14° Héroe Indigno. ~Adiós~


POV narrador

El sonido de las campanas se escuchaba en todo el distrito Karanese, anunciaban el regreso de la legión de reconocimiento. Las personas se reunían en la entrada del Muro Maria para recibir a los soldados. Los más jóvenes los veían como héroes valientes y triunfadores; los adultos, en su mayoría, exigían ver los resultados positivos de las expediciones, por ello, cuando se sufría una pérdida y ningún logro realmente significativo, sin importar que hayan vuelto casi con la misma cantidad de hombres, los abucheaban y criticaban directamente, cuyas palabras descaradas eran como sal en la herida.

____(tn), cabizbaja, no se sentía como un héroe. Entre la multitud, las risas de unos niños llamaron su atención, un niño se asomaba sobre la gente con una mirada radiante y la niña a su lado traía una sonrisa encantada. Se sintió indigna de tal admiración, una remembranza del pasado ocupó su mente, la vez en que el capitán Levi la ayudó y decidió unirse a los exploradores, ahora le pesaba. Sintió un terror indescriptible, una incertidumbre tan abrumadora que tuvo que aferrarse a ella misma, y su conciencia ahora solo jugaba en su contra. Sus ojos se volvieron cristalinos y tuvo pestañear varias veces para no botar ni una lágrima. Era fuerte, pero hasta la más dura piedra puede agrietarse.

Una voz llamando a su nombre se hizo oír y distrajo su atención, buscando con la vista de persona en persona encontró al hombre que la nombraba, era Julian dirigiéndose hacia ella.

− ¡___(tn)! ¡Que alegría verte, pequeña! - exclamó aliviado - ¡Me alegro que hallas vuelto!

Ella bajó del caballo y de inmediato fue abrazada por él. Levi estaba mucho más adelante, pero no tardó en darse cuenta que ella ya no estaba donde suponía debería estar, observando hacia atrás, vio que se había detenido y era abrazada por un hombre alto. Se detuvo en seco a esperarla, mientras intentaba reconocer a ese desconocido.

− ¡J... Julian-san! ¡no... no es propio de usted! - le dijo tratando de zafarse.

− Cierto. Discúlpame. ¡Pero mira qué grande estas! - dijo con la voz un de padre melancólico -. Hacía mucho que no te veía. ¿Estás herida?, ¿cómo te fue en tu primera excursión?

___(tn) guardó silencio por unos segundos, frustrada, sus ojos mostraron un amargo dolor, ese bello y radiante color que los caracterizaba se había vuelto uno oscuro y tenue. Esa mirada ya la conocía Julian de antemano.

− No pude salvar a un compañero - dijo con un hilo de voz -. Fui una inútil.

− Siempre habrán vidas que se pierdan - admitió con seriedad -. No debes considerarte una inútil. Son sacrificios que deben hacerse por el bien de la humanidad, pero y aún así, personalmente, te agradecería que continuaras con vida - colocó ambas manos en los hombros de ella y la miró con sinceridad -. Pese a todo, siempre estaré feliz de que vuelvas.

Levi recordó haber visto la cara de aquel hombre, pero no lo reconoció. Harto de esperar, llamó a ____(tn) con un tono alto y firme de voz.

− Ese es el capitán Levi, ¿cierto? - preguntó Julian divertido, la vista le fallaba, pero reconocería a ese enano en cualquier lado.

− Así es. Gracias por venir a recibirme - dijo agradecida y más calmada. Se montó en su caballo con facilidad -. Siempre voy a volver, no lo dude.

Tras haber dicho esas palabras corrió hasta donde estaba su superior, recibiendo una reprimenda por haber dejado la formación sin permiso. La mayoría de los soldados que conocieron a Julian cuando cadete y capitán, lo identificaron rápidamente, todos, entre el asombro y el respeto, mostraron el saludo de la legión al pasar frente a él. Sintiéndose como en casa, honrado, coloca su mano derecha en el corazón.

**

POV ____(tn)

Tomé la manilla de la puerta que nunca había pensado abrir. La gire y di un paso. Era una habitación agradable, pero oscura. Busqué la ventana tanteando el aire para no tropezar con nada, guiándome con el pequeño rayo de luz que entraba por un hoyo, las encuentro y las abro de par en par, recojo las cortinas a un lado y observo mejor el lugar. La cama a un lado estaba medio tendida, las esquinas estaban arrugadas y la almohada torcida; el escritorio era un desastre, libros y hojas sueltas llenas de notas, observaciones y todo lo que Andrew escribiera en ellas, también habían libros y pergaminos al lado de la cama y en la mesita de noche. << ¿Cómo podía vivir en tal desorden? >> me pregunté no tan extrañada. No cambió en absoluto, siguió siendo el mismo ratón de biblioteca que me seguía a todos lados.

En el escritorio, arriba de otros libros había un ejemplar que me llamó la atención. Lo tomé y observé su portada donde se apreciaba claramente el sello de la corona, lo dejé en su lugar y me senté en el borde de la cama.
Imaginé a Andrew yendo de un lugar a otro por no encontrar una pluma para escribir sus nuevas ideas sobre yo qué sé y terminar escribiendo con la vieja pluma mediocre que manchaba todo. Me dio risa saber que, después de tanto ajetreo, la encontró en su escritorio debajo de muchos papeles.

Su desordenada manera de ser no la pude arreglar nunca, a fin de cuentas, todos los regaños y reprimendas estos tres años, no sirvieron de nada.

− Idiota - dije con rencor -. ¿No era qué tenías algo que decirme?, ¿Cómo se te ocurrió morirte en tu primera expedición? Siempre repetías que ibas a apoyarme en mis decisiones y, aún así, te molestaste y dejaste de hablarme porque yo estaba "siendo débil" por "culpa" del enano. Mentiroso... ¿Cómo pudiste hacerme esto? Pensé que las cosas se habían arreglado... yo... Idiota, ahora por tu culpa hablo sola, me van a creer loca. Mentiroso... - hice una pausa para tomar aire - Soy egoísta, lo sabías y, a pesar ello... a pesar de ello...

Recordé mis días cuando pertenecí a la tropa de reclutas. El único que no se rindió hasta ser mi amigo fuiste tú. Te pateaba, te ignoraba y te dejé bien en claro que no quería relacionarme con nadie, pero tu fuiste persistente y terminé rindiéndome y dejándote seguirme. Hace un año tuvimos una conversación importante, y ya faltaba poco para graduarnos.

− Oye ____(tn), ¿sigues pensando unirte a la legión de reconocimiento? - me preguntaste.

− Por su puesto - respondí sin vacilar - ¿y tú? ¿Ya te decidiste?

− Entonces, yo también me uniré a ellos - me respondiste seriamente, pero yo no lo tomé en serio.

− ¡¿Ahh?! ¿piensas seguirme hasta allá? - exclamé, vi como te sonrojabas y te sobabas la nariz, mientras mirabas a otro lado.

− En parte, sí. También es porque quiero ver con mis propios ojos lo que hay fuera de las murallas. No me gustan las fuerzas estacionarias, ese montón de borrachos no mueven sus traseros para nada. La policía Militar, era mi otra opción, ¿no te gustaría cambiar la forma de gobierno? He pensado mucho en ello, pero no se que tan lejos ha llegado la corrupción y, tampoco estoy seguro sobre qué podría hacer. Como odias la policía militar, pensé que si te unías a las estacionarias, entonces yo optaría por ir a la capital - volviste a mirarme sonriente -. Me alegro que podemos seguir viéndonos, me habría entristecido tener que despedirme.

Siempre hablaste más de lo que debías y te veías tan sincero que lo agradecí de corazón.

− Dime, ____(tn), si logras encontrarte con el capitán Levi, ¿de verdad seguirías sus órdenes al pie de la letra? - me preguntaste de pronto, me pareció extraño, ya que sabías mi respuesta de antemano -. ¿Si él te pidiera abandonar a una persona... lo harías?

− No veo razón para desconfiar de las órdenes del capitán Levi, tiene más experiencia que nosotros - dije con honestidad -, pero si está a mi alcance trataría de salvar a esa persona.

Asentiste con una clase de alivio y luego reíste. No entendí tu pregunta ni tu reacción, pero estuve tranquila.

Suspiré aceptando que esa risa ya no podría volver a verla. Sonreí a cambio.

− Gracias por haberme regalado tu amistad, por haberme apoyado y preocupado por mi, gracias por todo - me puse de pie -, pero me temo que rechazaré tu propuesta. Lo siento.

Caminé al escritorio y tomé el anterior libro que había dejado, me dirigí a la puerta y me detuve antes de salir. Un último recuerdo, un último "gracias," un último "idiota" y un último "adiós", antes de irme.

**

POV narrador

Al día siguiente.

− Disculpa que te venga a molestar desde tan temprano Erwin - dijo Julian mientras caminaba junto al Comandante, por los pasillos del cuartel -. Has de estar cansado.

− No te preocupes, no solemos descansar más de tres días después de una misión extra-murallas - contesto el mayor, observando disimuladamente como estaba la pierna de su amigo - ¿cómo sigues? ¿qué tal es la vida de civil?

− La pierna me duele de vez en cuando, a parte de eso, sigo siendo el mismo. Pero la vida de civil es aburrida y termina agobiándome, yo solo en esa estúpida casa soportando las quejas y lloriqueos de los vecinos me está hartando - contestó con una falsa expresión cansada.

− Deberías mudarte entonces - dijo como un chiste del que nadie se reiría.

− A lo mejor. Y dime, ¿cómo está mi pequeña ____(tn)? - preguntó mirando al frente, no podía evitar querer saber todo lo que hacía la niña que había criado con tanta dedicación.

− Pequeña si es, pero no al momento de hablar. Se parece a ti - comentó.

− ¿Qué puedo decir? Tuve una hija sin casarme, pero que jamás logré que me llamara padre - dijo alzando los hombros, desilusionado.

− Hiciste un buen trabajo, es una excelente soldado. Será de gran ayuda en la legión - dijo el comandante mirando al frente.

− Hice lo que pude. Te has dado cuenta ¿verdad? Su sentido del juicio y razonamiento se han retorcido un poco - comentó con un tono áspero, mirándole. Erwin lo miró también, pues para él, eso era beneficioso.

− Necesitamos esa clase de soldados que sepan confrontar situaciones anormales y, que sepan tomar decisiones adecuadas para el futuro de la humanidad y no para sentirse bien consigo mismos - Julian frunció el ceño levemente, Erwin intentaba no decir algo que atentara contra su amistad, pero era difícil.

Ambos se detuvieron a mitad del camino, se miraban seriamente sin decir palabra, porque sabían claramente lo que el otro pensaba. A Julian le preocupaba que ____(tn) se convirtiera en otra clase de esperanza para las personas, la idea de que tal destino también fuera cargado en los hombros de ella le inquietaba, no quería que lo diera todo por otros, sacrificando hasta su humanidad, mientras que se quedaba con nada. Erwin sabía que no podría evitarse que eso ocurriera, era necesario otra luz que guiara a la legión y asegurara la supervivencia y el futuro del hombre. Pero, el seguir mejorando como soldado y alcanzar a Levi, dependía solamente de ella misma, si ____(tn) quisiera convertirse en eso que puede dejarla sin nada, solo podrá decidirlo ella sola.

Hace años, en una expedición fuera del muro María, donde desaparecían los límites de las murallas y se apreciaba la verdadera libertad, Julian arriesgó su vida para salvar a su compañero de escuadrón Erwin, perdiendo así, la posibilidad de seguir en la legión. El Comandante le debía la vida al hombre que tenía al frente, alguien que pudo haberse convertido en un excelente soldado como para cargar con puestos importantes. Ahora tenían una discusión sobre el destino de una soldado y el de la humanidad, porque sus ideales a seguir eran diferentes y sus caminos elegidos también lo eran, podría decirse que ambos tenían sus propias prioridades. A pesar de sus intentos por compensar y demostrar su gratitud, se sintió en deuda de por vida, pero ni siquiera podía garantizar la vida de la persona más importante para su compañero.

− Erwin, ¿ella te ha dicho algo sobre su niñez? - preguntó Julian con un aspecto diferente, su tono de voz cambió a uno severo por tratar de un tema delicado.

− Cuando le pregunté acerca de su expediente, no me quiso decir nada - contestó sintiendo el cambio de la conversación, preguntándose que es lo que sabrá Julian.

− Ella fue... - Levi se aparece en el pasillo caminando del lado contrario, hacia ellos, interrumpiendo su conversación.

Levi no planeaba interrumpir, fue accidental el haberse topado con ellos. Observó que junto al Comandante estaba el mismo hombre que había abrazado a ___(tn) el día anterior al regresar de la expedición. Erwin evitó que se fuera.

− Levi, ¿Recuerdas al ex-capitán Julian Klein? - preguntó sabiendo que no lo recordaba - Él además, también terminó de criar a ____(tn).

Levi asintió comprendiendo lo que decía Erwin, entendiendo el motivo del abrazo que le molestaba, se sintió aliviado.

− No creo que lo haga, yo ya me retiraba de la legión cuando tu entraste - dijo Julian con un tono agradable, diferente del anterior - He oído mucho de usted, es llamado "El hombre más fuerte de la humanidad" si no me equivoco.

− Las personas siempre dramatizan todo - comentó Levi.

− Julian, el capitán Levi es quién está a cargo del escuadrón de ____(tn) - dijo el Comandante.

− Ya veo. Gracias por cuidar de mi peque... digo de ____(tn) - se corrigió porque tenía la costumbre de llamarla "su pequeña". Levi, sin embargo, supo lo que iba a decir.

− No es nada - dijo con su singular indiferencia, cabreando a Julian, quien pensó que Levi no se interesaba verdaderamente por las vidas de sus compañeros.

− Los dejo para que puedan descansar - dijo Julian, dándole una mirada a Erwin para que estuviera atento -. Después hablamos Comandante.

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