, los tres primeros siendo aclamados y la última familia siendo repudiada por todos.

―Como debería ser ―murmuró Ron en voz muy baja. 

La segunda guerra mágica, a pesar de lo que todos dirían (sobre todo sangre puristas), se parece bastante a la segunda guerra mundial de los muggles. 

―¿¡QUÉ!? ―gritaron algunos―. ¡Eso no es verdad!

Muchos rodaron los ojos. 

Ya que Voldemort y sus seguidores, iniciaban persecuciones contra aquellos que estaban contra ellos y contra los hijos de muggles (sangre sucias para ellos), similar a lo que Hitler había hecho en sus años de mando, persiguiendo a los judíos y asesinando a cualquiera que estuviera en contra de sus ideales. Sólo que Voldemort tenía mucho más poder que Hitler debido a su condición de mago.

Condición de mago ―espetó Lucius Malfoy, que era uno de los que habían llegado―. Hablan de la magia como si fuese lo peor del mundo. 

Fueron años horribles. Desde el regreso de Voldemort en 1995

―¡¿VEN?! ¡Él sí volvió! ―chilló Harry―. El libro lo dice, profesora. 

Umbridge se sonrojó de furia, pero no pudo decir nada por el miedo. 

 hasta la muerte de éste en 1998. 

Los gemelos Weasley empezaron a celebrar y sacaron fuegos artificiales de sus varitas.

―¡Se murió!

Magos, brujas e incluso muggles estaban en peligro, éstos últimos siendo asesinados por el puro placer de matar antes que todo, pero eso no quitaba que estuvieran en peligro. El bando de la luz cada vez era menor, causando desconfianza en todas partes y que la mayoría temiera salir de sus casas, volver y encontrarse con la marca tenebrosa sobre el techo, marcando que al menos una persona presente murió. Las esperanzas de vivir eran muy bajas para todos. Pero había un grupo que no pedía la esperanza, y se hacían llamar a si mismos; La orden del Fénix.

―¿Qué es eso? ―se preguntaron algunos de Slytherin.

La orden del Fénix era una organización secreta dirigida por Albus Dumbledore,

―¿Qué significa esto, Albus? ―preguntó Umbridge irritada―. ¿Organización secreta?

 ex-director de Hogwarts.

Muchos fruncieron el ceño. 

 Ésta organización había sido creada durante la primera guerra mágica, y cuando Voldemort fue vencido por el niño que vivió,

Harry se sonrojó hasta las orejas, ya era hora que el libro lo mencionara. 

―Lo vencí ―susurró, aún procesando aquellas palabras―. No morí.

 la orden se mantuvo entre las sombras, ocultos, sabiendo que Voldemort en algún momento volvería y atacaría con más fuerzas que antes. Y así lo hizo. Dumbledore siempre se mantuvo firme ante su palabra de que Voldemort había vuelto, ya que el ministerio de magia se negaba a aceptar que Voldemort había vuelto y lo tenían frente a sus narices haciendo lo que se le de la gana. 

Ante la muerte de Dumbledore a manos de Snape

―¡QUEJICUS! ―rugió Sirius Black, que había entrado en su forma animaga―. ¡Asesinaste a Dumbledore, no eres más que un mortífago!

―Calma, señor Black, debe haber alguna razón por la que haya muerto a manos de Severus ―le dijo Dumbledore calmadamente. 

 y casi Malfoy, la orden del Fénix estuvo a punto de disolverse, ante su ausencia de líder. Sin embargo, la presencia del grandioso niño que vivió, quien a la edad de un año había sobrevivido al avada kedabra de parte de Voldemort; Harry James Potter, hijo de James y Lily Potter.

Ahora sí empecemos con la leyenda: Cuenta la leyenda, que cuando Harry venció a Voldemort en la batalla de Hogwarts, no fue solo por tener la sangre protectora de su madre, ni tampoco que el mismisimo Voledmort lo haya atado a la vida,

―¿Qué? ―se extrañaron muchos―. ¿Eso es posible?

―No a menos que... ―Dumbledore se cayó de repente y siguió con la lectura. 

 si no que Harry era heredero del mismísimo Merlín, pero algunos creían fuertemente que la muerte de Voldemort fue pura suerte. Pero lo que ellos no sabían, era que Harry, Hermione Granger y Ron Weasley habían iniciado una busqueda de los horrocruxes de Voldemort,

―Entonces sí hizo horrocruxes ―murmuró Dumbledore―. Eso explica muchas cosas. 

―¿Qué es eso? 

―Se explicará... 

 cuales al destruirlos, estaban más cerca de poder matar a Voldemort. Cabe mencionar que un Horrocrux es un objeto con un pedazo de alma del dueño del objeto.

―Pero, ¿cuantos hizo? ―se extrañó Dumbledore. 

Sin embargo, la profecía de la tercera guerra mágica había llegado y el nuevo quinteto, sí, ahora era un quinteto, de oro se juntaría de nuevo y con esto traerían desgracias al mundo mágico... más muertes de las que ya hubo y un nuevo mago tenebroso.

―Diablos.

Todo empezó una tranquila mañana de un cinco de agosto, era un día especial para la familia Potter y el segundo hijo de ellos, Albus,

―Muchas gracias señor Potter ―sonrió Dumbledore.

Harry seguía en shock.

 se despertaba feliz de al fin poder recibir su carta de Hogwarts. Albus Severus Potter 

―¿Cómo? ―susurró Harry sin voz.

―Bueno, gracias, Potter ―masculló Snape.

―Harry, ¿te habrás drogado? ―preguntó Ron.

―Tal vez ahí salga ―opinó Hermione. 

estaba feliz... muy feliz. Había soñado con aquel día desde que su hermano mayor, James Sirius 

―Al fin un nombre de calidad ―sonrió Sirius arrogante. 

recibió su carta dos años atrás. Aunque en el fondo, muy en el fondo, un aterrador sentimiento de apoderaba de él. Un sentimiento que le decía a gritos que no fuera a Hogwarts... que algo malo pasaría.

―Rayos. 

Que mal que Albus no les prestaba atención.

Albus había escuchado muchas historias de Hogwarts, no solo de parte de su padre y de su madre, si no que también de parte de James. James iba a empezar su tercer año en Hogwarts y éste al fin iría a Hosmedge... y Harry decidió sacar provecho con aquello, diciéndole a James que si llegaba a hacer una broma, una simple bromita, él NO le firmaría la autorización. Así que Albus estuvo seguro todo un verano... 

Angelina Johnson, de casada Weasley había hecho lo mismo con el primo de Albus, Fred Weasley II (nombre en honor de su difunto tío) 

―¡NO! ―gritó Ginny parando la lectura, y corrió a abrazar a su hermano con mucha fuerza―. No te mueras, Fred...

El Comedor quedó en silencio.

―Sigo acá, ¿recuerdan? ―intentó bromear Fred. 

y Luna Lovegood había hecho lo mismo con sus hijos, Lorcan y Lyssander Scamander. James, Fred, Lorcan y Lyssander formaban el grupo de los merodeadores 2.0 

―¡SÍIII! ―chilló Sirius―, ¡el legado merodeador sigue vivo!

―¿Legado merodeador? ―se extrañaron los gemelos Weasley―. ¿Algo que decir, Harry Potter?

―¿No les dijiste, Harry?

―¿Les tenía que decir? ―frunció el ceño Harry. 

―Sí. 

―Ah... bueno, chicos, mi padre fue Cornamenta, Sirius es Canuto y Remus es Lunático ―explicó Harry―. A Colagusano no lo mencionamos porque ya no es considerado parte del grupo por rata traicionera. 

Las bocas de Fred y George se abrieron.

―¡Somos sus más grandes fans!

―¿Tuvieron el mapa? ¿Lo recuperaron? 

―Sí ―sonrió Fred.

Sirius empezó a apaludir.

―Son los mejores, chicos. 

y las madres de los cuatro chicos siempre recibían cartas de parte del subdirector Longbottom

―¿Yo? ―se extrañó Neville.

―Felicidades, Longbottom ―sonrió McGonagall. 

 y a veces de parte de la directora McGonagall, informándoles de los desastres que los merodeadores hacían.

Si bien James podía molestar a Albus continuamente diciéndole que iba a quedar en Slytherin, 

―Iugh, Slytherin. 

Albus sabía que James no lo hacía con malas intenciones y sabía que sus padres no sabían nada sobre aquello, por lo que, según James, era un secreto de hermanos. Lily Luna, la hermana menor de Albus y James, también sabía aquello y tampoco decía nada. Era mejor quedarse callado, ¿verdad? La única persona a la cual Albus le había dicho eso, que no sea sus hermanos, era Rose Weasley.

―Uy, ¿de quién es? ―se burló Ginny.

Tal vez era porque Rose y Albus tenían la misma edad... o que siempre acababan solos en casa porque sus padres se iban con Lily y Hugo a algún lugar, pero Albus y Rose, a pesar de ser primos, se querían como mejores amigos. Eran mejores amigos. Harry solía bromear con que solo les faltaba conocer a otra persona para acabar el trío de oro... o eso deseaban... que solo sean tres.

―Triste pero cierto. 

Albus se despegó de sus sabanas y las echó al piso. Se levanto y con cautelo salió de su habitación. Al salir lo único que se podían oír eran los leves ronquidos de parte de Harry y otros de parte de James. Y Albus sabía que ninguno de los dos eran personas madrugadoras.

Al llegar al primer piso, vio que su madre, Ginny Weasley

―¡¿QUÉ TÚ QUÉ?! ―gritó Ron, pero era el único de su familia alterado―. ¡¿No van a decir nada?! 

―Bienvenido a la familia, mini Cornamenta ―sonrió Fred.

―Esperamos que sea de tu agrado ―sonrió ésta vez George. 

Ginny y Harry estaban sonrojados completamente; iban a tener tres hijos... Entonces Harry agarró valor y besó a Ginny en los labios. 

 estaba en la cocina, moviendo su varita con destreza formando lo que Albus vio como un pastel. El pequeño sonrió y se adentró a la cocina.

Ginny al verlo le sonrió con dulzura.

―¿Cómo estás, Albus? ―sonrió.

―Bien...

Albus se llevó una mano a la boca para poder bostezar.

―¿Dormiste bien? ―interrogó su madre.

Albus asintió con la cabeza y sus ojos divagaron por toda la cocina en busca de lo que sería su carta de Hogwarts. Ginny se dio cuenta y sonrió.

―Aún no llegan.

Albus hizo un corto puchero.

―¿Y cuánto le falta? ―preguntó. Neville, el subdirector, le había contado que las cartas salían de Hogwarts el día antes del cumpleaños de la persona, para poder estar allí para recibirlas por la mañana―. ¿Y si no llegan? ―preguntó en un susurro.

Alguien le palmeó el hombro y Albus se sobresaltó.

―Calma, Albus. ―Era su padre―. Ya llegarán.

―¿Pero y si...?

Harry soltó una risita.

―Oh, vamos ―rió―. Y dime, hijo, si crees que no llegará, entonces dime, ¿cómo se supone que has hecho magia accidental?

―Exacto.

Albus balbuceó cosas sin sentido y Harry soltó una carcajada que hizo que Albus frunciera el ceño molesto.

―No te rías de mí ―siseó molesto.

―Serpiente a la vista ―se rió Draco, ganándose miradas muy molestas del trío de oro.

Harry se acomodó los lentes, incómodo.

―¡Mamá, papá!

Albus agradeció a Merlín que la estruendosa carcajada haya despertado a James, quien bajaba las escaleras frotándose un ojo.

―¿Quién se rió? ―preguntó James antes de bostezar.

―Papá ―acusó Albus rápidamente, para luego sonreír con burla al ver la expresión de indignación de parte de su padre―. Ja, ja, toma esa, padre ―rió.

―Muy gracioso, Severus ―dijo Harry con seriedad.

―Lo sé, lo sé ―sonrió Albus.

―¡Hey! ―exclamó James―. El gracioso aquí soy yo.

Se cruzó de brazos como si volviera a tener once años.

―¿Cómo está el trabajo, amor? ―preguntó Ginny, mirando a Harry. Harry trabajaba como jefe de aurores en el ministerio,

―Soy jefe de Aurores ―susurró Harry.

―Felicidades. 

 mientras que Ginny trabajaba escribiendo para el profeta en la sucursal de deportes.

―Bien ―mintió Harry. Sabía que algo malo podía pasar si Albus entraba a Hogwarts, por lo que se la había pasado investigando sobre profecías y literalmente escuchó las que estaban a su alcance, sin embargo, ninguna le daba la información que buscaba.

Ginny alzó ambas cejas tragarse la mentira que su esposo acababa de pronunciar, pero no dijo nada sabiendo que Harry no diría nada frente a sus hijos. Y Ginny supo que era lo suficientemente peligroso para que Harry no quisiera decirle nada. Se oyó el sonido de alguien bajando las escaleras a gran velocidad y luego un golpe. Lily Luna yacía en el piso con su pijama puesto. La pelirroja soltó un alarido de dolor antes de levantarse y mirar a sus padres. James sonrió con burla.

―¿Cuantas veces te hemos dicho que no corras por las escaleras? ―preguntó Ginny, cruzándose se brazos y mirando de forma reprobatoria a Lily―. Sabes que te puedes caer.

―Lo sé, lo sé ―dijo Lily―. Tengo hambre, ¿qué hay de comer? ―preguntó mirando la mesa vacía.

―Pon la mesa y te diré que hay de almuerzo ―dijo Ginny, acercándose a el fogón.

Lily y Albus tomaron el mantel y lo pusieron sobre la mesa. Albus sacó los vasos y Lily los platos. En menos de diez minutos, ya tenían la mesa puesta y lista para comer.

―Hay panqueques y vienen Ron y Hermione a acompañarnos al callejón diagón ―dijo Ginny―. Junto con Rose y Hugo.

Lily soltó un chillido de emoción y James arrugó la nariz. Albus se contuvo de hacer ambas. Si Rose y Hugo venían significaba que sus padres se quedarían hasta muy tarde charlando, por lo que Albus y Rose podrían quedarse hasta muy tarde jugando y leyendo. Los padres de Rose; Ron Weasley y Hermione Granger

―¡Lo sabía! ―chilló Ginny―. Fred, George, páguenme. 

Los gemelos mascullaron cosas sin sentido y pagaron lo debido. Ron y Hermione estaban muy sonrojados. 

―¿Apostaron? ―espetó Ron―. ¿Tú también, Harry?

Harry estaba recibiendo unas monedas de Sirius y se encogió de hombros.

―Era obvio

 habían sido parte del trío de oro. Ron Weasley ahora era un reconocido auror, mientras que Hermione Granger era la ministra de magia... 

―Felicidades, Granger. 

sí, una hija de muggles siendo ministra. Cosas así ya no son nada nuevas.

Cuando acabaron el desayuno, Albus caminó a la ventana y se apoyó en el marco de ésta. Soltó un suspiro y Harry se acercó a él.

―Tranquilo ―le sonrió―. La carta ya llegará.

Al otro lado de la cocina se oyó un picoteo en la ventana. Albus dio un saltó y corrió a esa ventana. Al verla, vio era su carta de Hogwarts. La leyó con más rapidez de la que esperó y fue corriendo hacia donde estaba su padre.

―Mira, padre ―dijo, agitando la carta frente a sus narices―. Al fin podré ir a Hogwarts.

Lily se acercó corriendo y estuvo a punto a echarse a llorar al ver la carta de Albus, pero Harry la abrazó antes. Albus rodó los ojos y fue hasta donde su madre a preguntarle cuanto les faltaba a Rose y a Hugo para que llegasen.

―La próxima semana iremos al callejón diagon ―informó Harry―. Hasta eso, Rose dormirá en tu habitación, Albus y Hugo en la de Lily, ¿entendieron?

―Sí, pa ―dijeron Albus y Lily con voz casi monótona.

―Pero ―dijo James―. Tú dijiste que Ron y Hermione vendrían para acompañarnos hoy para ir al callejón diagon.

―Sí, pero, los planes pueden cambiar ―respondió Harry.

James se cruzó de brazos molesto y fulminó con la mirada a su padre.

―Te detesto.

―Yo también te quiero.

Padre e hijo rodaron los ojos. Ginny soltó una carcajada.

―Maduren, chicos ―rió.

Esta vez, Albus la apoyó.

―Hey ―exclamó James―. No nos hagan Bullying.

Y así pasaron el desayuno; riendo, molestando y bromeando. Los cinco a pesar de siempre tener diferencias que causan problemas, se llevaban bastante bien y lograban mantener una charla, sea seria o no, sin tener que pelear tanto.

El sonido de una caída se oyó y luego se oyó a una persona toser repetidas veces. La carcajada de una chica hizo que Albus se levantase de la mesa. Al llegar a donde se encontraba la chimenea, vio que el cabello rojo del padre de Rose tenía restos de cenizas, dando la apariencia de tener canas. La pelirroja al ver a Albus, sonrió y se lanzó a abrasarlo. Se saludaron y oyeron la leve risa de parte de Ron y Harry, la cual al parecer no era tan leve.

Rose miró mal a su padre antes de hacerle una seña a Albus de "vayámonos de aquí". Albus asintió con la cabeza y junto con Rose, subieron las escaleras hasta llegar a la habitación de Albus.

―Vaya, Al ―rió Rose―. Al parecer alguien necesita ordenar...

Albus, ignorando su comentario, se acercó a la ventana y abrió las cortinas. La luz del sol iluminó toda la habitación y Albus empezó a ordenar, siendo observado por Rose desde el marco de la puerta.

―¿Sabes, Rose? ―preguntó Albus―. Podrías ayudar un poco.

Rose, para no parecer tan maleducada, empezó a ayudar a su mejor amigo y primo.

―Ah ―recordó Albus de repente―. ¡Iré a Hogwarts!

Rose soltó un chillido de emoción.

―Yo sabía que te iba a llegar la carta. Me daba tanta risa que tú creyeras que no te iba a llegar ―rió la pelirroja.

El azabache volvió a rodar los ojos. Cuando acabaron, Rose se sentó junto a Albus en la cama. Ella le expresó lo emocionada que estaba por ir a Hogwarts, y Albus también lo hizo. 

―Fin del capítulo ―finalizó Dumbledore. 





3030 palabras soy 1 genia man.

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