XV. I See A Little Silhouetto Of A Man


CAPÍTULO QUINCE
VEO LA PEQUEÑA SILUETA DE UN HOMBRE

"Don't want to let you down but I am hell bound. Though this is all for you. Don't want to hide the truth. No matter what we breed we still are made of greed. This is my kingdom come"


De vuelta a Nueva Orleans, la familia Original se había encontrado con un nuevo problema, vampiros muertos a causa de un ritual mágico que les dejaba una marca en la frente. Por culpa de estos sucesos, Klaus le había prohibido a Arielle salir del complejo. Ella no se quejaba, no tenía ganas de enfrentarse a un brujo o bruja que pudiera matarla a ella y al bebé. Además, agradecía el tiempo a solas, dibujando y escuchando música.

Por supuesto Klaus la seguía mantenido al tanto de todo. Quejándose de que Marcel no quería ayudarle a encontrar al asesino, pues perdía su tiempo bebiendo por la muerte de Davina. Molesto porque Rebekah parecía haber desaparecido. Y frustrado por lo cobardes que eran los vampiros de Nueva Orleans, por no querer enfrentarse a lo que quiera que les estaba matando. Ante toda esa información, Arielle se ofreció a ayudarle, pero él se negó rotundamente.

Por otro lado, Hayley también estaba retenida en el complejo. En este caso por petición de Elijah, quien estaba preocupado por la loba. Viéndose de nuevo encerrada, Hayley decidió que lo mejor era entretenerse haciendo algo que pudiera ayudarles. Por lo que decidió agarrar los dibujos de Davina e intentar averiguar por qué la joven bruja muerta los había hecho en un primer lugar.

—Entonces, ¿Katherine está muerta?—Hayley decide romper el silencio entre ella y Arielle, levantando la mirada de los dibujos—

—Si—si suspira Arielle, sus dedos moviéndose por las teclas del piano de forma distraída—Ahora mismo estará en el infierno.

—Genial. Esa perra me uso y luego intento matarme enviando a uno de sus vampiros—recuerda con molestia—

—¿Crees que eso es malo?—cuestiona Arielle, elevando las cejas—Enamoró a mis dos hermanos y luego les hizo creer que estaba atrapada en una tumba durante 145 años. Luego volvió y resultó que ninguno le importaba.

—¡Vaya!—exclama Hayley con asombro—

—Si, y mató al hermano de Elena y a Caroline para convertirla en vampiro.

—Bien, retiró lo mio. Todo eso es peor—admite—¿Y a ti que te hizo para que la odiaras tanto?

—Pues no lo sé, simplemente la odie. Por separar a mis hermanos—Arielle se encoge de hombros—Damon y Stefan era muy unidos hasta que ella llegó. Jugó con ellos y sus sentimientos y por su culpa los tres nos convertimos en vampiros. Bueno, la suya y la de nuestro padre, quien nos mató.

—¿Vuestro padre os mató?

Arielle asiente.

—Damon nunca fue su favorito, y yo menos. Por aquel entonces no sabía por qué, pero ahora asumo que porque era la hija de una aventura que tuvo. Pero no nos mató por eso, si no porque mis hermanos intentaron salvar a Katherine y yo intenté salvarles a ellos—explica—Él formaba parte del consejo de Mystic Falls. Odiaban a los vampiros y a cualquiera que les apoyara o ayudara. Mató a mi novio delante de mis ojos.

Hayley la escucha atentamente, sintiendo pena por la vida que Arielle había llevado en su juventud.

—Y nunca conociste a tu familia materna—recuerda lo que le había explicado días atrás—

—Siempre creí que Lily Salvatore era mi madre, así que no, no supe nada de mi familia materna hasta hace unos meses.

Su mirada baja de nuevo hasta las teclas del piano, pero el sonido de varias voces en el patio central del complejo llaman su atención.

—¿Qué pasa?—Hayley frunce el ceño al verla ponerse en pie—

—No lo sé—responde, saliendo de la sala para asomarse por la barandilla del piso superior—

Entonces sus ojos dieron con la razón de tanto barullo. Juliette Bluemoon acababa de entrar al lugar. Los vampiros la rodeaban, a una distancia prudente. Sabían que ella era una bruja, lo que la convertía en una sospechosa de los asesinatos.

—Aquí no queremos brujas—se queja uno de los vampiros con la poca valentía que le quedaba—

—¿Te crees que quiero estar aquí contigo?—le observa incrédula—Busco a Arielle o a Klaus, me da igual

—Klaus a dicho que nadie puede hablar con Arielle, y él no está aquí ahora.

—Klaus no manda sobre mi—declara la aludida, bajando las escaleras—

Las miradas de los vampiros y los ojos azules de Juliette se posan sobre ella mientras Hayley se asoma por la barandilla.

—Arielle, ¿podemos hablar?—le pide la pelirroja—A solas.

—Si, por supuesto—le sonríe, apartando su mirada hacia los vampiros—Largo.

—Pero...

—¡Fuera!

Sin una queja más, los vampiros se dispersan, dejando que Juliette se acerque a Arielle.

—¿Qué pasa?—inquiere Arielle—

—Mis hermanas y yo aún estamos débiles, pero eso no nos ha impedido notar la llegada de una magia negra a la ciudad. ¿Sabéis algo?

Arielle suspira, levantando sus ojos hasta compartir una mirada con Hayley.

—Al parecer hay un asesino de vampiros—le explica entonces, volviendo a mirarla—Klaus lo investiga.

Juliette asiente.

—Si necesitáis ayuda, o información, llamadnos—le pide—Estamos débiles, pero no somos inútiles.

—Se lo haré saber.

—Bien—suspira, dispuesta a irse—

—Juliette, espera—le pide Arielle, obligándola a frenar sus pasos—Sé que Marcel y tú os conocéis desde hace tiempo. Tal vez puedas... Klaus dice que está sufriendo por la muerte de Davina. No sé, solo he pensado que tal vez...

—Le buscaré—asegura, interrumpiéndola—

Arielle asiente, dejando que Juliette abandone el complejo.

—Rebekah no coge el teléfono—declara Elijah entonces, acercándose a ella—

La mirada de la chica Salvatore viaja hacia él mientras Hayley baja las escaleras para reunirse con ellos.

—¿Te preocupa que el asesino de los errantes siga ahí fuera?—le pregunta Hayley—

—Lo que temo es que ella tenga algo que ver con eso—responde con frustración—Está muy resentida con Niklaus. Quizá esté conspirando... con otros.

Arielle frunce el ceño al ver como el Original trajeado dirige su mirada hacia uno de los amigos de Marcel. Aquel al que Klaus había perdonado horas antes.

—Thierry, ¿verdad?—inquiere Elijah, caminando hacia él—

—Así es—responde, observando a Elijah, Arielle y Hayley acercarse a él—

—Mi hermana te tiene en muy alta estima. Y me extraña, no suelen atraerle los hombres corrientes. ¿A qué se debe ese magnetismo tan repentino?

—No sé de qué estas hablando...

Elijah le interrumpe, agarrándole del cuello y acorralándole contra una pared.

—O me dices ahora mismo lo que sabes o te esparciré en pedacitos por todo el barrio—le advierte Elijah—

—Quería que estuviera atento con las brujas—explica Thierry con dificultad—Encontré algo y cuando se lo enseñé, nos abordó un tío. La disecó con solo tocarla.

—Y la abandonaste como un cobarde—se queja Arielle entre dientes—

—¿Debía enfrentarme a un hechicero que tumbó a una Original?—señala él, incrédulo—

—¿Dónde pasó exactamente?—le pregunta Hayley—

—En los muelles, almacén 57–responde Thierry, dirigiendo su mirada hacia Arielle—Hice lo que ella me pidió. No se lo digas a Klaus, por favor.

Elijah posa su mirada en Arielle, quien se cruza de brazos con seriedad. Entonces Elijah lanza a Thierry contra otra pared.

—Tendré en cuenta su petición—sonríe Elijah, dispuesto a abandonar el complejo en busca de su hermana—

—Espera—le pide Hayley—Vamos contigo.

—No, quedaos. Si Arielle sale de aquí estoy seguro de que Niklaus me matara—responde Elijah—En el complejo estáis a salvo.

—Rebekah está en peligro, me da igual lo que diga Klaus—asegura Arielle, caminado hacia la puerta—

Elijah la sujeta del brazo, obligándola a mirarle.

—No os alejéis de mi vista. En especial tú, Arielle—ordena, sin dejar de mirar a la rubia a los ojos—¿Queda claro?

Arielle asiente, haciendo que Elijah la suelte con delicadeza.


Marcel no se molesto en levantar su mirada al oír sonar la campana de la puerta del Rousseau's. El bar estaba cerrado, él se había colado allí esperando encontrar a Sophie, pero allí no había nadie más aparte de él y la botella de bourbon medio vacía a su lado.

—¿Hundiendo las penas en alcohol?—una voz conocida llega sus oídos, declarándose como la recién llegada al bar—Que típico, Marcellus.

—No me llames así—se queja, tomando otro trago de alcohol—

—¿Por tú nombre?—inquiere, frunciendo el ceño—

—Suena como si estuvieras riñéndome por algo—explica, girando su rostro hacia ella—

—Por ahogarte en alcohol o por allanamiento de morada, creo que ambas son buenas razones—sonríe levemente, sentándose a su lado—

—Soy yo el que debería estar enfadado contigo—declara, molesto—Dijiste que Davina estaría bien, lo prometiste. ¿Y sabes qué? Que no está bien. Davina está muerta. Así que dime, ¿por qué querría hablar contigo?

—Alguien a desviado la magia a otro lugar—le explica ella, agarrando la botella de bourbon y un vaso vacío del interior de la barra—Han interrumpido la Siega. Davina debería haber vuelto. Si encuentras la magia desviada y la devuelves a la tierra, ella y las otras tres chicas volverán.

—¿Lo harán o esta es otra de tus mentiras?—cuestiona, apretando su mandíbula—Solía confiar en ti, Juliette.

—Conozco los fundamentos de ese ritual. Funciona.

—Tú y tus libros—bufa, molesto—Estoy harto. Siempre guardando secretos, siendo misteriosa. Tendría que haberte matado hace tiempo.

—Oh, aunque pudieras, me necesitabas.

—¿Y qué me impide matarte ahora?—inquiere, entrecerrando sus ojos—Estas débil y yo enfadado.

—Tienes razón. Hazlo. Si crees que eso aliviará tu dolor, adelante, Marcellus—le invita, bebiéndose el vaso de bourbon de un solo trago—

Marcel la observa durante unos segundos. Una parte de él quería hacerlo, otra le decía que no era lo correcto. Ya había perdido a una amiga esa semana, no podía perder a otra. Aunque nunca había confiado totalmente en Juliette, y despreciaba a la mayoría de brujas, ella le caía bien en cierta manera. Además, aún tenía muchas dudas sobre ella. Dudas y preguntas de las que necesitaban respuesta. Por no olvidar que era una buena aliada.

Al ver que no se movía, Juliette decidió hablar de nuevo.

—Escucha, no estoy aquí por ti—admite en un suspiro—Arielle me pidió que me asegurara de que estabas bien.

—Arielle apenas me conoce—señala, volviendo a poner su mirada en el vaso en sus manos—

—Tiene una naturaleza maternal difícil de explicar. Ella se preocupa por todo el mundo.

—Si, lo he notado—murmura—

—Pobre Marcellus—una tercera voz hace que ambos dirijan sus miradas hacia la puerta del bar. Ninguno se había dado cuenta de su llegada—Siempre a la sombra de tu padre. Sal de una vez de su regazo y muere como un hombre.

Marcel reconoció al hombre al instante, poniéndose en pie, colocándose delante de Juliette de forma protectora.

—Jules, sal de aquí—le ordena—Ya. No mires atrás. Corre.

—Prefiero que se quede—habla el hombre, que ahora Marcel sabía que se trataba de Papa Tunde—Será mi público. He preparado un espectáculo impresionante.

Usando su velocidad vampírica, Marcel se acerca a él, rompiéndole el cuello. Sin embrago, el brujo parece curarse al instante, mirándole con superioridad.

—Marcel...

—He dicho que te vayas—se queja Marcel al oír la voz de Juliette tras él—

—No puedes vencerme—asegura Papa Tunde, sujetando al vampiro por su cuello—Canalizó el poder de un vampiro Original. Pronto tendré a los tres, pero antes, te tomaré a ti.

Comienza a murmurar un antiguo hechizo, debilitando a Marcel poco a poco. Juliette, frustrada por la poca magia en su cuerpo, decide agarrar la botella de bourbon a su lado para golpear a Papa Tunde en la cabeza con ella.

El hombre se tambalea hacia atrás, soltando a un débil Marcel. Entonces Juliette comienza a murmurar su propio hechizo. Ante esto, Papa Tunde no tarda en sujetarla del cuello, sacando el aire de sus pulmones.

—Pobre joven aprendiz—comenta, observándola—

Juliette lucha por recuperar el oxígeno, pero entonces él la lanza contra una pared. Su cuerpo cae contra el suelo con fuerza, provocándole un gran dolor. Sabiendo que la atención de Papa Tunde se encontraba en Marcel y que a ella no podía verla gracias a la barra del bar, su mano buscó el móvil en el interior de sus pantalones.

—Vaya, no esperaba recibir una llamada de ti precisamente—la voz de Klaus suena al otro lado de la llamada—

—No hay tiempo para esto—se queja en un murmullo mezclado en dolor—Un brujo chiflado intenta matar a Marcel. Estamos en Rousseau's y...

—Creía que tú eras una bruja—señala el hibrido, confuso—

—Perdí gran parte de mi poder salvando a Arielle y a vuestro bebé—le recuerda ella, apretando su mandíbula—

—Pues escóndete, no quiero tu sangre en mis manos—declara, finalizando la llamada—

Juliette murmura una maldición, intentando calmar su respiración y esperando que Klaus llegara al bar.

—Según recuerdo, tú eres de las pocas personas que le han importando algo a Niklaus Mikaelson—comenta Papa Tunde mientras comienza con el ritual para matar a Marcel y canalizar su poder—Sabes lo que le hizo a mi familia. El hijo ha de pagar por los pecados del padre. Me deleitaré contándole a Klaus cómo has muerto.

En ese instante Klaus aparece, sujetándole por la espalda.

—Recuerdo que te maté, pero apenas lo saboreé—comenta en su oído—Por suerte, ahora podré revivirlo.

Papa Tunde se da la vuelta con fuerza, lanzándole contra la pared contraria.

—Estas aquí—celebra—Bien. Así te mataré ante los ojos de tu hijo y después os consumiré a los dos.

Klaus se pone en pie, molesto, y comienza a pelear con él. Sin embrago el poder que Papa Tunde canalizaba de Rebekah le hacía casi tan fuerte y rápido como un vampiro.

—Está vez soy más fuerte—señala, agarrando a Klaus del cuello—


Al llegar al almacén 57, Elijah, Arielle y Hayley se encuentran a Rebekah tumbada en medio de un círculo de sal, como si fuera parte de una especie de ritual.

—¡Rebekah!—exclama Elijah, preocupado por su hermana pequeña—

Corre hacia ella, pero el círculo de sal le impide alcanzarla.

—¿Qué pasa?—cuestiona Hayley con confusión—

—Algún hechizo de aislamiento—responde Elijah, intentando mantener la calma—Están canalizando su poder. Sería un proceso letal, pero al ser una Original, no puede morir. Es una fuente infinita de poder.

—¿Y ahora qué vamos a hacer?—inquiere Arielle, fijándose en la sangre de serpiente esparcida alrededor de su amiga—

—Sacarla de ahí—le responde Elijah con firmeza—

—¿Y como lo hacemos? Si ni siquiera podemos entrar en el círculo—señala Hayley—

—Llamar a alguien que sepa como romper un hechizo de aislamiento—propone Arielle, marcando el número de Juliette en su teléfono—

Como esta no responde, Arielle decide llamar a una de sus hermanas, Amelia.

—Arielle, ¿qué ocurre?—la dulce voz de una chica suena desde el otro lado de la línea. Arielle no podía reconocerla, pero estaba claro que ella la conocía—

—¿Amelia?—frunce el ceño, confusa—

—No, soy Olivia, su hermana—le explica ella—Juliette se ha ido y Amelia está revisando algunos de sus grimorios en busca de alguna información sobre el brujo o bruja que amenaza el barrio. ¿A ocurrido algo?

—Si. Hemos encontrado a Rebekah, pero están canalizando su poder como fuente infinita por ser una Original. Está dentro de un círculo de sal. No podemos entrar.

—Tenéis que sacarla del círculo—señala Olivia—

Elijah bufa con frustración, agarrando el teléfono de las manos de Arielle para poder hablar él.

—Te digo que no podemos entrar en el círculo—señala con una mezcla de frustración y preocupación—Es algún hechizo de confinamiento. Tengo que sacarla para romper el vínculo.

—Es un hechizo enrevesado. Como la receta de una bruja—explica Olivia—Rompe el equilibrio añadiendo un ingrediente más potente. Un aglutinante místico. No sé. Ceniza volcánica, sal de roca. Cualquier cosa, incluso un ojo de tritón.

—¿Serviría la sangre de una bruja?—inquiere Elijah entonces—

—¿Tienes sangre de bruja?—cuestiona confusa, pero Elijah no se molesta en responder, terminado la llamada—

Arielle frunce el ceño al ver como los ojos del Original viajan hasta ella.

—Necesito un favor—habla Elijah entonces—

—El bebé—asume ella, tocándose el vientre. Elijah asiente—Tiene raíces de bruja.

Soltando un suspiro, Arielle se acerca a él sin apartar su mirada de Rebekah. Se coloca frente a Elijah y se lleva su muñeca a la boca para clavar sus dienten en ella y dejar caer su sangre en el círculo de sal. Elijah la observa con atención, adentrándose en el círculo con cuidado. Agarra el cuerpo de su hermana en brazos y la saca de él, salvándole la vida a ella y a Klaus, quien en ese mismo momento estaba siendo atacado por el brujo culpable de todo aquello.


Al oír el barullo que se estaba creando en el patio central del complejo, Arielle soltó su libreta de dibujos y salió de su habitación para observar a todos los vampiros que se encontraban reunidos en el lugar. Sus ojos viajaron hasta el otro lado del piso superior, encontrándose con Klaus, apoyado en la barandilla, igual que ella.

—No hace mucho, os unisteis todos contra mi. Y fallasteis—la voz de Klaus suena con autoridad, haciendo que todos los vampiros le miren—Desde entonces, mostrando benevolencia, he hecho borrón y cuenta nueva. Y aún así, es evidente que pensáis que soy yo quien necesita ganarse vuestro respeto, vuestra lealtad. Os equivocáis. Sois vosotros los que debéis demostrarme vuestra valía. Nuestra comunidad está sufriendo ataques. Ahora precisó soldados. ¡Necesito guerreros! No cobardes. Así que la decisión es vuestra. O bien lucháis y seguís a mi lado o bien os largáis ahora mismo.

Su ultimátum provoca aún más murmullos que antes. Los vampiros presentes barajaban sus opciones. Entonces Thierry decidió dar un paso al frente para hablar.

—¡No te debemos nada!—declara con firmeza—Si quedarse en el barrio implica vivir bajo tu mandato, yo me largo ahora mismo.

Arielle observa como se dispone a irse. Una mueca se forma en su rostro, apretando el agarre en la barandilla frente a ella.

—¡Mejor!—exclama, llamado la atención de todos los presentes, provocándoles sorpresa—Porque, Thierry, un hombre como tú, que deja tirado a alguien como un cobarde, no es un guerrero.

El aludido la observa durante un segundo, pero decide ignorar sus palabras e irse. Junto a él, varios vampiros hacen lo mismo, pero otros muchos, incluyendo a Diego, deciden quedarse. No solo por Klaus, si no por ella. Sus palabras eran muy ciertas y ninguno de ellos quería ser un cobarde.


—Lo reconozco. Pensaba que perderías a más chicos—comenta Marcel—

—Es un alivio que se marchen—asegura Klaus con una sonrisa—No hay sitio para vagos ni cobardes en nuestro reino.

—Si, aunque estoy seguro de que también se debe a la intervención de Arielle—comenta, mirando a la chica, quien le dedica una leve una sonrisa—

—Por supuesto—sonríe Klaus con orgullo—Mi querida Arielle está destinada a ser la reina del Barrio Francés y hoy se lo ha demostrado a todos.

—Bueno, los cobardes me ponen furiosa—señala ella—

—Bueno, ahora que Marcel a recuperado la compostura, abordemos un tema pendiente, ¿os parece?—les pregunta Klaus, dándose la vuelta para mirar a Sophie Deveraux, quien se encontraba a unos metros de ellos—Con la ayuda de nuestra querida amiga Sophie.

—No tengo por qué ayudarte y aún menos ayudarle a él—se queja la aludida, cruzándose de brazos—

—Vamos, no lo pongas más difícil, amor—se queja Klaus—Solo vivirás mientras me sea útil. Y ahora harías bien en explicarme por qué un brujo que maté hace 100 años ha vuelto para vengarse.

—Vamos. ¿Brujos que resucitan con una poder inmenso?—comenta Sophie como si la respuesta fuera obvia—Fue la Cosecha. Hubo cuatro chicas que murieron para después renacer. No sé cómo, pero alguien robó ese poder y lo uso para traer de vuelta a cuatro brujos en vez de a las chicas.

—Si eso es así, recuperando el poder podemos salvar a Davina—señala Marcel con esperanza—

Arielle asiente, de acuerdo con él.

—Centrémonos en el problema más inmediato—pide Klaus—Papa Tunde quiere venganza. Seguirá atacando y canalizando el poder de los vampiros que sacrifica. Cuanto más mata, más peligroso es. ¿Cómo acabo con él?

—Necesita sacrificios para tener poder—le recuerda Sophie—Impide que mate a más errantes de la noche. Eso ayudaría.

—Entonces espero que no encuentre un lugar lleno de vampiros dispuestos a ser sacrificados—señala, preocupado—

—El Jardín—murmura Arielle, posando su mirada en Marcel—

Klaus asiente, poniéndose en pie. Marcel no tarda en seguir sus pasos, abandonado el complejo para dirigirse al lugar donde solía encerrar a los vampiros que incumplían sus normas. Lugar que, como ya había asumido Arielle, había sido arrasado por Papa Tunde.




Primera interacción de Elijah y Olivia ¿que os a parecido?
Also, soy super Team Elijah y Arielle trabajando juntos 😊
Y de ARIELLE siendo una completa REINA de Nueva Orleans 👑
Decirme que os a parecido el capítulo, ideas, dudas, predicciones.
💖Gracias por leer💖

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