XXII. A Deal Is A Deal


CAPÍTULO VEINTIDÓS
UN TRATO ES UN TRATO

"So let it wash over me. I'm ready to lose my feet. Take me off to the place where one reveals life's mystery. Steady on down the line. Lose every sense of time. Take it all in and wake up that small part of me. Day to day I'm blind to see and find how far to go"


—Bien, señora Marshall-Kenner—sonríe Jackson, caminando junto a Hayley por las calles de Nueva Orleans—Ahora que tiene a un lugareño que le enseñe El Barrio, ¿qué le gustaría ver primero?

—Bueno, señor Kenner. Le pediría que me enseñara sus rincones favoritos, pero estamos aquí para proteger a una jovencita muy sensible—señala ella, observando como Arielle llegaba a su lado con el carrito donde se encontraba Hope—

—Y yo os pediría que dejarais de ser tan cursis delante de nosotras—sonríe Arielle—Me pone en poco enferma.

Hayley sonríe divertida.

—Es una broma. Estoy muy feliz por vosotros.

Jackson sonríe levemente, dejando un billete en el sombrero de una chica que tocaba el violín. Arielle la observa con asombro, disfrutando de la canción que tocaba. Pero cuando está cambia radicalmente, la chica Salvatore siente un escalofrío recorrer su cuerpo.

—Esa canción—murmura Hayley, frunciendo el ceño—¿Cuál es?

—No lo sé, pero no me gusta nada—declara Arielle en respuesta—

Jackson sujeta a Hayley de la cintura para animarla a seguir caminando junto a Arielle y Hope, alejándose así de la violonchelista.

Arielle frunce el ceño, aferrándose al carrito de Hope, al notar como la miradas de varios turistas se posan en ella. Entonces sus ojos se encuentran con los de un camarero, el cual apuntaba algo en la pizarra del menú de su restaurante.

"Lo prometido es deuda"

—¿Flores, señorita?

La voz de un hombre a su lado hace que se sobresalté. Se trataba de un florista cuyo puesto acababan de alcanzar.

—Un regalo para la niña.

—No, no hace falta—Jackson responde por ella—Gracias.

—¿Está seguro?—insiste—Las dalias negras están en flor. Son muy bonitas.

Al oír esas palabras, Arielle se dispone a alejarse rápidamente de él. Pero el hombre sujeta su brazo con fuerza, sus ojos volviéndose blancos. Antes de que ella pueda hacer nada para soltarse de su agarre, Klaus aparece ahí, sujetando al hombre del cuello. Lo que provoca que suelte su agarre en el brazo de Arielle.

—Muéstrate, bruja—exige—

—Klaus. Arielle.

La voz de Hayley llamándoles hacen que ambos se den la vuelta, encontrándose con Jackson, cuyos ojos ahora se encontraban completamente blancos.

—Estoy aquí. Estoy en todas partes—habla el lobo, mirándoles—Y pretendo llevarme lo que es mío.

—Es ella—murmura Klaus, soltando al florista—

En ese instante los ojos de Jackson vuelven a su color natural y estos les miran con miedo y confusión.

—¿Qué ha pasado?—inquiere, conectando su mirada con Hayley—

Arielle le observa un segundo con confusión, girándose para compartir una mirada preocupada con Klaus.

—Dahlia.


—¿Para qué tenemos si no una fortaleza?—se queja Klaus una vez todos se reúnen en el comedor del complejo—Estaréis más protegidas si os quedáis entre sus muros.

—Vale, lo he pillado—suspira Arielle con pesadez—Vamos a centrarnos en pensar qué podemos hacer.

—Lo que me gustaría hacer es coger una cadena...

—Niños, por favor—interrumpe Elijah, extendiendo una mano hacia su hermano—Niklaus, tu ira está justificada. Pero Arielle tiene razón. Hay que buscar una nueva estrategia. Freya, si eres tan amable.

La aludida les dedica una leve sonrisa, colocando un juego de té en el centro de la mesa.

—El hechizo que has descrito, Dahlia lo llama "kenning"—explica, sirviendo el té en las distintas tazas—Posee a personas para vigilar a sus enemigos desde lejos. Pero nunca antes lo había visto a este nivel.

—Genial—suspira Arielle con sarcasmo—Así que básicamente cualquier turista borracho y desinhibido de Bourbon Street podría ser un posible espía.

—La buena noticia es que yo tengo una idea de cómo funciona su magia—señala Freya, entregándole una de las tazas. Arielle frunce el ceño—Al menos, este tónico evitará que nos use a nosotros.

Se gira hacia Rebekah, entregándole otra taza.

Arielle observa el líquido con duda, compartiendo una mirada con Klaus. La realidad es que Arielle quería confiar en Freya. Algo le decía que podía hacerlo, pero también podía sentir ese nudo en su garganta que le decía que no lo hiciera. No aún, al menos.

—Vamos—anima Rebekah, tomando un trago del té—Seguro que funciona.

Elijah acepta la taza de las manos de su hermana mayor, sentándose junto a Arielle

—Niklaus, ¿hay algo que quieras aportar?—inquiere, tendiéndole una taza—

—Prefiero mi té con galletas—responde el aludido, acercándose a su hermano—

—Por supuesto.

—Además, nuestras mentes son demasiado fuertes para que el hechizo de "kenning" las invada—asegura el hibrido—Lo que ha ocurrido ha sido una prueba. Dahlia está observando cómo respondemos ante la agresión. Se prepara para la batalla. Y me temo que no se hará esperar mucho.

—Si nos está observando, sabrá que tenemos nuestro propio ejército—señala Hayley, sentándose junto a Arielle y agarrando la taza que Freya extiende hacia ella—

—También sabe dónde estamos—añade Elijah—Y dada la inmensa magnitud de su poder, no sabemos a qué nos enfrentamos. Lo que necesitamos es crear una nueva fortaleza. Algo que Dahlia no conozca. Un refugio libre de brujería.

—Es una buena estrategia—admite Freya, atrayendo su atención—Os propongo otra. Podríamos usar a Jackson para rastrear su magia hasta su origen. Y averiguar exactamente dónde está.

Las miradas de todos se posan entonces en Hayley.

—Vale—acepta la castaña tras compartir una mirada con Arielle—Hazlo.

—Bien. ¡Decidido!—celebra Klaus—Volved a vuestras respectivas tareas. Yo siempre he sido de la opinión de que la mejor defensa es un buen ataque. Así que voy a encontrar la forma de matar a esa condenada bruja.


Cuando Arielle se adentró en la habitación de Hayley y Jackson, ella se encontró solamente con este último. Sentado a los pies de la cama, sujetando su cabeza entre sus manos.

—¿Estás bien?—su pregunta le obliga a levantar la mirada, fijándose en la taza que sostenía en sus manos—

—Esa bruja se metió en mi cabeza—se queja con frustración—Pude haceros daño a Hayley y a ti. O a la niña.

Arielle suspira, acercándose a él.

—Toma—habla, entregándole la taza de té—Bébete esto. Freya dice que evitará que te vuelva a poseer.

Jackson asiente, tomándose el líquido de un solo trago.

—Les he dado una taza a Olivia y a Ander. Ellos están cuidado de Hope ahora—le informa, sentándose a su lado—

Jackson asiente levemente.

—Pude sentirla, ¿sabes?—declara entonces, rompiendo el silencio—Dahlia no es más que oscuridad. No soy quien para decirte esto, pero creo que deberías coger a Hope. Hayley y yo prepararemos a la manada y nos iremos de la ciudad esta noche.

—No—niega Arielle—No puedo hacer eso. No voy a huir.

—Huir no es debilidad, Arielle—asegura él, girándose para mirarla a los ojos—Conozco bien el pantano. Ahí fuera, los lobos somos los depredadores. Podemos protegeros a ti y a la niña. Al menos nos dará tiempo hasta que encontremos la forma de deshacernos de Dahlia.

—No voy a dejar a Klaus—declara con firmeza—Ni a Elijah y Rebekah. Son la familia de Hope. Son mi familia.

—Si, y Dahlia—señala él, poniéndose en pie con frustración—

—Jackson, sé que dices esto por lo que Dahlia te ha hecho. Pero no voy a permitirte que me digas lo que tengo que hacer—declara, imitando su acción—

Jackson suspira.

—Yo no huyó de una lucha, Arielle. ¿Vale? Pero esta empezó hace más de mil años. No es tu guerra. Ni la de Hope. Y mucho menos la de Hayley y mía.

—No os obligó a quedaros.

—Hayley no se iría. Quiere a tu hija como si fuera suya. Te quiere a ti como a una hermana. Eres su familia—señala con obviedad—

—Entonces vete tú—propone—Lo entiendo, no es tu lucha, ni la de tu manada.

—No dejaré a mi mujer—declara, negando—

—Entonces quédate. Pero yo no voy a dejar a mi familia.

—Tienes más familia, Arielle—señala Hayley, adentrándose en la habitación. Había escuchado toda la conversación desde el pasillo—Tus hermanos. Podríamos ir ahí. A su casa.

—¿Y crees que Dahlia no nos va a seguir?—cuestiona, incrédula—Hayley, solo retrasará lo inevitable. Y no pienso irme a Mystic Falls para poner en peligro a las personas que más me importan del mundo después de Hope. Ellos tienen menos posibilidades de ganar contra Dahlia de las que ya tenemos aquí. Elijah tiene un plan. Si queréis ayudarme a proteger a Hope os lo agradeceré toda la vida, pero no intentéis hacer que huya, ¿de acuerdo?


—Con esto, deberíamos ser capaces de seguir el rastro de Dahlia hasta la fuente de su poder—explica Freya, haciendo un dibujo en el pecho de Jackson con unas hierbas—Pero tendré que hacer un esfuerzo extra. Así que... Olivia, Rebekah, ¿puedo canalizaros?

—Claro—asiente Olivia, colocándose frente a ella—

—¿Estás seguro de que quieres hacerlo?—Hayley se acerca a su marido, mirándole con preocupación—

—Será pan comido—asegura él, dedicándole una leve sonrisa—

Hayley asiente dudosa, compartiendo una mirada con Arielle, quien sujetaba a Hope entre sus brazos para que se mantuviera tranquila. Freya, Olivia y Rebekah se cogen entonces de la manos y comienzan a pronunciar el hechizo. Ante eso, Jackson comienza a quejarse de dolor, haciendo que Hayley se tense. Sin embargo, en ese instante Rebekah y Olivia se separan de Freya con brusquedad.

—Tenemos que seguir—Freya las observa con confusión—

Arielle frunce el ceño al ver la mirada que Olivia le dedicaba a la mayor de los hermanos Mikaelson.

—¿Qué pasa?—cuestiona, preocupada—

—Tú—murmura Olivia, mirando a Freya con seriedad—Tú eres la razón por la que Dahlia puede lanzar hechizos tan poderosos. Te está canalizando.

—¿Qué?—Rebekah se gira hacia ella, desconcertada—

—¿Has estado ayudándola todo este tiempo?—Arielle observa a Freya con una mezcla de incredulidad y enfado—

—No tenia ni idea—asegura ella con miedo—Debe de haberme encontrado. Quiere poneros en mi contra.

—Aléjate de mi marido—le ordena Hayley, empujándola por los hombros—

—Basta—ordena Rebekah, separándolas—Freya. Quiero creerte, de verdad. Pero tú misma lo has dicho, estás vinculada a Dahlia. Lo siento. Pero es mejor que te vayas. Por favor.

Freya observa a su hermana con tristeza. Sus ojos viajan entonces hacia Arielle, quien le entrega a Hope a Olivia. Tras un último vistazo a la niña, Freya asiente levemente, luchando por mantener las lágrimas en sus ojos.

Elijah volvió al complejo poco después de la marcha de Freya, reuniéndose con todas ellas en el estudio.

—¿Cómo que se ha ido?—cuestiona, tras oír la explicación de su hermana—

—Era un riesgo—señala Olivia, cruzándose de brazos—

—Es la única que conoce de cerca al enemigo al que nos enfrentamos—recuerda Elijah, posando su mirada en ella—

—¿Queréis dejarlo ya de una vez?—se queja Rebekah con frustración—

—Lo hemos hecho para proteger a Hope de alguien en quien no confiamos del todo—explica Arielle, atrayendo la atención del noble—

—Correcto. No hemos hecho más que dudar de ella. Sin embargo, mantuvo su promesa y te salvo la vida, Rebekah—recuerda, posando su mirada en su hermana pequeña—Pero no le hemos mostrado la misma generosidad.

—¿Y qué demonios hacemos ahora?—inquiere ella—

—Hay un club de jazz en Algiers llamado St. James Infirmary. Marcel lo ha comprado. Juliette y Amelia lo están fortificando como refugio contra la magia—explica, mirándolas a las tres—Recoge tus cosas, Arielle. Marcel os acompañará hasta allí a Hope y a ti esta noche. Vosotras, esperad conmigo.

—¿A qué?—Olivia frunce el ceño—

—Si Freya vuelve, estaremos aquí. Confiemos en ella o no, no podemos ganar solos.


Arielle no estaba segura de que hacer. A estas alturas la idea de Jackson de huir no le parecía tan mala. Tal vez esa era la mejor manera de mantener a Hope a salvo. Dejar a Klaus, Elijah, Rebekah y Freya lidiar con la bruja que la perseguía y alejar a su bebé del campo de batalla.

Necesitaba consejo, por eso se alegró de saber que Stefan había vuelto a encender su humanidad.

—Arielle, si lo que quieres es huir, Damon y yo lucharemos a tu lado. Protegeremos a Hope—asegura Stefan al otro lado de la linea—

Arielle suspira, aferrándose a su teléfono mientras guarda la ropa de Hope en una mochila.

—Klaus y Elijah son los vampiros más poderosos del mundo. Y esta bruja les tiene aterrados—explica—Puedo notarlo, aunque ellos intenten ocultarlo.

—Creo firmemente que ellos lucharán por ella con todas sus fuerzas. Pero, si ella gana, ¿de verdad quieres quedarte allí para averiguar lo que pasará después?

—Hayley también cree que lo mejor es que nos vayamos—admite, sentándose al borde de la cama—

—Pues hazle caso. Ella y su manada te ayudarán a proteger a Hope—señala su hermano—Y tienes a las brujas Bluemoon.

—A Olivia y a Amelia tal vez. Juliette... Creo que su lealtad yace en otras personas—declara, pensando en Davina y Marcel—Nos seguirá, Stef. Dahlia no descansará hasta encontrarla.

—No vamos a rendirnos sin luchar—le asegura—Solo digo que dejes que los Mikaelson lleven a cabo su batalla familiar. Si ganan, bien. Volvéis y todo genial. Pero si pierden, ya estarás lejos de Dahlia y nosotros estaremos preparados para luchar.

Arielle suspira, dirigiendo su mirada hacia Luke mientras su mano se aferra al collar en su cuello. No necesitaba oírle decirlo, sabía que Luke pensaba igual que Stefan.

—Te llamo más tarde, ¿de acuerdo? Pensaré lo que has dicho.

—Está bien—acepta Stefan—Te quiero.

—Y yo a ti—responde, terminando la llamada—

En ese instante la puerta de su habitación se abre, dejando paso a Olivia, quien le dedica una leve y tranquilizadora sonrisa.

—¿Estás lista?—le pregunta—Marcel no tardará en llegar.

Arielle suspira, poniéndose en pie.

—¿De verdad crees que este es el mejor plan?—cuestiona, esperando que Olivia le diera la respuesta que le ayudara a decidir lo mejor para Hope—

Olivia asiente, confusa por su pregunta.

—Elijah y yo creemos que ese bar antimagia es el mejor sitio para protegerla—declara la bruja—

—No te estoy preguntando por Elijah—niega, observándola con nerviosismo—Sé lo que piensas de él. Te pregunto como una madre preocupada por su hija. Sabes que Jackson y Hayley quieren que huya con ellos y su manada. Amelia esta de su lado, siempre lo está.

—Amelia nos mintió—señala, con un claro tono de molestia en su voz—Desapareció durante meses. Ayudando a Jackson y buscando al aquelarre Geminis. Ella... hace cosas por ti y por tu hija, pero también las hace por su propio interés. A lo largo de mi vida he confiado en muy pocos de mis hermanos. No me malinterpretes, les quiero a todos y confío en ellos. Pero Amelia, como Nicholas y a veces Jakeem... suelen resultar ser muy egoístas. Dicho esto, no sé cuál es el mejor plan en este caso. Creo que debes seguir a tu corazón.

Arielle asiente levemente, llevando su mirada hacia su hija.

—En ese caso... Necesito que llames a Jackson—declara, volviendo a conectar su mirada con la de Olivia—

Con su decisión tomada de seguir los consejos de Hayley y Jackson, Arielle ahora se encontraba en su compañía y la de Ander. Los cuatro, junto a la pequeña Hope, esperaban a Aiden en una calle solitaria del barrio.

—Aiden ya debería estar aquí—se queja Jackson—Debe de haber pasado algo.

Arielle no puede evitar soltar un suspiro, mientras se asegura de tapar a Hope para que no tenga frío. En ese instante ya no estaba segura de haber tomado la decisión correcta. Una parte de ella incluso deseaba que Aiden nunca llegara.

Como si alguien contestara a su plegaria, Marcel apareció allí entonces.

—¿Va todo bien?—cuestiona el vampiro, mirándoles con confusión—

—Has tardado mucho—le responde Arielle, intentado ocultar que no era a él a quien esperaban realmente—¿Nos vamos a Algiers o qué?

Marcel asiente.

—Ese club es el lugar más seguro de la ciudad—le asegura. Sus ojos observándola con detenimiento—

—Bien—suspira, pasando por su lado—

Marcel la sigue con la mirada, viendo como Hayley, Jackson y Ander caminan tras ella.

—Arielle—la llama Marcel, obligándola a frenar sus pasos—Klaus y Elijah estaban luchando contra Dahlia. Han vuelto al complejo hace unos minutos. Creo que deberías ir.

—No voy a dejar a Hope—declara en respuesta—

—Yo puedo cuidarla—habla Hayley a su lado—Jackson, Ander y Marcel la protegerán junto a mi y la manda. Ve.

Arielle la observa con duda, pero finalmente asiente.

—Está bien—suspira, entregándole a la niña, quien suelta un pequeño quejido al dejar de estar en los brazos de su madre—

Arielle le dedica una pequeña sonrisa, depositando un beso en su frente antes de desaparece de allí con su velocidad sobrenatural.

Una vez en el complejo no le fue difícil encontrar a los Mikaelson. Todos se encontraban en el patio principal, incluido Mikael.

—¿Hope?—Rebekah la observa con preocupación al verla entrar—

—A salvo—asegura—No me lo digáis. Ha sido un desastre—comenta, llamando la atención de todos los demás—¿Dónde está Dahlia ahora?

—Podría estar en cualquier parte—responde Elijah, guardando sus manos en los bolsillos de su traje—No queda rastro de ella en la iglesia.

—Ha acabado con nosotros por esta noche—declara Freya—Sin duda, quiere darnos un tiempo para que nos hundamos en nuestra derrota.

—¿Derrota?—Klaus eleva sus cejas, depositando la copa de bourbon en sus manos en una mesa—No estoy de acuerdo. Hemos visto el alcance de su poder. Si eso es cuanto puede hacer, francamente, no me impresiona.

—Su objetivo no era impresionarnos—señala Mikael con firmeza—Quería que le reveláramos nuestra única arma. Y, cómo idiotas, lo hicimos.

—¿Es cosa mía o Nik ha cruzado unas palabras con padre?—murmura Rebekah hacia Elijah—

—Rebekah. Reconocería esa lengua viperina en cualquier parte—Mikael se gira hacia ella para mirarla—¿En qué travesura te has metido ahora? Sin duda, es cosa del bastardo.

—Ya basta—se queja Klaus —Mi paciencia, al igual que esta farsa de reunión, se está acabando.

—Estoy de acuerdo—comenta Arielle, adentrándose en el comedor para salir segundos después y colocarse a su lado—

—Solo queda un pregunta—habla Elijah, acercándose a Mikael y Freya—¿Qué vamos a hacer exactamente?

—Este no era mi plan—se queja Freya, atrayendo su atención—Os apresurasteis y solo hicisteis un arma. Que, por supuesto, os la ha quitado. Hemos perdido la ventaja que teníamos y ya hemos usado todos los materiales que teníamos para matarla.

—Tampoco te pongas dramática—se queja Klaus, rodando los ojos—Tus materiales se encuentran con facilidad. Evaluemos la situación. Hay un amplio suministro de tu sangre. La tierra noruega no es que escasee. ¿Qué más? ¡Ah, si! Las cenizas de los opresores vikingos de Dahlia.

—Reliquias de un valor incalculable que sólo se consiguen en un museo—declara Mikael—Y pérdidas gracias a tu inútil estrategia.

—¿Pérdidas?—Arielle frunce el ceño, entregándole a Klaus la estaca de roble blanco sin que nadie la vea—Veras, yo creo que no. De todos los presentes, ¿quién es un vikingo opresor y con mal carácter? ¡Oh, si! Papá Original.

Antes de que Mikael pueda decir algo, Klaus le corrala contra una de las columnas, apuntándole al pecho con la estaca de roble blanco mientras Elijah sujetaba a Freya.

—Si siento tu magia lo mas mínimo, Freya, acabaré con él con solo mover la muñeca—amenaza Klaus, apretando su mandíbula. Sus ojos observan al hombre frente a él—No pareces sorprendido.

—La traición está en tu naturaleza, muchacho—declara Mikael con rabia y despreció—

—No—niega, mirándole a los ojos con dolor—Yo no nací así. Aquella por la que luchas, la encantadora Freya, la hija a la que apenas conoces. Hubo una época en la que me conociste como tu hijo. Una época antes de todas las decepciones, de las revelaciones de traición. Hubo momentos en los que lo único que tenias que hacer era ser mi padre. E incluso entonces, me despreciaste, ¿verdad? Quiero saber por qué.

Arielle notaba el dolor en su voz y eso le partía el corazón. Ella había sentido lo mismo con Lily. Sabía lo que era sentirse así.

—No lo sé—admite Mikael—Simplemente lo hice.

—¿Son esas tus últimas palabras?—inquiere Klaus, intentando retener las lágrimas en sus ojos—

—Freya—la llama Mikael—Lo siento mucho. Te...

Antes de que pueda terminar la frase Klaus le clava la estaca en el corazón.

—¡No!—exclama Freya, intentando zafarse del agarre de Elijah—

Mikael cae al suelo cuando los sollozos de Freya inundan el patio del complejo. Su cuerpo arde y Klaus se aleja de él.

—Ya tenemos las cenizas de un vikingo—declara, dedicándoles una mirada a sus hermanos—

Freya intenta atacarle cuando pasa por su lado, pero Elijah la sujeta mientras Arielle sigue los pasos del hibrido hasta el piso superior de la casa.

—¿Estás bien?—inquiere, adentrándose en la habitación justo detrás de él—

—Mejor que nunca—asegura, dedicándole una sonrisa—He vuelto a matarle.

Arielle inclina su cabeza, observándole con detenimiento.

—Nik, no tienes que disimular conmigo—asegura, acercándose a él—Sé que todo esto te ha dolido. Ver como quiere a una hija con la que apenas vivió mientras a ti te despreciaba. Sé que te ha dolido que lo admitiera.

—Eso ya no importa, Arielle. Ahora solo importa parar a Dahlia.

Ante su respuesta Arielle supo que no iba conseguir hacerle hablar más sobre lo ocurrido. Así que se limitó a asentir.

—Debería volver al bar con Hope—suspira, dándose la vuelta para marcharse—

—Arielle—la llama él entonces, obligándola a frenar sus pasos—

—¿Si?

Sus ojos le observan con duda al ver que ninguna palabra sale de sus labios.

—Anoche. Te oí hablar con alguien. Pero estabas a solas con Hope.

—Oh, si. Eh... ¿recuerdas este collar?—inquiere, mostrándole el colgante en su cuello. Klaus frunce el ceño—Es mágico. Me conecta con los espíritus del aquelarre de mi madre.

—¿Y ellos pueden ayudar?—inquiere—Con Dahlia.

—Bueno, solo está el espíritu de Luke. Resulta que el collar se une a la persona que lo portal. Así que solo retiene a los espíritus de los brujos que esa bruja a conocido mientras lo llevaba.

—Oh.

Murmura, bajando ma mirada.

—Oye—Arielle se acerca a él—Con esos espíritus o sin ellos, protegeremos a Hope.

Ni ella misma estaba segura de creer lo que decía. Ellos la protegerían, pero no estaba convencida de que pudieran ganar a Dahlia. Y ese pensamiento la asustaba más que cualquiera otra cosa.

Klaus asiente levemente, llevando una mano hacia su mejilla. Acariciandola con cariño antes de depositar un beso en su frente.

—Ten cuidado—le pide entonces, mirándola a los ojos—

—Y tú.



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