II. What If I Lose It All?
CAPÍTULO DOS
¿QUE PASA SI LO PIERDO TODO?
"No one could ever know me, no one could ever see me. Seems you're the only one who knows what it's like to be me. Someone to face the day with, make it through all the rest with. Someone I'll always laugh with. Even at my worst, I'm best with you"
—Espera ¡¿Qué?!—exclama Arielle con frustración al oír lo que Alaric le acababa de decir—Dijiste que Stefan buscaba cómo traer de vuelta a Bonnie y a Damon. Tal y como yo lo estaba haciendo, pero con la otra mitad de las pistas.
—Eso creía yo. Llevo meses dándole pistas—asegura él a través del teléfono—Y me hizo cree que las seguía.
—Pues yo he estado centrada en las pistas que me mandabas a mi—señala—Caroline estaba centrada en la burbuja mágica de Mystic Falls, que por si no te has dado cuenta sigue ahí, por lo que la misión ha sido un fracaso de cuidado. ¿Y ahora me sueltas que en todo este tiempo nadie ha hecho nada para investigar las otras pistas para ayudar a Bonnie y Damon?
—Yo no diría que nadie—suspira Alaric—Te mandaré la dirección.
—Bien—responde, colgando la llamada al adentrarse en el comedor del complejo—Buenos días.
Klaus levanta su mirada del libro que se encontraba leyendo y le dedica una sonrisa.
—¿Estas bien?—cuestiona, preocupado—
—Perfectamente—responde con sarcasmo—Son problemas en Mystic Falls. Voy a tener que irme un par de días, por lo de Damon.
—De acuerdo—suspira, sus ojos viajando hacia su hermano, quien acababa de entrar en la sala—
—Todos esos cuerpos, ¿quién a matado a todas esas brujas?—cuestiona Elijah, señalando el patio—
—Si, eso va a ser cosa mía y de Hayley—admite Arielle—
—¿Las has llevado a una caza de brujas?—se queja Elijah, mirando a su hermano—
—Intenté convencer a las brujas para que localizaran la estaca de roble blanco. Y al mostrase incapaces, dejé que se divirtieran—le responde Klaus sin darle importancia—
—Y fue divertido—asegura Arielle, cruzándose de brazos con una sonrisa en la cara—
—Hayley se vuelve más salvaje cada día—se queja Elijah—¿No veis que se está derrumbando?
—Tal vez tus expectativas sean demasiado altas—señala Arielle—Ahora es una de los nuestros. Ser vampiro intensifica lo que eres en realidad. Y los lobos son criaturas salvajes.
—Sabe que nunca estará a la altura de la bonita imagen que te has formado de ella—declara Klaus—Tus críticas solo le hacen más daño. Deberías tomar ejemplo de mi. Arielle es más salvaje y yo no la juzgo, de hecho, me gusta.
Arielle rueda los ojos.
—Lo que yo quiero es ayudarla—explica Elijah—Y a tu querida Arielle le pedí que hiciera lo mismo, hermano.
—¡La estoy ayudando!—exclama Arielle con incredulidad y molestia—Si la hubieras visto anoche, cubierta de sangre de brujas y con una sonrisa de oreja a oreja. Está asimilando todo esto de ser un híbrido. Sé un poco menos crítico con ella y Hayley estará bien.
—Pero necesita más que estar bien—recrimina Elijah—Esa chica se vio metida en todo esto sin pedirlo. Y sigue aquí porque es tu amiga, Arielle, deberías preocuparte más por ella.
—¿Qué me preocupe más por ella?—cuestiona, incrédula—Te recuerdo que he perdido a mi hermano y a mi hija. Hayley me ha perdonado y le estoy dando lo que necesita. Así que, si no te importa, deja de juzgar a las personas, Elijah. Tú tampoco eres un santo.
Se da la vuelta, abandonado la sala bajo la atenta mirada de Klaus, quien sonríe ante su respuesta.
La dirección que Alaric le había enviado a Arielle no estaba muy lejos de Nueva Orleans. Se trataba de un hotel situado en el mismo estado, Luisiana. Arielle no sabía quien era esa otra persona que había estado investigando para salvar a Bonnie y a Damon, pero no tardó en descubrirlo.
Enzo se encontraba escondido en el guardarropa del hotel, besando a una bruja. Arielle no pudo evitar rodar los ojos ante la escena frente a ella.
—Vaya, vaya, vaya. ¡Qué aparición del pasado!—comenta Enzo, dándose la vuelta para mirar a la rubia—Hola, preciosa.
Arielle sonríe con falsedad, posando su mirada en la bruja a su lado.
—Esto si que no me lo esperaba—señala al reconocer a la chica—¿Amelia?
Enzo frunce el ceño.
—¿Os conocéis?—sus ojos viajan de una a otra varias veces—
—Tu hermana te busca—señala Arielle, sus ojos fijos en la bruja, ignorando la pregunta de Enzo—Cree que estas muerta.
—Bueno, no lo estoy—señala, colocándose el pelo—
—¿Y qué estás haciendo? ¿Besando vampiros por el mundo?—cuestiona, incrédula—
—No. He estado con Jackson—responde. Arielle eleva sus cejas—
—¿En serio? ¿Y dónde está él?
—Nos separamos. Pero asumo que no estará muy lejos del pantano—responde, cruzándose de brazos—Cuando necesite encontrarle, lo encontraré.
—¿Y mientras tanto?
—Buscó más lobos. Muchos medialuna se quedaron por el pantano, pero otros escaparon. Los estoy buscando.
—Un segundo—habla Enzo, interrumpiendo su conversación—¿Quién es Jackson? ¿Y eres amiga de los lobos?
—Te he dado la respuesta que querías. Ahora, si me perdonáis, sigo una pista—declara Amelia, pasando por su lado e ignorando sus preguntas—
Arielle debate en si frenarla y sacarle más información o dejarla marchar. Había visto a Olivia desesperada por encontrarla, y al realidad es que Arielle no había creído del todo la explicación que Amelia le acababa de dar. Pero ese día tenía otra misión. Necesitaba encontrar una forma de recuperar a hermano. Así que la dejó marchar.
Ahora, metida en un coche con Enzo a su lado y escuchando las palabras de Elena a través de su teléfono, Arielle no estaba segura de haber tomado la mejor decisión.
La idea de la chica Gilbert de borrar todos sus recuerdos de Damon le parecía una idea estupida. La más estupida de todas las que Elena había tenido. Pero no estaba en posición para convencerla de lo contrario. Ni era algo que le gustara intentar.
—Oye, Arielle, es genial que conserves la esperanza. Es tu hermano y lo entiendo. Pero por mi propia supervivencia, yo necesito olvidarlo—explica Elena al otro lado de la línea—
—Bueno, entonces sigue con tu plan—suspira, sus manos agarrando el volante con mayor fuerza—Me parece bien, siempre que todos estéis bien.
—Gracias, Arielle—sonríe levemente—
—No hay de que—asegura antes de colgar la llamada—
—Amor de amigas. Qué tierno.—comenta Enzo a su lado—
—Elena y yo no somos amigas—asegura—Es como mi cuñada.
—Bueno, he oído que ahora matas brujas en Nueva Orleans.
—Y yo he oído que eres un cotilla que ha estado espiándome—se queja ella, dedicándole una rápida mirada—¿Cuándo salimos de esta carretera principal?
—Pronto—responde rápidamente—Replantéatelo. No creo que a Damon le gustará ver que te has vuelto una asesina en serie.
—Ya. No acepto consejos del tío que mató a una bruja y a un inocente en mi presencia. Y que, por cierto, acaba de usar la lengua para sonsacar a la chica que creía mi amiga.
—Dijo que se llamaba Anna.
—Se lo inventó. Como tú te has inventado lo del aquelarre Géminis—declara—Nunca he oído hablar de ellos. ¿Quiénes son?
Por supuesto Arielle estaba mintiendo, pero no podía confiar en Enzo lo suficiente. Y al parecer tampoco en Amelia, ahora que ella soltaba aquella información a cualquiera. La conversación sobre ese aquelarre llegaba a su familia, a su embarazo y a la pérdida de su hija. Algo de lo que Arielle ni quería ni podía hablar.
—Ni idea. No vamos a verles—le responde—
—¿Qué?—Arielle le mira, confusa—Espera. Entonces, ¿adónde vamos?
—Ya lo verás—responde, indicándole la salida de la autopista—
Aunque confusa, Arielle hace caso a Enzo, aparcando el coche delante de una casa en Savannah, Georgia. Él se baja del coche, acercándose a la chica que pretendía entrar en la casa. Aún confusa, Arielle le sigue, viendo como éste utiliza la compulsión para que la chica les deje entrar.
—Hola—saluda la chica, abriendo la puerta de su casa—
—Hola.
Arielle no tarda en distinguir la voz que responde desde el interior del lugar.
—Justo a tiempo. Estaba a punto de...
—Me he encontrado con unos amigos tuyos—le interrumpe ella—
—¿Qué? ¿Dónde?
Stefan frunce el ceño, confuso.
—Aquí—responde, en el mismo momento en el que Enzo y Arielle entran a la casa—
—¡Stefan!—exclama Enzo, acercándose a él con una sonrisa—¡Mira que es difícil dar contigo! No sabía si tu nueva amiguita nos invitaría a entrar, pero dice que la casa es tuya, o sea que... ¡vía libre para todos tus compis! ¿Tienes bourbon?
Se frota las manos, caminando hacia la cocina. Stefan aparta su mirada de él, clavando sus ojos en su hermana. Arielle se mantiene callada, sus brazos cruzados y una mirada enfadada en sus ojos.
Los hermanos no intercambiaron palabras mientras Stefan terminaba de preparar la cena a la que Enzo se había auto invitado junto con Arielle. Ivy, la chica que vivía con Stefan, parecía encantada de conocerles, pues aún saliendo con él, no parecía saber mucho de él.
—Está de muerte—comenta Enzo, llevándose el tenedor a la boca con una sonrisa—
—¿Y de qué conocéis a Stefan?—inquiere Ivy, su mirada puesta en Arielle—
—Él y yo fuimos juntos al instituto—le miente—Salía con una amiga mía.
—Ya.
—No, tranquila. Lo dejaron hace tiempo—asegura Arielle al ver su expresión—Y ya veo que ahora está con alguien. ¿Cómo os conocisteis exactamente?
—El coche de Ivy estaba en el taller donde trabajo—responde Stefan, mirando a su hermana—
—¿Trabajas reparando coches?—cuestiona, sorprendida—
—Es relajante.
Enzo sonríe para si mismo.
—¿Por qué? ¿Qué hacías antes?—pregunta Ivy con curiosidad—
—Hacía de todo, era un auténtico manitas—responde Enzo—¿Sabes que tienes una clavícula preciosa?
—Ah, gracias—contesta, confusa—Creo.
—Siempre me fijo en el cuello de las mujeres. ¡Me pierden los cuellos! Y a Stefan también. ¿Verdad, Stefan?
—Ya no—responde, incómodo—
—Ah, ¡qué tontería! No pueden dejar de gustarte los cuellos.
—Oye—Ivy se inclina hacia Arielle—¿Enzo es tu novio?
—Claro que no—responde con rapidez—¿Tú saldrías con eso?
—Eh. Hola. Estoy aquí.—se queja el aludido—Me parezco bastante al novio de Arielle. Ambos somos británicos y tenemos el oído muy fino, prácticamente sobrenatural. ¿Tú crees en lo sobrenatural, Ivy?
—Eh... No me lo he planteado nunca—admite—
—Pues yo si creo, la verdad. Una bruja me hizo un hechizo para encontrar a mi colega.
Su comentario hace que Arielle dirija una mirada aún más molesta hacia su hermano pequeño. Si Stefan se encontrará con Hope, Enzo habría descubierto el hechizo de encubrimiento y habría seguido investigando, lo que pondría en peligro la vida de la niña.
—Bueno, Stefan, me encanta está casa—Enzo decide cambiar de tema—¿Cuánto tiempo hace que la tienes?
—Hace cosa de un mes.
—No, hace más—asegura Ivy—Nos conocimos hace dos meses y ya la tenías.
—¿Llevas viviendo aquí más de dos meses?—cuestiona Arielle con incredulidad—
—Si. Si, supongo que si—responde, rellenando las copas de vino—
—Bueno, es que me extraña bastante—declara, intentando mantener la calma—Porque todo el mundo pensaba que estabas viviendo en algún otro sitio. Y se suponía que tú trabajo era investigar, y no reparar coches.
—Si. Bueno, preferí dejar ese trabajo.
—No se puede dejar de investigar hasta que se resuelve la investigación, Stefan—se queja, molesta—
—¿Por qué no dejamos el tema?—le pide, incómodo—Soy feliz haciendo lo que hago y es lo único que importa, ¿no?
Arielle se dispone a responder, pero Enzo la interrumpe.
—Ya vale, preciosa, no montes una escenita—le pide. Arielle le dedica una mala mirada, pero decide hacerle caso—Seguro que todo esto ha sido un malentendido. Puede que así lo aclaremos.
Agarra su tenedor y se lo clava a Stefan en la mano, haciendo que Ivy grite asustada.
—¡Dios mío!—exclama—
—¡Enzo!
—Pero ¿qué es lo que te pasa?—se queja Stefan—
—Tienes muchos secretos. ¿De qué huyes, Stefan?—cuestiona Enzo, arrancándole el tenedor—
Ivy abre los ojos aún más al ver como la herida en su mano se cura.
—Ah... pero... yo...
Arielle suspira con pesadez, agarrando su mentón para obligarla a que la mire a los ojos.
—Calmante—le pide, usando la compulsión—Ven conmigo. Acompáñame arriba.—se pone en pie, dirigiéndole una mala mirada a Enzo—¡¿Quién monta escenitas?!
Ambas abandonan el comedor, subiendo las escaleras hacia el piso superior. Una vez allí, Arielle decide no escuchar la conversación ni la pelea entre ambos vampiros. Sabía que si lo hacía solo se enfadaría más. Y no quería hacerlo.
De todas formas, la pelea no duró mucho. Para Stefan fue relativamente fácil romperle el cuello a Enzo mientras Arielle se veía obligada a responder una llamada de Alaric.
—Hola—saluda al contestar la llamada—Perdona, no es un buen momento.
—Lo siento, es que no logro avanzar con Elena. Necesito ayuda y no sé a quién preguntar.
—¿Qué problema hay?—frunce el ceño, bajando las escaleras para volver al comedor—
—Le pregunto en qué momento se enamoró de Damon, pero es incapaz de recordarlo.
—Porque se niega a reconocer lo que ya sabemos todos. Se enamoró de Damon estando aún con Stefan—explica, antes de notar la mirada de su hermano en ella—Hablamos luego, Ric.
Cuelga el teléfono, observando como su hermano comenzaba a recoger los muebles que se habían caído y roto en su pelea con Enzo, quien en ese momento se encontraba inconsciente en el suelo de la cocina.
—Deberías llevártelo de aquí—declara Stefan, señalándole—Se va a despertar y no me apetece un segundo asalto.
—Siento que hayas oído lo que he dicho—se disculpa Arielle entonces—
—No pasa nada—suspira, recogiendo los cristales rotos—Ya no me importa.
—¿Por qué? ¿Por qué no te importa?—cuestiona, confusa—Antes te importaba todo. Eso es lo que más me gustaba de ti—declara, acercándose a él—En medio de todo el caos de nuestras vidas desquiciadas, tú te preocupabas más que nadie. ¿Qué sentido tiene este cambio?
—Tuve que cambiar. Y pasar página—declara—Meses antes de mudarme a aquí, después de dejar a Hope a salvo con Rebekah, seguí cada pista que me envió Alaric. Hablé con cada bruja, con cada chamán, cada vidente en 20 países de todo el mundo. Y siempre acababa en un punto muerto. Tú lo sabes, te ha pasado lo mismo.
—Pero Enzo tiene otra pista. Hay un aquelarre en Oregón...
—El Géminis—le interrumpe—Si, el de tu madre. También lo investigué. Allí no había nada. Porque no hay nada que podamos hacer. Damon y Bonnie están muertos. Tuve que asumirlo y, cuando lo hice, decidí volver a empezar. No podía retomar mi antigua vida con mis amigos. Ni acercarme a Mystic Falls, ni a Elena, ni...
—¿Ni a mi?—le interrumpe, luchando por las lágrimas que se acumulaban en sus ojos—Creía que estábamos unidos. Que éramos hermanos. Que nos apoyábamos. ¿No lo notaste en todos los mensajes que te dejé? No era por Hope. Era por ti, por saber de ti, Stef. ¿No notaste que me estaba desmoronando, que necesitaba tu apoyo?
Stefan baja la mirada al suelo, haciéndole entender a Arielle lo que en realidad había pasado.
—Nunca los escuchaste—murmura con tristeza—
—Debía pasar pagina. Hope estaba bien, estaba con Rebekah. No tenía elección. Tuve que borrarlo todo.
—Vaya, yo te resumiré los mensajes—declara, enfadada—Eres un mierda. Y si lo quieres fuera de aquí, échalo tú.
Se separa de él, dirigiéndose a la puerta.
Nueva Orleans, LA
Después de ayudar a Hayley a volver a ser la líder de su manada, Klaus se había reunido con la última bruja de la cosecha. La cual se había propuesto hacer anillos de luna para los lobos. Mientras tanto, Elijah había estado buscando la estaca de roble blanco por la ciudad.
Olivia, quien se había pasado el día en su habitación, rodeada de algunos de sus libros de magia, intentando dar una explicación a ese mal presentimiento en su pecho que había aparecido el día del nacimiento de Hope. Ahora se apoyaba contra la pared del complejo que daba directamente al comedor, escuchando en secreto la conversación que los hermanos Mikaelson compartían.
—Es peor de lo que pensábamos—se queja Klaus—He visto a esa bruja. Cassie. La he analizado. Su presencia. La manera de comportarse. El fervor con el que manifestó su odio hacia los nuestros. He mirado a esa chica a los ojos y te lo aseguro, Elijah, a ella no la guía nuestra madre. Ella es nuestra madre.
—¿Qué está pasando?—cuestiona Elijah con desconcierto—
—Pienso matarla—declara Klaus—Herviré sus huesos y se los daré a comer a los perros si hace falta.
—Niklaus.
—¿Qué? ¿Qué puede ser más importante que el regreso de nuestra madre?
—Nuestro padre—declara. Klaus le observa con una mezcla de miedo y sorpresa—Lo vi delante de mi. Tan real como tú ahora. Dominado por Davina con algún tipo de hechizo. Él es quien tiene la estaca. Si decidiera soltarle...
—Entonces, solo tenemos que preguntarnos una cosa—señala Klaus—¿A cuál de nuestros padres mataremos primero?
Savannah, GA
Arielle aparta la mirada cuando Enzo se adentra en el coche, situándose a su lado.
—La cosa no ha ido muy bien—admite el chico antes de darse cuenta del estado en el que ella se encontraba—Oye... Eh...
Sujeta su barbilla con delicadeza, obligándola a mirarle a los ojos, revelándole así las lágrimas que resbalaban por su rostro. Enzo la observa, apretando su mandíbula con molestia.
—Ahora vuelvo—declara, volviendo a salir del coche—
Al volver a quedarse sola, Arielle no puede evitar soltar un sollozo.
Enzo vuelve a adentrarse a la casa de Stefan, sujetando a Ivy del cuello en el mismo momento en el que Stefan entra por la puerta trasera tras haber tirado la basura.
—Suéltala—le ordena, caminando hacia él—
—Vale—responde, rompiéndole el cuello a Ivy—
Stefan intenta llegar a ella con su velocidad sobrenatural, pero Enzo se lo impide, lanzándole al suelo.
—Ahí fuera tengo a una chica llorando, porque le importas mucho—habla Enzo con rabia—Y por más que intente entenderla, no veo que merezcas la pena—Stefan se pone en pie, su mirada fija en él mientras escucha sus palabras—Damon me contó una vez que te prometió una eternidad de miseria y sufrimiento, y recuerdo que pensé "¿Qué puede haber hecho su hermano para inspirar tanto odio?" Ahora lo entiendo. Decepcionarle. Los hermanos no se rinden. Así que cada vez que vea que estás intentando hacerlo de nuevo, cada vez que te montes una nueva vida basada en la mentira, te lo haré pagar. Seré yo el que te cause la miseria y el sufrimiento que te mereces.
Stefan se lanza contra él, pero Enzo le rompe el cuello, dejándole caer al suelo.
—¿Ves? A nosotros nos van los cuellos—comenta, saliendo de la casa—
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