XII. Rumour Has It...


CAPÍTULO DOCE
LOS RUMORES DICEN QUE...

"I put my armor on, show you how strong I am. I put my armor on, I'll show you that I am... I'm unstoppable. I'm a Porsche with no brakes. I'm invincible. Yeah, I win every single game. I'm so powerful I don't need batteries to play. I'm so confident, yeah, I'm unstoppable today"


Lucien fue el primero en llegar al complejo para atender la cena de Acción de Gracias a la que Elijah y Klaus tan amablemente le habían invitado. Todo el patio del lugar estaba perfectamente decorado y una mesa de comida aguardaba a un lado.

—¡Vaya!—Lucien sonríe al ver a Tristan entrar en el complejo con un ramo de flores—Flores para mi. No hacía falta.

—Son para la señora de la casa—aclara Tristan, dejando el florero sobre la mesa de las bebidas. Lucien asiente y se serve una copa de bourbon—Por educación hay que llevar un regalo cuando te invitan. Supongo que tú no has traído nada.

—Solo mi más profundo respeto hacia ti—responde, dedicándole una sonrisa arrogante—Yo al menos sé que en esta casa viven más de una señora. Mejor dicho, señoritas.

—¡Me encanta que os llevéis tan bien!—exclama Klaus, bajando las escaleras para reunirse con ellos en el patio principal—

—Como una mecha y una cerilla—asegura Lucien—

—Supongo que Aurora estará al caer.

—Siento llegar tarde—la propia Aurora habla al entrar en el lugar. Las miradas de los tres hombres viajan rápidamente hacia ella—Me estaba arreglando. Quería ponerme guapa.—explica, dedicándole una sonrisa al hibrido antes de percatarse de la presencia de su hermano y Lucien—Vaya, vaya. Si es mi viejo amigo Lucien.

—Hola, Aurora—Lucien se acerca a ella—Han pasado años. Estas...

—Si, estás deslumbrante—Klaus le interrumpe, agarrando la mano de Aurora para depositar un beso en el dorso de esta—

Lucien aprieta su mandíbula ante tal acción.

—Bienvenidos a nuestra casa—Elijah desciende las escaleras, atrayendo su atención—Ojalá fuera en mejores circunstancias. Nos enfrentamos a un enemigo común. Una profecía advierte que mis hermanos y yo caeremos dentro de un año. Me temo que mi hermana ya lo ha hecho.

—Solo como medida preventiva, te lo aseguro—asegura Tristan—

—Interésate—Elijah le observa con molestia—Yo diría que es una medida totalmente innecesaria. Tenemos que estar unidos para evitar que la profecía se cumpla. Y dado que una alianza es imposible sin lealtad, vamos a empezar la velada reconociendo formalmente vuestra alianza clandestina.

—Ahora, caballeros, antes de...

—Lucien, por favor—Elijah le interrumpe rápidamente—No lo estropeemos antes de empezar.

—Y tened presente que esperamos de esta noche una negociación sincera y productiva—asegura Klaus con una sonrisa—

—¿Empezamos?

Elijah señala la mesa.

—Es un poco raro celebrar una fiesta estadounidense—comenta Lucien, sentándose en la silla asignada para él—

—¿Por qué, Lucien?—cuestiona Elijah con interés—Me encanta Acción de Gracias. El pavo, la salsa de arándanos, las mentiras, el engaño, la traición. Deberíamos empezar la velada con una pequeña confesión. Servíos vosotros mismos.

—¿Toda la cena va a ser un vulgar interrogatorio?—Aurora le observa con molestia—Qué descortés.

—Tonterías, amor. Mi hermano solo quiere asegurarse de que todos queremos lo mismo—le explica Klaus a su lado—Bien. ¿A quien le gustaría empezar?

—Bueno, Lucien y yo siempre nos hemos odiado—Tristán decide empezar—Si os hubiéramos hablado, como aliados, de un futuro sombrío, no nos habríais creído. Hemos intentando evitar las sospechas manteniendo las apariencias.

—Querido, esas mentiras cuestan tanto de tragar como tú relleno de este año, Niklaus—comenta Elijah—Como nueces, sinceramente.

Klaus sonríe.

—Pero la intención era protegeros a vosotros, y a nosotros mismos—asegura Lucien, apoyando las palabras de Tristan—De eso no cabe duda.

—¿Y los cádaveres en mis calles?—Klaus posa su mirada en él—¿Eran también para protegernos?

—Los Strix no pierden las costumbres—suspira Lucien, tomando un trago de su copa—

—Es una vieja táctica muy utilizada con éxito—explica Tristan—Jack el Destripador, El hijo de Sam... Una población asustada es mucho más fácil de controlar. Si el turismo desciende y los vampiros se ven privados de sangre fresca... Bueno, ya habéis visto lo rápido que se unió Marcel a nuestras filas.

—Transeúntes. Esperaba más de ese teatro de mal gusto—admite Klaus—

—Teatro de mal gusto—repite Lucien con una sonrisa—¿Cómo el que dio Arielle durante meses con su humanidad apagada? Muy impetuoso por su parte, he de decir. Muy atrevido, dirá yo.

—No vayas por ahí, Lucien—le advierte Klaus, aparentando su mandíbula con molestia—

—Si uno quiere conseguir cierto objeto de una colección privada y no ha sido invitado a la casa donde se encuentra dicha colección, una investigación policial podría resultar muy útil para convertir esos objetos en pruebas—Lucien cambia de tema—

—Deduzco que te refieres al medallón—Elijah posa su mirada en él—

—Sospecho que mi hermana os ha dado esa información—Tristan se voltea hacia la aludida con un brillo de molestia en sus ojos—

—No culpes a Aurora—Klaus la defiende—Los genios conspiradores sois vosotros dos.

—Lo más curioso es que desde el principio el medallón estuvo en manos de la amiga de Nik, Camille—comenta Lucien, atrayendo su atención—La camarera, barra, terapeuta. Tuve que provocar su arresto para inspeccionar sus jueguitos. Claro que yo no permitiría que le ocurriera nada malo. Ni a ella ni a Arielle, sobretodo sabiendo el gran aprecio que les tenéis a ambas.

Ante la mención de ambas rubias, pero especialmente Arielle, Klaus aprieta su mandíbula y puños, lo cual no pasa desapercibido para Aurora.

—Un medallón con el que encerrarnos—resopla Klaus, volviendo al tema principal—No me parece una estrategia sensata si venís a protegernos. Entregádnoslo.

—Y libera a Rebekah—añade Elijah, fijando su mirada en Aurora—

—Un momento, ¿Aurora tiene a Rebekah?—Lucien les observa con confusion—

—No hay razón para no confiarme la seguridad de mi estirpe—habla la aludida—

—Por supuesto. A menos que te de uno de tus episodios.

—Calma, Lucien—Tristan no tarda en saltar en su defensa—Mi hermana sólo se está protegiendo. ¿Quién de nosotros no haría lo mismo?

—Niklaus, ¿serias tan amable de recordarme por qué no les obligamos a hacer lo que queremos?—cuestiona Elijah con molestia—

Tristan, Aurora y Lucien rompen en una carcajada.

—Disculpad, ¿Elijah a dicho algo gracioso?—Klaus les observa con molestia y confusión—

—Perdimos un siglo cuando nos obligó, amor mío—le recuerda Aurora—Y algunos de nosotros perdíamos mucho más. Espero que no creyerais que íbamos a venir indefensos.

—Mi querida Aurora, la obligación no es mi única habilidad—asegura Elijah—

—No me gustan esas amenazas.

—La continuidad de nuestra existencia depende de los Mikaelson—Tristan interrumpe su discusión—Lo supimos al morir Finn y Kol. Y también lo saben el resto de vampiros del mundo. Dado que las estirpes se han declarado la guerra, podéis imaginaros cuantos jóvenes advenedizos habrán pensado que matando a un Original eliminan a toda una estirpe de rivales. Es una pesada carga. Las vidas de miles de vampiros están en vuestras manos. En un mundo perfecto nos dejaríais encerraros para siempre, lo que eliminaría la amenaza.

—Por suerte el mundo dista de ser perfecto—responde Klaus—


Mientras aquella cena se estaba llevando a cabo en su casa, Freya hacía todo lo posible le por localizar a Rebekah desde la catedral de Saint Louis. Había probado todo tipo de hechizos. Suyos, de Kol e incluso alguno de Olivia y sus hermanas, pero nada daba resultados.

—¿Tienes algo?—cuestiona Olivia al entrar en el campanario junto a Marcel—

—No sé ni en qué continente esta. Menos aún la ciudad—suspira Freya con frustración—

—A lo mejor solo necesitas algo suyo. Un mechón de pelo o...

—Tengo su misma sangre en mis venas. Eso debería bastar—Freya interrumpe las palabras de Marcel, dejando el libro de hechizos sobre la mesa—

—¿Has probado con el hechizo que te di?—Olivia la observa con curiosidad—

Freya asiente.

—Si. Y he usado tu colgante para mayor poder, pero nada funciona.

—Tiene que haber una forma de encontrarla—asegura Marcel—

—Puede que no—suspira Olivia, atrayendo las miradas de ambos—Yo llevo siglos buscando a mi hermano pequeño y ningún hechizo a funcionado. No digas que está muerto, no lo está—advierte al ver que Marcel se dispone a hablar—Y Rebekah tampoco.

—Eso está claro—asegura el vampiro en un asentimiento—He visto a Daphne hace poco y está perfectamente.

—Tenemos prueba de vida, pero nada más—suspira Freya con frustración—

Dando un último vistazo a su mesa de hechizos, Freya pasa por su lado, dirigiéndose a la salida.

—Freya, oye, no puedes rendirte—Marcel se gira hacia ella -

—No me estoy rindiendo—asegura la bruja, abandonado el campanario—

Olivia y Marcel suspira, compartiendo una mirada.

—¿Davina esta a salvo?—cuestiona Olivia entonces—

—Vincent esta en ello. Solo espero que Los Strix no lleguen a ella antes.

—No lo harán—asegura Olivia, apartando su mirada de él—Y si lo hacen, me aseguraré de que Klaus no la toque, Marcel. Eso te lo prometo.

—Eres una vampiro novata, Liv, no una bruja poderosa—señala, incrédulo—¿Qué harás?

—Lo que sea—asegura con firmeza—Por cierto... Necesito que hagas algo por mi.

Marcel asiente.

—Por la hermana de Juliette, lo que sea—sonríe levemente—

—Tristan tiene a Amelia. Estoy casi segura de que si Davina se niega a ayudarles, Los Strix intentarán utilizarla a ella. Por favor, encuéntrala.

Marcel suspira, moviéndose de forma nerviosa.

—Tristan no me lo cuenta todo—señala, frustrado—Pero, por suerte, creo que su mano derecha me ayudara.

—Si es Daphne, lo dudo. Me odia.

—¿Por qué?—Marcel frunce el ceño—

—Ella cree que yo mate a su hermano.

—Tú... déjamelo a mi. La encontraré.

—Gracias.


—De entre las cenas desagradables a lo largo de los siglos está es, con diferencia, la peor de todas—asegura Elijah en un suspiro lleno de molestia—Aurora. Mi hermana.

—Aurora es muy consciente de que queremos recuperar a Rebekah. Y estoy seguro de que hará todo lo posible por ayudarnos—Klaus posa su mirada en la vampire a su lado, quien no tarda en regalarle una pequeña sonrisa—

—¿Ahora invitamos a cenar a nuestros enemigos?—cuestiona Freya al adentrarse en el complejo—Muy oportuno dado que ella tiene las respuestas que necesito—declara, colocándose junto a Aurora—

—Por el amor del dios—se queja Aurora, golpeando la mesa y poniéndose en pie—¿Ahora tengo que tratar con la hermana perdida? Nik, por favor, ahórrame la paranoia de tu familia. Es precisamente este tipo de locura lo que me llevo a robar a Rebekah.

—¿Qué has echo con ella?

—Oh, lo siento, amor, pero esa profecía os está haciendo actuar como tontos. Y no tengo intención de arriesgar mi vida por un arrebato—declara Aurora, enfrentándose a Freya—No puedo confiaros a Rebekah a ninguno. Y, desde luego, tampoco puedo confiar en ella misma. Así que decidí dejarla en un lugar seguro. En un lugar dónde nadie puede hacerle daño. Dónde, de hecho, ni siquiera podría ser localizada. Tranquilos, Rebekah está totalmente a salvo, en fondo del océano.

Su revelación deja a los tres hermanos Mikaelson casi sin palabras, pero es Klaus quien rompe ese silencio,

—Mientes—declara el hibrido, con molestia y enfado—¡Dime que mientes!

—Deberíais darme las gracias. Rebekah nunca ha estado más segura. Tiene mucha compañía allí abajo. Hay cangrejitos...

Klaus golpea la mesa con fuerza, poniéndose en pie. Pero antes de poder hacer algo, Tristan usa su velocidad va lírica y se coloca tras Freya, amenazando su vida con un cuchillo al cuello.

—Si le haces daño, me veré obligado a vengarme—amenaza Tristan—

Klaus fija su mirada llena de odio en él antes de compartir una mirada preocupada con Freya. Per antes de que alguien salga herido, Arielle aparece en el complejo y usa su velocidad para apartar a Tristan de Freya.

—No vuelvas a tocarla—amenaza, acorralándole contra una de las columnas de piedra—

—Caray, si que empezamos pronto—comenta Lucien con una sonrisa—

—¡Cállate, Lucien!—exclama Klaus con molestia—O te arrancare la lengua de cuajo.

—Cuidado con las amenazas, Nik. Si llega a pasarme algo no podré ayudarte a proteger a tu querida Arielle. O Camille.

—Yo sé cuidarme yo sola, muchas gracias—declara Arielle—

—Vale, ya es la tercera vez que oigo ese nombre—se queja Aurora, dándose la vuelta para mirar a la rubia—¿Quién eres?

—Arielle Salvatore—responde Tristan por ella. Arielle entrecierra sus ojos, posando su mirada en él—Sus hermanos y ella acabaron con dos estirpes enteras al matar a dos Originales.

Arielle no estaba orgullosa de ese hecho, pero si eso le llevaba a tener algo de ventaja y asustar a esos tres vampiros, sin duda lo usaría. Así que manteniendo su mirada fría y llena de odio en él, Arielle levanta su mandíbula con orgullo.

—¿De que estás hablando?—Lucien frunce el ceño—

—Oh, ¿no lo sabias? La familia Salvatore terminó con Finn y Kol. Por lo que nuestra mayor amenaza es esta chica vampiro de menos de 200 años de edad. Me parece ridículo, y sorprendente que no esté muerta todavía—admite Tristan, posando su mirada en Elijah—

Siguiendo la rueda de amenazas, si perder un segundo nada más verla entrar en el patio del complejo, Lucien ataca a Olivia. Acorralándola contra otra de las columnas. Pero antes de poder hacer nada, Elijah usa su velocidad vampírica para alejarle de ella mientras Freya usa su magia para dormir a Aurora.

—Niklaus, ¿a cuál de estos dos parásitos preferirías torturar primero?—Elijah posa su mirada en su hermano—

—Bueno, tanto da el uno que el otro, ¿verdad?—señala el hibrido—Ya que estás, ¿por qué no te llevas tú al mozo de cuadra? Tristan y yo tenemos que ponernos al día—comenta, acercándose al aludido, quien seguía acorralado contra la columna bajo la amenazante mirada y fuerza de Arielle—Ah, y si se te ocurre tocarle un pelo a Camille...

Klaus se voltea para mirar a Lucien.

—Estoy convencido de que sabe que sería un grave error—declara Elijah, fijando sus ojos en los de Lucien—


Mientras Olivia decidió quedarse junto a Elijah para interrogar a Lucien. Freya y Arielle se llevaron a Aurora a una habitación vacía para poder hablar a solas con ella.

—Ya era hora—comenta Freya al ver como Aurora comenzaba a despertarse—

Aurora frunce el ceño, levantando su mirada hacia ella.

—Oh, ¿vamos a jugar a algo?—cuestiona con una sonrisa divertida—

—La verdad es que si—admite Freya, devolviéndole la sonrisa—Y ahora que he lanzado un hechizo para que nadie pueda oír lo que ocurre...

—Nos lo vamos a pasar muy bien—completa Arielle, cruzándose de brazos—

—Arielle—murmura Aurora para si misma. Sus ojos viajando hasta la rubia—La madre de la hija de Niklaus, ahora ya se quien eres. Tenía muchas ganas de conocerte.

Sonríe.

—No puedo decir lo mismo.

—Oh, vale. Entonces, ¿a que viene todo esto? ¿Qué hacemos aquí?

—Dinos cómo encontrar a Rebekah—habla la Hayley al entrar en la habitación—O tendremos que matarte.

—Oh, la que faltaba—sonríe Aurora—Tú eres Hayley, ¿verdad?

—¿Dónde está Rebekah?—repite Arielle, atrayendo su atención—

Aurora suspira, poniéndose en pie.

Arielle la observa llena de ira y sin perder un segundo decide golpearla, pegándole un puñetazo en la cara.

—Te lo volveré a preguntar, ¿dónde está Rebekah?

—Eres muy fuerte para ser un bebé—sonríe Aurora con diversión—

Estirando su mano, Freya le provoca un gran dolor de cabeza. Sin embargo, eso no frena a Aurora de lanzarla contra una pared para luego correr a atacar a Hayley, a quien empuja contra una mesa. Arielle se lanza entonces contra ella, golpeándola con todas sus fuerzas. Aurora sonríe y le devuelve el golpe, empujándola contra Hayley.

Freya s expone en pie y vuelve a provocarle un gran dolor de cabeza, este más doloroso que el anterior.

—Wow—exclama Aurora con una sonrisa—Eso ha dolido. No sentía tanto dolor desde 1700. Interesante. Y por eso voy a hacerte sufrir.

Se dispone a golpear a Freya, pero, tras ponerse en pie, Arielle la sujeta del pelo y del cuello, alejándola de la bruja Mikaelson.

—¿Que tal un mordisco de lobo de mi amiga Hayley, zorra psicótica?

—Perfecto, así podré reírme en tu cara cuando Nik me cure.

Arielle aprieta la mandíbula y la golpea con fuerza antes de lanzarla contra otra pared.

—Puede que Klaus te cure a ti, pero dudo que curase a tu hermano—comenta Freya, posando su mirada en Hayley—¿Por qué no le muerdes mejor a él?

—Vale—sonríe Hayley mirando a Aurora con arrogancia—

—No os atreváis a hacerle daño. Le necesitáis para recuperar a vuestra querida Rebekah—la segura Aurora, caminando a su alrededor—Veréis, aunque me aseguré de que lanzaban a Rebekah al océano, no se exactamente dónde está. Unos amigos lo hicieron por mi. Y después les maté. Yo sé la latitud y Tristan sabe la longitud. La X marca el lugar. Decidme chicas, ¿quién lleva ventaja ahora?


Hayley y Olivia se habían ido del complejo después de los interrogatorios, pues Jackson les había informado de que Hope lo dejaba de llorar. Arielle quería ir con ellas y cuidar de su hija, pero primero debía asegurarse de que Camille estaba a salvo.

—Longitud y latitud, que bonito—comenta Lucien una vez vuelven a reunirse al rededor de la mesa—

—Bueno, pese a nuestras diferencias, creo que hoy hemos hecho grandes progresos—celebra Tristan con una sonrisa—

—Tristan, aunque ahora no puede matarte, puedo arrancarte los ojos de la cara y ofrecérselos como comida a tu hermana—le amenaza Elijah—

—Elijah—le advierte Klaus—Son nuestros invitados.

—Nik, eres muy amable por defendernos—Aurora le sonríe—

Dedicándole una rápida mirada, Klaus se pone en pie.

—¿Sabéis?—cuestiona comenzando a andar al rededor de la mesa—Yo dude de la sabiduría de mi hermano cuando quiso reunirnos, pero tenía razón. Debemos luchar, enfrentarnos a la dura realidad y tomar decisiones difíciles para asegurar nuestra supervivencia. Y confío plenamente en que mi decisión será la correcta.

Sonríe y se coloca tras Tristan, rompiéndole el cuello en un rápido movimiento. Aurora se pone en pie con sorpresa y enfado.

—Si fuerais otros, los sirvientes ya estarían limpiando vuestra sangre del suelo—asegura Klaus, mirando a la pelirroja con molestia—O traes a mi hermana a casa o Tristan morirá lentamente sufriendo mucho dolor.

—¿Me has traicionado después de hacerme promesas de amor?

—Esas promesas de amor no significaban nada—asegura, acercándose a ella con frialdad en su mirada—Ahora tengo a tu hermano. Hermano por hermano. ¡Devuélveme a Rebekah!

—Te arrepentirás de esto—declara, dándose la vuelta con ira—

Tirando de una de las esquinas del mantel a su paso, Aurora abandona el complejo.

—Después de lo que ha pasado, ¿dejas que se vaya?—Freya mira a su hermano con incredulidad—

—No será muy difícil controlarla mientras tengamos a Tristan—asegura Elijah, defendiendo la decisión de Klaus—

—Lucien, soltaras a Camille y me entregarás ese medallón—exige Klaus, posando su mirada en él—O tu final será tan cruel que espantara al mismo demonio.


—¿Estas bien?—pregunta Alaric al otro lado de la línea—

—Si. Tranquilízate, ¿vale?—pide Arielle, observando las calles oscuras y vacías de Nueva Orleans—Ya tuve una hija y pude cuidarla. Además, tus bebés no son los hijos milagrosos de un híbrido Original. Estarán bien.

—Bueno, son descendientes de un aquelarre homicida.

—Un aquelarre homicida que está muerto.

—Si. Lo sé. Está bien, es solo que...

—Lo entiendo—asegura, interrumpiéndole—Pero voy a cuidar a estos bebés cómo cuide de Hope. ¿De acuerdo? Te lo prometo. Confía en mi.

—Confió en ti, Elle—asegura—Avísame de cualquier cosa. No me gustaría que Klaus apareciera aquí y me matara creyendo que te he dejado embarazada.

—Tranquilo. Aún no se lo he dicho, pero se controlarle.

—Espero que tengas razón—suspira—Hablamos mañana.

—Si—asegura, terminado la llamada y adentrándose en el edificio del Penthouse de Lucien—

Cada segundo en el ascensor se hizo eterno para Arielle, pero mientras tanto, Camille parecía tener la situación controlada.

—¿Cuánto sabes sobre Klaus Mikaelson y Arielle Salvatore? Porque las posibilidades de que Lucien vuelva son... bastante escasas—admite Camille, observando al vampiro que Lucien había dejado para vigilarla-

—Más te vale equivocarte—admite él, acercándose a ella—O no pasarás de esta noche.

—No te conviene hacerme daño—le asegura Camille—Verás. Klaus es el vampiro más despiadado que ha existido nunca. ¿Y sabes qué? Resulta que a su novia, Arielle, yo le caigo especialmente bien. Así que, tal vez, deberías ser tú el más interesado en que sobreviva a esta noche.

Una vez se sitúa a su lado, Camille no pierde ni un segundo en golpearle con la botella de cerveza en la cabeza antes de cortarle los dedos de la mano con el trozo roto de cristal.

—Te matare—se queja el vampiro, escondiéndose de la luz del sol—

—No mientras haya sol—declara ella, agarrando el anillo de los dedos que le había cortado—

Sin perder un segundo, Camille corre a abandonar el Penthouse, encontrándose con Arielle justo en la puerta. Aliviada, Camille se lanza a sus brazos.

—Y yo pensado que necesitabas mi ayuda—Arielle sonríe con diversión, devolviéndole el abrazo—Lo del dama en apuros no te gusta nada, ¿eh?

Camille ríe levemente, separándose del abrazo mientras el ascensor se abre a su lado, revelando a Aurora.

La vampiro había seguido a Arielle hasta allí. Y ahora, con dos simples golpes rápidos, ya tenia la ventaja que necesitaba contra Klaus.


—¿Dónde están?

—Te lo he dicho. Me quito el anillo de día y se fue.

No satisfecho con la respuesta del vampiro, Klaus le clava una estaca en el corazón antes de posar su mirada en Lucien.

—Esto es culpa tuya.

—Para ser justos, si Cami me hubiera hecho caso, seguiría aquí. Y si no hubiese venido hasta aquí, Arielle estaría en tu casa, sana y salva. Así que, técnicamente es culpa suya—señala Lucien. Klaus aprieta sus puños, caminando hacia él. Lucien da un paso atrás—Comprendo que me odies por involucrar a tu amiga, pero... necesitaba toda tu atención. Porque no me escuchas a pesar de mis esfuerzos por mantenerte con vida.

Se da l vuelta y agarra un pequeño objeto para entregárselo.

—Si de verdad este arma puede encerrarme para toda la eternidad, ¿por qué me la entregas?—cuestiona Klaus al ver que se trata del medallón—

—Una prueba de mi lealtad—le explica—Si, me alié con Tristan, pero está claro que su devoción por Aurora es tan grande que sería capaz de dar su vida por ella. Cógelo. Es tuyo.



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