XVIII. Let's Get Married


CAPÍTULO DIECIOCHO
VAMOS A CASARNOS

"Here's to all that we kissed and to all that we missed. To the biggest mistakes that we just wouldn't trade. To us breaking up without us breaking down. To whatever's come our way"


La casa explotó con Elijah y Finn en su interior en el mismo momento en el que Olivia alcanzó el coche de Camille. Juntas, ellas y Hope, condujeron hacia el pueblo en busca de un teléfono, pues ambas se habían dejado sus móviles en la vivienda.

Hope lloraba en su sillita en el asiento trasero del coche cuando Camille piso el freno del vehículo. Era de noche y ambas aún seguían bajo amenaza. Finn podía estar muerto, pero ninguna sabía si tenía aliados. Mientras Camille se acercaba a la cabina telefónica, Olivia agarró a Hope en sus brazos, intentando calmarla.

—Shhh. Shhh. Todo esta bien. Estas...

El sonido metálico de unas latas interrumpió las palabras tranquilizantes que Olivia murmuraba hacia el bebé. Camille se giró hacia ella, asustada.

—Quienquiera que seas, si intentas algo, ¡te sacaré los ojos!—amenaza la bruja con decisión, abrazando a Hope contra su pecho—

—No creo que eso sea necesario—Elijah habla a sus espaldas, obligándola a darse la vuelta para mirarle—

Su traje se encontraba quemado por el fuego de la explosión y su rostro mostraba prisa a la vez que alivio por ver que las tres se encontraban a salvo.

—¿Qué ha pasado en la casa?—inquiere Camillle, acercándose a él—

—Os lo cuento en el coche—responde—Vámonos.


Los nervios de Arielle se podían notar a kilómetros, y por supuesto Klaus fue el primero en hacerlo. Él se adentró en su habitación con preocupación, encontrándosela allí, caminando de un lado a otro mientras guardaba varias cosas en una mochila.

—¿Qué crees que estás haciendo?—inquiere, atrayendo su atención—

—Elijah ha dicho que están de camino, así que voy a por ellos y a por mi hija—declara, sin molestarse en mirarle—

—Pero...

—No me digas que no es seguro—le interrumpe, levantando su mirada hacia él—Te diré lo que no es seguro. Volar una casa para evitar que tu otro hermano la encuentre.

—Nos encargaremos de Finn—asegura—

—¿Y luego qué? Cada vez que le mates, acabará saltando a otro cuerpo.

—Ya hemos intentado huir y escondernos. Y eso no funciona.

—¿Y cuál es tu brillante idea?—cuestiona, incrédula—

—Ahora mismo tengo entre manos un plan que nos reforzaría mucho, pero tienes que calmarte y céntrate en el objetivo.

—No me digas lo que tengo que hacer—declara, enfadada—¡Tengo todo el derecho...!

—Arielle, hoy es la boda de Hayley. Un acto que sellara la lealtad de todos los lobos que responden ante Finn—le recuerda, interrumpiéndola—Eres la reina de esta ciudad, Arielle. Y las reinas no huyen.

Estira su mano hacia ella, quitándole la mochila de las manos. Arielle se mantiene en silencio durante unos segundos, mirándole a los ojos. Un suspiro abandona sus labios mientras Klaus coloca sus manos sobre sus mejillas, acariciandola.

—Todo irá bien—asegura con suavidad—Además, hoy tengo una sorpresa para ti.

Arielle aprieta sus labios, apartando su mirada de él por unos segundos.

—¿Qué sorpresa?—inquiere, volviendo a mirarle—

—La palabra "sorpresa" da a entender que tendrás que esperar y que no debes saberlo—señala con diversion—Hasta entonces, te he dejado un regalo en el armario. Espero que te guste.

Se inclina sobre ella, depositando un pequeño beso en sus labios antes de abandonar la habitación para dejarla sola.

—Por favor, dime que tienes un vestido—Hayley se adentra en la habitación segundos después de la marcha de Klaus, sacando a Arielle de sus pensamientos—

La morena se acerca a su armario.

—Wow—murmura, sacando un precioso vestido rojo del interior de este—

Arielle frunce el ceño, acercándose a ella para admirar el traje. Una pequeña sonrisa asomándose en sus labios.

—¿Es de Klaus?—inquiere Hayley, mirándola con interés. Arielle asiente levemente sin apartar la mirada del vestido—Es hermoso.

—Mi hermano y su buen gusto—comenta Rebekah, apoyándose en el umbral de la puerta—

Hayley sonríe levemente, dirigiendo su mirada hacia ella.

—A ver, primero la mala noticia—declara la chica Mikaelson—Voy a tener que perderme la boda. Kol tiene un asunto de vida o muerte y me ha pedido ayuda.

Arielle vuelve a guardar el vestido, girándose hacia ella.

—¿Podemos hacer algo, Rebekah?—inquiere, preocupada por el joven Mikaelson—

Rebekah niega.

—Es un asunto de brujería y, por lo visto, ese es mi terreno—explica—Además, Hayley ya tiene bastante con la boda, ¿no? Y te necesita a su lado.

—Estoy bien—asegura la aludida—

—Hablando de la boda—Rebekah sonríe, mostrándole el vestido que sostenía en sus manos tras su espalda—Es blanco. A estas alturas no engaña a nadie, pero no puedes casarte con vaqueros y botas militares.

Hayley sonríe, admirando el vestido.

—Rebekah, gracias. Es precioso.

—Soy la única mujer con una colección de vestidos de novia de cinco siglos distintos—admite con una sonrisa—Aunque nunca me hayan llevado al altar.

—Bueno, nunca es tarde—asegura Hayley con diversión—Por lo que sé, Marcel sigue soltero. ¿Le has dicho ya que eres... tú?

—Creo que de momento es mejor esperar. Solo complicaría las cosas y no estoy muy segura de cuánto tiempo va a durar esto.

—Claro.

—Oye, Hayley, quería decirte que aunque te casas con Jackson Kenner, de los Kenner borrachos de la ciénaga, sigues siendo uno de los nuestros. Una Mikaelson.

—Y una Salvatore—asegura Arielle con una sonrisa—Siempre lo serás.

Hayley sonríe levemente.

—Eso sería un cumplido precioso si no me uniera a tantos lunáticos homicidas—admite con una mueca de diversión—

—Muy graciosa, pero los Salvatore estamos mucho más cuerdos que los Mikaelson—asegura Arielle, recibiendo una mala mirada por parte Rebekah—

—Lo dice la chica cuyos hermanos son el destripador de Monterrey y el idiota de Damon—señala la original—

Su comentario les saca una sonrisa a Arielle y a Hayley.

—Vale, tienes razón—admite la rubia, rodando los ojos—


Muchas personas, la mayoría obligadlas por Klaus, preparaban la ceremonia y el banquete de boda en la sala de baile del complejo. Hayley y Jackson habían decidido bajar a admirar la preparación en compañía de Arielle.

—Vuestro mundo no va nada conmigo—admite Jackson, admirando la sala de baile—

—¿Nuestro mundo?—Arielle eleva sus cejas—¿Tú has visto la ropa que llevamos?

El lobo rueda los ojos, dedicándole una pequeña sonrisa.

—No sé como puedes decir eso de mi, Jack—se queja Hayley—Me conoces. No soy la clase de chica que se sienta a fantasear sobre su boda. Y si lo fuera, dudo mucho que se hubiera parecido a esto.

Señala la tarta de seis pisos.

—Ya—suspira él, girándose para mirarla a ella—¿Te lo estás pensado?

—No—asegura, mirándole a los ojos—

—Vale. Debería irme y dejaros a solas—comenta Arielle con incomodidad. Sin embargo Hayley la sujeta del brazo para que no se aleje—O me quedo y ya está.

—Está boda es lo correcto—declara Hayley—Para Hope, para la manada...

—Arielle—la voz de Klaus pronunciando su nombre saca un suspiro de alivio de los labios de la rubia—Siento interrumpir, pero hay alguien que quiere saludarte.

Hayley suelta el agarre en su brazo, la expresión de confusión imitando la de la chica Salvatore. Los tres siguen los pasos de Klaus hasta el patio principal, por cuya entrada aparecieron las figuras de Elijah, Camille, Juliette y Olivia, esta última con Hope en sus brazos.

—¿Les has traído aquí?—Arielle mira a Klaus con confusión—Finn puede estar en cualquier parte.

—He tomado precauciones—asegura—No habrá invitados no deseados en la ceremonia, ¿verdad, Liv?—señala, mirando a la bruja que sostenía a su hija—

—Ese es mi trabajo, pero gracias por la confianza—comenta Juliette, pasando por su lado para dirigirse a las escaleras que la llevarían al piso superior—Necesito silencio. Y a Amelia.

Klaus sonríe satisfecho, volviendo su mirada hacia Arielle.

—Después de la boda, la mandada de Hayley será la primera línea de defensa—añade el hibrido—Ya basta de huir, amor.

Dudosa, Arielle comparte una mirada con Elijah, quien le dedica una pequeña sonrisa tranquilizadora. Entonces se gira hacia Olivia, acercándose para poder coger a su hija en brazos.

—Hola—sonríe al ver como Hope suelta una pequeña risa de felicidad—Hayley, ven.

Su amiga sonríe, entrelazando su mano con Jackson para que este la acompañe.

—Hope, este es Jackson—señala Arielle, presentándoles—Jackson, esta es Hope.

—Hola—sonríe él, mirando a la niña con ternura—Es preciosa.

Arielle sonríe, viendo como Hope intenta agarrar su mano con una sonrisa.


Pocos minutos antes de la boda, Elijah se encontró a Olivia abandonado el complejo mientras todos se preparaban para la ceremonia y algunos invitados comenzaban a adentrarse en el lugar.

—¿Te vas?—frunce el ceño, obligándola a frenar sus pasos—

—Rebekah me ha pedido ayuda con Kol—le explica—Juliette y Amelia protegerán a Hope mientras no estoy.

—Bien—asiente, alejándose de ella—

—Elijah.

Su voz llamándole le obliga a darse la vuelta para mirarla.

—Hayley te quiere, pero también quiere a Jackson. Se ha visto obligada a elegir para proteger a Hope y ayudar a su manada, eso no elimina sus sentimientos por ti.

—Yo...

—Lo he visto antes. He presenciado bodas concertadas que acaban mejor que aquellas escogidas por amor. Y he visto y vivido como el amor vuelve a nacer con más de una persona a lo largo de la vida. Tú lo sabes. Lo has vivido. Volverás a enamorarte.

—Quiero que sea feliz. Eso es todo—declara con firmeza—

—Lo sé. Y lo será. Estoy segura—asegura, dedicándole una leve sonrisa—Espero estar de vuelta para la ceremonia. Tendré cuidado.

Sin esperar una respuesta por su parte, Olivia abandona el complejo, reuniéndose con Kol en el cementerio de Nueva Orleans.

—No pensé que vendrías—Kol levanta su mirada hacia ella al notar su presencia en la cripta—No teniendo en cuenta cómo acabaron las cosas entre nosotros la última vez.

—Necesitas ayuda—señala, acercándose a él—Y eso pasó hace mucho tiempo. No quiero que mueras, Kol.

Una triste sonrisa se asoma por los labios del chico.

—Eres mi única esperanza, Liv. No puedo decírselo a Davina. Juliette está protegiendo a mi sobrina y ni siquiera sabe estoy aquí. Rebekah es novata y...

—Es un hechizo muy difícil, Kol. Tu hermano es muy poderosos y yo... no soy la bruja que solía ser. Pero haré todo lo que esté en mi mano—le asegura—

—Muy bien, ¿empezamos?—inquiere Rebekah, adentrándose en la cripta e interrumpiendo su conversación—

—Empezamos—afirma Kol, posando su mirada en ella—


Arielle se observaba en el espejo, admirando el vestido que Klaus le había regalado. Pero la risa de Hope la interrumpe, atrayendo su atención. Con una sonrisa enternecida se da la vuelta para mirar a su hija, quien se encontraba sentada en una manta en el suelo jugando con sus juguetes.

—Hola—sonríe, sentándose a su lado—No puedo creerme que estes aquí. Bueno, mami tiene que irse con la tía Hayley a la gran ceremonia, pero no te preocupes Cami te cuidara. Y después de eso, no volveré a perderte de vista.

Hope la mira mientras mueve uno de sus juguetes entre sus manos, lo que hace que Arielle sonría con ternura justo en el momento en el que Klaus se adentra en la habitación. Arielle eleva su mirada hacia él, poniéndose en pie.

—Estas preciosa—la observa con asombro—

—Bueno, alguien tiene buen gusto—admite con una sonrisa—¿Qué haces aquí? Creí que estarías con Elijah.

—Tenía una sorpresa para ti—recuerda. cerrando la puerta de la habitación tras él—

Arielle sonríe, acercándose a él, pero su teléfono comienza a sonar, interrumpiéndoles. Ella intenta ignorarlo, pero aún así no puede evitar dirigir su mirada hasta el aparato situado sobre su mesilla de noche. Éste brillaba con el nombre de su hermano pequeño.

—Deberías contestar—señala Klaus, dirigiendo su mirada hacia el aparato—

—No—niega, volviendo su mirada hacia él—Tú has llegado primero. ¿Cuál es la sorpresa?

—Arielle, contesta el teléfono—insiste—La sorpresa puede esperar. En serio.

Soltando un suspiro de frustración, Arielle se acerca a su teléfono, contestando la llamada bajo la atenta mirada de Klaus.

—Stefan, hola—saluda—¿Qué ocurre?

—Hola, Beth. ¿Qué tal?—inquiere, desde el otro lado de la línea—

—No intentes evadir lo que vayas a contarme—le pide con frustración—No tengo tiempo y sé que ha pasado algo. Conozco el tono de tu voz.

Stefan suspira en respuesta.

—¿Quién ha muerto, Stef?

—Liz Forbes, la madre de Caroline y Thomas.

—¡Dios mío!—murmura, sentándose en su cama, atrayendo la atención de Klaus, quien agarra a Hope en sus brazos—¿Cómo están ellos?

—No muy bien—admite—El funeral es en dos días y, bueno, creo que deberías... deberías venir.

—Por supuesto, mañana salgo hacia allí—declara—Y oye, Stef, dales a Caroline y a Thomas un abrazo de mi parte, ¿vale?

—Claro, nos vemos mañana—se despide, colgando la llamada—

—¿Estas bien?—Klaus se acerca a Arielle con preocupación—

—¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?—inquiere ella, llevándose ambas manos a su rostro—Tantas muertes sin sentido, tantas personas buenas perdiendo la vida, tantas complicaciones, enemigos.

—No lo sé, mi amor—admite, sentándose a su lado—

—Bueno, no quiero estropear la boda de Hayley—declara, dedicándole una pequeña sonrisa forzada—Así que hagamos como que esto no ha pasado, ¿vale?

—Como quieras.

—Y no retrases tu sorpresa por esto—le advierte—Necesitamos cosas buenas. La boda de Hayley es una y sé que tu sorpresa también lo será. Así que cuando vuelva de Mystic Falls, me la das. ¿Entendido?

—A sus órdenes, reina—sonríe—


Apoyados en la barandilla del piso superior, Klaus y Arielle observan a Hayley a Jackson caminar hacia el altar, subiendo cada uno de ellos por las dos escaleras paralelas de la sala de baile mientras la música suena dando comienzo a la boda.

—Por favor, sentaos—indica Mary, la abuela de Jackson y encargada de la conducir la ceremonia—

Lo invitados situados en el piso inferior, hacen caso a sus palabras mientras Klaus y Arielle se mantiene de pie, pues no tenían ninguna silla.

—Nos reunimos hoy aquí como una comunidad en busca de paz, inspirados por la unión de esta pareja ante vosotros—Jackson y Hayley les dirigen una rápida mirada a Arielle y a Klaus—Hubo un tiempo en que los hombres lobo no nos considerábamos maldecidos sino bendecidos por la conexión con nuestro interior más puro.

La mirada de Hayley viaja entonces hacia Elijah, quien en ese momento se sitúa junto a Arielle.

—Y esta noche, honramos esa bendición con la esperada unificación de los dos linajes Medialuna—continúa Mary. Hayley sonríe, mirando a Jackson—Y de este modo, elegimos aceptar la naturaleza vampirica de Hayley. Con esta unión, Hayley compartirá sus dones únicos con su manada. Y ahora vuestros votos.

—Prometo honrarte y defenderte a ti y a los tuyos, de cualquier amenaza—declara Jackson, mirando a Hayley—

—Compartir bendiciones y cargas. Ser tu defensora, tu protectora—continua ella—

—Ser tu consuelo. Ser tu refugio. Y durante toda nuestra vida...

—Ser tu familia—completa ella—

—Ser tu familia.

Ambos se sonríen y juntos agarran la mecha para encender la vela situada junto a ellos. A su lado, Arielle nota entonces como Elijah se tensa mientras que Klaus entrelaza sus dedos con los de ella.

—Los dos habéis superado todos los rituales y pruebas tradicionales de los hombres lobo—señala Mary, mirando a Jackson y a Hayley—Ya sólo falta una cosa. Jackson, puedes besar a la novia.

En ese momento, Elijah se aparta de Arielle y de su hermano, volviendo a la habitación donde Camille se encontraba cuidando de Hope.

Arielle sonríe al ver a Hayley sonreír tras unir sus labios con Jackson. Estaba feliz por ella y por los lobos que ahora recibían su poder para controlar su transformación ante la luna llena.


Tras la ceremonia, Arielle vuelve a su habitación para reunirse con Camille, quien mecía a Hope en sus brazos. Una sonrisa aparece en los labios de la vampiro al ver aquella imagen.

—¿Cómo está?—inquiere, atrayendo la atención de la humana—

—Oh, está un poco nerviosa. Debe de ser por los dientes, es ahora cuando le empiezan a salir—le responde—

Arielle asiente, buscando algo con su mirada.

—No sabras dónde está su conejo de peluche, ¿verdad?

—Oh, si—asiente Camille, acercándose a la cuna—

—Olivia dice que eso la tranquiliza.

—Si—sonríe, moviendo el peluche frente a Hope, quien ríe de felicidad—Debería bajar y felicitar a Hayley.

Camille se acerca a Arielle para entregarle a la niña.

—Claro—asiente, ajustando a Hope en sus brazos, agarrando también el peluche—

Camille sonríe, abandonado la habitación en el mismo momento en el que Klaus se adentra en ella.

—La he oído llorar—explica el hibrido—Pero ya veo que está más tranquila.

—Si. Solo necesitaba a su mamá, ¿verdad, Hope?—Arielle sonríe, mirando a la niña con ternura—¿Sabes? Creo que esto le gusta. Se siente en casa. ¿Quieres cogerla?

Klaus la observa con duda, bajando entonces su mirada hacia Hope, quien le sonríe con la esperanza de que acepte. Sin embrago, Klaus no se mueve.

—Sé que estas abrumado con todo esto, pero si tú y yo estamos felices, ella lo estará también—declara Arielle, mirándole con preocupación—

Una pequeña sonrisa se asoma por sus labios, observandolas a ambas. Entonces se acerca, agarrando a Hope en sus brazos. Una vez la acomoda, estira su otra mano hacia Arielle.

—Ven—le pide—Tenemos que hacer algo.

Arielle le observa con confusión, pero acepta su mano, dejándose guiar por él hasta la pista de baile.

—Damas y caballeros, un minuto de atención, por favor—pide Klaus, atrayendo la atención de todos los invitados de la boda—Me gustaría hacer un brindis.

Aún confusa, Arielle agarra a Hope en sus brazos cuando Klaus se la entrega. Hayley se acerca entonces a ellos, saludando a la pequeña con una sonrisa.

—Quiero daros la bienvenida a todos—habla Klaus—Como sabéis, en primavera, Arielle y yo tuvimos una hija. Debido a trágicas circunstancias, se perdió. Y ahora ha vuelto a casa.

Todos los invitados comparten miradas de asombro y confusión.

—Se llama Hope. Tiene el gen de los lobos, como yo. Así que vivirá aquí entre vosotros. Su manada, su familia. Os imploramos que protejáis a nuestra hija. Que la enseñéis y la queráis como a uno de los vuestros.

Agarra una copa de champagne en sus manos, mirando a los hermanos Kenner.

—Jackson, os invito a ti, a tu hermano y a tu esposa a vivir aquí, uniendo a vuestra gente orgullosa y noble, en paz. Bienvenido a la familia, hermano. ¡Por Jackson y Hayley!

Arielle observa aquella escena con sorpresa. Conocía a Klaus lo suficiente para saber que eso no era una simple invitación por cortesía. Él tenía sus propios planes. Y la mirada que Elijah le dedicaba desde el segundo piso sólo se lo confirmaba aún más.


Kol y Davina bailaban en lo que serían sus últimos minutos juntos. Rebekah había ido a buscar a sus hermanos tras concluir junto a la joven bruja y a Olivia que no había nada que pudieran hacer para mantenerle con vida. Cuando ellos llegaron, Olivia les esperaba en la entrada del cementerio. Su mirada conectando primero con la de Elijah.

Sin decir nada, Olivia les guió entre las criptas y tumbas hasta el lugar donde Kol y Davina se encontraban.

—Creo que ahora prefiero estar solo—Kol se separa de Davina—

—No vamos a darte esa opción—declara Elijah, atrayendo la atención de su hermano pequeño, quien les observa sorprendido—

—Por y para siempre—declara Klaus—No puedes escabullirte, hermano.

Con un pequeño asentimiento, Kol acepta su compañía. Los cuatro, acompañados de Olivia, Davina y Arielle, se adentran en una de las criptas. Kol se tumba en el suelo una vez las fuerzas comienzan a desaparecer de su cuerpo. Arielle se sienta a su lado, sujetándole la cabeza sobre su piernas, acariciando su pelo. Rebekah se sitúa a su lado, agarrando la mano de su hermano. Mientras que Davina, quien se negaba a dejarle ir, aún continuaba murmurando hechizos.

—Toda mi vida lo único que he querido es que vosotros cuidarais de mi—admite Kol, mirando a sus tres hermanos—

La sangre sale de su boca al toser con debilidad. Arielle le observad preocupada, acariciandole el pelo con delicadeza, mientras sus hermanos le dan apoyo.

—Kol, escúchame—habla Rebekah—No te queda mucho. Vas a morir. Pero morirás siendo brujo y consagraremos tu cuerpo. Te unirás a los ancestros del Barrio Francés, y esos espíritus pueden volver. Y te prometo, hermano, que no dejaré este cuerpo hasta que encuentre el modo de traerte a casa.

Kol asiente levemente, llevando su mirada hacia Olivia.

—Dile a Juliette que lo siento—suplica. Ella asiente levemente—Y gracias, Liv.

La chica sonríe, agachándose junto a él, llevando una mano a su mejilla.

—Te traeré de vuelta—le asegura, dedicándole una leve sonrisa—Lo juro.

—Te tomó la palabra.

—He probado un hechizo distinto—declara Davina, acerca a él—

—Tranquila—Kol le dedica una sonrisa—No tengo miedo.

Davina solloza desesperada, viendo como Kol toma su última bocanada de aire. Arielle cierra sus ojos al nota como la vida de Kol se va desvaneciendo entre sus brazos. Sus ojos viajan hasta Davina con tristeza. Su corazón se rompía al oírla llorar por la muerte de aquel al que amaba.




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