Risa

— Bien, ¿cuál es la situación? — preguntaste entrando a la sala.

— ¡ _____ ! Todo está mejor ahora que estás aquí — respondió Jean con una sonrisa coqueta.

— Tch, ¿cómo la llamaste? Es tu superior mocoso de mierda — escuchaste la voz fría de Levi.

— No te preocupes, Levi. Yo les pedí a los cadetes que me llamaran por mi nombre. Aún no me acostumbro a lo de capitana — expresaste con algo de vergüenza.

Hace poco habías sido ascendida y estabas extremadamente contenta por ello. Te habías esforzado mucho para lograrlo, pues no eras naturalmente excepcional como Levi o Hanji. Y hablando de ella...

— Se la ha pasado llorando toda la noche, me sorprende que aún pueda seguir haciéndolo — soltó Eren mientras miraba con cautela por la pequeña abertura de la puerta.

Suspiraste un poco divertida, le guardabas cariño a Hanji y sus excentricidades te solían parecer graciosas. Abriste la puerta despacio y entraste en la habitación siendo seguida por los cadetes y Levi.

— ¿Qué pasó Hanji? — dijiste en tono suave.

— A-alguien se­ — se sopló la nariz — se comió la-a co-omida de Bean y Erwin ya no quiere — se vuelve a soplar la nariz — darme más fondos. Dice que igual no se morirá de hambre, pero ¡mi experimento!

Suspiraste, ya imaginabas quién fue. Te volteaste a mirar a Sasha con lentitud. Ella esbozó una sonrisa avergonzada, tratando de parecer inocente. Claramente no engañó a nadie.

— Sasha...

— ¡Creí que no era de nadie! ¡Se iba a echar a perder! — la castaña exclamó con emoción

— ¡TENÍA EL NOMBRE DE BEAN ESCRITO EN MAYÚSULAS! — respondió Hanji, con una mezcla de tristeza y cólera. Esto no iba a terminar bien.

Repentinamente se lanzó hacia Sasha, mientras que la mencionada usaba a Jean como escudo humano. Hanji terminó estampado sus mocos y lágrimas en el pecho del moreno, para terminar por abrazarlo y seguir llorando. Viste como el rostro de Jean se contraía y creaba una mueca de asco que encontraste terriblemente graciosa. Te reíste sin poder evitarlo, mientras el resto también estallaba en risas. Levi te miró, una sensación muy extraña se esparció por su pecho al verte reír.

La expresión confundida de Levi te llamó la atención, por lo que, con tus ojos en él, inclinaste la cabeza hacia un costado en un gesto curioso. Algo pareció activarse en él, porque rápidamente el color se subió a sus mejillas. Se dio la vuelta en el acto, y salió torpemente de la habitación bajo tu mirada confundida.

.

.

.

Unas horas después, habiendo logrado consolar a Hanji, se encontraban cenando en el comedor. Tú te sentabas con los capitanes que hablaban entre ellos, Hanji a tu lado y Levi al frente. Él estaba callado, bueno, más de lo normal.

Escuchaste un par de gritos y te volteaste a mirar a los cadetes que estaban en otra mesa. Fue algo extraño, pero de repente Jean, Sasha y Conie se pararon. Parecían estar a punto empezar a golpearse. Cuando el más alto se acercó a los dos últimos, listo para lanzar un puñetazo, ambos realizaron las poses de combate más ridículas que habías visto en tu vida. No pudiste contener la tremenda carcajada que salió de tu garganta al ver tal escena. El resto de capitanes se vieron contagiados con tu humor, y la reacción desorientada de los tres cadetes ante las risas solo te causó mucha más gracia.

Cuando regresaste la vista al frente notaste la cara ligeramente sorprendida de Levi, al chocar sus miradas él bajó la cabeza y, sin más, se retiró. Su comportamiento se te hacía extraño, por un momento pensaste que se había ofendido por algo que hubieses hecho. Puesto que la expresión en su rostro había sido hacia ti, además de la forma abrupta en la que salió.

Te volteaste a mirar a Hanji, dispuesta a preguntarle qué era lo que tenía Levi, pero su expresión curiosa te dio a entender que ella tampoco comprendía. Preferiste ir a averiguarlo por tu cuenta, pues si algo que hiciste le había molestado lo correcto era pedir disculpas. Aunque puede que decidirías hacer eso porque tenías cierta debilidad por él, habías desarrollado un afecto especial por el pequeño gruñón y no querías que pensara mal de ti.

Saliste del comedor y te dirigiste al lugar donde él se encontraría. Tocaste la puerta y la voz de Levi te permitió pasar. Al verte entrar, bajó su mirada de nuevo. Te confundía, si estuviera enojado contigo te estaría matando con la mirada, esta actitud no era propia de él.

— Levi... — empezaste a decir.

— _____, ríete — te cortó.

— ¿Eh? — ahora sí que no entendías nada.

— Que te rías.

— ¿Ja ja já? — respondiste dudosa.

— No, así no. Ríete como siempre te ríes — parecía frustrado.

— Es que no lo puedo forzar, solo me río así cuando algo me da risa.

— ¿Sabes cómo se queda un mago después de comer? — preguntó.

— No...—respondiste con duda.

— Magordito.

Lo miraste estupefacta por un segundo, pero su rostro serio te hizo estallar en risas.

— Eso fue tan malo, que hasta fue bueno — comentaste con una sonrisa, pese que aún estabas demasiado confundida.

Él te miró en silencio por unos segundos, su rostro tornándose rojo.

— Creo que tu risa me pone mal.

— ¿Qué? — dijiste estupefacta, ligeramente avergonzada.

— Cada que te escucho reír o te veo sonreír mi estómago se pone ... extraño.

Te quedaste callada, asimilando lo que dijo. ¿Eso significaba...?

— Levi, ¿te desagrado? —

Solo había dos opciones. O le desagradabas a tal punto de darle ganas de vomitar o le gustabas.

— No — te respondió con seriedad.

— ¿Te gusto?

— Y-yo eh — empezó a balbucear, bajando su volumen gradualmente. Sus mejillas oscureciéndose. — No te odio, supongo que sí.

— Pero ¿es diferente a lo que sientes por los demás?

— E-eh y-yo — empezó a tartamudear, su rostro reflejaba nerviosismo y frustración.

­— Levi — suspiraste, te acercaste a él despacio y tomaste su mano. — Cuando estoy cerca ¿tu corazón se acelera? — dirigiste su mano a tu corazón, para que sintiera tu pulso — ¿se acelera como el mío lo hace ahora?

Le miraste a los ojos con nerviosismo, pero cuando su expresión se suavizó, te sentiste más segura.

— Por lo que dices, creo que te gusto románticamente. Y si te sirve, tú también me gustas de esa forma — le diste una sonrisa, aún sonrojada.

— Sí, me gustas.

Ensanchaste tu sonrisa.

— ¿Qué hago para que siempre me sonrías así? — te preguntó en voz baja.

— Solo déjame estar a tu lado.







Extra

— Entonces... ¿esto significa que somos novios?

— Pues, no lo has preguntado así que...

— Tch, ¿quieres ser mi novia, mocosa?

— Claro que sí, capitán gruñón.

— ¿QUEEEEEEEEÉ? — repentinamente gritó Hanji. Se había preocupado por tu demora y esperando encontrar tu cadáver, había entrado sin que la notaran y ahora había escuchado lo que acababan de decir.

Levi y tú se quedaron petrificados. Un par segundos después llegaron el resto de cadetes, asustados por el grito. Viste como la mandíbula de todos caía al piso al verte parada frente al capitán, ambos tomados de las manos y muy sonrojados.

— NOOOOOOOO ¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE NO SE ROBEN MIS CONQUISTAS? — gritó Jean, la frustración dio paso al miedo cuando notó la mirada asesina de Levi.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top