CAPÍTULO VEINTIUNO
DEMASIADO PARECIDOS PARA CONFIAR EL UNO EN EL OTRO
"I was broken from a young age, taking my sulking to the masses. Writing my poems for the few that look to me, took to me, shook to me, feeling me. Singing from heartache from the pain. Taking my message from the veins. Speaking my lesson from the brain. Seeing the beauty through the... Pain!"
—Tenemos que hablar—declara Arielle, asomándose por la barandilla del segundo piso—
Klaus rueda los ojos desde el patio del complejo.
—¿Puedo evitarlo?—inquiere, tomando un trago de la copa de bourbon que acababa de servirse—
—He hablado con Hayley—anuncia, bajando las escaleras para reunirse con él en el piso inferior—Tenemos que acabar con la tensión que estás generando entre los lobos. Dale a Jackson el espacio que necesita para dirigir la manada como crea conveniente. Ni más ordenes, ni más favores. Él y Hayley son los alphas. Punto.
Klaus se gira hacia ella, soltando una carcajada al oír sus palabras.
—Lo siento—se disculpa, sin borrar la sonrisa en su rostro—¿De verdad crees que voy a aceptar que Jackson tome el control de los lobos?
—¡Hayley también estará al mando!—le recuerda—Están de nuestro lado y luchan por nuestra hija.
—Verás, llevo todo el día con gente que dice luchar por nuestra hija. En algunos confío, en otros no. Pero una cosa está clara. Solo hay una persona en la que confío en lo que respecta a la seguridad de mi hija. ¡Y ese soy yo!—exclama, pasando por su lado para alejarse de ella, dando por terminada la conversación. Sin embrago, decide darse la vuelta de nuevo hacia ella—Parece que todos pensáis que esto es una democracia. Y te aseguro, amor, que no lo es. ¡Si Dahlia viene, será una amenaza para mi hija! ¡Lo que significa que yo decidiré cómo protegerla, nadie más! Y si Hayley, Jackson, o quien sea, no cumplen mis normas, tendrá que responder ante mi—declara, acercándose a ella, quedando a pocos centímetros de ella. Arielle se cruza de brazos, manteniéndose en silencio—Tu amiga haría bien recordándolo. De hecho, creo que dejaré que se lo recuerdes tú, amor. De ese modo, si vuelven a sufrir mi inevitable irá, será únicamente por tu culpa.
—¿Me estás amenazando?—eleva sus cejas, incrédula—Puedes creer lo que quieras, pero yo formo parte de la protección de nuestra hija tanto como tú. Deje atrás lo de ser una niña buena que hacía caso a aquellos más fuertes que ella. Tal vez deberías pensarlo antes de que nos pierdas a ambas.
Declara, dirigiéndole una mirada fría y pasando por su lado para volver a subir al piso superior.
Al volver a adentrase en la habitación de Hope, Arielle se encontró con Rebekah. Estaba mirando a la niña, quien la mirada desde la cuna. Una extraña sensación invadió a Arielle al verla allí, pues Rebekah estaba teniendo problemas con la bruja cuyo cuerpo ocupaba.
—¡Aléjate de ella!—exclama, acercándose a ella—
Rebekah la sujeta del brazo, lanzándola contra el suelo. Arielle no tarda en ponerse en pie, lista para atacarla, pero ella usa la magia, lanzándola lejos. Al oír tanto ruido, Klaus aparece en la habitación.
—¡Rebekah!—exclama—¿Qué estás haciendo?
Sin responder a su pregunta, Rebekah le provoca un dolor de cabeza que le hace caer de rodillas al suelo. Él intentaba ponerse en pie, cuando Arielle volvió a adentrase en la habitación. Rebekah estira su mano hacia ella, sacándole el aire de los pulmones. A pesar de eso, tanto Klaus como Arielle continuaron luchando para poder salvar y proteger a su hija.
Klaus entonces consigue alcanzarla, haciéndole una herida en la pierna. Soltando un quejido de dolor, se aleja y desaparece de la habitación.
Klaus y Arielle se ponen en pie, apoyándose en la cuna para asegurase de que Hope estuviera bien. Sus respiraciones volviendo a la normalidad al ver que su bebé no había sido dañada.
—Esa no era Rebekah—declara Arielle con seguridad, posando su mirada en Klaus—
—Eva Sinclair—murmura, apretando su mandíbula con frustración—
Mystic Falls, VA
Aquella noche, Kai volvió a aparecer en la casa Salvatore. Damon pudo escucharle llegar mientras se tomaba una copa de bourbon con su mirada perdida en el fuego de la chimenea del salón principal.
—No estoy de humor para preámbulos—se queja Damon—¿Por qué está mi madre atrapada en 1903?
—No traerás de vuelta a tu madre—declara Kai, sin responder a su pregunta—
—Qué raro—comenta, girándose para mirarle—Diría que me estas pidiendo que te mate.
—Me has pedido la versión resumida, así que he preferido saltar al final.
Damon suspira con frustración, poniéndose en pie.
—¿Por qué no la traemos?—cuestiona, confuso—
—Porque solo existen dos mundos prisión—responde Kai—El mío, creado en 1994, y el de 1903 con el propósito de encerrar a tu madre y a su cabeza medio tarada.
Dedicándole una mala mirada, Damon usa su velocidad vampírica para acorralarle contra la pared.
—¡Dijiste que la traeríamos!
—Te lo digo, como una persona semicuerda. No te conviene hacerlo.
—Y yo te lo digo como un vampiro que se come a la gente: ¡Deja ya de tocarme las pelotas!—declara, cabreado—
—Intento salvarte la vida—se queja Kai—A ti y a tu hermana.
—¡Dime como traerla!—insiste, molesto—
—¡Es una destripadora!—exclama Kai—¿Vale? Es una destripadora.
Ante su respuesta, Damon aprieta su mandíbula, soltándole.
—Se convirtió en 1858, fingió su muerte, se fue a Europa, y perdió la cabeza—explica Kai, alejándose de él—
—No—murmura Damon para si mismo—
—Se mudaba y mataba a más gente, hasta que tenía que mudarse otra vez. Creen que mató a unos 3000 en total.
—Ya basta.
—Hasta que mi aquelarre le paró los pies—Kai continúa hablando—La atraparon en Nueva York antes de que arrasara Manhattan. Claro que en el barco, todo el mundo estaba muerto. Tuvieron que quemarlo allí mismo.
—¡He dicho que ya basta!—exclama, enfadado—
Kai le observa, asintiendo.
—Será mejor que me vaya—comenta, caminando hacia la puerta—Pero, Damon, te lo digo por el bien de Arielle. No insistas en traerla de vuelta.
Nueva Orleans, LA
—No tendría que molestarme en guardarlos—se queja Klaus, entregándole los grilletes antimagia a Marcel—Siempre hay algún miembro de la familia que necesita unos buenos grilletes. Encuentra a Rebekah. O a Eva. O a quién demonios fuera esa. Pónselos para que no pueda hacer magia y procura no hacerle daño. Dentro de esa psicópata sigue estando mi hermana.
—No seré el único que la estará buscando—le informa Marcel—Mató a los hijos de los brujos. El plazo de 24 horas que Elijah acordó con los aquelarres acaba a medianoche. Todos los brujos de la ciudad irán a por ella.
Klaus suspira, dirigiendo su mirada hacia Arielle.
—Ve con Elijah—le ordena—Que se gane a la bruja anciana para que suspenda la cacería.
—¿Y dejar a Hope?—Arielle eleva sus cejas, cruzándose de brazos—No. Yo me quejo. Olivia le acompañará. Puedo enviar a Hayley también si eso te tranquiliza.
—Hope estará a salvo—le asegura—Pero haz lo que quieras. Eras tú la que confiaba en Jackson, quien ha estado trabajando día y noche para proteger esta casa, rodeándola con su ejército de hombres lobo, por no mencionar que yo estoy aquí.
—¿Y te quedarás aquí todo el día? ¿Mientras los demás hacemos el trabajo sucio?—señala, incrédula—No lo creo.
—Que más da. Harás lo que quieras—se queja—
—Si, porque no sigo las órdenes de nadie. Ni siquiera de ti.
Marcel sonríe para si mismo, observando la discusión con interés, aunque también algo de incomodidad.
—Lo que Hope necesita para estar a salvo es que Rebekah salga del cuerpo de esa asesina y que recupere el suyo original—señala Klaus con seguridad—
—Bueno, en eso estamos de acuerdo—asegura Arielle—Pero, como te digo, no creo que sea necesario que yo vaya con Elijah, cuando tiene mejores opciones para que esa bruja acepte un trato.
—Bien. Quédate—acepta, molesto—
Elijah, Olivia y Hayley se encontraban en el salón principal de la casa de Josephine LaRue. Los tres se habían reunido allí esperando que la líder del aquelarre de Tremé abandonará su cacería a Eva Sinclair para que ellos pudieran salvar a Rebekah.
Normalmente ninguno de ellos se sentiría incómodo en compañía de los otros, pero aquel día parecía distinto. Especialmente para Olivia. Podía notar la mirada de Elijah puesta en ella. Habían pasado mucho tiempo juntos últimamente, desde su estancia en aquella casa. Estaba acostumbrada a su presencia, pero por alguna razón sus ojos escaneando sus movimientos producían un sentimiento que raras veces en su vida había sentido.
—Voy a ver si encuentro a Josephine—la bruja decidió romper el silencio, sus ojos posándose en Hayley—
La loba asiente, observándola abandonar el salón. Sus ojos entonces se posan en el original a su lado, viendo como este también seguía a Olivia con su mirada.
—Bueno, ahora veo por qué no respondías a mis llamadas—comenta, atrayendo su atención—¿Tenía que venir con nosotros?
—Josephine LaRue puede ser reacia, pero está muy interesada en la magia y la familia de Olivia—le explica Elijah, sentándose en una de las sillas del salón—
—¿Su familia?—cuestiona, frunciendo el ceño—
—Mi hermano, Kol, expresó muchas veces su interés por una familia mágica muy antigua—le explica. Hayley le escucha con atención, sentándose a su lado—Esa búsqueda llevó a Niklaus y a Arielle a encontrase un siglo atrás. También es la razón de que Arielle se quedará embarazada.
—Raven. Si, la recuerdo—comenta—Entonces... ¿todo ha sido orquestado por la familia de Olivia?
—Una parte de ella.
—¿Y ya está? ¿Eso es lo único que sabes de ellos?—eleva sus cejas, confusa—Si son tan antiguos, ¿cómo es que siguen vivos? ¿Cómo es posible que Olivia luzca tan joven?
Elijah aleja su mirada de ella ante sus preguntas.
—Ah, ya veo. No sois tan cercanos como piensas—observa—O te gustaría.
Elijah sonríe levemente para si mismo ante la insinuación de la castaña. Pero antes de que pueda decir nada, ella le interrumpe.
—Se te nota en la mirada—señala—Escucha, Elijah, ambos sabemos que yo sentía cosas por ti. Tú... No sé si alguna vez sentiste lo mismo. Pero, como alguien que te aprecia, me alegro que pases tiempo con Olivia.
Un leve asentimiento fue todo lo que el original pudo darle como respuesta antes de que Olivia y Josephine se adentraran en la sala, atrayendo su atención.
—Madame LaRue—la saluda, poniéndose en pie—
—Señor Mikaelson—saluda la mujer—¿Ha venido a impresionarme otra vez con la presencia de la señorita Bluemoon?
—Estamos aquí por motivos familiares, madame—explica—Venimos a pedirle un favor.
Josephine asiente, invitándole a hablar mientras se sienta en su preciado sillón.
Una vez todos se sientan a su lado en distintas sillas, Elijah comienza a explicarle la situación en la que Rebekah y su familia se habían visto envueltos. En un bar en el centro del barrio francés, Marcel y Juliette investigaban también a Eva Sinclair. Haciéndole preguntas al que había sido su marido, Vincent Griffith. Ahora libre de la influencia Finn Mikaelson.
—Si Eva ha recuperado el control de su cuerpo, tienen que dejar que los brujos sacrifiquen su cuerpo—declara Josephine—Eva acabará con su hermana. Al igual que hizo con los otros.
—¿Los otros?—repite Hayley, confusa—
—Los niños que desaparecieron hace dos años—le explica la mujer—Eva era una belleza salvaje con un enorme potencial. Pero ella y Vincent eran tan felices, que los dejamos tranquilos.
—Y entonces, empezaron a desaparecer los niños—señala Elijah—
—Primero, fue una niña que se llamaba Amelie Dupres, de Algiers. Después LuAnn Hughes, del centro. Nicolas Alsace, de Tremé. Eran jóvenes, prodigios de la magia. Y todos se desvanecieron—explica, claramente afectada por el suceso—Vincent reunión a un grupo de cada aquelarre. Los hechizos de seguimiento eran inútiles. Pero gracias a la tenacidad de Vincent, consiguieron capturarla. Y descubrimos entonces cuáles eran los planes de Eva. Quería completar el Ritual de los Nueve.
—¿El Ritual de los Nueve?—Olivia frunce el ceño—
—Eva creía que si sacrificaba a un brujo de cada uno de los nueve aquelarres de la ciudad, crearía una nueva orden de brujos en Nueva Orleans. Habría sido más poderosa que cualquier anciano, que las chicas de la Cosecha.
—¿Por qué niños?—cuestiona Hayley—
—Su magia es pura. Y resulta más fácil someterlos—responde Olivia, recibiendo un asentimiento por parte de Josephine—
—Por eso atacó a Hope.
—Habría matado a esa niña y canalizado sus poderes. Al igual que hizo con los otros pobres niños—declara la bruja anciana—
—Y asumo que nunca los encontraron, ¿no?—Olivia posa su mirada en ella, interesada—No fueron consagrados ni se han reunido con los ancestros.
—No. Por eso hay que pararla—declara con firmeza—Creo que en eso estamos de acuerdo. No morirán más jóvenes de los nuestros. Y por eso, señor Mikaelson, no prolongaré las 24 horas. Ahora, la cabeza de Eva Sinclair tiene un precio.
—Entonces condena a mi hermana a morir—señala, molesto—
—No me gusta el término "daño colateral", pero es así—explica, poniéndose en pie—Si uno o dos deben dejarnos para acabar con Eva para siempre, que así sea.
—Damon, ¿qué se supone que haces?—cuestiona, tras oírle romper varias cosas a través del teléfono—
—Buscando una salida saludable a mi rabia—responde, rompiendo una lámpara—Aún no la he encontrado. Stefan, sin su humanidad está a una arteria de Stefan el Destripador. Y cada día que pasa es un año de culpa que le estará esperando en el otro lado.
—Si, lo sé—suspira Arielle con frustración—Pero hazme un favor y no destroces la casa. Últimamente todos los hombres a mi alrededor estáis insoportables.
—¿Problemas en el paraíso, hermanita?—cuestiona con diversión—Creía que el híbrido te había pedido matrimonio y habías aceptado. Yo me negué rotundamente. Pero qué le vamos a hacer.
—Bien. Gracias por tu sinceridad, Damon—suspira con sarcasmo—Discrepamos en cómo proteger a Hope, eso es todo.
—Pues lo que te voy a contar no te alegrará más el día—comenta Damon—¿Sabes la mujer que te hizo la vida imposible, pero que Stefan y yo adorábamos, y que murió en 1858?
—Si—asiente, confusa—¿Por qué?
—Pues sigue viva. Resulta que lleva más de un siglo encerrada en el mundo prisión de 1903.
—¡¿Qué?!
—Que está vivita y coleando. No en la caja de pino en la que creíamos haberla enterado en 1858. Por lo visto es un vampiro. Y no un vampiro cualquiera. Es una destripadora. Aunque tiene mucho sentido. Stefan siempre fue el niño de mamá.
—No me lo recuerdes—se queja Arielle mirando a Hope jugar con sus juguetes encima de su cama—Se habría ahorcado con los lazos de su delantal con tal de conseguir su aprobación. Y, de hecho, tú también. La adorabais.
—Si, hasta que empece a odiarla por cómo te trataba a ti—le recuerda Damon—
—Nunca la has odiado del todo—le reprocha—No te culpo, es tu madre. Solo espero que no estés pensando lo que creo que estás pensando.
—¿Qué? Si es traerla a este mundo para que Stefan vuelva a encender su humanidad... Entonces, si, lo he pensado—admite Damon—
—¿Estas loco?—cuestiona ella incrédula—Esa mujer me destrozo la vida, Damon. Además, tuvo que haber matado a mucha gente para que un aquelarre de brujas le construyera un aislamiento permanente. No arreglas el problema de un destripador liberando a otro.
—Sé lo que hizo, ¿vale? Pero... Con ella podríamos recuperar a Stefan y después a Caroline. Él es su desencadenante emocional.
—Me da igual—insiste—¿Quieres a Stefan de vuelta? Llevaré a Hope allí...
—No harías eso. No vas a usar a Hope para traerle de vuelta. No podemos arriesgarnos a que le haga daño. ¿Tan malo sería que mamá volviera? Han pasado años. Más de un siglo, Elle. Eres mas fuerte. Creo que podrías...
—No vas a convencerme, Damon—declara con firmeza—Si la traer de vuelta, no te lo perdonaré.
Sin nada más que decir, Arielle dio por finalizada la llamada. Fue entonces cuando pudo notar la presencia de Hayley, Elijah, Olivia, Amelia, Marcel y Juliette en el complejo. Los seis se dirigían al estudio, así que Arielle agarro a Hope en sus brazos y les siguió.
Ellos le explicaron todo.
—Tiene que haber alguna forma de sacar a Rebekah del cuerpo de Eva—señala Hayley, frustrada—
—Creo que Klaus está buscando eso precisamente—revela Arielle, atrayendo su atención a ella—Tuvo una conversación muy confusa con Freya. Creo que han ido a visitar a Esther en busca de un hechizo.
—Hemos vivido siglos, pero la posesión nunca ha estado en nuestros libros de magia—se queja Juliette, leyendo uno de los grimorios de su hermana—
—Seguro que si está en los libros de mamá y la tía Raven—comenta Amelia, sirviéndose una copa de bourbon—
—Buena suerte encontrándolos, Amy.
—¿Os importaría explicarnos vuestra historia familiar en algún momento?—pide Hayley entonces—Cada cosa que conozco de vosotras me confunde más.
Ambas brujas dirigen su mirada hacia ella, pero ninguna responde.
—¿Podemos céntranos?—pide Marcel entonces—Eva se ha ido y tiene a Vincent como aliado.
—Y hay algo peor—declara Juliette a su lado—Si Eva tiene a Davina, entonces tiene a ocho de los brujos que necesita para el ritual. Solo le falta uno.
—Si viene a por Hope, sea Rebekah o no, acabaré con ella—declara Arielle con firmeza—
—Fortificad la casa—ordena Elijah, posando su mirada en Amelia y Hayley—Cuando lleguen, matadlo a él, y a ella capturadla. No voy a abandonar a mi hermana—declara, llevando sus ojos hacia Arielle—
—Sabes que no me refería a eso—se queja la chica Salvatore—Me importa Rebekah. Pero creo que todos estamos de acuerdo en que ella misma se sacrificaría para proteger a esta niña—señala a Hope en sus brazos—No la voy a poner por delante de Hope. No pondré a nadie por delante de Hope.
—Yo tampoco—le asegura él—Pero aún tenemos posibilidades de salvar a Rebekah antes de que pueda hacerle nada. Hayley, reúne a todos tus lobos. Con Vincent de su lado atacará con una fuerza considerable.
Hayley hizo exactamente lo que Elijah le pidió. Ella y Amelia se aseguraron de proteger todo el complejo. Pero ni Vincent ni Eva se presentaron en el lugar.
—No hay rastro de ella—se queja la ahora hibrida—¿Se puede saber a qué espera?
—No ha esperado—responde Marcel, volviendo a adentrase en el complejo y reuniéndose con ellos en el patio principal— Se llevó a Josephine hace menos de media hora.
—Si Eva no necesita a Hope, ¿adónde a ido?—cuestiona Arielle—
—Al mismo lugar donde tiene a los demás, donde llevó a Davina.
—Un lugar que nadie ha podido encontrar en dos años—señala Elijah—
Marcel asiente, pero su respuesta se ve interrumpida por el sonido de su teléfono anunciando una llamada.
—Cuando te encuentre, te voy a arrancar la cabeza de cuajo—declara, contestando la llamada tras leer el nombre en la pantalla—
—Es posible que quieras posponer la decapitación—le contesta Vincent al otro lado de la linea—Los he encontrado. Davina está viva. Lo siento, tenia que hacer que pareciera convincente. Si hubierais formado parte del plan, Eva lo habría sabido.
—Si, dormir a Juliette y lanzarme contra dos puertas de cristal ha sido muy convincente. Muy bien, un aplauso. ¿Ahora qué?
—Tenemos un problema—declara—Estos chicos están vinculados a ella. Si ella muere, mueren todos.
Marcel posa su mirada en Arielle y Elijah, quienes claramente estaban escuchando la conversación con su oído sobrenatural.
—Encontraremos a un brujo que los desvincule—responde Marcel entonces—
—Necesitaremos a alguien con mucho poder—declara el brujo—
Marcel asiente, posando su mirada en su pelirroja amiga. Juliette suspira, sabiendo que iba a pedirle un favor.
Tras establecer un plan, Elijah abandonó el complejo para ir en busca de Freya y Klaus, esperando que este último hubiera encontrado el hechizo para sacar a Rebekah del cuerpo de Eva. Mientras Vincent, Marcel y Juliette se reunieron en el lugar donde Eva retenía a los jóvenes.
Hayley y Amelia se quedaron en el complejo para proteger a Hope. Alejando a Arielle con el cuidado de su hija mientras Olivia buscaba entre todos los libros un hechizo que desvinculara a los jóvenes de Eva.
El plan no salió como esperaban exactamente. Freya canalizó a sus hermanos con ayuda de Juliette para enviar a Marcel y a Vincent a la mente de Eva. Allí ellos encontraron a Rebekah, quien se deshizo de los resto de Eva en la mente y recuperó el control de su cuerpo. Así fue como los niños, Davina y Josephine despertaron.
Aún así, Olivia no había conseguido el hechizo para desvincularlos, por lo Rebekah decidió que permanece en el cuerpo de Eva era la solución por el momento.
Además, Klaus temía que el hecho de que Freya entrara en su mente pusiera en peligro a Hope. Él aún no confiaba en la que era su hermana mayor. Y a decir verdad, ella tampoco confiaba en él. Aún así, su ayuda le había conseguido el favor de Josephine, quien la había invitado a formar parte del aquelarre de Tremé.
—Te he dicho que no hay nada en esos libros—comenta Olivia, adentrándose en su habitación—
Juliette se encontraba allí, repasando cada uno de los libros que la propia Olivia ya había revisado.
—Quiero desvincular a Davina—le explica, cerrando el libro en sus manos con frustración—
—Ella te importa—observa, sentándose a los pies de su cama. Sus ojos observando a su hermana con atención—
—Es más que eso. Conocía a su padre—le explica. Olivia eleva sus cejas—No de esa forma. Bueno, si. Pero Davian no es mi hija.
Olivia asiente.
—La familia Claire es muy poderosa, ¿sabes? Un ancestro de Davina quedo encerrado en la casa en la que Eva estaba encerrada antes de que Rebekah ocupara su cuerpo. Kol la conocía.
—Tú y Kol... ¿erais muy cercanos por aquel entonces?—inquiere. Aunque intenta ocultar su interés, posando su mirada en uno de los libros a su lado—
—No. Bueno, a él le gustaban las brujas. Yo era una, muy poderosa. Y... estaba interesado en nuestra familia. Mary-Alice Claire era mi amiga. Quedo encerrada por su culpa. Así que deje de hablarle.
—Por eso me dijo que te dijera que lo sentía—asume Olivia—
—Supongo—suspira—¿Tú de qué le conocías?
—Una larga historia—responde, sin entrar en detalles—Te ayudaré a buscar. Pero, como digo, en esto libros no hay nada para desvincular a Davina del cuerpo de Eva.
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