Cap. VII

   Apenas entró a la oficina, Isla vio a Mike parado viendo sus cuadros rupestres, se quedó viéndolo y tratando de entender su proceder; al cerrar detrás de ella su puerta el mismo caballero la miro y espero en su lugar a qué inicié todo. Enseguida, fue directo a su puesto ambos tomaron asiento, donde ella junto las manos entre sí y lo ve en su rostro estando muy serio en su posición.


— ¿Dime? — hablo ella.


— Ya sabes lo que diré, así que te seré franco no quiero que vayas a cerrar tratos con ese árabe. — comento, sin dejar de mostrar su molestia.

Por un momento Isla lo miró, sin decir nada, pero es seguro que Mike sienta que es una mentira.


— Mike debemos hacer el trabajo; sabes que estamos en una posición que debemos cooperar, solo te pido lo hagas; además ve esto como una manera de ganar dinero. — enfatizó, despreocupada de la situación.

Mike gruñe no muy convencido, pero Isla le sonríe tomando una carpeta de las tantas que posee en su escritorio.


— El dinero no lo es todo, además los soldados les gusta el trabajo; solo piensa lo que verdaderamente es necesario. — volvió a decir y ella lo miro algo molesta.


— Tal vez tú pienses así Mike, pero tus compañeros no piensan igual tenlo presente. — mencionó un punto, haciendo que se coloqué de pie y molesto para irse directo a la puerta.

Cuando estaba a punto de salir, ella lo detiene con unas palabras claras.


— Te necesito está noche en el restaurante, Robert también irá los necesito para cerrar el trato. — Manifestó, para ver los ojos de Mike en desacuerdo.


— Ahí estaré señorita.

Asimismo como hablaron después se fue; dejándola sola en su escritorio decidió observar todo lo que tenía pendiente, ese era su lugar seguro y sin tener que ver la cara de Omar, por nada del mundo. Igualmente; estuvo concentrada en su labor y dando órdenes por teléfonos a las personas que venían a su oficina; para darle las novedades, la tarde se le pasó entre trabajo como misiones que dejaba a cargo; hasta que vio el reloj digital detrás de ella, supo que tenía que cambiarse para ir a la dichosa cena.

Por lo cual, no perdió tiempo fue directo a su dormitorio le tomo solo segundos llegar que al abrir, se encontró con la sorpresa de que Omar estaba ahí sentado en la cama; como esperándola, eso le pareció extraño que no dudo en decirle.


— ¿Qué haces aquí Omar? — Pregunto de forma severa.


— Te vengo a decir; que ¿quiero una misión? — se puso de pie y se fue acercando a ella.

Negó ante eso que decía, pero también entendía que deseaba hacer lago diferente a estar encerrado.


— ¡Entiendo! y veremos, porque ahora voy a salir y deseo que te vayas. — indicó al pasarle por un lado rumbo al baño.


— ¿Isla te sientes bien? — eso hizo que se frenará en su posición, para así encararlo.


— Estoy muy bien; pero ahora retírate tengo trabajo. — indico, sin atisbo de sentimientos en su mirada.


— Belicosa... debes...


— Silencio Omar; mejor retírate ¡Ahora! — dio la orden con voz potente, dejando ver qué el se retiró haciendo caso a su orden.

Estando nuevamente sola pudo respirar mejor, ansiaba estarlo no quería tenerlo cerca por nada esa distancia, haría que su amor por él se vaya perdiendo y quedé como un recuerdo que debió ser siempre. Por lo que; su meta mayor era esa cena, volvió su marcha al baño para tomar una ducha.


(...)

Ya vestida usando un vestido negro tipo cóctel, junto a sus tacones de aguja de color rojo, dando ese aire de poder como la guerrera que es; su maquillaje impecable resaltando sus labios rojos pasión, dio una última pasada al espejo, antes de ir a su puerta fue tocada hablo para dar el ingreso; viendo a Robert vestido de forma impecable con su traje negro lo observó y ambos dieron un asentamiento.


— Todo listo.


— Perfecto vámonos.. — comunico, tomando su bolso de mano para seguir al hombre rudo que la dirigía, sin problema alguno.

Durante el recorrido pudieron llegar afuera y montarse en unas de las camionetas y dos carros más, para darle la seguridad que ella necesita; mientras ella veía por la ventana meditando que está cena valiera la pena; sino pagarían los idiotas por buscar ser más habilidosos, sonrió de forma clara, dejando a Mike y Robert algo inquietos; por la sonrisa que tiene conociendo de ella que puede hacer cosas peores, como sacar su yo atroz que sigue algo dormido, pero eso pronto va cambiar, al ella tener en cuenta que debe estar sola.

Algo si sabía y conocía que esa cena, debe dar la talla sino su pistola la sacará volando la cabeza de cualquiera que haga lo que no debe o su orden no sea establecido. Conforme, espero el trascurso a la capital, hacía nota mental ya tenía sus documentos con sus pautas, ahora vería las del idiota árabe, que la tiene algo molesta, por creer que puede darle órdenes; pero eso tendrá solución cuando saque su arma o su Kunai y se la coloqué en el cuello haciéndole un corte pequeño que los hace pensar mejor las cosas.

El tiempo transcurrió, haciendo que los autos se detuvieran en los lugares adecuados de ese restaurante, que fueron invitados, tres soldados se quedaron afuera en su camioneta, aguardando y vigilantes en todo momento; detallo al salir en su puerta que fue abierta por Mike, vislumbro que el árabe también tenía a sus guardaespaldas, negó para así llegando al restaurante de lujo de la ciudad mexicana, allí un mozo los vio le pidió nombre o reservación, cosa que Robert hablo por ella.


— La Srita. Belicosa, tiene cita con el señor Kran. — hablo firme, dejando al mozo ampliar sus ojos y después asentir dejándolos pasar.

Al ingresar al restaurant, detallo lo impecable como llamativo todas las mesas muy bien ubicadas; dando ese aire de majestuosidad pudo verlo todo con gran esplendor, al igual que las personas de índole alta, negó ante eso; ya que era mucha gente en el recinto por un momento giro su rostro, a la derecha encontrando una mesa apartada con dos hombres guardando, distancia de esa mesa estando sentado su cliente; eran los mismos guardias, que vio en ese club conoce que esos inútiles son tan ineficientes. Sin embargo, decidió ir a esa mesa, sus soldados la siguieron con cautela, sin perderla de vista, hasta que sus pasos llegaron hasta quedar, delante de ese hombre que la miró detallando todo su cuerpo.


— Buenas noches. — se anunció Isla, con una sonrisa de lado.

Kran se puso de pie y le abrió la silla; donde no dudo en sentarse y él después hacerlo para verse mutuamente.


— Buenas noches Isla, justo a tiempo. — Comento al ver su reloj de marca en su muñeca.


— Soy puntual en los negocios Kran, porque si fuera una cita créeme no estaría. — dijo con sorna, dejando que la sonrisa de Kran se esfume en el acto.

Sintió su carraspeo, para ver cómo deslizaba una carpeta negra sobre el mantel de color crema.


— Hablando del asunto relevante; aquí está el contrato mío, sé que el tuyo también lo trajiste, lo veremos y daremos las firmas para el acuerdo. — observó; la mirada segura de Kran dónde estuvo de acuerdo, sacando su carpeta que se la hizo llegar Mike en su lado derecho.


— Gracias. — lo hizo al ver a su soldado, que sólo movió su cabeza y se alejo en su punto de espera junto a Robert.

Para el árabe, no pasaba desapercibido como sus soldados la tenían muy bien vigilada, en ese caso no podía inventarse nada como secuestrarla y sacar beneficios por entregarla, siendo una de las mujeres más buscada en el rol de espionaje militar, según fuentes de buena mano, le brindaron gran material de la carrera de la dichosa Belicosa, que tiene delante de él, solo que su nombre verdadero ¿No lo conoce? es como un verdadero enigma, que pronto desea saber.

En eso que miraba sus guardias, la voz de Isla lo saco de su trance de inmediato.


— Kran ¿oíste lo que dije? — pregunto y él negó tomando su vaso de alcohol, que pidió antes de ella llegar.


— No. ¿Puedes volver a repetir? — pidió con amabilidad, cosa que ella bufo por lo bajo, para estar con su mirada fría sobre su persona.


— Te decía que aquí tienes la carpeta, del contrato de mi parte. — le señaló delante de él, cosa que la tomo, para así verla mejor.

Ambos se pusieron a ver cada documento de ambas partes, sus pro y contras de cada detalle; lo hablaban de forma segura; sin problemas tanto que eran como dos empresarios cerrando un acuerdo, eso la ayudo de gran manera que al final cerraron el contrato, ambos dándose sus firmas en cada papel; para luego hacer un pequeño brindis a petición del caballero cosa que ella negó, pero lo dejo pasar solo por esta vez, hasta que al beber su copa de champagne se le vino a la mente algo que no dijo su ahora socio que esta feliz en su lugar disfrutando todo.


— Oye Kran. Dime una cosa me dijiste que la evidencia de un vídeo me darías por la ruptura del comando turco, así que la quiero ver. — Le avisó, haciendo que tragué grueso su licor.

Para Isla era claro, que el muy imbécil no tenía evidencia eso era algo que estaba por descubrir y más si pisaba terreno muy hondo, dónde no podría ver la luz del día después.


— Si la tengo. — Pauso un momento, para sacar de su pantalón un teléfono de gran generación en color dorado, para así poner el vídeo en marcha.

En el proceso que detallaba el vídeo, estaba su querido tío Atticus junto a el... Liam; respiró hondo para ver cómo estaba a su lado y le daban la noticia de cerrar el trato, tanto que se dio cuenta, que el encuentro fue en un estacionamiento de alguna parte, era seguro que no lo harían en el comando, más conociendo como su tío era tan estricto con su lugar de trabajo no siendo cualquier trabajo.

La cuestión es que su tío Atticus, estaba súper furioso, que casi se arma la pelea; pero las palabras de Kran fueron claras y el llevo a sus hombres para protegerse, se dio cuenta que el imbécil sabe cómo manejar esos medios, le dio un punto a favor; para después oír que se iba arrepentir por parte de Liam, no supo porque, pero sus ojos grises le demostraron un gran cambio no conociendo esa faceta nueva de su ex mano derecha, dejando ahí el vídeo, luego encaró al árabe que guardo su teléfono en su bolsillo nuevamente.


— ¡Satisfecha Belicosa! — la aludida tocó su mentón, sin demostrar nada con la mirada.


— ¡Algo! Veo que hiciste lo conveniente Kran, te felicito solo ten presente que si lo que vi es una mentira; las consecuencias pueden ser graves en este acuerdo. — le planteo; al elevar el contrato que él le firmó.

Sus miradas se cruzaron; pero el hombre asintió entendiendo la indirecta.


— Me quedo claro Belicosa; además también lo espero de ti; suelo ser bueno, pero en las malas no querrás saberlo. — Contrapunto con su mirada de acero, recibiendo una sonrisa de parte de Isla.


— Me alegra que nos entendamos Kran, eso es todo por esta noche; nos comunicaremos vía telefónica, para hacer el primer pedido a las fechas pautadas que hablamos. — aviso, para ver cómo se puso de pie y estrecharon las manos cerrando su trabajo.


— Me parece bien, feliz noche hermosa Belicosa.


— Adiós.

Y con eso dio media vuelta rumbo a la salida, mientras era custodiada por Mike y Robert que la siguieron en silencio; el recorrido a la camioneta fue tranquilo, después avanzaron a su ruta, usando un plan de desvío, por si eran seguidos por los hombres del árabe, era necesario no podía darse el lujo de bajar la guardia conociendo como era la jugada de ese hombre, siempre iba con pie más delante de él no era bueno flaquear por mínimo que sea, todo eso rememoraba en su mente logrando emprender la marcha, devuelta al búnker mañana iba ser duro, su misión es darle una visita a unos club que posee su gran tío, que poco lo conoció sonrió de lado ideando su plan directo como atroz, para los que se metan en su camino. 


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