Si es feo o hermoso, gentil o bruto, nadie logra determinar, pero que tiene fama de conquistador barato, sí la tiene.

Este ser masculino es llamado por muchos nombres: Trauco, Mohán,Tintín, Kurupí; la lista es tan larga que el lector agradecerá a la autora por mantenerla corta.

Se trata de una entidad maligna, sexual, en general representante del mito fálico, que busca muchachas jóvenes y vírgenes a las que capturar y violar.

Estas diabólicas entidades poseen el aire seductor de Zeus y la fealdad irreparable de Hefesto. Son comparables a un Íncubo en términos de comportamiento, y a un duende en términos de tamaño.

Peligrosas, despreciables y pervertidas, dichas criaturas parecen habitar a todos los países de este largo continente. A lo mejor, esto no sea una coincidencia y estos seres de verdad existan. O tal vez, en un caso más probable e igual de asustador, son apenas invenciones de hombres irrespetuosos, impulsivos y sexualmente frustrados, que intentan escapar del arrepentimiento causado por sus acciones pérfidas inventando seres mitológicos a los que culpar por las mismas. Un chivo expiatorio en forma de leyenda, para resumirlo.

En todo caso, todas las mujeres debemos estar preparadas para un encuentro inesperado con una de estas entidades malignas. Spray de pimienta, navaja suiza, bate o taser, tengan uno o varios de estos ítems a mano. Lápices, botellas, llaves, mochilas y bolsos también pueden sirven como armas de defensa. Lo importante es golpearlos, gritar por auxilio y correr. Llamar a la policía si posible y recordar, a todo momento, que las acciones de dichos monstruos les pertenecen a ellos apenas. Por ende, la culpa por sus crímenes no debe ser cargada por cualquiera sus víctimas.

Ojo que, pese a las comparaciones de arriba, no todos los especímenes de esta criatura son horripilantes. Algunos son apuestos, carismáticos y ocultan su espeluznante personalidad bajo una cara bonita. Estos últimos seres son aún más peligrosos que el resto, ya que pasan desapercibidos por la sociedad y muchas veces tienen sus infracciones perdonadas gracias a su belleza y su charlatanismo.

Un ejemplo claro es el Boto, quien -de acuerdo a la leyenda Brasileña- es un delfín de agua dulce que a veces sale de los ríos y se presenta en tierra como un hombre fornido, encantador y guapo, de piel morena, muy perfumado, que se viste con caras ropas blancas y un sombrero del mismo color. Su apariencia puede ser distinta a la de los otros íncubos latinoamericanos, pero su comportamiento es el mismo; rapta a jóvenes y mujeres de sus comunidades -en este caso, específicamente por la noche-, se aprovecha de ellas y desaparece enseguida.

El boto oculta dos secretos bajo su sombrero: un agujero en su tez que usa para poder respirar, y sus verdaderas intenciones. Por esto, siempre es bueno demandar que un hombre se quite su gorra, boina o sombrero antes que siquiera comience a hablar, ya que una debe ser capaz de identificar su rostro y su naturaleza, sea real o mágica, en caso de que algo terrible ocurra.

¿Consejos para escapar de las garras de estos individuos? Autodefensa y autocuidado:

1- Si perciben un comportamiento extraño en un sujeto desconocido o sienten que su energía es maligna, sigan su intuición y apártense de él.

2-No dejen sus comidas y bebidas abandonadas por mucho tiempo, ni acepten ningún vaso o aperitivo que haya sido servido por alguien más. Háganlo ustedes, si posible.

3-Traten de permanecer en grupos, en vez de alejarse junto al sujeto para charlar. Puede ser más incómodo tener a tus amigos cerca, pero en caso de una emergencia, tendrás apoyo y manos extra para golpear al maldito.