Miedo

— No entiendo nada, no entiendo que le pasa — dijiste en un tono cansado.

— Hey, si de algo puedo estar segura, es que te quiere. No hay que temer, tienes que averiguar qué le pasa y ya — respondió Hanji de forma consoladora, te sorprendía lo seria que se ponía a veces.

— Lo sé, fue lo primero que pensé, pero...

— Tienes miedo, aun así, si no lo haces te quedarás con la incertidumbre. Ánimo, no va pasar nada malo — te respondió.

— Tienes razón — estabas más convencida ahora — lo haré en este instante.

Hanji te despidió con una sonrisa alentadora y tú te dirigiste a la oficina de Levi. Era hora de cenar, pero, como se le había hecho costumbre últimamente, él no comía hasta muy tarde. Pensar en ello creó una sensación de molestia en ti. Había estado muy distante contigo estas semanas. Porque sí, ya habían pasado un par de semanas en las que él se fue alejando gradualmente de ti. Para cuando te diste cuenta, ya no comían juntos, ni te pedía que lo ayudaras con la limpieza, ni entrenaba contigo y prácticamente no pasaba tiempo a tu lado; las muestras de afecto ni si quiera estaban en discusión.

Al inicio pensabas que solo estaba ocupado, el trabajo como líder de escuadrón no era fácil y lo sabías por propia experiencia. Aun así, pronto notaste que su actuar era más bien intencional, dolía horriblemente, pero tenías miedo de enfrentarlo. Te daba algo de esperanza el hecho de que Levi aún no terminaba contigo, pues él no era una persona de darse de rodeos ni de perder el tiempo, si ya no sentía nada por ti, estabas completamente segura de que ya te lo hubiera dicho. A pesar de ello, temías que estabas en una especie de negación, tratando de minimizar el problema o simplemente darlo por inexistente. Aunque los rumores que se esparcieron sobre el fin de su relación te hacía complicada la tarea de ignorar tus sentimientos.

Hasta que llegaste a este punto, donde el dilema se volvió demasiado grande como para ser evadido. Estabas frente a la puerta de tu supuesto novio, dispuesta a discutir su situación así doliera como mil demonios. Tocaste la puerta con decisión, al menos querías no aparentar estar tan vulnerable, preparando tu orgullo como escudo ante cualquier desilusión.

— Pase — escuchaste la voz fría del azabache. Tomaste una bocanada de aire antes de adoptar una expresión seria para adentrarte en la habitación.

— Levi, creo que ya es hora que hablemos.

— ¿De qué? — dijo sin mayor interés, su vista pegada en sus papeles.

— De tu actitud conmigo y de nuestra relación.

— Yo no tengo nada que decir — lo miraste estupefacta, la ira creciendo en ti.

— Pasas de mí como si no existiera ¿Y dices que no tienes que decir nada sobre nosotros? — no pudiste ocultar el dolor que te dio el pronunciar esa última palabra, te golpeaste mentalmente por ello.

— No sé de lo que hablas.

— Levi, si quieres terminar conmigo, solo dilo. No tienes que ser cruel, no te he hecho nada malo.

— No tengo nada que agregar y, si eso es todo lo que querías decirme, puedes retirarte — respondió aún sin mirarte.

Caminaste con rabia hacia él, dejaste caer tus manos en la superficie del escritorio con fuerza. Frustrada notaste que no te prestaba atención.

— No entiendo que te pasa, pero no voy a dejar que juegues conmigo. No creí que pudieras ser tan cruel — tu voz se quebró en plena oración. Tu solo maldecías a quién sea que te creó así de sensible.

Ante el repentino cambio de tu tono Levi no pudo evitar mirarte finalmente. La vista que tuvo le estrujó el corazón, rápidamente dirigió sus ojos al papel. Pero tu notaste ese cambio, sabías que algo estaba pasando. Él no simplemente perdió el cariño por ti, ¿verdad?

— Mírame — dijiste con autoridad.

Él no hizo caso.

— Si vamos a terminar así, quiero que por lo menos me mires a los ojos.

Con lentitud levantó su cabeza, encarándote. Al examinar su expresión, una oleada de esperanza te invadió, había tristeza en su rostro.

— ¿Qué te ocurre? — preguntaste, tu voz más suave que antes.

— Nada — dijo con sequedad, pero sus ojos no te podían engañar.

— ¿Qué te ocurre?

— Ya te he dicho que nada.

— ¿Me quieres?

— Sí — luego de unos segundos respondió con firmeza.

— ¿Por qué haces esto?

Silencio.

— Levi, responde.

Él permaneció callado, tu solo te sentías más frustrada.

— Levi ¿de verdad me quieres? — volviste a preguntar.

Seguía sin responder, su silencio solo te lastimaba.

— Bien, entonces se acabó — giraste sobre tus talones, tomando rumbo a la salida con la intención desplomarte a llorar en tu habitación — ten una bue— dejaste de hablar en cuando sentiste su mano rodear tu muñeca, su toque tan tímido como siempre lo ha sido.

— No te quiero, _____ — sus palabras de repente te hicieron mucho más daño que su silencio.

Lo miraste incrédula, preguntándote por qué decidió decirte esto mientras las lágrimas inundaban tus ojos.

— Yo no te quiero — repitió dando un suspiro, con tono de derrota. — Y-yo te a-amo — completó, mirando al piso.

No entendías a que quería llegar con decir eso en ese momento. El dolor se disipó, pero ahora era la ira que tomaba su lugar.

— ¿Cómo te atreves a decir que me amas luego de haberme ignorado todo este tiempo? — replicaste con acidez.

Él seguía con la cabeza hacia bajo, sin soltar el agarre de tu muñeca.

— ¿Crees que con decir eso se soluciona todo? ¡¿Sin si quiera reconocer tu error?! —elevaste tu voz con indignación.

— No puedo perder a alguien que amo, no de nuevo.

— Eso lo podías decidir tú, pero decidiste que era mejor apartarme.

— No... — agitó su cabeza en señal de negación, pequeñas lágrimas cayendo por sus mejillas — yo no puedo perderte. No podría soportar que murieras, no podría seguir adelante sin ti.

De repente lo entendiste, el inicio de su actuar distante fue el día en que regresaron de una expedición. Justo en la que estuviste muy cerca de morir siendo aplastada por un titán excéntrico, de no haber sido por Levi que te sacó de ahí. Un segundo tarde, y no lo lograrías. Lo entendiste, estaba asustado.

— Levi, esas no son cosas que debas guardar solo para ti, menos si me afectaría tanto — respondiste con tristeza.

— Y-yo lo lamento, perdóname. Pensé que si me alejaba un poco yo podría— apretó la mandíbula con frustración — pensé que podría controlar el sentimiento.

— Querías estar menos apegado a mí para poder superarme si muriera — completaste, leyéndolo. Sabías que una relación con él no sería fácil, pero a veces eso te superaba. — Entiendo por qué lo hacías, sé que aún tienes heridas. Aun así, tienes que pensar en mí también, me dolió muchísimo tu frialdad.

Él mantuvo la cabeza gacha, evidentemente avergonzado y triste. Suspiraste.

— Ven — lo guiaste al mueble de su oficina, sentándose juntos. — Yo sé que nada de lo que te diga te calmará del todo, pero tienes que confiar un poco en mí. Dame algo de crédito, entreno mucho y siempre trato de estar alerta. No soy una damisela en peligro, no me iré tan fácil.

Tomaste su mano, y llevaste la tuya a su rostro. Limpiaste sus lágrimas, mientras que él limpiaba las tuyas. Le diste un beso en la frente.

— Lo sé, y lo mismo pensaba de mis amigos y ahora ellos no están aquí.

— Entiendo que esto no es fácil para ti, pero con el amor siempre viene el dolor. Y nada hará que no sea de esa forma. No puedes evitar amar como no puedes evitar el dolor. Y eso es lo que lo hace tan valioso, es la parte bonita de lo inevitable — dejaste un casto beso en sus labios. — Yo estoy dispuesta a pagar el precio de amarte, Levi. ¿Tú estás dispuesto a lo mismo?

Su respuesta vino con un tierno beso en tus labios, tratando de expresar en acciones lo que no podía con palabras.

— Tomaré eso como un sí.

— Te amo, ­­­____ — susurró mirándote a los ojos.

— Y yo también te amo a ti.








No sé si esto es egocéntrico, pero yo solita me emocioné cuando releí lo que había escrito :D. Quería hacer algo amargo aunque al final terminó bien. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top