XXII. Unexpected Flattery


CAPÍTULO VEINTIDÓS
ADULACIONES INESPERADAS

"If you don't wanna see me dancing with somebody. If you wanna believe that anything could stop me. Don't show up, don't come out, don't start caring about me now. Walk away, you know how. Don't start caring about me now"


Los ojos de Arielle se abren con lentitud y molestia al sentir la luz del sol en su cara. Bosteza con cansancio y se acomoda en la cama, donde se encontraba sola. Sin embargo, notaba la presencia de Klaus en la habitación. Se apartó el pelo de la cara con cuidado y se giró para mirarle. Se encontraba píntando un cuadro, dirigiendo rápidas miradas hacia ella.

—¿Qué haces?—inquiere, estirándose—

—No te muevas, por favor—le pide—

—¿Me estás pintando a mi?—cuestiona, frunciendo el ceño—Estoy horrible.

—No, amor, estás hermosa. Como siempre—asegura, dedicándole una sonrisa—

Arielle le devuelve el gesto, volviendo a cerrar sus ojos, disfrutando del calor del sol sobre su rostro. La habitación vuelve a quedarse en silencio, casi haciendo que vuelva a quedarse dormida, si no fuera por el ruido de las obras que Elijah estaba llevando a cabo en el patio del complejo.

—Elijah me tiene harto—se queja Klaus, soltando los pinceles—Tengo que irme a...

—¿Hablar con Genevieve?—cuestiona Arielle, abriendo los ojos con molestia—

—Tengo estrategias que llevar a cabo, mi amor—explica, depositando un beso en sus labios—

—Podrías contármelas.

—Lo haré—asegura, dándole otro beso en los labios—No mires el cuadro, es una sorpresa.

—Vale—suspira, volviendo a bostezar—

Klaus sonríe, abandonado la habitación para dirigirse a su estudio. La vibración de su móvil obliga a Arielle a moverse para poder agarrarlo de la mesa de noche a su espalda.

"Nos vemos en casa de Juliette. Tenemos que hablar" —Amelia

Tras soltar un bufido, Arielle se pone en pie para dirigirse a al baño, tomarse una ducha y cambiarse de ropa. Al salir de la habitación, lista para abandonar el complejo, el ruido de las obras hace que su cabeza comience a doler.

—Siento el ruido—se disculpa Elijah al verla bajar las escaleras—

—Está bien—suspira—Es solo que con el embarazo todo me molesta más.

—No durará mucho—le asegura—

—Acepté arreglar esto un poco, no crear un condenado circo de tres pistas—se queja Klaus bajando al patio junto a Genevieve—

—Marcel y sus secuaces profanaron nuestro hogar durante casi un siglo—le recuerda Elijah a su hermano—A ti te gustará vivir en la miseria, a mi no.

—Estoy de acuerdo con él—declara Genevieve haciendo que Arielle ruede los ojos con molestia—Es una nueva era en El Barrio Francés. Este sitio necesita un repaso.

—Estaría de acuerdo si las palabras no vinieran de una víbora—comenta Arielle—

Genevieve le dedica una mala mirada, que Arielle ignora con elegancia.

—Ten cuidado, Elijah. Si esta mujer te da la razón está claro que algo quiere—comenta Klaus—

—En realidad si que tengo una petición—admite Genevieve, colocándose delante del noble—

—Que sorpresa—murmura Arielle con sarcasmo—

—Nuestro aquelarre no ha podido celebrar festivales en público desde que Marcel restringió el uso de la magia—explica la bruja—Con esta nueva paz, querría que eso cambiara.

—¿Estas pensado en algún festival en concreto?—cuestiona Elijah—

—La Fête des Bénêdictions—responde, probocando que Klaus suelte una pequeña risa y que Elijah ruede los ojos—Festival de las Bendiciones. En el pasado, la comunidad hacia ofrendas a las brujas a cambio de bendiciones. Lo usaríamos como foro para presentar a nuestra chicas de la Cosecha en sociedad.

—Eso suena degradante para la mujer—señala Arielle—

—Tu aquelarre intentó destruir a mi familia y tú misma infligiste a mis hermanos un terrible suplicio—recuerda Elijah con molestia—¿Y ahora nos pides una fiesta de brujas?

—Ya he hecho las paces con tu hermano—declara Genevieve, sonriendo hacia Klaus—¿Por qué no piensas en ello?

Sonríe hacia Elijah antes de abandonar el complejo.

—Menuda zorra—murmura Arielle para si misma—Me voy—anuncia entonces, atrayendo la atención de ambos hermanos—¡Dios! Ahora me bebería una copa de bourbon.

—¿Adónde vas?—cuestiona Elijah con preocupación—Estás más a salvo aquí.

—Tranquilo, sé defenderme sola, Elijah. Ademas, voy a visitar a las hermanas Bluemoon.

—Hablando de ellas. Me gustaría poder tener una conversación con alguna de ellas—declara—Son brujas del barrio, pero no forman parte del aquelarre. Tenemos un tratado de paz, una debería firmarlo.

—Están aquí para protegerme, no tienen nada que ver con El Barrio.

—Te creería si no fuera porque tengo razones para pensar que Juliette es amiga de Marcel.

—¿Y? Le echaste de barrio—le recuerda—

Elijah se mantiene en silencio, serio.

—Esta bien—acepta Arielle—Hablare con ellas sobre tu tratado de paz.


La puerta se abre segundos después de que Arielle llame al timbre. Al otro lado, Amelia sonríe como saludo mientras sus ojos recorren la calle asegurándose de que nadie las espiaba.

—Queríais hablar conmigo—señala Arielle, pasando por su lado hacia el interior del edifico—

—Si—afirma Amelia, cerrando la puerta tras ella—

Arielle suspira, sentándose en el gran salón principal de la casa. Olivia la observa con curiosidad, sirviéndole una taza de té.

—¿Estás bien?—inquiere la bruja con preocupación—

—No—admite Arielle, agarrando la taza que está le entrega—Es esa bruja. Genevieve. Se pasa el día en el complejo con Klaus. Y una cosa es estar celosa, pero lo que siento con ella es... No confío en ella. Torturó a Rebekah y a Klaus, pero aún así a él no parece importarle.

—Bueno, creo que tiene sus motivos para pasar tanto tiempo con ella—señala Amelia, sentándose a su lado—

Arielle frunce el ceño.

—Si los tiene a mi no me los ha explicado—se queja—No aún al menos.

—Nos hablaste de la maldición del padre Kieran—recuerda Olivia, sentándose frente a ella—Intentamos ayudar, pero es un hechizo complejo. La bruja que lo lanzó está muerta, pero Genevieve esta conectada a ella gracias a la Cosecha. Creo que Klaus piensa que es su única opción para ayudarle.

—Y yo pensado que había perdido su interés en ayudar a Cami—suspira Arielle—Si esa es la razón, entonces... No puedo estar enfadada.

Olivia asiente, extendiendo un plato lleno de distintos tipos de galletas.

—¿Y Juliette?—cuestiona Arielle, buscándola con la mirada mientras agarra una de las galletas—

—No lo sabemos—admite Amelia—

Arielle frunce el ceño.

—Está con Marcel, ¿no es cierto?—inquiere. Ambas hermanas comparten una mirada—No me importa. Sé que Elijah le exilio del Barrio. Tal vez esté planeando su venganza, su forma de recuperar la cuidad que una vez fue suya, pero a mi me da igual.

—¿Te da igual que una guerra se lleve a cabo en el Barrio donde has decidido criar a tu hija?—Amelia la observa con incredulidad—

—Vine aquí por Klaus—explica, bajando la mirada a la taza de té en sus manos—Creía que sabía lo que él quería, lo que yo quería. Pero... ya no sé nada. Le quiero, eso lo sé. Pero esta no es mi casa.

—¿Quieres volver a Mystic Falls?—inquiere Olivia—

—Si. No. No lo sé—suspira, frustrada—Quiero que mi bebé tenga una vida. Una familia.

—Creo que podemos ayudar con eso—señala, poniéndose en pie—Es por lo que te hemos citado aquí.

Arielle frunce el ceño, depositando la taza de té sobre la mesa frente a ella al ver como Olivia se vuelve a acercar a ella, entregándole dos pequeñas cajas.

—Esto pertenecía a tu madre y a su hermana—explica Amelia—Son dos colgantes. Un regalo familiar, para ti y para tu bebé.

Arielle abre las cajas con delicadeza, encontrándose con dos colgantes exactamente iguales. Se trataba de una piedra azul, junto a dos pequeños colgantes. Una luna y un sol.

—Os mantendrán conectadas. Tú madre solía decir que mantenía a los demonios alejados y a la familia siempre a tu lado.

—¿Ella te los dio?—inquiere, dirigiendo su mirada hacia ella. Amelia asiente—


Cuando Arielle se adentra en la fiesta de brujas, sus ojos viajan rápidamente hacia Davina. La joven se encontraba sentada en una especie de altar junto a las otras dos brujas de la Cosecha. La gente depositaba regalos a sus pies, excepto para Davina. Esto parecía afectarla, así que la joven decidió levantase, salir de la fiesta y tomar algo de aire. Preocupada, Arielle decide seguirla. Pero al llegar a un vacío pasillo, Josh aparece frente a ellas.

—Josh—exclama Davina al ver a su amigo—¿Qué estás haciendo aquí?

Arielle se esconde al ver como sus ojos recorren el pasillo asegurandose de que nadie viera el vampiro.

—¿Lo dices en serio?—cuestiona Josh con una sonrisa—No iba a perderme tu gran día. Además música, viento, fuego. Mi discotequero interior está en el paraíso. Pero no parece que lo estés pasando bien.

Davina baja la mirada.

—Hey, venga, vámonos.

—Joshua.

La voz de Klaus interrumpe sus pasos, poniéndoles alerta.

—Qué coincidencia más afortunada encontrarte aquí. Tenemos asuntos pendientes.

Ante sus palabras, Arielle decide salir de su escondite.

—Nik—le advierte, intentando proteger a ambos jovenes—

Los ojos del híbrido se posan en ella por unos leves segundos antes de volver a posarse en Josh.

—Vas a marcharte ahora mismo—declara Davina, colocándose delante de Josh de forma protectora—

—Ni de lejos eres tan poderosa como fuiste una vez—señala Klaus con una sonrisa—No estás en posición de darme órdenes.

—Nik, déjales en paz—insiste Arielle, acercandose a él—

Él la ignora, utilizando su velocidad vampirica para colocarse detrás de Josh, sujetándole de los hombros con fuerza.

—Andando, chaval—ordena, guiándole hacia la fiesta—

—¿Qué tal si lo hablamos?—cuestiona Josh entre quejidos de dolor—

Davina y Arielle comparten una mirada, siguiendo los pasos de ambos. Una vez de vuelta en la fiesta, Klaus suelta a Josh junto a las escaleras y sube unos peldaños. Los tres le miran confusos.

—Damas y caballeros, préstenme atención, por favor—exclama Klaus, llamando la atención del resto de los presentes—Hoy estamos aquí reunidos para rendir homenaje a nuestras queridas brujas. Pero hay una muy especial a la que no se le ha hecho el menor caso. A mi me parece un poco injusto.

Se acerca a Davina, extendiéndole un pequeño regalo.

—No—se niega ella mirándolo con incredulidad—No quiero tu ofrenda.

—Comprendo tu impulso de rechazarme, dada nuestra historia—admite Klaus, volviendo a mirar al resto de los presentes—En realidad muchos de los presentes hemos sufrido injusticias en el conflicto que el tratado de mi hermano ha zanjado. Tu amigo Josh estaba involucrado en un plan para matarme. Estaría en mi pleno derecho de ejecutarlo aquí y ahora.

La gente comienza a murmurar ante sus palabras.

—Nik—Arielle se acerca él, intentando evitar que cometa alguna estupidez—

—Pero en aras de la solidaridad y para merecer tu favor, Davina, ahora mismo le perdono—continúa Klaus, ignorándola—Josh de ahora en adelante no tienes nada que temer de mi.

Vuelve a extender su regalo hacia Davina.

—Por favor, coge la ofrenda que Arielle y yo te damos—le pide—

Davina le observa dudosa, antes de compartir una mirada con Arielle. Entonces decide aceptarlo, agarrando la pequeña caja en sus manos. Klaus sonríe victorioso, alejándose de ellos.

Arielle se dispone a seguirle, pero las palabras de Josh la frenan.

—¿No vas ha abrirlo?—cuestiona Josh hacia su amiga—

Davina suspira, abriendo la pequeña caja, en cuyo interior se encontraba un anillo y un hechizo. Confusa, Davina vuelve a buscar a Klaus con la mirada.

—¿Qué? ¿Qué es eso?—cuestiona Josh con confusión—

—El conjuro para crear anillos de día—responde Davina, sorprendiendo tanto a Josh como a Arielle—

—Enhorabuena—sonríe Arielle, aliviada—

—Gracias—le dicen ambos—

—Lo creáis o no, todo esto es idea de Klaus. No sabia lo que iba a hacer. Me alegro de que estéis bien.

Sonríe, separándose de ellos para perderse entre la multitud de la fiesta. Entonces sus ojos se topan con Olivia. Confusa, Arielle se acerca a ella.

—¿Qué haces aqui?—inquiere, situándose a su lado—

—Mencionaste el tratado de paz de Elijah. He venido a hablar con él y firmarlo—responde Olivia—

—Oh. Gracias.

—Por supuesto. Queremos paz, Arielle. Que te sientas segura.

Antes de que Arielle pueda responder, un grupo de músicos vestidos de blanco descienden por las escaleras, atrayendo la atención de toda la fiesta con su música.

—Feliz Fête des Bénêdictions—habla el que parece ser el líder—Traemos un mensaje para todos ustedes, de Marcel Gerard.

Todos los músicos sacan unos cuchillos de sus trajes y se producen un corte en sus brazos. Esto provoca que el control de los vampiros presentes se vea entorpecido. Incluso Arielle podia notar como las venas de sus ojos se hacian visibles a la vez que sus colmillos se hacían presentes en su boca por el hambre.

—Controlaos todos—ordena Elijah , colocándose en el centro de la sala—No es más que un vulgar truco. No vamos a incumplir nuestro acuerdo.

En ese instante las luces del salón se apagan por completo. La mano de Olivia se aferra a la muñeca de Arielle, alejándola de los vampiros que ahora atacaban a todo los que podían para alimentarse.

Cuando las luces vuelven a encenderse Arielle se encuentra con la mirada preocupada de Klaus. Él se encontraba al otro lado del salón, pero pronto corrió hacia ella, preocupado.

—Elijah—murmura Hayley, levantándose del suelo a unos metros de ellos—

—Hayley—exclama el original, acercándose a ella para ayudarla a levantarse del suelo—


Olivia esperaba por Elijah en el interior de uno de los estudios del complejo. Arielle y Klaus se encontraban en otro de los salones, hablando sobre lo ocurrido. Tras la fiesta Hayley había vuelto al pantano junto a los lobos, pero Elijah había desaparecido. Aunque no era difícil descubrir lo que estaba haciendo.

—¿Ya le has castigado?—inquiere Olivia al ver a Elijah entrar en el estudio. Sus ojos la observan con confusión—A Marcel. Es lo que has ido ha hacer, ¿no?—inquiere, pero él se mantiene en silencio—Esta bien, no me debes explicaciones. Solo espero que no creas que mis hermanas y yo firmaremos ese acuerdo de paz tras lo ocurrido. No habra paz.

—Tus hermanas y tú no formáis parte del aquelarre de Nueva Orleans—señala, observándola con atención—Estas aqui por Arielle.

—Exacto.

—No me importa lo que hagais mientras ella y el bebé estén a salvo—declara, acercándose a ella—No lo firmes si no queréis, pero ten en cuenta esto, Olivia. Si provocais una guerra, si agravais los conflictos entre facciones y si alguna de ellas sale herida, responderéis ante mi.

—Entonces estamos de acuerdo—afirma la bruja, dedicándole una leve sonrisa—Un placer discutirlo.

Se separa de él, abandonado el estudio bajo su atenta mirada.




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