VI. Devils Roll The Dice
CAPÍTULO SEIS
LOS DEMONIOS TIRAN LOS DADOS
"They're burning all the witches, even if you aren't one. They got their pitchforks and proof, their receipts and reasons"
—Me voy un tiempo y has perdido a Stefan, lo has vuelto a encontrar sin memoria y Silas está suelto por el mundo—Arielle repasa con frustración todo lo que su hermano le acababa de contar—
—Si, eso es... demasiado exacto—se queja Damon al otro lado del teléfono—Oye, lo tengo todo controlado, Lizzie.
—Ya, claro. Ahora eres tú el que va de héroe, pues, Damon, ya te aviso que no te va el papel—comenta, colocando las sábanas de la cama mientras sujeta el teléfono con su otra mano—
—Lo solucionare, a pesar de que Stefan nos odie a Elena y a mi.
—Normal, no se acuerda de nada y no le buscasteis porque estabais demasiado ocupados liándoos—le recuerda con frustración—
—Ya, bueno, y tú de viaje de novios con Klaus Mikaelson en Nueva Orleans y embarazada—le recrimina con fastidio—¿O te molestaste en llamarle durante este tiempo?
—Bien, tienes razón. La culpa es de ambos, deberíamos haber cuidado mejor de nuestro hermano pequeño—suspira, sentándose sobre la cama—
—Bueno, cambiando de tema, ¿qué tal estás?—le pregunta, preocupado—
—Quitando el echo de que estoy vinculada a Hayley y que unas brujas han tratado de matarme, bien, gracias.
—Si necesitas algo estaré allí en menos de un segundo, te lo juro.
—Lo sé, Damon, gracias—sonríe para si misma—Mantenme al tanto de todo. Te quiero.
—Yo yo a ti hermanita—le responde, terminado la llamada—
Klaus entra en la casa con su velocidad sobrenatural y deja a Sophie Deveraux en una de los sillones del salón para poder hablar con ella sobre el ataque del día anterior.
—Teníamos un acuerdo. Tú protegías a mi hijo y yo desbancaba el ejército de Marcel—le recrimina—Y mientras yo estaba ocupado, cumpliendo con mi parte del trato, permitiste que Arielle y Hayley sufrieran un ataque y casi murieran a manos de unas brujas lunáticas.
—No tuve nada que ver con eso, te lo juro—asegura ella—Sabes que Hayley y yo tenemos un vínculo y ella lo tiene con Arielle. Si algo le pasa a una, nos pasa a todas. Es decir, si mueren, yo muero.
—Entonces, ¿quiénes eran?—cuestiona Rebekah—
—Pertenecen a una facción extremista. Sabine hizo la tontería de contarles una visión que tuvo sobre el bebé.
—¿Qué clase de visión?—inquiere Klaus con interés—
—Las tiene continuamente. Se pueden interpretar de mil maneras. Supongo que en esta se equivocó.
—¿Y cómo, si puedo preguntar, interpretó esta visión concreta?—insiste, apretando la mandíbula con molestia—
—Más o menos, que tú bebé traería la muerte a las brujas.
—Ah, bueno, a este hijo cada vez le tengo más cariño—sonríe con orgullo—
—Sophie, escucha, le prometí a Elijah que protegería al bebé milagroso mientras él intenta hacerse con la lealtad de Davina—habla Rebekah, atrayendo su atención—¿Puedes decirme hasta qué punto es extremista esa facción?
—¿Elijah está hablando con Davina?—cuestiona Sophie, sorprendida—
—Si. Ahora mismo, supongo.
—Me imagino que tendrá mucho que decir sobre esa gente.
—Cuéntanos—le pide Klaus, acomodándose en el sofá—
—Yo... no siempre he estado de parte de las brujas—comienza a explicar—Mi hermana era devota como nuestros padres y tuvimos una educación muy estricta, me volvía loca. Tan pronto como cumplí los 21, dejé el barrio para viajar y jugar. Pero quería ser cocinera, así que volví al Rousseau's. Y mi hermana me anunció que las ancianas seguirían adelante con la Cosecha.
—¿Qué diablos es la Cosecha?—cuestiona Arielle, adentrándose al salón—
—Es un ritual que practicamos cada tres siglos para restaurar el vínculo con nuestra magia ancestral. Para que nuestras antecesoras mantengan nuestro poder primigenio—explica Sophie, mientras Arielle se sienta en medio de los dos hermanos Mikaelson—
—¿Y por qué no sabía nada?—cuestiona Klaus, molesto—
—Porque siempre se ha presentado como un mito, trasmitido de generación en generación. Como El Arca de Noé o Buda caminando sobre el agua—le responde—Aunque algunos no piensan así y se lo toman al pie de la letra. Obligaban a las chicas de la comunidad a preparase durante meses. Cuatro eran las elegidas para la Cosecha. Les decían que era un honor, que eran especiales. Yo creía que solo era un mito.
—¿Lo era?—pregunta Rebekah con interés, pero el sonido del teléfono de Klaus interrumpe la conversación—
—Marcel, ¿no es un poco temprano para ti?—pregunta al responder la llamada—
—Sé que al hacerlo yo parece fácil, pero tengo un imperio que dirigir—le responde el vampiro al otro lado de la línea—
—No te envidio lo más mínimo. Tanta responsabilidad tiene que aburrir—le responde, haciendo que Arielle ruede los ojos—
—No creas. Acabo de saber de un puñado de brujas muertas en el pantano—le contesta—La clase de heridas de un hombre lobo, solo que no había luna llena. Tengo que reunirme con un informador y me encantaría que vinieras conmigo.
—Brujas muertas en el pantano. Más que un problema es más bien un motivo de celebración—le contesta con una sonrisa—
—Bueno, algo las ha matado y puede seguir suelto, y como tu sangre cura la mordedura de hombre lobo, te agradecería mucho que me acompañaras.
—Vale, ¿por qué no? No visito el pantano desde hace siglos. Voy para allá—asegura, colgando el teléfono—
—No podéis ir todavía. Tengo que reunir los restos de las brujas y consagrarlos antes del anochecer o perderemos el vínculo con su magia—se queja Sophie—
—Esas brujas intentaron matarla—le recuerda Klaus, señalando a Arielle—Preferiría que el informador de Marcel no hallara nada que lo guiase hasta nosotros, ella o, bueno, eso—señala el vientre de Arielle—
—Pero qué clase tienes—se queja Hayley, mientras Arielle le dedica una mala mirada a su novio—
—Quédate aquí y reserva el resto de tu historia para cuando vuelva—le pide Klaus a Sophie—
Tras la marcha de Marcel, Elijah sale de entre las sombras del desván.
—No le has revelado que estoy despierto—comenta, observando a la joven bruja frente a él—
—Estábamos hablando—señala Davina con obviedad—
—Marcel y tú parecéis muy unidos—señala, agarrando el roto violín que descansaba sobre uno de los sillones—
—Marcel es mi familia.
—Aún así, es alguien que disfruta dañando a las brujas. A la gente que cabría esperar que consideraras tu familia—la observa con atención—¿Eso no te molesta?
—No. Se lo merecen.
Su respuesta toma a Elijah por sorpresa.
—¿Por qué dices eso?
—Porque mienten. Todas ellas—le responde con firmeza—Nos sometieron a mis amigas y a mi al ritual de la Cosecha. Dijeron que nuestra participación traería fuerza a nuestra familia, salud. Que se nos recordaría para siempre como salvadoras de la comunidad. Pero lo que querían de verdad era más poder. Y me fui antes de que lo consiguieran. Ahora se quedan sin tiempo porque después de la cosecha viene la siega. Y si no completan la cosecha tampoco habrá siega. Las brujas del Barrio Francés no tardarán en perder su poder. Con el tiempo, no quedará nada de bruja en ellas.
—¿Y qué hace falta para completar el ritual?
—He de morir yo.
—¿Qué sucede Rebekah? ¿Te molesta que me vea con tu ex?—cuestiona Klaus al responder su llamada—
—¿Qué es ese ajetreó paleto que se oye de fondo?—pregunta ella, ignorándole—
—Según un espantoso letrero, es el Bar del Pantano de la Gran Auggie—le responde—
—Pues pide unos whiskeys clandestinos y no os acerquéis a las brujas muertas en un rato—le pide, mientras camina por el bosque al lado de Arielle—Sophie está en misión de entierro, la loba tiene una misión espiritual, Arielle está agobiada por sus hermanos y yo estoy intentando mantenerlas a salvo, así que... entretenlo, por favor.
Acto seguido cuelga el teléfono, dejando a su hermano con la palabra en la boca.
—Ahora que he hablado con Nik, ¿qué tal si nos cuentas más del asunto ese de la Cosecha?—le pide a Sophie—
—Klaus a dicho que esperemos—recuerda Sophie—
—Si, y que no viviéramos al pantano, pero aquí estamos, entre bichos reptantes y zumbadores.
—Es aquí—interrumpe Hayley al encontrar a los brujos muertos—
Arielle los observa y frunce el ceño con confusión mientras Sophie se agacha para abrir su mochila. Hayley por su parte avanza más y se fija en las marcas de garras y patas en el suelo y en los árboles.
—¿Es una huella de lobo?—cuestiona Arielle con confusión antes de que los pasos de alguien la pongan alerta—
—¿Quién anda ahí?—exclama Rebekah—
Un hombre pálido se acerca al lugar, frenado sus pasos al verles.
—Venga ya... ¿Una Original?—murmura antes de desaparecer del lugar con su velocidad sobrenatural—
Se trataba de un vampiro.
—Genial, nos han pillado—se queja Arielle—
Sin pensarlo mucho, saca su teléfono del bolsillo de su chaqueta de cuero y marca el número de Klaus para explicarle lo ocurrido.
—A ver si lo he entendido—suspira Klaus al oír su explicación—Contra toda lógica tú, mi hermana y Hayley habéis ido al pantano y os habéis topado con quien podría ser el informador de Marcel. Y se os ha escapado.
—Si. Y ahora que queda claro que no pienso con claridad cuando mis hermanos se meten en problemas—suspira con frustración—Que sepas que va a reunirse con Marcel, para delatarnos. Un tío flaco con aspecto de haber visto un fantasma.
—Me ocuparé yo—le asegura a través del teléfono—Pero necesito una distracción.
Arielle suspira y se gira hacia a Rebekah.
—Voy para allá—asegura la Original con frustración—
Arielle le dedica una sonrisa y cuelga el teléfono, acercándose a Hayley y a Sophie.
—Ilumíname. ¿A qué te referías con que tienes que morir?—inquiere Elijah, mientras intenta arreglar el roto violín—
—En eso consistía la Cosecha. Dijeron que entraríamos en un estado como de limbo, formaba parte de la ofrenda, y luego, durante la siega, despertaríamos renovadas—le explica Davina—Yo no llegué a la parte del limbo, por lo que la Cosecha no está terminada. Por eso las brujas están frenéticas. El momento de la siega está al caer y si para entonces no la han completado, se acabó. Tan solo he de esperar.
—Y luego, ¿qué?
—Reciben su castigo y yo soy libre—se encoge de hombros—
—¿De Marcel?
—De la magia—le aclara—Todo nuestro poder se esfumará. Seré normal.
—¿Eso es lo qué quieres? ¿Ser normal?—cuestiona, interesado—
—Lo qué no quiero es ser lo que soy. A veces no la puedo controlar, ¿sabes? La magia. Y... puedo hacer mucho daño, aunque no sea mi intención—un nudo se instala en su garganta—
—Háblame de tus amigos—le pide, queriendo cambiar de tema al ver como aquello la estaba afectando—¿Los echas de menos?
—Está Tim. No sabe nada de esto de la brujería. Es humano. Mi mejor amiga, Monique. También formó parte de la Cosecha. Casi se salva. Por mi no lucho nadie, pero por ella si. La única que abrió la boca contra la Cosecha fue su tía.
—¿Y esa quién es?
—Sophie Deveraux—le revela—Nadie aparte de Sophie cuestionó la Cosecha. Ni siquiera la mujer que me crío, mi tía. Así que yo tampoco. Nos parecía un honor. Qué fe teníamos. Qué tontas éramos.
—Dime, ¿cómo empezó?—cuestiona con interés—
—Nos llevaron como a princesas. Mi tía estaba muy orgullosa—recuerda—Bastianna, una de las ancianas, invocó los cuatro elementos para enlazar la magia pasada y futura. La tierra para conectar con las antecesoras. El agua para sanar la comunidad. El viento para traernos de vuelta. Y el fuego para purificar. Después de toda la preparación sabíamos exactamente que esperar. Nos habían dicho que la magia del cuchillo con que iban a cortarnos en las palmas nos dormiría y que luego, durante la siega resucitaríamos todas. Dijeron que despertaríamos y estaríamos todas juntas más poderosas que nunca. Todo iba como habíamos ensayado. Lo único que faltaba era un corte en las palmas para el sacrifico de sangre. Ni siquiera cuando Sophie intento impedirlo llegamos a sospechar nada. Entonces comenzaron el Cosecha, rajándoles el cuello a cada una de ellas.
—Todos los implicados en el ritual sabían que os iban a matar—asume Elijah—
—Excepto nosotras cuatro—señala—No iban a dejarnos dormidas, iban a matarnos. Suplique pidiendo ayuda, pero hasta mi propia tia me ignoró. Sophie chillaba y chillaba para que su hermana, para que cualquiera, hiciera algo. Nadie hizo nada.
—Y aún así, sobreviviste. Por tanto, alguien o algo intervino.
—Si—asiente entre lágrimas—Por fin alguien lo hizo. Marcel y sus vampiros entraron en el cementerio y mataron a todos los implicados, incluida mi tia. Solo Sophie y su hermana quedaron con vida aquella noche de entre todos los culpables. Cada chica al morir transfería su poder a la siguiente. Como quede la última, de pronto lo tenía todo. Todo el poder que debía regresar a la tierra para complacer a las antepasadas.
—Entonces, el ritual era realmente efectivo—asume Elijah—
—Algo se estaba activando y yo sabía que la idea era matarme para que se completara la Cosecha y resucitáramos todas. Pero nos mintieron sobre la forma en la que iban a matarnos. ¿Cómo podía estar segura de que lo de regresar no era otra mentira? Lo único que sabía era que no quería morir. Así que le dejé salvarme. Marcel me salvo la vida.
Cuando la noche ya había caído sobre la ciudad, Sophie por fin había terminado de el ritual para dejar descansar a las brujas muertas. Así que ella, Arielle y Hayley se dispusieron a volver al coche.
—¿Lo que ha pasado es por una visión sobre mi bebé que no crees un sea cierta?—inquiere Arielle tocándose el vientre con preocupación—
—Mira, quiero a Sabine, pero es como una bruja estrella de culebrón—comenta Sophie, guardando su mochila en el maletero del coche—He aprendido a dar poca importancia a lo que diga o a lo que vea. Solo quisiera que tuviera la boca cerrada.
—El ritual de la Cosecha—recuerda Arielle—Has dicho que no creíste en él. ¿Tenias razón?
—No—admite—Lo vi con mis propios ojos. Funcionaba. Era real.
—¿Y cómo puedes estar segura de que la visión de Sabine no lo es?—cuestiona, preocupada—
Sophie la observa unos segundos y sin decir nada cierra el maletero y se adentra en el vehículo. Arielle suspira con pesadez, viendo como Hayley se acerca a ella.
—Todo irá bien—le asegura la loba—
—No sé si eso sea cierto. Solo sé que protegeré a este bebé con toda mi vida, y mis hermanos también—le responde, colocando las manos en su vientre—
—Y yo te ayudaré—le asegura. Arielle levanta su mirada hasta ella, sorprendida—No es mi bebé y una bruja me ha anclado a ti, pero... después de todo lo que está pasando, te ayudaré a protegerle. Encontraremos a la bruja que nos vinculo y acabaremos con ella.
—Yo te prometo que si me ayudas, Hayley, encontraremos a tu familia—le responde con firmeza—
—Gracias. Ari—responde, abrazándola—
Rebekah suspira con frustración mientras llena un par de copas con Bourbon. Hayley entra al salón y se sienta en el sofá con una taza de té entre sus manos, observando como Rebekah le ofrece una de las copas a Arielle, quien la observa incrédula ante su acción.
—Ah, claro, lo siento—se disculpa Rebekah, bebiéndose la copa que le había ofrecido de un solo trago—
En ese momento la puerta principal de la casa se abre, dando paso a que Klaus se adentre en la casa.
—¡Nik!—exclama Rebekah con felicidad—Ya era hora ¿por...
Sus palabras se ven interrumpidas cuando la figura de Elijah aparece al lado de su hermano. Arielle, Hayley y Rebekah le observan sorprendidas, pero es la chica Mikaelson la que se lanza a sus brazos para poder abrazarle.
—Elijah—murmura aliviada—Estás bien.
Él trajeado le dedica una sonrisa antes de llevar su mirada hasta Hayley y Arielle. Esta última camina hasta él con rapidez.
—Me alegra que hayas vuelto—le dice la chica Salvatore, envolviéndole en un abrazo—
—Y a mi—asegura él al separarse del abrazo—
—Y ahora que has vuelto, ¿lo primero será matar a Niklaus?—cuestiona Rebekah entonces—
—Discúlpame un momento—le pide, depositando un beso en la mejilla de su hermana antes de seguir los pasos de Hayley hasta la terraza—
—¿Adónde va?—cuestiona Rebekah, confundida—
Arielle sonríe con diversión antes de lanzarse a los brazos de Klaus, quien la recibe con una sonrisa.
—Todo lo que nos trajo a Nueva Orleans era mentira. La historia que se inventó Sophie Deveraux, la lucha por le Barrio Francés, la guerra entre vampiros y brujas no tenía nada que ver. Todo es por Davina—les explica Elijah—Hace ocho meses, Sophie Deveraux y su hermana Jane-Anne lo habían perdido todo. Cuatro meses después de eso, una joven loba conectada mágicamente a una embarazada entró en su restaurante y renovó sus esperanzas. Jane-Anne llegó a sacrificar su vida para que su hermana te utilizara para encontrar a Davina—señala a su hermano—Si Sophie Deveraux tiene éxito en la captura de Davina, podrá devolverle la vida a la hija de Jane-Anne. Creímos que había una guerra por el poder. Pero esto es por la familia. Y Sophie Deveraux luchará hasta la muerte por la vida de su sobrina.
—Lo que la vuelve mucho más peligrosa—señala Arielle, haciendo que todos la miren—
—Exacto—afirma Elijah, bajo la atenta mirada de sus hermanos y de Hayley—
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