XI. Sweet Dreams
CAPÍTULO ONCE
DULCES SUEÑOS
"I felt your arms twisting around me. It's all fun and games 'till someone loses their mind. But, darling. We found Wonderland. You and I got lost in it. And we pretended it could last forever. We found Wonderland. You and I got lost in it"
Rebekah y Elijah se habían asentado en una casa en el estado de Arkansas. Se trataba de un lugar donde ella y Klaus ya habían estado antes, después de escapar de Nueva Orleans en la década de 1920 antes de conocer a Arielle y a Stefan en Chicago.
—Cógela, Elijah. No se romperá.—asegura Rebekah, al ver como su hermano miraba a la niña con duda—Lo que hiciste fue para protegerla. No me preocupa.
Elijah decide hacerle caso, sacando a Hope de su sillita para agarrarla entre sus manos.
—Hola, cariño—susurra, acomodándola entre sus brazos. Sus ojos vuelven a viajan entonces hacia su hermana, quien apilaba leña en el jardín—¿Es lo que creo que es?
—Es época de hogueras—sonríe Rebekah—Voy a revivir una tradición familiar. Ahora que vamos a estar todos juntos.
—Escondiéndonos de uno de nuestros desequilibrados padres. Otra tradición de la familia Mikaelson—señala él, viendo como Hope rodeaba uno de sus dedos con su pequeña mano—Es extraño. No me canso nunca, sin embargo me agota la monotonía de las cosas.
Rebekah escucha sus palabras, acercándose a ellos. Hope entonces estira su mano hacia ella. Rebekah sonríe, depositando un beso sobre ella.
—¿Nuestra familia siempre estará en guerra?—cuestiona Elijah entonces, levantando su mirada hacia su hermana pequeña—
—No lo sé—admite Rebekah—Pero estar con ella me ha hecho ver las cosas de otra manera. No somos tan malos, ni los monstruos que nuestros padres creen que somos.
Su conversación se ve interrumpida cuando el coche de Klaus y el Camaro de Damon aparecen en el lugar, aparcando en la entrada. Damon y Stefan iban juntos en el vehículo, mientras que a Arielle y a Klaus les acompañaba Hayley.
La pequeña Hope parece sentirles. Sus ojos viajando hacia los coches, siendo rápidamente imitados por los ojos de Rebekah y Elijah.
Arielle es la primera en abandonar el coche. Sus pies corriendo hacia ellos, pero frenando poco antes de alcanzarles. Sus ojos se encontraban humedecidos en lágrimas de alegría. Elijah y Rebekah le dedican una pequeña sonrisa. Arielle respira hondo, intentando mantenerse tranquila. Entonces Elijah se acerca a ella, entregándole a su hija.
—Hola—murmura Arielle, agarrándola entre sus manos—
La sujeta con fuerza, abrazándola contra su pecho. La chica Salvatore no recordaba otro momento en su vida en el que se hubiera sentido tan aliviada y feliz. Sus ojos se cierran, disfrutando del calor y el olor de su hija. Después de varios segundos, se da la vuelta con lentitud, posando su mirada en Klaus, quien las observa sin saber muy bien que hacer.
Damon y Stefan comparten una mirada enternecida al ver como Arielle se acerca a él para entregarle a Hope. Klaus la sujeta entre sus brazos, depositando un beso en su frente. Arielle no puede evitar sonreír, agarrando la mano de su bebé con felicidad. Sus ojos entonces se encuentran con las miradas de sus hermanos y Hayley, quienes le sonríen.
En ese instante, Hope comienza a hacer ruiditos de felicidad, llamando la atención de sus padres. Arielle ríe con alegría, reteniendo las lágrimas de felicidad en sus ojos.
—¿Qué es eso de la maldición de los primogénitos?—cuestiona Rebekah mientras termina de colocar la leña para la hoguera—
—Según Finn, Freya no murió por la peste. Se la llevó nuestra tía Dahlia como pago y luego maldijo a todos los primogénitos del linaje Mikaelson—explica Klaus a su lado—
—¿Hay algo de cierto en eso?—inquiere Arielle desde el porche, donde se encontraba sentada junto a Damon, quien sostenía a Hope en sus brazos—
—Finn lo sabe por ese bastión de la verdad que es nuestra madre—señala Elijah—
—Entiendo que Finn nos odie—admite Rebekah—Perdió a la hermana que adoraba y sus otros hermanos le consideran un muermo insoportable.
—Y nosotros le matamos—añade Stefan, sentándose junto a sus hermanos—
—No lo suficiente al parecer—señala Damon a su lado—No debimos dejar que le clavara la estaca el idiota de Donovan. Es un camarero, por dios.
—Genial—murmura Arielle para si misma. Sus ojos posándose en los tres hermanos Mikaelson—¿Hay alguna posibilidad de que aparezca de repente la pirada de vuestra tía?
—Esta historia tiene más de mil años—señala Elijah en respuesta—Dahlia lleva tiempo muerta.
—¿Como Esther?—Hayley eleva sus cejas, dudosa—
—Nadie le hará daño a Hope, porque nadie la va a encontrar—declara Klaus con firmeza—Ya está bien de leña, Rebekah. Acabarás quemando todo el estado de Arkansas.
—Aún falta el ingrediente clave—sonríe ella—
—No falta nada.
—Claro que si, Nik—insiste—Échame un cable Elijah.
El noble sonríe levemente mientras los hermanos Salvatore se acercan a ellos.
—Supongo que preferiría ahogarse con las cenizas—comenta, mirando a su hermano con diversión—
—Pero ¿de qué estáis hablando?—inquiere Hayley, mirándoles con confusion—
—Escribimos deseos para los demás y los quemamos para que dé suerte—explica Rebekah—A Kol le encantaba cuando éramos pequeño.
—Otro motivo más para no hacerlo—declara Klaus—
—Esta será la primera hoguera de Hope—señala Arielle, mirando a su hija—Me gusta. Lo haremos.
Al oír sus palabras, Klaus le dedica una mirada molesta mientras Rebekah y Hayley sonríen victoriosas.
—Esto es una tontería—se queja Damon cuando su hermana le entrega un trozo de papel—Es peor que encender farolillos por los muertos.
—Te aguantas—responde Arielle—Escribe algo.
Stefan sonríe, viendo la cara de molestia en su hermano. Arielle sonríe victoriosa, adentrándose en el comedor de la casa, donde Klaus se encontraba.
—Toma—deposita otro papel encima de la mesa—
Los ojos del hibrido viajan de Hope, a quien tenía sujeta en sus brazos, hasta el trozo de papel.
—Tengo las manos ocupadas con la niña—señala, elevando su mirada hacia ella—El juego de los deseos tendrá que esperar.
—Tú escribe. Yo la cogeré—propone—
—¿Te das cuenta de que yo no voy a ser un marido al que puedas mandonear?
—¿Te das cuenta de que no me importa?—contraataca, cruzándose de brazos—Además ni siquiera estamos casados.
—Bien, de acuerdo—suspira, entregándole a Hope—
Arielle sonríe, agarrando a su hija en sus brazos.
—Deseo que me digas quien es ese tal Enzo con el que te vi en un parque de Mystic Falls, y... que me respondas a una pregunta muy importante—declara mientras escribe—
Arielle le dedica una mala mirada viendo como él le entrega la hoja con una sonrisa. Sin decir nada, se la quita de las manos, frustrada.
—Enzo es mi amigo—le informa entonces—Y no deberías espiarme. Porque sino tu pregunta tan importante se quedará sin respuesta.
Klaus sonríe divertido, observando como se da la vuelta con la intención de abandonar la habitación.
—¿Quieres cásate conmigo, Arielle Elizabeth Salvatore?—inquiere de repente, haciendo que ella frene sus pasos en seco—
—Es una broma, ¿no?—cuestiona, frunciendo el ceño. Se gira hacia él, conectando sus miradas—¿Tú quieres casarte?
—Te pregunto si tú quieres.
—No lo sé. Nunca lo había pensado—admite, bajando la mirada mientras acomoda a Hope en sus brazos—¿Esa era la pregunta importante?
—Si, pero creo que tienes razón—suspira, poniéndose en pie y acercándose a ella—No es el mejor momento para esa pregunta. Solo quiero saber si alguna vez lo habías pensado.
—No. Nunca, hasta que me lo has preguntado. Aunque si quisiera hacerlo, solo querría que fuera contigo.
Una sonrisa se hace presente en los labios del hibrido ante su respuesta.
—Es bueno saberlo.
—¿Vas a pedírmelo?—eleva sus cejas, intrigada—
—No lo sé. Puede—se encoge de hombros—
Cuando Arielle volvió a salir al porche de la casa, se encontró con Hayley. Se encontraba allí sentada, con la mirada perdida en la hoguera que Rebekah había preparado. No entendía muy bien porque estaba allí en esa casa con ellos. No era una Mikaelson ni una Salvatore, sin embrago Arielle había querido que fuera con ellos. Aún así su mente no daba muchas vueltas a eso, si no a otra cosa. Un ritual de lobos que podría solucionar los problemas actuales de los Medialuna y del Barrio Francés.
—Hey—Arielle se sienta a su lado con Hope en sus brazos—¿Estas bien? Llevas todo el día muy callada.
—Si. Es solo que no entiendo muy bien qué hago aquí—admite—
—Hayley, no llevas mi apellido o mi sangre, pero eres de la familia—asegura, dedicándole una pequeña sonrisa—A Hope le caes bien.
—Si—sonríe Hayley, viendo como la niña le tocaba un mechón de pelo—
—Toma, cógela—Arielle se la entrega—
Aunque dudosa, Hayley accede al ver la sonrisa en la cara Hope. La acomoda en sus brazos y le dedica una sonrisa enternecida viendo como la pequeña jugaba con su pelo.
—¿Qué más te pasa?—inquiere Arielle entonces—Sé que algo te ronda por la cabeza.
—Es sobre un ritual de los lobos. Si Jackson y yo nos casamos por ese ritual, mis poderes de híbrido pasarán a los lobos de la manda. Pondrán controlar la transformación sin necesitad de anillos de luna.
—Eso es bueno, ¿no?
—Si. Es solo... No sé si quiero casarme con Jackson—admite, bajando la mirada—Me gusta. Es bueno conmigo. Pero desde que llegue a Nueva Orleans no he dejado de sentir cosas por...
—Elijah—completa Arielle con seguridad—
—Si—admite en un suspiro—¿Qué debería hacer, Ari?
—Sigue a tu corazón, Hayley. Es el único que te dirá lo que es correcto.
—Si me caso con Jackson, la manada podría proteger a Hope. Ella también tiene el gen de los lobos, es una de nosotros. Es de la manada.
—Hayley, no lo hagas por ella o por mi—le pide—Hazlo por ti. Por que lo desees de verdad. Yo te apoyaré hagas lo que hagas.
Girándose hacia ella, Hayley sonríe aliviada. Entonces Hope comienza a moverse en sus brazos pidiendo volver con su madre. Arielle sonríe y la coge de nuevo en sus brazos mientras Klaus, Elijah y sus hermanos salen de la casa.
—¡Mirad lo que he encontrado!—exclama Rebekah saliendo de la casa con una cámara de fotos Polaroid—A ver si funciona.
—Maldita sea—se queja Klaus dándose la vuelta—
Arielle sonríe ante su reacción, viendo como Elijah enciende la hoguera.
—Vamos a probarla. ¿Crees que podrás meternos en un selfie?—cuestiona Rebekah, entregándole la cámara a Klaus—
—Niklaus es un virtuoso en lo de meter a sus hermanos en espacios pequeños—comenta Elijah con diversión—
—He recorrido cientos de kilómetros para visitar a mi hermano enfermo mental y que me insulte a la cara—se queja Klaus—
—Ah, vamos. Saca la foto—le pide Arielle, haciéndoles un gesto a sus hermanos para que se unan a ellos—
Klaus suspira con frustración, aceptando su petición. Arielle sonríe, colocándose a su lado junto a Hayley y Rebekah. Damon, Stefan y Elijah se colocaban detrás de ellas. Klaus extiende el brazo y pulsa al botón de la cámara para realizar la foto, la cual sale del carrete segundos después.
—¿Ves? Desearía que siempre fuera así—comenta Rebekah, mirando la foto con felicidad—
—Si los olmos dieran peras—murmura Elijah—
—¿Qué demonios significa eso?—Damon le mira, frunciendo el ceño—
—Sabes que tenemos que quemarla—Klaus se gira hacia Arielle, una mirada de tristeza y pena en sus ojos—¿Quieres que desee algo para la familia? Desearía que no fuera así, pero lo es. Imaginaos que cayera en malas manos.
Stefan baja la mirada al suelo, sabiendo que Klaus tenía razón. Damon suspira frustrado y bebe de su botella de bourbon mientras que Rebekah, Hayley y Elijah comparten una mirada triste.
Arielle agarra la foto, observándola con atención hasta memorizadla en su mente. Y entonces la lanza a la hoguera, viendo como las llamas la consumen lentamente.
—No. No hay derecho—se queja Rebekah entonces, atrayendo la atención de todos—Nos lo merecemos. Nos lo hemos ganado. No perderé la oportunidad. Yo sé cómo parar a Esther...
—Rebekah—Elijah intenta interrumpirla—No.
—Voy a aceptar su trato—declara, sorprendiéndoles—Y después de eso, haré que se hunda conmigo.
Mientras los Mikaelson discutían sobre el plan de Rebekah para acabar con su madre, Arielle se encontraba en el porche, dándole el biberón a Hope. Hayley, Damon y Stefan la acompañaban, los cuatro hablando de varias de las situaciones en las que se habían visto envueltos el último año. Por primera vez en meses, Arielle por fin pudo entablar una conversación con su hermano pequeño sin mostrarse resentida por todo lo que había hecho. Las heridas, como los conflictos, comenzaban a cicatrizar.
La atención de los cuatro se vio rápidamente atraída por el coche que aprecio en el camino de piedras de la casa, deteniéndose junto a los vehículos ya aparcados allí. De este se bajo Olivia, a quien Arielle había llamado. La bruja había estado esos días en el complejo, ayudando a Camille, cuyo cuerpo Esther estaba preparando para que Rebekah habitará.
—Olivia—la saluda Arielle con una sonrisa—Gracias por venir.
—Claro—asiente, devolviéndole el gesto—Me encargaré de protegerla—asegura, acercándose para ver a Hope más de cerca—¿Tenéis que iros tan pronto?
—Rebekah tiene un plan para terminar con Esther—explica Hayley, atrayendo su atención—Ella, Klaus y yo volveremos a Nueva Orleans.
—Y nosotros tenemos que volver a Mystic Falls—añade Stefan—Tenemos problemas con la familia Parker.
Olivia asiente dudosa.
—He visto Juliette—anuncia, atrayendo la atención de Arielle—El hechizo de protección y ocultación sigue bien.
Arielle asiente, aliviada.
—¿Tú también te vas?
—Iré a Mystic Falls—le informa—Ayudaré con lo de los Parker y luego volveré a Nueva Orleans. Ambas familias son un problema, pero se que Rebekah y Klaus podrán con Esther mientras Elijah y tú protegéis a Hope.
—¿Elijah se queda?—Olivia frunce el ceño, confusa—
—Esther le hizo algo raro cuando le tuvo retenido. Tiene pesadillas. Lo mejor es que se quede aquí contigo.
—Está bien.
Klaus se encontraba en el salón de la casa, su mirada perdida observando el jardín a través de la ventana. Arielle sonríe al verle, acercándose a él para abrazarle por la cintura. Klaus sonríe ante este gesto, dándose la vuelta para corresponderle el abrazo.
—Irá bien—asegura Arielle, separándose levemente para mirarle a los ojos—Acabareis con Esther. Rebekah estará a salvo. Y yo ayudaré a mis hermanos en Mystic Falls.
—Si, lo sé—suspira—Solo me molesta que no vengas con nosotros.
—Bueno, a veces tendremos que dividirnos para lidiar con nuestras familias. Y la familia Parker es la de mi madre. Debo ayudarles y descubrir mi procedencia. Tú deberías entenderlo.
—Lo entiendo—asegura, acariciando su mejilla—Solo digo que te echaré de menos.
—Serán un par de días—le quita importancia, depositando un rápido beso en sus labios—
Klaus sonríe, sujetándola de la cintura para impedir que se aleje de él y así profundizar el beso.
—¿Y Hope?—cuestiona entonces, confuso—
—Con Damon y Stefan. Están aprovechando su tiempo como tíos.
—Genial, así podré hacer esto—sonríe, sujetándola de las mejillas para acercarla más a él—
Sus labios vuelven a juntarse en otro beso. Este más intenso que los anteriores. Arielle sonríe, enredando sus dedos en su cabello.
—Te amo—susurra al separarse levemente—
—Y yo a ti—declara el hibrido, acariciando sus mejillas—Un par de días y vuelves a mi, ¿no?
—Un par de días—asiente—
Klaus suspira, volviendo a besarla, esta vez con más delicadeza y suavidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top