XXVI. Always And Forever
CAPÍTULO VEINTISÉIS
POR Y PARA SIEMPRE
"Why am I standing on a cloud every time you're around. And my sadness disappears every time you are near. You must be an angel I can see it in your eyes full of wonder and surprise"
Nueva Orleans, LA
Hace 2 Semanas
—¿Escribiendo una carta de amor para alguno de tus pretendientes?—cuestiona Klaus adentrándose en la habitación que él mismo había preparado para el bebé y donde en ese momento se encontraba Arielle—¿Quién es el destinatario afortunado? ¿El pequeño beta hermano de Jackson o el quarterback de Mystic Falls? No será para mi, ¿no?
Arielle eleva su mirada hacia él, soltando una pequeña risa por su pregunta.
—Muy divertido—sonríe ella desde la mecedora—Y el premio para el ego más grande es para...
Klaus se sonríe. Arielle le devuelve el gesto.
—¿Cómo está nuestra lobita?—cuestiona Klaus con interés—
—¿Te gustaría tocarla?—inquiere ella, poniendo una mano sobre su abultado vientre—
Klaus la observa dudoso y nervioso, pero se relaja un poco al ver la sonrisa en el rostro de Arielle.
—Vamos—le insiste—
Agachandose a su lado, Klaus estira su mano de forma lenta y nerviosa hasta posarla sobre su vientre. Arielle le observa enternecida, sobretodo al ver como él sonrie al sentir como el bebé se movía dentro de ella.
—¿Lo has notado?—cuestiona con una sonrisa—
Klaus sonríe en respuesta.
—Bueno—suspira él entonces, separándose de ella—Te dejó que sigas con tu carta secreta.
Arielle asiente, observándole salir de la habitación. Suspira feliz y vuelve su vista hacia la carta en sus manos.
"Querida Bella o Emma o Sarah A mi pequeña. Tu padre acaba de preguntarme si esto era una carta de amor. Supongo que es algo parecido. Nunca llegue a conocer a mi verdadera madre. No tengo ni idea de lo que ella sentía cuando me llevaba dentro. Por eso he pensado en escribirte, para que puedas saber lo feliz que soy en este momento, las ganas que tenemos tu padre y yo de conocerte. Por no hablar de tus tíos, todos ellos. Y quiero hacerte una promesa, que tendrás tres cosas que yo pocas veces tuve: Un hogar seguro, alguien que te diga que te quiere todos los días y alguien que luche por ti pase lo que pase. En otras palabras, una familia. Eso es todo pequeña. El resto tendremos que descubrirlo juntas. Te quiere, tu madre"
Nueva Orleans, LA
Actualmente
Arielle no dejaba de quejarse, intentando zafarse de las brujas que la mantenían retenida mientras las contracciones del parto aumentaban de dolor y se hacían cada vez mas frecuentes. Pero ese dolor no era nada comparado con el que sentía al saber lo que las brujas querían hacerle a su bebé una vez naciera.
—¡Aléjate de mi zorra!—exclama al ver el rostro de Genevieve a su lado—
En ese instante la puerta de la Iglesia se abre revelando a un muy enfadado Klaus. Al verle aparecer Arielle no puede evitar sentir un indescriptible alivio recorrer su cuerpo.
—Nik..—le llama con un hilo de voz—
Decidido a salvarlas a ella y al bebé, Klaus camina por el pasillo de la iglesia, arrancándole la cabeza al brujo que se coloca frente a él, intentando frenarle. Es Monique y otras dos brujas las que unen su poder para elevarle en el aire y acorralarle contra la pared sobre el altar, donde Arielle yacía. Intentó zafrase de su hechizo, pero le era imposible. Estaba débil por culpa de los anillos de luna, que absorbían su poder al ser utilizados por los lobos que los portaban.
—Para mi no es agradable hacer esto—asegura Genevieve, agarrando un cuchillo en sus manos—Prometo que será rápido.
—¡No! ¡No!—solloza Arielle, desesperada—
—Empecemos, ¿de acuerdo?—indica Genevieve hacia el resto de brujas presentes—
—¡Haré de vuestra vidas un infierno!—exclama Klaus—
—Empuja—ordena Genevieve hacia Arielle, ignorando así las palabras de Klaus—Venga, casi está aquí.
—¡Me bañare en ríos de vuestra sangre!—continua Klaus mientras Arielle sigue gritando de dolor a medida que su hija salía de su cuerpo—¡Moriréis suplicando!
—Ahora, empuja—le insiste Genevieve a Arielle—Eso es, ya esta.
Arielle grita de dolor, su mirada encontrándose con la de Klaus. Podía notar la preocupación en sus ojos, pero el llanto de su bebé la obligo a apartar su mirada, incorporándose a pesar del dolor para poder ver a su hija en brazos de Genevieve.
Bajo su mirada y la de Klaus, Genevieve le corta el cordón umbilical y la envuelve en una manta.
—Habéis tenido una hija preciosa—asegura, sujetándola en sus brazos—
Ambos la observan, inmovilizados por la belleza del pequeño bebé.
—Iniciaremos el sacrificio en cuanto se ponga la luna al amanecer—informa Genevieve hacia el resto de brujas—
—Por favor...—suplica Arielle, mirando al bebé—Por favor, ¿puedo cogerla?
Genevieve la observa dudosa, pero finalmente se acerca a ella. Arielle estira sus brazos, agarrándola con delicadeza. Sus ojos fijos en el pequeño rostro de su hija. A pesar de las circunstancias, en ese momento, Arielle se sentía la persona más feliz del mundo. Sus ojos azules viajaron hasta encontrarse con los de Klaus. Él las observaba a ambas. Nunca pensó que podía sentir tanto amor por alguien.
Una pequeña sonrisa se asomo por los labios de ambos. Ellos juntos habían creado a una niña.
Aquel bonito momento, donde ambos sentían que nadie mas existía en el mundo fue interrumpido por Monique, quien, sujetando a Arielle del pelo, clavo una jeringuilla con veneno de hombre lobo en el cuello de la chica, dejándola completamente inconsciente y apuntó de morir mientras Genevieve volvía a agarrar a la niña en sus brazos.
Klaus gritó desesperado. Podia oir el corazón de Arielle latiendo cada vez mas lento.
Él cayo al suelo de bruces, pero antes de poder hacer nada una bruja le rompió el cuello. Acto seguido todas abandonaron la iglesia, dejando en el lugar los cuerpos inmóviles de Hayley, Arielle y Klaus.
—¡Arielle!
El grito de Elijah rompe el silencio en la iglesia. El cuerpo del trajeado se queda completamente petrificado ante la imagen frente a sus ojos. Su hermano sujetaba el cuerpo de la rubia entre sus brazos. Y, a pocos metros de ellos, Hayley yacía sobre el suelo de la iglesia en el mismo estado que Arielle.
—No—se lamenta, caminando hacia ellos—
Sus piernas pierden fuerza, haciendo caer de rodillas frente a ellos. Sus ojos observaron a Arielle con detenimiento. No podía oír su latido.
—Están muertas—murmura Klaus, su voz rota por el llanto que intentaba retener—Ella está muerta.
Los ojos de Elijah suben hacia él. Estaba claro, por la sangre alrededor de la boca de Arielle que Klaus había intentado salvarla, pero no había funcionado.
—Te han mordido—observa Klaus cuando su hermano se sienta a su lado—
Muerde su muñeca y la extiende hacia su hermano, quien no duda en beber de su sangre para poder curarse del veneno de hombre lobo.
—Me han derrotado—explica Klaus entonces, sus ojos fijos en el cuerpo de Arielle—
—¿Te han derrotado?—cuestiona Elijah con incredulidad—¡¿Tú has sido derrotado?! ¡Mi hermano invencible!
Klaus suelta el cuerpo de Arielle con delicadeza para poder levantarse a la vez que Elijah.
—Se han llevado al bebé—le informa—Pero aún estamos a tiempo de ir a salvarla.
Elijah no necesitaba mas información. Hayley y Arielle estaban muertas, pero si aun había una posibilidad de salvar al bebé, eso es lo que haría.
Fue así como Klaus y él acabaron llegando al cementerio de la ciudad. El lugar lucia como un laberinto. Por mucho que caminaran, los hermanos no conseguían llegar a un lugar concreto. Dando vueltas en círculos sin encontrar rastro de las brujas.
Klaus marcaba las tumbas a su paso, comprobando que efectivamente solo estaban andando en círculos. Fue tras varias vueltas más que algo cambio. Cruzando la esquina tras las tumbas de los ancestros de Davina, los ojos de Elijah y Klaus se toparon con la figura de Juliette Bluemoon tumbada sobre una de las lapidas.
—Juliette—Elijah corre hacia ella, llamando su nombre—
No podía evitar recordar el cómo había encontrado a Olivia. Pero, a diferencia de su hermana, aunque débil, Juliette no parecía tan debilitada.
—Haced que se callen, por favor—suplicaba la pelirroja, sujetándose la cabeza, intentando tapar sus oídos mientras se retorcía de dolor—
—¿Qué le ocurre?—cuestiona Klaus, desesperado por seguir su camino y encontrar al bebé—
Elijah, sin saber que contestarle, se mantiene en silencio, agachándose junto a la bruja.
—¿Quién te a hecho esto?—cuestiona entonces hacia ella—
Elevando su mirada hacia él, Juliette hace todo lo posible por bloquear las voces que gritaban en su cabeza.
—Los ancestros—revela con un hilo de voz—Están... están quitándome mi poder, usándolo.
—Es ingenioso—admite Klaus entonces, observando las tumbas que les rodeaban—Puedo verlas, puedo sentirlas, y aún así no son reales. Es una ilusión.
Coloca su mano sobre una de las tumbas. Elijah se gira hacia él, alejándose de Juliette.
—Ha de haber un modo—asegura Elijah con frustración—Si pudiésemos abrirnos camino.
—Lo único que tenemos que hacer es concentrarnos—declara Klaus, intentando retener los sentimientos que la muerte de Arielle le estaba provocando—
—En lo único que puedo concentrarme es en esa niña y en su seguridad—le responde—Porque todo esto es el mundo que tú has creado, Niklaus.
—Hermano...
—Después de conspirar y de acumular enemigos a lo largo de tu miserable vida, ¿qué resultado esperabas?—cuestiona, incrédulo—¿Que tu hija tuviera una vida feliz? ¿Que su madre viviera para conocer a su hija? ¿Que siguiéramos adelante como una familia normal?
—Esa era tu fantasía, hermano—señala Klaus con frustración—No la mía.
—No, hermano. Era nuestra esperanza. Era la esperanza de nuestra familia.
—¿Crees que no lo sé?—cuestiona Klaus con los ojos cristalizados al recordar el cuerpo inerte de Arielle—¿Crees que no me importa nada de lo que ha pasado? Ella está muerta. Dejé que ella me importara.
—Y yo Niklaus—asegura Elijah con tristeza—Lo consentí. Yo que no dejo que nadie me importe. Las brujas lo sabían y nos la han arrebatado. A ambas.
Cabizbajo, Elijah se sienta sobre una de las tumbas. Klaus traga con dureza, guardándose la tristeza e intentando borrar la imagen de una Arielle sin vida para sentarse a su lado.
—Podrás contarle a tu sobrina lo mucho que te importaba su madre. Podremos contarle todos los recuerdos que tenemos de ella y de su tía Hayley—asegura Klaus—Podremos hacerlo, cuando la salvemos.
Arielle oía voces, llamado su nombre, suplicándole que abriera los ojos. Sentía su cuerpo como si se estuviera quemando. Un latido de su corazón y toda la sangre de su cuerpo se calentó dejando que el aire entrara en sus pulmones con fuerza.
Sus ojos se abrieron abruptamente, oyendo aún la voz de su madre pidiéndole que se concentrara. Arielle no entendía aquello, pero su cuerpo se encontraba lleno de un poder que nunca antes había sentido. Este se desvanecía poco a poco a medida que el latido de su corazón aumentaba.
Sus ojos dieron con la figura inmóvil de Hayley a su lado. Fue entonces cuando la loba abrió sus ojos al igual que ella. Arielle recordó entonces como horas antes ella misma le había dado su sangre, la sangre del bebé, para curarle una herida.
También recordó entonces todo lo acontecido en ese misma iglesia. Como el dolor del parto recorría su cuerpo, lo desesperada que estaba por zafarse de las manos de las brujas, como Klaus no pudo hacer nada por ayudarla y como las brujas agarraron a su bebé, quitándosela de las manos para sacrificarla.
—¿Arielle?—Hayley se gira hacia ella, confusa—¿Qué...?
—Tenemos que irnos—declara la rubia, poniéndose en pie—Vamos.
Estira su mano hacia ella, ayudándola a ponerse en pie.
—Tenemos que salvar a mi bebé.
Hayley no necesito más explicaciones. Y, a pesar de lo confusa que se encontraba, pues recordaba perfectamente haber muerto, siguió los pasos de su amiga, saliendo de la iglesia y dirigiéndose al cementerio.
Allí, a pesar del hechizo de los ancestros sobre el lugar, a ninguna le costó seguir un rastro hasta alcanzar a los hermanos Mikaelson, quienes llevaban horas dando vueltas por el lugar.
—Ya habíamos pasado por aquí—se queja Elijah al adentrarse en una cripta—¡Se nos acaba el tiempo!
—Pues hay que darse prisa—declara Klaus—
—O ser más listos.
La voz de Arielle atrae la atención de ambos. Sus ojos posándose sobre ella y Hayley, quien se encontraba junto a la rubia.
—Arielle—murmura Klaus en shock—
Confuso, pero aliviado, el hibrido se acerca a ella, sujetándola de las mejillas, asegurándose de que era real y no otro juego de las brujas.
—¿Cómo es posible?—cuestiona Elijah, sus ojos viajando de ella a Hayley—
—No lo sé. Yo... oía la voz de mi madre. Me he despertado en la iglesia. Hayley...
—Estaba muerta—recuerda el original—
La castaña camina junto a Arielle y Klaus, observando el lugar a su alrededor.
—Puedo sentirla—declara entonces, confundiendo a los tres vampiros—Puedo sentir a vuestra hija.
Klaus y Arielle fruncen el ceño, confusos.
—Moriste con mi sangre, su sangre, en tú organismo—señala Arielle—Estás en traición para convertirte en...
—Hibrido—completa Klaus—
—Necesitas la sangre del bebé para completarla—asume Arielle—Por eso puedes sentirla.
—No me importa mi vida, Arielle—asegura Hayley—Os voy a ayudar. Voy a encontrar a vuestra hija.
Fue así como, siguiendo los pasos de Hayley, los cuatro pudieron alcanzar el centro del cementerio. A varios metros de ellos, en un altar, Genevieve sujetaba un cuchillo sobre el cuerpo del bebé.
—¡No!—exclama Arielle, atrayendo la atención de las brujas—
Elijah es rápido y agarra un garrón, lanzándolo contra Genevieve. El cuchillo en sus manos cae al suelo a la vez que ella mientras las otras dos brujas unen sus manos, absorbiendo poder de los ancestros y de Juliette para lanzarles lejos de ellas.
—Necios—les dice Monique—Os enfrentáis a nosotras donde más poder tenemos, cuando más fuertes somos. No os enfrentáis a tres sino a todos nosotros.
Arielle, Elijah, Klaus y Hayley aprieta sus puños al ver un gran grupo de espíritus de brujos delante de ellos, rodeándoles. Los cuatro se levantan con dificultad y se separan para atacar por distintos lugares.
Arielle llega hasta Genevieve quien intentaba volver a agarrar el cuchillo. Con una patada, Arielle la aleja del arma. Llena de ira la rubia se agacha a su lado, golpeándola con fuerza. El llanto de el bebé la obliga a parar, sus ojos viajando hacia ella con preocupación. Estira sus manos hacia ella para agárrala, pero entonces Genevieve utiliza su magia, alejando de ella.
Su cabeza estalla de dolor y cae de rodillas al suelo mientras Klaus lanzaba una barra de metal hacia una de las brujas, matándola en el acto y haciendo que varios de los espíritus desaparezcan.
Elijah y Hayley caminan hacia Monique, quien agarra el cuchillo en sus manos, lista para matar al bebé.
Arielle lucha contra el dolor que Genevieve ejercía en ella con su magia mientras que Klaus se une a Elijah y a Hayley. Aún estaban muy lejos de alcanzarla, el trágico final parecía casi inevitable cuando una especie de arma vuela hasta clavarse en el pecho de Monique haciéndole un millón de cortes y provocado su muerte.
Hayley corre hacia Genevieve, golpeadora hasta dejarla inconsciente. Su hechizo sobre Arielle se rompe, dejando que la rubia levante su mirada para descubrir al responsable de la muerte de Monique. Se trataba de Marcel.
Él vampiro no dijo nada, usando su velocidad vampirica para agarrar el cuerpo del bebé el sus brazos y salir del cementerio. Klaus le siguió decidido.
Arielle sabia que Marcel no dañaría al bebé y viendo que Klaus iba tras él era suficiente para saber que su hija estaba por fin a salvo. Fue entonces cuando se permitió mirar a Genevieve, llena de ira.
Genevieve se despertó en el interior de una cripta, atada por unas cadenas alrededor de sus muñecas.
—¿Por qué?—la voz enfadada de Arielle es lo primero que llega a sus oídos—
—Los ancestros no me dieron opción—se lamenta ella—
—Ibas a sacrificar a un bebé inocente para obtener más poder.
—No lo hacía por poder—asegura—Fue ordenado por los ancestros. Tenía que obedecer.
Elijah se acerca a ella, sujetándola del cuello con fuerza para obligarla a mirarle a los ojos.
—¿De quién procedía la orden?—exige saber—
—Me sorprende que me lo preguntes—admite Genevieve con una sonrisa—Después de todo fuiste tú el que convenció a tus hermanos para consagrarla en suelo de Nueva Orleans.
—Esther—murmura Arielle—
Elijah suelta el cuello de Genevieve con frustración y se coloca al lado de Hayley.
—Ni la muerte puede detener a mi madre en su búsqueda de la aniquilación de los de su propia sangre—asegura el original, frustrado—
—Ese no es el fin—asegura Genevieve bajo la atenta y fría mirada de Arielle—Mientras viva esa niña, las brujas de Nueva Orleans no dejarán de perseguirla. Esther no se detendrá jamás porque así ha sido ordenado. Tu hija debe ser consagrada junto a sus ancestros. No puede vivir—de sus ojos comienza a salir sangre—Viene a por mi, puedo sentirlo. Les he fallado. Por favor, entenderlo, solo quería vivir. Lo siento.
Arielle la observa con frialdad, clavándole un cuchillo en el abdomen hasta matarla.
—Yo no—asegura—
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