IV. The Eyes Of A Spy
CAPÍTULO CUATRO
LOS OJOS DE UN ESPÍA
"There's always a seed before there's a rose. The more that it rains, the more I will grow. I gotta have roots before branches"
Hayley leía uno de los diarios de Elijah cuando Arielle bajo las escaleras y camino por su lado, dirigiéndose a la donde Klaus y Rebekah se encontraban.
—¿Cómo has podido deshacerte de esos vampiros sin mi?—se queja Rebekah con molestia—Sabes que me encanta incendiar cosas.
—No iba a dejar que se pudrieran en la entrada—le responde Klaus con obviedad—Además, eran responsabilidad mía. Atacaron a Hayley, lo que podría haber dañado a Arielle, quien está embarazada de mi hijo.
—Aw, me conmueve tu nuevo instinto de protección paternal hacia la chica que lleva tu bollo híbrido en su horno.
—Soy una persona, gracias—se queja Arielle, sentándose en uno de los sillones—
Las miradas de ambos hermanos viajan hasta ella.
—Lo siento, Elle—se disculpa Rebekah—Sabes que me gusta molestar a mi hermano.
—A mi me gustaría saber cuál es el plan—habla Hayley, entrando a la sala con el diario de Elijah entre sus brazos—
—Depende de a qué plan te refieras, amor—le dice Klaus—Mi plan de dominación global o el de Rebekah de encontrar el amor en un mundo cruel.
La aludida le dedica una sonrisa falsa antes de lanzarle un pincel que él atrapa sin problemas.
—El plan de recatar a Elijah—aclara Hayley con obviedad—El hermano bueno. El que está en poder de tu enemigo mortal después de que le apuñalaras por la espalda.
—Fue por delante, para ser rigurosos—señala Klaus—
—Dijisteis que os ibais a ocupar. ¿Tenéis algún plan o no?
—De acuerdo—suspira Klaus, sentándose en su escritorio—En primer lugar, Marcel no es mi enemigo mortal. Es mi amigo. Desconoce que estoy intentando sabotear su dominio de la comunidad sobrenatural en El Barrio Francés, pero es amigo al fin y al cabo. En segundo lugar, le clavé la daga a Elijah para ganarme la confianza de Marcel. De haber sabido que dejaría a mi hermano en manos de una brujita tan desagradable, habría sopesado mis opciones de otro modo. Y tercero, mi amor, por favor.
—Tercero, el plan es tan sencillo como que Nik le pida a Marcel que le devuelva a Elijah—Arielle continúa sus palabras, situándose al lado de Hayley—
—Tiene que haber algo más, ¿verdad?—pregunta ella con preocupación—
—Por favor, Klaus como hermano es un desastre total, pero no hay nadie más diabólico—asegura Rebekah—
—Ese es solo el plan A, amor. Siempre hay un plan B—asegura Klaus—
—¿Y cuál es ese plan B?—inquiere la loba—
—La guerra.
Mientras Klaus hablaba con Marcel y Rebekah se encargaba de investigar quien había sido la persona que le había dado a Hayley la nota para encontrase con Juliette en ese parque en el que los vampiros la habían atacado, Arielle y la lobita recibían a Marie en la casa.
—¿Y Thomas?—cuestiona Arielle al abrir la puerta—
—No ha podido venir. Está en la universidad ayudando a Caroline y a Elena a instalarse—le explica la bruja, bajando una maleta de su coche—Y como Bonnie no ha vuelto, tendré que volver rápido a Mystic Falls para ayudarles.
—¿Le ha pasado algo?—cuestiona con preocupación—
—Jeremy es quien más habla con ella. Desde que le devolvió la vida no hemos vuelto a verla. Está de viaje con su madre.
Arielle asiente, asiéndose a un lado para dejar que entre en la casa, donde Marie se encontró con Hayley.
—No hemos tenido el placer de conocernos, soy Marie Delacour—se presenta con una sonrisa—
—Hayley Marshall, la loba que está conectada a tu amiga—se presenta ella—
—He oído que las brujas de Nueva Orleans no pueden hacer magia aquí—señala, sacando su grimorio y sentándose en el sofá del salón—Suerte que mi aquelarre es de Washington y les he convencido para que no me quiten los poderes aunque no esté allí. Queréis romper el vínculo, ¿no?
—Si, pero queremos encontrar a la bruja que hizo el hechizo en primer lugar—aclara Arielle, sentándose a su lado—Raven Bluemoon.
—Claro, necesito sangre de su familia.
—Genial—suspira Hayley con sarcasmo—Juliette no aparece, así que no tenemos sangre Bluemoon.
—Rebekah la encontrara—asegura Arielle—
—Cuando lo haga, haré el hechizo—les asegura—Por cierto, ¿has dicho Bluemoon?
—Aja.
—He oído ese nombre antes. Sé que sin una familia de brujos poderosos, no se mucho más, salvo que la líder de mi aquelarre conoció a uno de ello.
—¿En serio?—Arielle la observa con interés—¿Sabes a quien?
—¿Amelia?—responde en forma de pregunta, pues no estaba muy segura—
Mystic Falls, VA
1844
—Me han quitado a mi bebé ¿y ahora pretendéis quitarme mis poderes?—su voz sonaba asustada—
—Eres un deshonra para etas familia, Leah—le responde su madre—Un hijo fuera del matrimonio. Un bebé sin magia. Es bebé a sacado todos tus demonios, y créeme hija, no dejarán de perseguirla.
—Pues dejarme protegerla, no me quitéis los poderes—solloza la joven de 19 años—
—Ahora el futuro del aquelarre recae en tu hermana—le dice su madre—Tú ya no perteneces a esta familia, Leah.
—No, madre, por favor—solloza, cayendo de rodillas al suelo mientras la mujer a la que llamaba "madre" se alejaba de ella sin preocupación alguna por ella—Por favor. Mi pequeña Ryan.
Las lágrimas resbalaban de sus mejillas cuando su hermana mayor, Diana, se agacha a su lado para poder abrazarla.
—Todo irá bien, Leah. Ella estará bien—le asegura, sin dejar de abrazarla—Estará siempre protegida. Yo la protegeré si es necesario.
Nueva Orleans, LA
Actualmente
Klaus y Rebekah me tenían una conversación con Sophie Deveraux para encontrar la forma de recuperar a Elijah. Aquel tema era importante también para Hayley y Arielle, así que mientras la loba y Marie se apoyaban en la puerta para poder escuchar, Arielle se centraba en usar su oído sobrenatural,
—¿Te has vuelto loca?—se queja Sophie al oír el plan de Rebekah—De ninguna manera.
—Es muy sencillo—le asegura Rebekah—Necesitamos que hagas un pequeño hechizo de seguimiento para encontrar a nuestro hermano.
—Ya, pero aquí capturan a las brujas que practican magia y las matan.
—Si, sobre ese tema, creo que omitiste un detalle crucial cuando hicimos nuestro trato—señala Klaus, sentándose en el sillón situado frente a ella—El arma secreta de Marcel, el cómo sabe cuando una bruja usa la magia.
—Una chica así de alta—señala Rebekah—Muy mona y con mala leche.
—¿Davina?—murmura, llamando la atención de Klaus—¿Dónde la habéis visto?
—No lo sé—responde Rebekah con fastidio—Esa mocosa me borro la memoria justo después de lanzarme por la ventana con la mente.
—Vamos a ir al grano—pide Klaus—Davina tiene a Elijah. Supongo que las brujas querríais alejar a Davina de Marcel. Pero no sabemos dónde está. Ergo, necesitamos magia.
—Davina la sentiría—insiste Sophie—
—A no ser que otra bruja, digamos, una traidora para la causa, Katie por ejemplo, practicara una magia mucho más poderosa al mismo tiempo—propone Rebekah, haciendo que Marie mire a Arielle con confusión—Eso crearía una cortina de humo que ocultaría tu hechizo más simple a Davina.
—Katie no merece morir.
Klaus golpea la mesa con frustración.
—Sophie Deveraux, no estás en situación de ser tan moralista—le asegura, acercándose a ella—No se puede ganar una guerra sin pérdidas estratégicas, por muy lamentables que sean. ¿Cuántas veces han estado los vampiros un paso por delante sabiendo cosas que no debían? Tu hermana fue ejecutada en plena calle por practicar magia. Sabíais que iban a por ella. ¿Ni si quiera intento escapar?
—La pillaron escondida en la bodega de un buque de carga antes de que zarpara por el Mississippi—le explica con tristeza—
—Y dime... ¿quién de entre los hombres de confianza de Marcel se ocupa de lo que pasa en los muelles?
—Thierry, el novio de Katie.
El rostro de Hayley cambia por completo al volver a oír el nombre de la bruja.
—¿Qué?—cuestiona Arielle con confusión—
—Fue ahí...—murmura ella—
—¿El qué?
—Delante de la tienda de Katie fue donde me dieron la nota. La chica era castaña, se que no era Katie, pero fue ahí donde pasó. Es como si los recuerdos me volvieran. Sus ojos eran marrones.
Arielle suspira con pesadez, poniéndose en pie para agárrala de la mano y alejarla de la sala donde se encontraban Rebekah y Klaus.
—Te dijo algo, ¿no es cierto?—le pregunta, interesada—
—No lo sé, pero al oír el nombre de Katie he empezado a recordar cosas. Es como si me hubiese borrado la memoria—explica con confusión—
—Pero las brujas no pueden hacer magia aquí—señala Marie a su lado—Con lo que ha dicho Sophie, ni si quería yo puedo, aunque no esté conectado con los espíritus de esta ciudad.
—Y los vampiros no pueden obligarte—murmura Arielle por lo bajo—Solo he visto a Juliette hacer magia sin recibir una reprimenda.
—Pero no era ella—asegura Hayley—
—¿Otra Bluemoon?—cuestiona Marie con confusión—
Arielle aprieta sus labios, apartando la mirada de ellas.
Klaus, Rebekah y Sophie llevarían a cabo su plan esa misma noche durante la fiesta que había organizado Marcel, por lo que Arielle, Hayley y Marie volvían a encontrase solas en aquella casa.
—Le he dado a Hayley una bebida con unas hierbas para ayudarla a recordar—informa Marie, entrado al estudio de arte que Klaus y Arielle compartían—Pronto sabremos el aspecto de esa bruja tan poderosa como para evitar que la tal Davina la perciba.
—Genial, en cuanto encontremos a esa bruja, yo misma la mataré—le asegura Arielle con frustración—
—Si es Raven eso rompería el hechizo que te hace medio humana y el vínculo con Hayley. Aunque, ese hechizo no ha sido tan malo, ¿no? Estás embarazada.
—No me malinterpretes, Marie, me alegro de estar embarazada, es solo que esa bruja me hechizo para que esto pasara. Quiere algo de mi bebé y no voy a dejar que se acerque a él.
—O a ella—le corrige con una sonrisa—Deberíamos averiguarlo.
—¿Cómo?—cuestiona, incrédula—No puedes hacer magia.
—Bueno, en mi familia existe un pequeño truco. Me lo enseño mi abuela. No se necesita magia.
—¿En serio?—cuestiona con alegría. Marie asiente—
Portland, OR
1850
Después de años conviniendo con su familia en un lugar protegido en Portland, Oregon, Leah por fin había sacado la valentía para abandonar su casa y a su aquelarre. Un aquelarre que nunca la había tratado bien. Pretendía volver a su antiguo hogar en Mystic Falls, encontrar a su hija, verla crecer aunque solo fuera desde la distancia.
Ella sabía que en el mundo había gente poderosa, algunos llenos de odio y resentimiento hacia a su aquelarre, y tenía miedo que, si conocían la existencia de su hija, fueran a por ella, aprovechándose de que estuviera sola y sin la protección de otros brujos.
Su hermana mayor, Diana, era la favorita de la familia, que concebiría al siguiente par de gemelos que en un futuro se convertirían en los líderes del aquelarre. Tras un horrible ritual cabe aclarar. Pero lo importante de todo era que ahora que Diana se reunía con los brujos más poderosos del aquella y con el líder, tenia mucha más información sobre otros brujos y gente con poder en el mundo. Gente como la mujer que ahora Leah buscaba.
—He oído que me estás buscando—una voz sonó a sus espaldas, obligándola a frenar sus pasos en medio del gran y extenso bosque de Mystic Falls—
—Yo...
—Eres Leah Parker, ¿cierto?
La aludida se gira hacia aquella voz, encontrándose con una joven mujer de cabello castaño y rasgos asiáticos.
—Soy Amelia Bluemoon, encantada—sonríe coña amabilidad, estirando su mano hacia ella—
—¿Cómo me has encontrando?—inquiere, extrañamente intimidada por ella—
—Aw, cariño, soy una bruja—le informa levantando su barbilla con superioridad—Y supe que me necesitarías desde el día que tu hija nació.
Comienza a andar en la misma dirección en la que Leah andaba segundos antes, directa hacia la casa Salvatore.
—Arielle esta bien.
—¿Arielle?—Leah frunce el ceño, siguiéndola—
—Tu hija. Su hermano Damon la bautizó con ese nombre—le explica—No tienes que preocuparte. Si me entero de que alguien la busca, me encargare de protegerla. Pero es solo una niña sin magia, nadie lo hará, puedes estar tranquila.
—Gracias.
—No es nada. Le debo un favor a los Parker.
Nueva Orleans, LA
Actualmente
Hayley se encontraba en su habitación, intentando recordar a la chica que le había dado esa nota, cuando Klaus se adentró al estudio de arte, encontrándose a Arielle con el ordenador entre sus piernas mientras se mantenía sentada en una de las sillas.
—Elijah va a volver con nosotros—le informa, llamando su atención—Ya se lo he dicho a Hayley, parece tener interés por él.
—Genial—suspira con una sonrisa—Pero supongo que el plan que has seguido no es el que compartiste con tu hermana.
—Me conoces muy bien, mi amor—sonríe, acercándose a ella—Y aún no entiendo como es que sigues apoyándome.
—¿A qué te refieres?—cuestiona con confusión—
—Hayley apenas conoce a Elijah, pero siente admiración por él. Me gustaría saber por qué.
—Elijah es bueno con las palabras. Y Hayley paso tiempo con él mientras estuvimos en Mystic Falls. Supongo que la trato bien, solo eso—le responde ella—Pero eso no quita que tú también seas bueno, a tu manera. Te han hecho daño y demuestras tus sentimientos de manera violenta, pero yo lo entiendo. Todos sois diferentes, eso no quita mis sentimientos hacia ti.
—Es solo que a veces pienso que te darás cuenta de que hay gente mejor que yo. Como mi hermano.
—Conocí a tu hermano antes que a ti—le recuerda—Y aún así me enamore de ti, Nik. Tu hermano es amable y es mi amigo, pero eso no quita mis sentimientos por ti a pesar de que tú seas impulsivo y paranoico. Quiero decir, nadie se parece a nadie, yo tampoco soy una angel. Soy independiente y rebelde. Cada uno con lo suyo.
Klaus la observa con detenimiento y asiente de manera pensativa antes de darse la vuelta.
—Oye—le llama Arielle—Hoy he sabido una cosa. Creo que es una niña.
Sus palabras hacen que Klaus se gire para mirarla a los ojos con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Mi hermanos se alegrarán—le asegura ella—
—¿Cómo lo has sabido?—le pregunta, interesado—
—Un truco antiguo de Marie—responde, sin darle importancia—Quien, por cierto, se ha ido de vuelta a Mystic Falls. Pero Hayley está recordando y en cuanto recuerde a la chica que le dio esa nota, me la describirá y yo la dibujaré para que puedas encontrarla.
—Bien, los problemas disminuyen—suspira, colocando sus manos detrás de su espalda—
—Si—suspira ella, cerrando el ordenador para acercarse a él—Tengo sueño. ¿Vienes a la cama?
—Si—le sonríe con ternura, acariciando una de sus mejillas—Vamos.
Le sonríe y entrelaza sus dedos con los de ella para caminar hacia su habitación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top