Capítulo 4: Izanagi e Izanami (Mitología Japonesa)
Tengo una relación ambivalente con esta mitología. Por una parte, me gusta más que la china, pero por otra la considero bastante complicada y confusa, principalmente por los nombres. Así que, sin más introducción, presten mucha atención para entender lo que aquí será narrado.
La Creación del Cielo y la Tierra
Al principio de todo, el universo no era más que una masa líquido y espesa que se encontraba en completo silencio. Con el pasar del tiempo, las partículas comenzaron a moverse y a hacer ruido. Con este movimiento, la luz se elevó hasta lo más alto del universo. Las partículas que no pudieron elevarse tanto, formaron las nubes y el cielo, al cual se le llamaría Takamagahara ("Llanura de los cielos altos"). El resto de las partículas que no habían ascendido seguían formando una masa enorme, espesa y oscura, y sería llamada la Tierra. Al formarse Takamagahara aparecieron los tres primeros dioses de la mitología japonesa: Ame-no-mi-naka-nushi-no-kami ("Señor del Augusto Centro del Cielo"), Taka-mi-musuhi-no-kami ("Augustísimo engendrador" o "Divinidad de la Augusta Energía Vital") y Kami-musuhi-no-kami ("Divino engendrador" o "Divinidad de la Divina Energía Vital"). Posteriormente, de algo similar a un brote de caña, surgieron dos dioses más: Umashi'ashikabihikoji (Energía) y Amenotokotachi (Cielo). Estas cinco deidades, conocidos como Kotoamatsukami (Deidades Celestiales Independientes); se formaron de manera espontánea, no tenían un género definido, no tuvieron una pareja y luego de su surgimiento se ocultaron. Estos dioses no son vueltos a ser mencionados en el resto de la mitología. Luego, surgen otros dos dioses: Kuni-no-toko-tachi-no-kami ("El que permanece eternamente sobre la Tierra") y Toyo-kumo-no-no-kami ("Señor íntegro"). Estas deidades, al igual que las anteriores, tampoco tenían un género definido y se escondieron poco después de nacer.
Finalmente nacieron cinco parejas de dioses; cada pareja consiste en una deidad masculina y una deidad femenina que serían esposos y hermanos a la vez: U-hiji-ni ("Señor del limo de la tierra") y Su-hiji-ni ("Señora del limo de la tierra"). Tsunu-guhi ("El que integra los orígenes") y Iku-guhi ("La que integra la vida"). Ō-to-no-ji ("El antepasado de la gran región") y Ō-to-no-be ("La antepasada de la gran región"). Omo-daru ("El perfectamente hermoso") y Aya-kashiko-ne ("La venerable"). Finalmente, los últimos en nacer fueron Izanagi ("Varón Augusto" o "Primer Hombre") e Izanami ("Mujer Augusta" o "Primera Mujer").
La Creación de Japón
Al contrario de los dioses que se ocultaron, las cinco parejas de dioses se reunieron para discutir que hacer con la Tierra. Finalmente decidieron que la pareja más joven, Izanagi e Izanami, le dieran forma a la Tierra. Por lo tanto le otorgaron una lanza llamada Ame-no-nuboko o Ama-no-nuboko ("alabarda celestial del pantano” o "alabarda celestial con joyas"). Izanagi e Izanami llegaron al Puente Flotante del Cielo y dejaron caer con suavidad la lanza y la agitaron sobre la masa, resonando el agua salada. Al retirar la lanza, el agua salada que caía del extremo se acumuló y se convirtió una isla, donde ambos descendieron. Luego, Izanagi e Izanami decidieron procrear las tierras, aprovechando que Izanagi tenía una parte del cuerpo que había crecido excesivamente e Izanami tenía una parte del cuerpo que no había crecido. Esta procreación se realizaría girando ambos en sentidos opuestos (Izanagi a la izquierda e Izanami a la derecha) alrededor de la columna de Yashidono, y encontrándose en él. Al encontrarse, Izanami fue la primera en hablar y luego Izanagi habló. Ambos habían engendrado dos hijos: Hiruko (Niño Sanguijuela) y Awa-shima (Isla de Espuma), a quienes lo depositaron en un barco de juncos y dejaron que la corriente arrastrara mar adentro. Izanagi e Izanami estaban preocupados por haber engendrado hijos que no eran buenos y no fueron considerados hijos legítimos, por lo que volvieron al cielo y le preguntaron a las demás deidades sobre que había salido mal. Las otras deidades le dijeron que el motivo era que la mujer había hablado primero, y por ello los hijos habían salido mal. La pareja de dioses volvieron a descender y repitieron el proceso, siendo ahora Izanagi quien habló primero. Y de esta union surgieron las islas de Japón.
Yomi: La Tierra de los Muertos
Después de crear las islas de Japón, y a quienes en algún futuro serían los antepasados de este pueblo, Izanami dio a luz a un nuevo dios llamado Kagutsuchi, el cual sería la encarnación del fuego. Los genitales d Izanami se quemaron al dar a luz, lo que le provocó una dolorosa muerta. Izanagi, sumergido en la furia por la muerte de su amada, tomó la espada Ame-no-Ohabari y despedazo a su hijo. La muerte de Kagutsuchi provocó el nacimiento de nuevos dioses; de la sangre que cayó de la punta de la espada en unas rocas surgieron Iwasaku, Nesaku e Iwatsutsuno. De la sangre que cayó de la hoja de la espada nacieron Mikahayahi, Nihayahi y Takemikazuchi. Por último, de la sangre que cayó del mango de la espada surgieron Kuraokami y Kuramitsuha. También, del cadáver de Kagutsuchi nacieron los siguientes dioses: Masakayamatsumi, surgido de la cabeza de Kagutsuchi. Odoyamatsumi, surgido del pecho. Okuyamatsumi, surgido del abdomen. Kurayamatsumi, surgido de los genitales. Shigiyamatsumi, surgido del brazo izquierdo. Hayamatsumi, surgido del brazo derecho. Harayamatsumi, surgido del pie izquierdo y Toyamatsumi, surgido del pie derecho.
Izanagi decidió descender al Yomi, la oscura tierra de los muertos, para intentar recuperar a su amada y volver a vivir en felicidad. El dios notó que no había mucha diferencia entre el mundo terrenal y el de los muertos, a excepción de la inmensa y sofocante oscuridad del segundo. Rápidamente buscó a su amada Izanami y logró encontrarla, aunque no podía verla por completo debido a la inmensa negrura del lugar. Él le pidió que regresaran juntos a la luz de la vida, pero Izanami lo rechazo diciéndole que ya había probado el alimento del mundo de los muertos y que ya no podría salir. Izanagi quedó impactado ante aquellas declaraciones, pero se negó a abandonar a su esposa en tan tétrico lugar. Izanami finalmente aceptó volver al mundo de los vivos, pero le pidió a Izanagi que la esperase ya que necesitaba dormir un poco (o porque debía convencer a los guardianes del Yomi, en otras versiones) y que no entrase en sus aposentos por nada del mundo. Mientras Izanami dormía, él tomó el peine que sostenía su largo cabello y lo encendió como una antorcha. Ante la nueva fuente de luz, el pudo contemplar la apariencia de Izanagi. Ahora ella era una forma de carne en descomposición con gusanos y criaturas asquerosas que se deslizaban sobre su cuerpo destrozado. Izanagi no pudo controlar su miedo y salió corriendo entre gritos, abandonando a su esposa en la tierra de los muertos.
Izanami se despertó entre llantos e indignada, por lo que empezó a perseguirlo. Convocó a las Yomotsu-shikome, que eran un grupo de mujeres horrendas de aspecto demoníaco. Izanagi lanzó su gorro, el cual se convirtió en un racimo de uvas negras. Las shikome tropezaron con éstas pero no se detuvieron en su persecución. Después, Izanagi lanzó su peine, que se convirtió en un grupo de brotes de bambú. Pronto, las criaturas de Yomi se sumaron a la cacería del dios, pero Izanagi orinó en un árbol, creando un gran río. Pero con las criaturas aún pisándole los talones, empezó a lanzarles melocotones, los cuales eran un símbolos para protegerse de la maldad. Él sabía que esto no los retrasaría por mucho tiempo, pero él ya estaba casi libre, porque los límites de Yomi ahora estaban más cerca. Izanagi consiguió escapar y al salir de Yomi cerró la entrada con una piedra y rompió el matrimonio con Izanami. Debido a esto, Izanami le lanzaría una maldición diciendo que cada día mataría a mil humanos, a lo que él respondió que de hacerlo, haría nacer a mil quinientos.
Al volver a la tierra de los vivos, Izanagi empezó con un rito de limpieza con agua cristalina, y allí engendró a Amaterasu (la diosa del Sol) de su ojo izquierdo, Tsukuyomi (la diosa de la Luna) de su ojo derecho, y Susanoo (el dios de las tormentas y tempestades) de su nariz.
Eso es todo por hoy. Espero hayan disfrutado —o al menos entendido— lo que aquí a sido narrado. Comenten que les ha parecido estos mitos y si les gustaría más mitos japoneses.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top