Fix-it 2
Lexell POV
—¡Hola, John! — saludé al entrar a la pastelería y encontrar a Rip y John hablando — ¡El libro que me dejaste es tan sencillo de entender! Pensé que la magia sería mucho más complicada. Digo... es obvio que no vas a ser el mejor a la primera, per-
—Deja eso— me interrumpió de pronto, tras la sorpresa inicial lo observé con atención... algo andaba mal.
—¿Qué?— pregunté torpemente, mientras mi cerebro trabajaba — ¿El libro? ¿La magia? ¿Porqué? ¿Rip? ¿Tú le dijiste que me deje de enseñar magia?
Rip negó con la cabeza —Sabes que John no sigue órdenes, estoy tan sorprendido como tú.
—¡La magia es una mierda!— la cabellera rubia en un momento estaba frente a mi — ¡Déjala ahora que estás empezando! ¡Fui un idiota en aceptar enseñarte! ¡Tienes este lugar! ¡Tienes a Hunter y a Gideon! ¡No lo fastidies!
—Lo... ¿fastidiaste con Zari?— preguntó mi marido suavemente.
—Se está fastidiando mi vida entera—escupió con desprecio... no hacia Rip, claramente, si no hacia sí mismo — . Vine a despedirme: no voy a fastidiarlos a ustedes también.
—¡¿De qué hablas?!— reclamó Rip —¡No puedes irte así nada más! ¡Te lo advertí! ¿Y Gideon?
—Las cosas no están bien— explicó con muy poca paciencia —. Estoy tratando de arreglarlas, pero lo veo cada vez más difícil.
Rip se levantó farfullando entre dientes algunas cosas que me hubiera gustado no entender y tuve que interponerme entre ellos antes de que cometieran alguna imprudencia por la manera en que se miraban.
—¿Podemos ayudarte? — pregunté con toda la calma posible, logrando que John relajara su postura y se alejara un par de pasos.
—No, al menos no como Carolina y Arthur— respondió por fin, sin mirarnos —. Tendrían que ser Leyendas. Carajo... no he parado de pensar que tal vez esto no estaría pasando si aún fueran Leyendas.
—¿Qué está pasando, John? ¿Algo que sobrepase al equipo actual? — cuestionó Rip recibiendo una negativa con la cabeza rubia.
—El mundo estará a salvo cuando terminemos con éste asunto, pero en cuanto a mi...— nos quedamos esperando que terminara, simplemente suspiró y se hundió las manos en los bolsillos.
Gruñí, molesta de que se portara de esa manera.
—Me quedaré sin magia, y eso siendo optimistas— tomó un pastel y lo examinó — ¿Y qué sería John Constantine sin magia? ¿Sería cómo esto sin chocolate?— le dio una mordida con fingida despreocupación — Nah, estoy seguro de que esto seguiría siendo fantástico sin chocolate. Yo sería una mierda inservible.
—No serías una mierda inservible, y lo sabes— le recriminó Rip acercándose y tomando su hombro —. No te vayas. No te sueltes.
Los hombres se miraron, y me quedé callada entendiendo que era uno de esos momentos de telepatía varonil.
—Trataré— resopló John, antes de revolverse el cabello y componer una sonrisa forzada.
Pasamos el día evadiendo el tema, hasta que llegó Gideon y almorzamos juntos. Y la escuchamos hablar de sus pequeños problemas y sus grandes alegrías.
John se despidió besando a mi niña en la mejilla antes de bajarla de sus brazos para salir por la puerta, mientras ella se despedía sonriendo y diciendo que lo esperaba de vuelta.
Los tres lo esperábamos de vuelta, pero no tuvimos el corazón de decirle que lo veíamos poco probable.
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