XVII. The Good Brother


CAPÍTULO DIECISIETE
EL HERMANO BUENO

"New money, suit and tie. I can read you like a magazine. Ain't it funny rumors fly? And I know you heard about me. So hey, let's be friends. I'm dying to see how this one ends. Grab your passport and my hand. I can make the bad guys good for a weekend"


Arielle baja al patio principal del complejo, encontrándose con Marcel, quien despedía a dos vampiros, los cuales habían ido a informarle sobre la búsqueda de Klaus y Rebekah.

—¿Se sabe algo?—inquiere Arielle con interés—

—Los errantes de día están tanteando a todos nuestros contactos. La policía, los muelles, El Barrio de Tremé. Ya lo saben todos—explica Marcel, observándola llegar junto a él—Quien quiera ganarse nuestro favor, lo tendrá en bandeja si los encuentra.

—Bien—suspira, llevando su mirada a la entrada del complejo cuando la figura de Elijah se abre paso—¿Dónde has estado?

—En el cementerio, hablando con las brujas—revela, dirigiéndose a una de las salas del piso inferior sin molestarse en mirarla—Sophie Deveraux a muerto. Necesito papel y boli.

—¿Ahora vas a darnos órdenes? ¿O estamos en esto juntos?—inquiere Marcel, siguiendo sus pasos junto a Arielle—

—Papel y boli, Marcellus—insiste, quitándose la americana de su traje—Ahora.

—Oye, quiero recuperarla tanto como tú. A ambos—declara el vampiro, acercándose a un escritorio para buscar lo que el Original le había pedido—

Arielle frunce el ceño al ver como Elijah comienza a desabrocharse la camisa, revelando su torso, en el cual había ahora escritos unos nombres, como si se trataran de tatuajes.

—¡Elijah!—Hayley se adentra en la sala junto a Olivia—Has vuelto. ¿Has encontrado algo?

Ambas chicas frenan sus pasos al ver al Original con el torso desnudo.

—¿Qué está pasando?—cuestiona Hayley, mirando a Arielle con confusión—

—Anotad en una lista estos nombres—les pide Elijah—Por favor.

Arielle asiente, agarrando la libreta y el boli que Marcel le entrega. Hayley se acerca al Original, leyendo los nombres escritos sobre su piel. Olivia se cruza de brazos, acercándose a ellos e imitando las acciones de Hayley. Su mirada perdiéndose en cada uno de los nombres.

—¿Sabin?—murmura la loba al ver el nombre de la bruja escrito en su brazo—

—Elijah, ¿qué es esto?—cuestiona Arielle entonces, confusa por aquello—

—Me parece que son los nombres de las mujeres en las que a vivido Céleste estos dos últimos siglos—revela—

—Se llama Devinette—explica Olivia, acercándose a Elijah con los brazos cruzados. El Original posa su mirada en ella por primera vez, analizando sus movimientos con interés—

—Si, he oído hablar de eso—declara Marcel entonces—Un acertijo de la vieja escuela. Las brujas lo usaban para enseñar a los niños. Al resolverlo desaparece.

Olivia asiente.

—¿Por qué?—cuestiona Arielle con confusión—¿Para qué sirve?

—Céleste me obligó a elegir entre mis hermanos, Hayley y tú. Ahora se mofa de mi elección. Usa un juego para reírse de mi—explica Elijah—Cuanto más dure el juego, más sufren. Para encontrar a Niklaus y a Rebekah debemos resolverlo. La solución está entre estos nombres.

—La que está junto a Sabin, Annie La Fleur—señala Marcel—Su aquelarre la rechazó hará un año. Nunca supe por qué, pero puedo averiguarlo.

—Iré contigo—declara el Original—


—¿La chica se suicido?—cuestiona Arielle al escuchar la historia que Elijah acababa de contarle—

—Si—afirma el Original a través del teléfono—Se ahogó en el Missisipi, para ser exactos. Céleste se cansó de su cuerpo y prefirió el de Sabin.

—¿Cómo lo sabes?

—Saltó desde el sitio en que Céleste y yo nos besamos por primera vez.

—Bueno, es poético, aparte de macabro y vengativo—señala Arielle, sentándose en un sillón con su libreta de dibujo en sus manos—

—Estos nombres, estas vidas, Céleste los robó para vengarse. No tenemos más opción que ver a dónde nos llevan—declara Elijah—Tengo que colgar, luego te llamo.

—Elijah, espera—le pide Arielle, observando un pequeño papel que Hayley le había entregado minutos antes—

—¿Qué pasa?—inquiere, preocupado—

—Hayley me ha pedido que os pregunté a ti y a Marcel sobre uno de los nombres de esa lista—le explica—Brynne Deveraux. Sophie le dijo a Hayley que su linaje puso la maldición sobre los Lobos Medialuna, pero, según Céleste, solo ella puede romperla. Si Brynne Deveraux era Céleste cuando hizo el hechizo que los maldijo, tal vez Céleste pueda romperlo.

—Averiguaré que sabe—le asegura—

Arielle asiente en silencio.

—Elijah. Siento que estes pasando por esto—habla tras unos segundos—Si hubiera sabido que Céleste te hizo elegir a quien ayudar...

—Hayley iba a morir en ese incendio. Mis hermanos son inmortales, y no sabía lo que te pasaría a ti y al bebé. No había elección—asegura, interrumpiéndola—Y ya es bastante sorprendente que confiara en las brujas Bluemoon para salvarte a ti en vez de ir yo mismo.

Sin dejarla responder, Elijah termina la llamada, haciendo que Arielle suelte un pequeño suspiro de frustración.

—Tiene razón—la voz de Olivia atrae la atención de Arielle, obligándola a levantar la mirada hacia la entrada de la sala—

La bruja camina hasta ella, sentándose a su lado.

—¿Qué quieres decir?—Arielle la observa con confusión—

—Sobre que confiara en mis hermanas y en mi. Es sorpréndete. Creía que él y su hermano nos odiaban.

—¿Has oído la conversación?—cuestiona, sorprendida—

—Oh, no, no tengo oído de vampiro—ríe ligeramente. Arielle entrecierra sus ojos—Aunque si tengo un hechizo para escuchar.

—Así que estabas espiando—señala, observándola con seriedad—

—Vale, me has pillado. Pero, ¿puedes culparme?

—¿Dónde están tus hermanas, Olivia?—inquiere Arielle, sin responder a su pregunta—

La bruja suspira, bajando la mirada.

—Cuando Elijah llamo a Juliette, Amelia fue la primera en presentarse voluntaria para ir a ayudarte. Ninguno sabíamos dónde estabas, así que nos separamos para buscarte. Yo te encontré y ellas aún no han dado señales de vida.

—¿Crees que están en peligro?—cuestiona—

—No, probablemente no. Pero esto es una guerra provocada por las brujas, y Juliette lleva mucho tiempo viviendo en esta ciudad.

Arielle asiente, bajando su mirada hacia su libreta de dibujo.

—Una amiga mía me hablo de vuestra familia—revela, volviendo a mirar a Olivia—Me contó que sois una de las familias de brujas más antiguas. Tan antigua como los Originales. Incluso más. ¿Es eso cierto?

—Si—afirma en un suspiro—Es cierto.

—¿Cómo es posible? ¿Habéis estado saltando de cuerpo en cuerpo como Céleste? No, no es eso. Recuerdo a Amelia, la conocí hace un siglo y tenía la misma apariencia que ahora. De echo no parece haber envejecido ni un día. Sé que las brujas pueden prolongar sus vidas, pero esto no lo he visto nunca.

—¿Te dijo tu amiga que éramos muy poderosos?

Arielle asiente.

—Bueno, te dijo al verdad. A medida que pasan los años, vamos perdiendo poder. No somos inmortales ni súper poderosos. Aunque esto último si que lo fuimos por algún tiempo—revela—Las brujas han sido utilizadas y perseguidas desde hace muchos siglos, mi madre nos hizo prometer que nos ocultaríamos, que no llamaríamos la atención a nuestra familia. Y eso mismo hicimos. Nunca quisimos tener nada que ver con los vampiros o los lobos.

—¿Pero ahora si?—cuestiona, confusa—

—No. Pero tú eres un vampiro. Eso no podemos cambiarlo. Y queremos protegerte.

—¿Por qué?

—Por tú bebé, Arielle. ¿No es obvio?

—No lo sé. Sabin dijo que traería la muerte a todas las brujas.

—¿Sabin?—repite, elevando sus cejas con incredulidad—¿Te refieres a Céleste?

—Touché.


A petición de Arielle, Olivia se dirigió a la Iglesia Saint Anna para ayudar a Marcel y a Elijah a buscar los registros de brujas muertas que el antiguo alcalde de la ciudad había recopilado. El almacén del lugar era muy grande y había demasiados documentos, así que cualquier ayuda era de agradecer, por eso Arielle había decidido mandar a la bruja después de que Elijah le pidiera ayuda.

El polvo de las cajas y los libros allí guardados no parecían molestar a los dos vampiros, pero si a Olivia. Tosiendo con molestia, la bruja agarra otra caja para comenzar a revisarla. Ella en realidad no quería estar ahí, pero Arielle se lo había pedido como favor y Olivia no podía dejar que la chica Salvatore saliera del complejo, exponiéndose a ser atacada de nuevo por las brujas que en esos momentos torturaban a Rebekah y a Klaus.

—Aquí hay otro nombre de la lista—anuncia Elijah, sujetando un libro entre sus manos—Brynne Deveraux. Según pone, se ahogo hace 20 años. ¿Te suena su nombre, Marcel?

—¿Brynne? Si, si, nos veíamos, charlábamos—admite el vampiro—

—Ahórranos los detalles, por favor.

Sentada en el suelo con una caja frente a ella, Olivia eleva su mirada hacia ambos vampiros, escuchando su conversación con atención.

—Me hacia algún hechizo de vez en cuando. Tenía mucho poder—recuerda Marcel, acercándose a Elijah—Maldijo a una manada de hombres lobo porque me habían cabreado. Por cierto, ¿qué crees que hará Klaus cuando se entere de que le dejaste sufrir y que dejaste la protección de Arielle en manos de unas brujas a las que apenas conoces para salvar a Hayley y sus lobos?

—Vamos a evitar discutir temas que no te incumben, Marcellus—exige Elijah, observando el libro en sus manos—

—Venga ya—se queja Marcel—Tengo a gente en toda la ciudad. ¿De verdad crees que no sé que los Medialuna tuvieron una reunión familiar en la plantación anoche? Gracias por dejar que se quemara. Adiós, muy buenas. Pero mi pregunta es ¿qué hacia Hayley con esos lobos?

—Marcel, conozco tu historia con los lobos de esta ciudad. Y supongo que sabes que si tocas a Hayley, será lo último que hagas en tu vida—declara Elijah, enfrentándole—

—Vale. Te he tocado la fibra—observa, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios—Ahora que empezábamos a llevarnos bien—suspira, llevando su mirada hacia Olivia—

—A mi no me mires. No somos amigos—declara Olivia, poniéndose en pie—Solo estoy aquí por Arielle. Y Elijah confió en mi porque ya le había salvado la vida una vez. Así que podemos estar de acuerdo en que soy de confianza.

La mirada del Original se posa en ella.

—Tranquila, guapa. No tenía pensado meterme con Arielle—asegura Marcel, poniendo sus manos en alto—Sé que si le pasa algo, Klaus me matará. Y posiblemente Elijah, e incluso Rebekah, le ayuden.

—Estoy segura de que hay un par de personas más que se unirían a esa matanza. Yo incluida—señala la bruja, formando una sonrisa arrogante en sus labios—

—Teníamos razón—interviene Elijah, atrayendo la atención de ambos hacia él—Cada nombre en mi piel es una bruja que a muerto a sus manos. Todas menos una.

Señala el libro. Olivia se acerca para leerlo.

—Clara Summerlin—lee Olivia con confusión—¿Os dice algo?

—No—asegura el Original, soltando el libro—

—Vale, pues, si no se suicido, ¿cómo murió?—cuestiona Marcel, cruzándose de brazos—

—De gripe—responde Elijah—La epidemia del 19.

Olivia baja su mirada hacia el brazo del Original, observando como los nombres escritos en su piel comienzan a desaparecer.

—Creo que tenemos la solución—declara Elijah, victorioso—Solo que no entiendo que significa.


Elijah se adentra en el estudio, encontrándose con Hayley y Arielle. Al verle, ambas se disponen a preguntar sobre lo que él, Olivia y Marcel habían descubierto, pero las interrumpe, haciendo un gesto de silencio con su dedo.

—Acertaste con la bruja Deveraux—le informa a Hayley en un susurro—

La loba se dispone a hablar, pero la llegada de Marcel y Olivia la interrumpe.

—¿Se sabe algo de Clara, la bruja misteriosa?—cuestiona Marcel con interés—

—No mucho—le responde Arielle, su mirada fija en el ordenador frente a ella—Era enfermera en el sanatorio Fleur de Lis. ¿La reconocéis?

Se acerca a ellos, enseñándoles la foto en la pantalla.

—Arriba, la segunda por la derecha—les indica, señalando la foto—

—No—responde Elijah—No me suena.

Arielle asiente, llevando su mirada hacia Marcel, quien agacha su cabeza y se aleja de ellos.

—Marcel—le llama, haciendo que todos llevan sus miradas hacia el vampiro—

—Marcel—insiste Elijah al ver que este no responde. En ese instante el vampiro vuelve a mirarles, claramente incómodo y nervioso—Niklaus y Rebekah están en algún sitio sufriendo terriblemente. Si sabes algo... dilo.

—El sanatorio—declara con incomodidad—Estarán allí.

—¿Seguro?—Arielle frunce el ceño—¿Cómo lo sabes?

—Lo sé y punto.

—¿Cómo lo sabes?—insiste Elijah—

Marcel le mira a los ojos durante unos segundos antes de soltar un pequeño suspiro.

—Si tengo razón, has de saber donde nos estamos metiendo—declara—Rebekah y yo hicimos algo.

Elijah se cruza de brazos, prestándole atención.

—Las brujas lo están usando contra ella. Es... algo que no te va a gustar.

—¿Qué es?—inquiere Arielle—

—Después de que Klaus se interpusiera muchas veces en nuestra relación, Rebekah y yo decidimos llamar a Mikael para que viniera a la ciudad y le hiciera escapar—explica, bajando la mirada para no tener que mirar a Elijah a los ojos—Pero no salió como pensábamos...

—Llevo casi un siglo preguntándome cómo nos encontró. Qué error cometimos para tener que huir del único sitio que fue nuestro hogar—declara Elijah con molestia, interrumpiéndole—¿Sabes que incluso me culpé un tiempo, Marcellus?

Al tenerle frente a él, Marcel se ve obligado a mirarle. Es su mirada lo que enfurece a un más al Original, quien no tarda en sujetarle del cuello, acorralándole contra una pared con ayuda de su velocidad sobrenatural.

—¡Elijah!—exclama Arielle, acercándose a ellos junto a Hayley y Olivia—

—Niklaus te trató como a un hijo—recuerda Elijah con enfado—Rebekah...

—La quería—le interrumpe Marcel—Y aún la quiero. Solo queríamos estar juntos, pero mientras Klaus estuviera cerca, era imposible. Pero claro, tú no sabes lo que es eso, ¿verdad?

Elijah baja la mirada, soltándole.

—Cuando Niklaus sepa esto, se desatará su ira—asegura, mirándole con seriedad—Y no pienso dejar que mi hermana sufra esa furia.

—Pues hay que encontrarles antes de que se sepa la verdad.


Arielle caminaba de un lado a otro en su habitación. Estaba nerviosa. Si Klaus averiguaba lo que Rebekah hizo un siglo atrás, todo acabaría muy mal. Elijah y Marcel se habían ido a buscarles mientras Olivia se quedaba en el complejo con Hayley y ella. Pero Arielle quería estar sola, pensar y reflexionar, intentar buscar una forma de tratar con Klaus si descubría lo de Mikael. Porque de algo estaba segura, no dejaría que matara a Rebekah.

El sonido de su teléfono la sacó de sus pensamientos. El nombre de su hermano mayor brillaba en la pantalla, al ver esto, Arielle no dudo en responder, pero se llevo una sorpresa al ver que quien le hablaba desde el otro lado de la línea no se trataba su hermano.

—Arielle, ¿cierto?—cuestiona un chico al otro lado de la línea—

—Si. ¿Y tú eres?—cuestiona con confusión—

—Soy Enzo.

—Ese Enzo—suspira—

—No, el otro—sonríe el vampiro, a pesar de que ella no podía verle—

—De acuerdo, otro Enzo. ¿Qué quieres? ¿Y por qué me llamas desde el teléfono de mi hermano?

—Veras, a tu hermano la han metido un virus que le hace querer alimentarse de otros vampiros. Estamos atrapados en una casa por unos brujos siniestros y me preguntaba si podrías ayudarnos—le explica—

—Ni siquiera vivo en Mystic Falls—responde, cruzándose de brazos—¿Por qué no has llamado a Stefan?

—Damon no quería pedirle ayuda a su hermano y a su ex—le explica en un suspiro—Pensé que tú... No sabía que no vivías en Mystic Falls. Tu hermano solo me ha dicho que tienes carácter y que te gustan los tíos originales.

—Muy gracioso—Arielle rueda los ojos—Llama a Stefan y pasa de lo que te pida Damon. Cuando esta enfadado es idiota. Bueno, más de lo normal.

Sus palabras hacen que Enzo sonría. Le gustaba ver que la chica tenía el mismo humor que Damon y que él.

—Oh, y pídele, por favor, que me llame—añade de la chica—

—A la orden—responde Enzo—Un placer hablar contigo, preciosa.

Sin decir nada más, Arielle cuelga la llamada. Ahora no solo Klaus y Rebekah estaban en problemas y peleados, al parecer sus hermanos volvían a tener otra de sus muchas disputas.




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