Cap. XXII

     La muerte muchos la desean y otros huyen de ella, siempre buscan la mejor opción de salir ileso de todas las cosas que puedan sucederle, eso pensaba Isla, al estar en el suelo de ese piso de ladrillo la sangre era alarmante; manchando ese pequeño espacio sus ojos se abrieron mirando al causante de dispararle.

La sonrisa de autosuficiencia que sacó su tío era increíble, se sentía valiente y con ganas de seguir matándola, pero se detuvo sólo a inspeccionarla desde su posición viendo su dolor, ella sólo curvo una sonrisa de lado, demostrando que eso no era nada ha comparación con toda la basura que llevo; desde hace más de quince años.

Por lo cual; Atticus se inclino para verla mejor y tocar su mejilla con una de sus manos y apretarla, algo que ella se quejo; pero lo miro sin tener ni un ápice de miedo ambos se veían con extrema furia, para matarse entre sí, muy poco común entre parientes, así que decidió romper el silencio.

— ¿Piensas verme todo el día así! — dijo ella.

La sonrisa del castaño mayor, se hizo presente soltándola y colocarse de pie con las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones.


— En realidad no. Solo veo tu sangre y me llena de satisfacción. — objeto con una sonrisa, algo que la pelinegra se quedó viéndolo.

Detalló su cuerpo evidenciando, que su hombro derecho tenía una bala, de ahí la sangre; sólo respiro hondo tocando con su mano izquierda esa área para poder lograr levantarse poco a poco; lo hizo y se irguió en su oposición mirando a su contrincante, jamás pudo entender lo que hizo llevarlo a matar su familia, fue una verdad que supo hace una semanas y su decepción todavía seguía en aumento, así que con su semblante serio se dispuso hacer la ¿primera pregunta? porque sabía que necesitaba lo que ella tiene, pero no sé lo dará fácilmente, hasta primero deberá sacarle información necesaria y como le sea posible.

— (Eres un cerdo. Ahora ¿Quiero saber porque lo hiciste?) — le hablo en turco, haciendo el semblante de Atticus se ponga molesto.


— (Ah... eso. Pues, me dio la gana odiaba a tu Padre y más por quitármela.) — soltó la verdad, dejando que Isla trague grueso en su lugar y con el dolor en su hombro.


— (Déjame adivinar, te enamoraste de mi Madre.) — soltó con sorna, evidenciando que su molestia era palpable.


— (No sabes nada. Eres solo una mujer, que fue violada por cinco hombres ¡que desdicha! ) — se apresuro a juzgarla, cosa que ella entrecerró los ojos mirándolo con profundo odió.


— Sabes... no voy permitir que juegues con mi mente, porque además de asesino eres un cobarde por mandar a otros hacer el trabajo sucio, como lo hiciste al mandar a Ignacio y a los miserables que me violaron. — manifestó la verdad, y el silencio entre muchos soldados se hizo notar.

Desde su posición, se enardecido en furia que alzo su mano para ver cómo él hombre rubio y de gran fuerza se acercó a ellos, pero más a Isla colocándose frente a su cuerpo; algo que no pasó desapercibido para la pelinegra.


— Polaco; llévala al cuarto de interrogatorio. — fue su orden.

Enseguida el soldado la tomo del hombro; pero ella fue más ágil bloqueando su mano y girando su cuerpo para darle una patada, que fue llevada a su abdomen, ese movimiento hizo que el rubio retrocediera en su posición estando molesto por eso, que tocó su área afectada, mientras Isla marcaba su distancia respirando algo pasiva por el dolor de su hombro.


— ¡Ya basta! Solo llévala, no me digas que va poder más contigo. — lo miro ceñudo y acercándose a ambos.


— ¡La perra! golpea duro. — se quejo y se acercó otra vez, tomando su brazo sin impedimento.


— Está perra puede hacerte llorar. — se carcajeo y el otro la zarandeo.

Entre forcejeo de ambos, logro darle una bofetada al hombre marcando su mejilla con una de sus uñas, cosa que el otro la golpeó en su pómulo, dejándole un leve morado haciendo que la pelinegra gruñera, pero la volvieron a tocar del brazo haciendo que se queje por su herida.


— ¡Vamos perra! — la jalo y ella seguir sus pasos, para así mirar cada soldado de ese gran espacio abierto, rodeado de cercas de metal con bosque a su alrededor.

Isla fue llevada por el polaco y su tío detrás de ellos, los demás soldados se quedaron afuera custodiando, pero también ella pudo escuchar a los lejos como unos disparos se oyeron; a su vez pudo darse cuenta, que los soldados la seguían eran solamente cinco seguro fallecieron eran valientes al hacerlo, hombres buenos con familias; pero fue su decisión para protégela a ella, aunque durará poco. Sin embargo; al pasar por varios lugares y espacios pudo comprobar muchas puertas como muchos pasillos, tenía potencial como el otro buscaba lugares grandes, para hacer sus macabros trabajos y salir ganando porque Atticus deseaba era dinero, como poder absoluto en él no había límite o piedad, jamás pensó que su vida iba verse de este modo.

Una hora después; ya en el cuarto de interrogatorio oscuro y con una luz mortecina en el centro, donde estaba sentada, atada de manos como de sus pies su vista estaba al frente, viendo a ese hombre que arruinó a su familia, vida y personas inocentes por solo desearlo.


— Aquí podremos hablar mejor, fue bueno sacarte la bala y medio sanarte no deseo tu muerte tan rápido, será lenta como tortuosa Isla. — río por lo bajo y ella negó esa actitud tan idiota.

Bufo por lo bajo, se miró su hombro lo bueno fue, que no llego a su dispositivo que tiene en su brazo, pero el dolor no mermaba solo debía respirar y tratar de pensar en otra cosa, se quedó quieta mirando como él se paseaba a su alrededor como el asesino que es, tanto que no le va a dar el poder de verla sufrir.

De por sí Isla, sabía que todo puede suceder; pero esperaba que sus soldados se hallan ocupado de Liam, su estado no está del todo bien, meditaba en su mente, antes de volver a oír la voz grave de su tío.


— ¿Y bien? Quieres hablar algo o iniciamos con la tortura. — le dijo, cosa que ella no se inmutó en decir nada.


— ¿Que hizo enamorarte de mi Madre, sabiendo que no iba a corresponderte? — pregunto, conociendo de antemano la verdad.

Detuvo su caminar, dándose cuenta, que estaba solo la cámara que tenían enfrente de ellos, la apago antes de traerla, no desea que halla evidencia que puedan incriminarlo, aunque sabe que ya no va poder salir de aquí; muy a su pesar tendrá que matarla no le gusta dejar cabos sueltos y eso lo sabe muy bien Isla.


— Seré sincero contigo sobrina. — la pullo, cosa que no le agrado.


— Es lo menos que puedes hacer, además me dijiste que voy a morir, así que por lo menos ten la decencia de soltarlo todo. — Contrapunto, haciendo que su sonrisa se esfuma.

Fue por otra silla y la colocó delante de ella, como ha dos pasos de distancia, se sentó relajado y ella apretar sus manos en puño deseando matarlo, pero a la vez su mente estaba llena de cúmulos grandes y nada gratos de conocer muchos de sus secretos que seguro serían confirmados.


— Samira debió ser para mí, pero Piero se interpuso al conocerla primero, dónde no dudo en cortejarla. — Pauso mirando a otro lado. — Pero la cuestión cambio, al ellos confirmar su noviazgo, allí se abrió una grieta, cosa que en silencio guarde mis sentimientos por ella, aunque Piero se pusiera celoso. — negó ante la idiotez de su hermano.


— Es increíble que seas un resentido, por no ser correspondido. — hablo tajante, algo que el castaño detallo y curvo una sonrisa.


— Tan poco te creas inocente Isla, porque tú también lo hiciste al secuestrar a Omar, solo por no tenerlo para ti. ¡Vamos en eso nos parecemos! — confesó, haciendo que la pelinegra apreté sus labios.


— ¡Parecernos jamás! Atticus, pero no voy a negar mi proceder y no sabes cómo me arrepiento. — bajo la mirada, ante eso último, mientras el otro solo río.


— Me sorprende tu cambio sobrina, arrepentirte eso no lo podrás hacer, eres un cadete que se le enseño a matar como a mandar. — le recordó sus múltiples entrenamientos.

Se quedó en silencio la habitación, se sentía tan vacía fría y desolada; a pesar de tener al asesino de sus padres, delante de ella siempre pensó que los cinco hombres que la violaron, fueron lo que hicieron el trabajo sucio, pero la mente macabra en encomendarlo fue nada más y nada menos que el y sólo él. Por su parte, elevo la mirada disipando el silencio.


— Tal vez no me creas Atticus, pero odio ser esto, yo no lo elegí; a causa de todo lo que me aconteció; decidí buscar ser algo que no soy. — informo en su posición y él enarcar una ceja.


— Hay linda fresa, personas como tú y yo nacimos con un solo fin...


— Según tú ¿cuál es? — lo interrumpe, cosa que no le agrado.


— Buscar poder y dominio. — termino de decir, cruzando sus brazos sobre su pecho.

Volvió a negar ante las idiotez qué decía, sumado que era el único que tenía como familia, es cierto su abuelo, le dijo que eran familia; pero no de sangre eso lo supo hace mucho tiempo, desde que era una adolescente; pero lo quería como el tío adorable que se mostraba, aunque por dentro era sólo una manzana podrida, que vino sólo a destruir lo poco que tenía.


— Eso no es nada. Estás tan vacío por no tener amor; todos te quisimos mi abuelo lo hizo solo que no te diste cuenta. — confesó; siendo comprensiva por primera vez, pero su tío se levantó negando por todo.


— Eso es mentira Isla, pura basura para Peter Yilmaz, solo era un estorbo en la familia siempre me lo hizo saber; incluso poniendo a tu Padre delante de mí, era restregarme en la cara, que no era hijo de sangre. — soltó con rencor, que apretó la silla de metal con sus manos.


— Otra vez te equivocas. — negó y él alejo la silla tirándola a un lado por molestia.


— No me vengas con eso de que me amó porque no fue cierto, solo mi madre; mejor dicho tu abuela me trató como debe criarse un verdadero hijo, sin ser de sangre. — la pelinegra se quedó un momento ahí sopesando todo.


— Entonces si fuimos esa familia para ti, ¿porque los mataste? incluso a mí, yo era inocente de todo. — grito con rabia, dejando que una lágrima resbalara sin darse cuenta.


— Matar a tus Padres fue duro para mí, pero Piero tenía ese dispositivo que me fue negado conocer, además ella no me amó y termino su sentencia ahí. — hablo tan tranquilo, valiéndole poco su lágrima.


— Mi Madre... estaba embarazada, esperaba un bebé inocente nunca pude conocer a mi hermano o hermana. — volvió a gritarle, para así sacar todo su dolor interno.


— Con más razón debía morir, te tuvo a ti; hubiese querido que fueras mi hija y no de él. — ahora fueron sus gritos, los que llegaron haciéndola sorprenderse más.

Conocer otra verdad enfermiza de su parte, no podía más ansiaba salir de aquí y terminar todo lo que une a ambos.


— ¡Eres un enfermo! No entiendes que ella fue inocente, mi Padre daba lo mejor para ti y tu le pagaste de esa forma. — dijo en su defensa, mientras el otro se reía.


— No ve vengas con eso Isla, tu Padre era un mujeriego empedernido, solo que al conocer a tu Madre cambio, no merecía ser feliz y tú abuelo pago por mentir y ocultarme lo que por derecho es mío. — mencionó, tocando su pecho a la vez.


— El dispositivo no es tuyo lamento decírtelo, fue creado para ayudar no obtener poder; estás tan errado que tú odio no te deja ver más allá...


— Cierra la boca y ya basta, dame lo que quiero. — se alteró; sacando una navaja, colocándola sobre su cuello.

Nada iba a cambiar la actitud de su tío por más que ella lo persuadiera su mente anhelaba poder sobre otros, así que sonrió internamente antes de recibir una cortada en su abdomen, que la hizo guardar su grito y ver cómo salía sangre de esa zona manchando su ropa, porque le quitaron su chaqueta algo que hizo el polaco antes de dejarla con su enemigo.


— No lo voy a repetir Isla. — zanjo.


— ¡Entonces mátame! Porque no te lo daré. — aseveró firme en su decisión.


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