Comprender

Las primeras veces en las que interactuaste con Levi, realmente no te pareció la gran cosa. Ya habías escuchado los rumores sobre el soldado más fuerte de la humanidad en numerosas ocasiones, por eso conocerlo se te hizo extraño. Por supuesto, no serías capaz de negar su habilidad en combate. Indudablemente alcanzó tus expectativas en ese ámbito. Pero la imagen de héroe que le daban, no era un reflejo de la realidad. Cuando lo viste por primera vez, siendo una nueva recluta y él solo un soldado, notaste que era mucho más bajito de lo que esperabas, tenía unas marcadas ojeras y sus ojos denotaban frialdad. No te parecía alguien malo, ni mucho menos, pero te sentiste decepcionada.

Al pasar más tiempo con él dentro de la Legión, fuiste testigo de sus hábitos extraños. Tenía una obsesión con mantener todo limpio y en orden, adoraba el té y alzaba su tasa de forma peculiar. Eso en general no te molestaba en lo absoluto pues no te afectaba en ningún aspecto, salvo lo de la limpieza, pero no te quejabas porque a ti misma te gustaba. Aun así, las veces que tuviste que hacer algún recado o hablar con él en general, te incomodó la forma tosca en la que te trataba. Pronto concluiste que cualquier acto de amabilidad que tuvieras hacia él recibiría el mismo trato frío de Levi.

Cuando lo ascendieron a capitán las cosas no cambiaron mucho. Salvo el hecho de que era muy duro al entrenar a los miembros de su escuadrón y estos le respetaban mucho, o solo le temían. Fuiste capaz de vivir eso en carne propia cuando te asignaron a su escuadrón. Es más, cuando fueron a una expedición y casi te devoran por una distracción, descubriste lo mucho que le gustaba regañar a sus soldados. Tú misma estabas muy asustada durante el regreso y no te dio ni tres segundos para respirar antes de gritarte por lo estúpida que habías sido. A partir de ahí tu opinión neutral hacia el capitán cambió, ahora sí te desagradaba. Por eso mismo, no podías parar de mirar mal cada acción que hiciera, todo lo que viniera de Levi te parecía que era hecho con intenciones de molestar.

Mantuviste tu mala cara, aunque jamás le faltaste el respeto, ante él. O fue así hasta que lo viste ayudar a un niño. Habías salido en tu día libre, y lo reconociste de casualidad. Rápidamente notaste que algo andaba mal, la ropa de Levi, que normalmente era impecable, estaba llena de lodo. Al prestar atención comprendiste que llevaba tomado de la mano a un niño embarrado de lodo que lloraba por su madre. La mujer apareció pronto y le agradeció a Levi por cuidar del muchacho, él solo asintió con la cabeza y se retiró.

Te pareció muy extraño. Levi detestaba la suciedad, pero aun así le tomó la mano sucia al niño y dejó que este le abrazara su pierna. Lo meditaste con el fin de encontrar más excepciones como esas y si las encontraste. En batalla solía llenarse de tierra, especialmente cuando trataba de ayudar a alguien, porque cuando se trataba de él contra un titán casi nunca se ensuciaba. En realidad, hasta se tomaba el atrevimiento de limpiarse las manos de la sangre de los titanes, que de todas formas se evaporaría. Tras unos días de duda, recordaste los rumores que habían sobre su vida en la Ciudad Subterránea. De repente empezaste a entender de dónde surgió su obsesión por la limpieza.

En la siguiente expedición notaste algo más, Levi se detenía a recortar las insignias de los uniformes de los fallecidos. Eso lo sabías hace tiempo, pero el detalle que pasaste por alto es que él les daba las insignias a las personas cercanas al soldado fallecido. Aquello te tomó desprevenida y, aunque buscaste una explicación que confirmara tu opinión original, finalmente aceptaste que les estabas juzgando mal. Por ello, investigaste un poco más sobre su pasado y entendiste el por qué se empeñaba en hacerlos entrenar tanto o por qué los regañaba si se ponían en peligros innecesarios, él no quería perder a gente cercana. Te diste cuenta que él era el que más se preocupaba por la supervivencia de los soldados de la Legión y quien compadecía a todos los que perdían a sus seres queridos. Al comprender sus razones te sentiste culpable por haber pensado mal de él y, sobre todo, tu admiración por Levi creció de forma descomunal.

Esa culpa y admiración te empujaron a ser más amable con él y tenerlo en consideración siempre. Lo que ocasionó que tuvieran una relación relativamente cercana.

Y es lo que te llevó a la posición en la que estabas ahora.

Parada frente a la puerta de su oficina, el corazón martillando en tu pecho y los nervios a flor de piel.

Tocaste la puerta con toda la firmeza que lograste reunir y entraste a la habitación cuando Levi te lo indicó. Estando frente a él sentías las piernas fallar y maldecías el momento en el que pensaste que confesar tu amor por él era buena idea. Aun así, no te rendiste, porque esta no era la primera vez que lo intentabas.

— Capitán Levi, tengo algo que de-ecirle... es un tema personal — tu voz sonaba demasiado temblorosa para tu gusto, pero era tarde para retroceder.

— Dilo — respondió con seriedad, aunque algo de curiosidad crecía en él.

— Bueno yo-o... — notaste un gesto de impaciencia — Cuando era recluta, e incluso siendo su subordinada, pensé que usted era alguien apático y sin sentimientos — su reacción te hizo apresurar tu monólogo. — Pero hace un tiempo que llegué a entender mi opinión no era correcta. Ahora soy consciente de la buena persona que es, soy consciente de la preocupación que mantiene por sus camaradas y de su bondad con el resto. Por ello le digo que lo admiro muchísimo y ... — volviste a vacilar — yquierodecirlequemeheenamoradodeusted.

Cerraste los ojos ante el nerviosismo, sintiendo el corazón desbocado. Hubo un silencio que te pareció interminable, así que decidiste hablar.

— Hace poco el Comandante Erwin me ofreció un puesto como líder de escuadrón. Si esta confesión le incomoda, entonces aceptaré la oferta y no tendrá que frecuentarme —dijiste como último recurso.

Más silencio. Por fin decidiste abrir los ojos.

Levi seguía sentado y ahora miraba hacia un costado. Su expresión era imposible de leer pues la mano en la que apoyaba su cabeza cubría la mitad de su rostro. Tragaste saliva más nerviosa.

— Yo no sé qué es lo que siento por ti, _____. — habló después de un rato.

La esperanza creció en ti, eso era mejor que nada.

— No tiene que corresponder mis sentimientos o ser mi novio. Sólo quería decírselo.

— ¿Pu-puedes darme un tiempo para aclararme? — Su tono suave te sorprendió mucho.

— El tiempo que necesite.

La verdad es que Levi ya te notaba debido al cambio de tu actitud hacia él. Siempre había valorado tu respeto y prudencia, pero se sintió extrañamente aliviado cuando tu trato hacia él se hizo más cálido. El pasar de los años le hizo tenerte un aprecio especial, aunque hasta el día de hoy no había sido capaz de descifrar qué era. Tal vez el tiempo que te pidió fue más para asegurarse de que estaba preparado emocionalmente para una relación íntima. De todas formas, Levi dudaba poder negarse a la oportunidad de ser feliz.

Feliz contigo...

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