Cap. VIII

Turquía

   El comando turco seguía al pie del cañón, haciendo su trabajo y el cuerpo de hombres en las misiones que su jefe mayor les indicará proceder, pero un hombre de cabello negro, estaba en un cuarto de interrogatorio; donde tenía a un hombre moreno dándole palizas, para conseguir respuestas ya estaba harto de tanto misterio y no saber nada del paradero de Isla Yilmaz.

Era crucial encontrarla, tenía mucho que hablar antes sus superiores; además de ser sometida a prisión, por desertar y tomar recursos importante de la organización o eso es; lo que el tal Atticus dice que ella cometió; pero una parte de él, siente que hay muchas cosas que están encerradas, siendo secretos que pronto los va a descubrir. Volvió a ver al hombre que está atado en la silla de metal lo tiene sangrando en su boca, nariz, ceja y cabeza no le importaba dejarlo muerto a golpes, pero es necesario para estos tipos de trabajo.

Decidió romper con el silencio, al colocarse de frente al hombre casi agonizando y agitado que lo miro; haciéndose el fuerte.


— ¿Y bien? Me vas a decir, como fue ¿que Isla salió de Suiza? sin que se dieran cuenta. — volvió a preguntar por segunda vez, manteniendo un temple de acero en su rostro.

El hombre escupió sangre y lo miro respirando hondo y luego añadir:


— No lo sé... ya te he dicho solo hice mi trabajo, estuve en la misión ella mando a dividirnos en dos y se fue adelante con el primer grupo; cuando logramos ingresar como burlar la seguridad, ahí todo cambio tanto que después recibimos un llamado de otra voz, siendo la que diera nuevas órdenes. — hablo apresurado y volvió a tomar algo de aire.

Para Liam era increíble, el rumbo del cambió de la misión, al estar adentro los soldados, mientras Isla buscaba su objetivo; nunca supo ¿Que era en realidad? Solo decía que debía buscar algo en ese país, que la ayudaría a resolver, muchos problemas del pasado, pero también vislumbro en sus ojos antes de partir a su misión, que iba decidida a matar a alguien más, tratando de entender su proceder llegó a la conclusión que sólo quedaba uno; pero al oír su nombre en las pesadillas de ella, teniéndolas cada noche al dormir juntos, se dio cuenta que era el más fuertes marcando un antes y después en la vida de su chica.

Se tocó el mentón, analizando otra pieza del rompecabezas, hubo otra voz que dio el cambio de todo, eso le hizo entender que después Isla quedó sola y sin protección, enarco su ceja comprendiendo que ella huyó por alguna razón, pero el señor Atticus no le dio indicios de nada, tendrá en su momento una conversación, que lo saqué de muchas dudas entre ellas conocer la verdad, por dura que sea.

Miro al hombre que estaba mal; pero busco su arma en su cinturón y el activo, no podía dejar cables sueltos, sino su cabeza iba a rodar y en ese momento necesita llegar a Isla como sea, algo le dice que necesita ayuda. Sin embargo; el moreno viendo el arma contraría y más al ser apuntado en la cabeza trago grueso en su lugar.


— No lo hagas... tengo familia y ellos me necesitan. — Suplicó, pero Liam no podía dejarlo vivo.


— Lo lamento, pero debes morir. — fue directo y con ello el tiro llegó a su frente; dejando sin vida al hombre. Bajo el arma colocándola en su cinturón especial.

Se tocó la frente, y cerro los ojos a la vez no podía darse el lujo de dejarlo vivo para la mente de Liam, no podía fallar y menos dejar evidencia; antes recibió orden de matarlo sino le servía; lo cual no obtuvo lo que quiso, solo lo dejo con más dudas en su mente, tratando de trazar un plan que lo lleve directo a Isla, se mantuvo quieto en su lugar, hasta que la puerta de interrogatorio fue abierta, elevo la mirada encontrándose con Melisa, que le dio una sonrisa de chica traviesa.

La castaña vio al hombre muerto, en su silla; negó para sí después mirar esos ojos grises que la cautivan e invitan a pecar, su mente revolotea miles de escenarios y más al ver la mesa de interrogatorio casi cerca, mordió su labio inferior sopesando la idea, que las palabras de Liam la sacaron de su letargo.


— ¿Qué haces aquí? — demandó, estando de brazos cruzados.


— Pues... vine a ver si ya terminaste Liam, el jefe te necesita en su oficina ¡ahora! — anuncio y fue acortando la distancia de ambos para verlo mejor.

Liam la observó, detenidamente es una mujer hermosa; pero tiene poca capacidad de hacer bien un trabajo se deja llevar por los impulsos, mata antes de una orden, no le gusta obedecer en pocas palabras no sirve para ser líder; al principio Isla fue de ese modo, hasta que algo la hizo cambiar, haciendo todo lo que su jefe al mando decía y lo mantenía mejor la comparación era tan diferente, se vio bufando por lo bajo para dejar esos pensamientos.


— ¿Entonces Liam? — dijo de nuevo, haciendo que la miré.


— Si eso es todo vete, iré al culminar aquí. — bramo molesto, por su actitud de querer mandar.

Melisa rodó los ojos y decidió darse media vuelta, para salir de ahí, pero antes de hacerlo le comunico algo más, al sostener la puerta.


— Ya ella se fue Liam, es una traidora no te merecía siempre te lo dije. — culminó diciendo; al reírse y cerrar la puerta notando la mirada de irá pura sobre el pelinegro.


— ¡Maldita sea! — soltó, ya harto de las estupideces de los demás y más en esa loca.

Algo si tenia claro, que no iba a descansar; hasta lograr dar con el paradero de Isla, se quedó un minuto pensando en un nuevo plan; pero antes miro al muerto y decidió hacer una llamada sacando su celular del bolsillo de su pantalón negro, duro unos segundos y fue atendido por un soldado que al colgar duro unos quince minutos apareciendo por esa puerta tres hombres sacando al muerto, para deshacerse de el, como siempre se hace todo en un bajo perfil y después se le daría la noticia a la familia de su muerte en combate, era una vil mentira, pero era necesario hacerlo eran gajes del oficio.


(...)

Una hora después; llegó a la oficina del líder, que al abrir su puerta observó que no estaba solo, estaba hablando con un hombre rudo de aspecto fuerte en sus facciones; según su punto de vista podía ser soldado de Polonia, por lo blanco de su piel y él cabello dorado además de sus ojos azules, no le prestó atención solo se anunció dando un asentamiento al señor Atticus, que lo miro con semblante severo.


— Me mandó a llamar señor. — hablo de forma respetuosa.

Por un momento el señor Atticus lo detalló, miro nuevamente a su visita y le dio la orden de retirarse; cosa que no tardo nada despejando la oficina dejándolos a ambos solos, se puso de pie y fue a buscar licor en su licorera, sirviendo dos vasos se tomó su tiempo; todo bajo la mirada de Liam, que no dejaba de verlo, hasta que llegó frente a él; para darle un vaso que lo tomo sin reproches.


— Por fin vienes Liam, espero que la espera valiera la pena. — acotó, al ir a su mesa de mapas con todo los puntos claves, para dar con Isla.

Soltó el aire contenido y bebió el licor de brandy saciando su sed.


— No mucho señor; el hombre no hablo casi nada, solo mencionó de alguien que intervino en la misión de Isla en Suiza, dejo claro que estaba sujeto bajo orden y eso me lleva que la cadete Yilmaz, quedó sola y su huida tiene algo que ver. — marco su punto, pero el señor Atticus elevo una ceja inquisitivo.


— Es todo lo que pudiste conseguir. Pensé que serías más astuto Liam Nohán. — pauso bebiendo de su licor y verlo de frente, para así sonreír con altivez. — Debes buscar más a fondo, eso que te dijo es efímero, necesito pruebas de su huida Isla no será sencilla de buscar, debes ser como un camaleón, buscando camuflajearse. —

Negó ante su reprimenda, pero tenía un punto a favor y no podía criticar o sugestionarlo por algo era su jefe mayor, así que decidió romper el hielo.


— El hombre está muerto.

Atticus lo miro y asintió conforme.


— Bien. Pero te necesito en otra misión y no quiero preguntas absurdas, solo has el trabajo Liam. — dijo y volvió a beber, para volver a su asiento.


— Usted dirá señor.


— Irás a México preferiblemente a la capital, todo está hecho para que partas está noche; al arribar en el helicóptero militar, te recibirán para que vayas a un hotel a descansar, luego de eso en la noche de ese día vas a ir a una dirección que te mandaré la orden, te la daré vía telefónica. — marco cada pauta, dejando a Liam algo confuso por ese cambio.


— Entendido señor. Entonces voy a preparar mi maleta. — simplifico, al dejar el vaso con medio licor; sobre la mesa del escritorio.


— Eso es todo, al irte busca tener un teléfono; porque te voy a llamar de todas formas serás fácil de rastrear, hasta pronto Liam. — termino de hablar bebiendo de su licor y seguir en sus documentos para continuar con el trabajo.

Miro a su jefe, por un instante detallando su tranquilidad, le pareció extraño a Liam, pero decidió guardarse esa pregunta, que en otra ocasión será, por lo demás salió de la oficina, centrándose en llegar al pasillo norte; siendo el recinto de habitaciones de cada cadete puso sus huellas en el tablero; teniendo acceso lo hizo y comenzó su labor, desconocía la ruta a ese país latino, pero al aprender muchos idiomas, el español predominaba en su lista, algo si estaba seguro volvería a ver a Isla su corazón estaba algo ansioso y dejo que todo eso se despejará al seguir empacando.


//

México

El transcurso de su día fue ajetreado, los soldados estaban dando la talla en sus tres misiones, cada uno marcando su pauta y orden que ella ejecutaba, en el paso de las semanas ha podido lograr grandes ingresos. Por su parte; Kran recibió gustoso su primer cargamento de diez bombas atómicas, casi brinca de la alegría; al saber que son rusas, cortesía de su amigo Robert, claro tuvo que buscar su cargamento le llevo casi dos días en ese proceso, pero valió la pena, al final dejando a ese socio satisfecho solo quedaban dos cargamentos de la misma cantidad y se terminaría su contrato, no podía darse el lujo de tenerlo por más tiempo, mientras que el hombre cumplió su orden de armas fuertes, que le lleno con cinco baúles repletos, no estuvo mal desde el punto de vista para Isla.

Mike fue el encargado de ver cada artillería, convenciéndose de que no fueran de mala calidad o poder aún; sin poder servir necesitaba buenos recursos, para próximas misiones de sus soldados, hoy tendría diez hombres más, para estar a su lado; pero Zoku le dijo que debía mantenerlos en otro lugar muy apartado del búnker, dando órdenes desde afuera, solo que una vez al mes, se presentará ante esos hombres evitando ser descubiertos en su guarida.

No estuvo muy contenta, pero el asiático tenía su punto a favor, dejo por sentado ese tema centrándose en la noche, hoy iría al dichoso club, dejo pasar un solo día, tuvo otros asuntos de prioridad, que debía resolver; así que el club llamado el infierno la esperaba se alejo del comando de operaciones para ir a su dormitorio, necesitaba dormir un poco su cuerpo se lo pedía.

Cuando estuvo a punto de llegar, sintió la voz de Omar, detrás de ella no se giró solo se mantuvo en su posición, le quedaba poco de llegar a su puerta.


— Isla tienes un momento. — pidió.


— No.

Eso descolocó a Omar que estaba molesto, por su actitud tan distante, sabía que todo se debía a esa noche, pero no podía hacer nada para cambiarlo.


— Hoy tengo una misión para Cuernavaca; espero que no te metas en problemas sé que eres fuerte; pero no de hierro. — Confesó al tocar su nuca y respirar hondo.

Le tomó unos minutos y después decidió encararlo, allí vio esos ojos verdes que la tenían cautivada; negó ante eso no quería volver a engañarse porque el jamás la amaría como ella desea saber y sentir; trago un poco manteniendo su perfil duro y frío para terminar con esa absurda conversación.


— Que bueno. Y por lo otro Omar no debes ni preocuparte tienes a alguien esperándote y esa persona tiene nombre y apellido. — hablo tajante, para darse la vuelta y dejarlo en ese pasillo.


— ¡Mierda! Tienes razón, debo solo hacer mi trabajo para volver con Teressa. — susurró, pero una mano en su hombro lo hizo ponerse alerta viendo a Zoku comer una chupeta y riéndose.


— ¿Todo bien Omar? — pregunto al rubio, que lo mirada estando serio.


— ¿Para qué quieres saber? — hablo con otra pregunta, dejando que el Japonés se quite el dulce de su boca y sonría con sorna.


— Veo que no te gusta ser interrogado, pues te diré algo amigo, esa mujer que se marchó te quiere lejos, debes hacerle caso o saldrás muerto y créeme usa muy bien la Kunai. — Aclaró; al señalar el camino por dónde ella se fue.

Omar solo lo miro y negó pasándole por un lado, no necesitaba sermones de un tipo, que apenas está conociendo; pero antes de seguir volvió a oír la voz del asiático.


— Suerte en tu misión; nos veremos mañana. — le gritó, para así seguir con su ruta al área de baños. 


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