Cap. I
Es muy común decir que la bala va a llegar antes, de que actúes es cierto; según la ley de la ciencia, pero todo tiene un punto débil, nada en esta vida lo conseguirás gratis, debes esforzarte con ímpetu en tenerlo; eran las palabras que se decía Isla, estando en su helicóptero personal con sus cascos de audición para proteger sus oídos, detrás de ella sus cinco aliados; añadiendo un nuevo integrante que lo fueron a raptar de su propia fiesta de matrimonio, aún saborea todo al llegar tan hermosa como poderosa al altar, los invitados se llevaron el show del año, unos angustiados otros con miedo ese era su favorito dar miedo.
Volvió a vigilar el camino por dónde irían, su piloto es un genio siendo un japonés con cabello gris es joven, solo que se hace ese efecto es uno de sus mejores soldados, además cuida de su mascota especial parece ingenioso, como pudo crecer durante todo el tiempo que estuvo en el país de Turquía; aún recordó como su tío se lo regaló con la excusa de cuidar a alguien más, que no fuera ella misma. En efecto le costó, pero después le agarro cierto cariño a ese animal, que descubrió que es un guerrero más, siendo su llave maestra en casos muy precisos.
Conforme el helicóptero militar andaba; todos los soldados, al ella girar sus cabeza los encuentra tratando de dormir, no lo pudieron hacer antes curvo una sonrisa dejándolos respirar; aunque eso no le importe en lo absoluto, es allí cuando ve a su adorado hombre en su traje negro con solo una corbata blanca sus facciones en el rostro, son duras como perfectas es claro que tiene un cuerpo ejercitado por inercia muerde su labio inferior; dejando que parte de su cuerpo sienta un deseo por tenerlo, así que negó para sí, dejando para después los planes que tenía con él en la cama.
Siguió ayudando a su piloto, que por momentos hablaba en japonés conocía una que otras palabras, pero odiaba que hiciera eso, es bueno tener conocimiento del idioma, para saber que dicen o planean en secreto, algo muy común en los asiáticos. Sin embargo; el vuelo les tomo como dos horas, poder llegar a la ciudad de México, era vital se sentía en confianza y sin temor a ser rastreada, ya que en su cuerpo tenía el chip de camuflaje creado por su Padre, hallarlo no fue fácil, tuvo momentos duros y más en su mente siendo la llave, para conseguir dicho artefacto.
(...)
Luego de pasar otra hora, llegaron al punto de encuentro, no fue fácil sus soldados se formaron para llegar a dicho búnker secreto; muy a las afuera de la misma capital, estaba en una pequeña choza de puro metal, pero al ingresar había unas escaleras del extremo derecho en color amarillo; enseguida bajaron cada uno, dejando todavía a su hombre inconsciente fue la dosis perfecta, era necesario para lograr su objetivo el efecto pasara en una hora, no le va afectar; solo se sentirá algo mareado nada que no calme un buen té de manzanilla.
Para cuándo bajaron todos, siendo más de cinco metros de profundidad, los recibió una gran puerta de metal y un lector de huellas del lado derecho, se posicionó al frente de todo los hombres; siendo la única mujer colocó su mano en el tablero digital, con algo de polvo en su momento todo será limpiado, porque es seguro que desde hace años nadie habita este búnker por lo que al dejar su huella, la puerta se habré sola dejando ver su interior.
La dejaron pasar primero, porque las luces se encendieron solas, eran reflectores grandes y todo fue iluminado, sin faltar nada; pudo detallar con su equipo que la siguió, mientras el más alto y fuerte en músculos llevaba a Topal sobre su hombro, como si no pesará nada. Continuaron el camino, viendo una gran consola de comando con polvo, pero nada que una buena limpieza no lo pula, pensó ella al ver cada espacio, fue hacia otro pasillo, donde era un cubículo de investigación o interrogatorio era crucial para sus planes, siempre y cuando sea necesario.
En otro pasillo, estaba un espacio de armas vio las mesas; para ser armados y enlistados, vio tres closet de metal pintado de gris, los abrió admirando la multitud de armas, tanto de cuchillos como armas de fuego y combate sorpresa, se sintió conforme con todo, no tendría problema había tanto, que podría formar un gran ejército con estrategias grandes por algo su mano derecha la ayudará, esperando que su hombre coopere y la siga; sino ya vería la forma de hacerlo entrar en razón.
Volvió con sus soldados, que estaban limpiando y arreglando todo, les agradaba que siempre tuvieran la mente ocupada, hasta que el fortachón de color con cabeza rapada la vio y le señaló a su hombre.
Mostró su rostro serio y hablo sin titubeó:
— Vamos a buscar el lugar, para que descanse lo que queda de su dosis. Mientras nosotros trabajamos. — ordenó al hombre fuerte, que asintió a sus palabras.
Se dio media vuelta, descubriendo más en ese búnker inmenso, su Padre pensó en todo, sabía que el comando estaba buscando la manera de sacar ventaja de los trabajos que hacían sus espías; en eso no se equivocó; al ver la primera alerta no dudo en salir y dar su propio ataque por algo era sometida en terapia, para sacar lo que tenía su mente siendo valioso para ellos; cosa que no iba a permitir dárselos, así tuviera que dar su vida; meditaba en todo, hasta que hallo muchas puertas en color negro.
Decidió abrir una de ellas, encontrando habitaciones no estaba mal muy sencillas, pero siguió buscando, hasta hallar la correcta siendo inmensa la cama, estaba protegida por un plástico lo quito rápidamente sacando algo de polvo que no le afecto, su espía la estaba esperando detrás con su hombre aún dormido, se giro a ellos señalando que lo colocase ahí, dónde obedeció acostándole boca arriba en esa cama, luego miro a su soldado muy seriamente.
— Ve con los otros ya cumpliste, solo te diré que armes a los soldados en sus respectivas habitaciones, cada una tienen dos camas se pueden acomodar sin problemas. Espero no oír inconformidad de algunos. — comento elevando una ceja, viendo cómo asentía su soldado, dejándola sola al cerrar la puerta de metal.
Respiró un poco, estaba algo mareada desde hace tres días y no le gustaba; supongo que por el mismo cansancio, se hacía ideas Isla, pero decidió que pronto mandaría a su mano derecha que fuera por provisiones, para todos colocándolos en un área que vio antes era seguro la cocina con sus mesas, para comer esperaba que fuera grande sino tendría que modificar.
Decidió arreglar su gran habitación no tenían mucho, ya después le haría ajustes a su gusto o de él, seguía aún dormido su hombre estaba bello excepto por el golpe en su mejilla, que le tuvo que dar al no obedecer su orden, no iba a dejar que se casará antes lo mataría, era seguro que la novia lo estaba buscando, lo que no sabe, es que jamás podrá hallarlo todo su equipo incluido Omar; están con el chip para no ser rastreados fue su idea como método para actuar, dando tiempo a los planes que debe enfrentar por tener al comando turco tras su trasero.
Media hora después; dejo el lugar limpio solo quedaba vestir bien la cama, tenía las sábanas sobre un mueble de cuero negro, en una de las esquinas del lugar, el polvo mermo, tuvo que dejar la puerta por momentos abierta; para que el aire saliera siguió organizando. Conforme sus espías estaban organizados, mientras Zoku fue directo hacer compras de comida para hacer y tener de reserva, el hombre hacia su trabajo.
Apenas termino de colocar ropa, en uno de los cajones cerca del mueble, logro oír un gruñido varonil, curvo una sonrisa de lado; el príncipe había despertado, dio media vuelta encontrándolo sentado tocando su frente como su cabeza a pasos seguros camino cautelosa llegó hacia el límite de la cama, colocó sus manos en su cintura, dejando una sonrisa de picardía en sus ojos para ver al hombre dar un respingo al percatarse de su presencia.
— ¡Hola amor! — soltó de forma suave.
El hombre abría y cerraba los párpados, como descubriendo si es mentira, toda la situación en la que está, pero el recuerdo de su boda lo dejo con una furia en su interior.
— ¿Esto no puede ser? Tiene que ser una pesadilla. — Hablo con la voz algo ronca, tocando su frente.
— Pues... créelo querido Omar, la boda no sucedió te rapte y no volverás a tu anhelada vida. ¡Me perteneces! — Fue sutil y directa, dejando que el hombre negara, colocándose de pie.
— Eso lo veremos Isla. Sabes bien que estás actuando como una niña, eres adulta somos adultos; el pasado debe quedar ahí. — Protesto, para que entrara en razón, pero la sonrisa de ella lo descolocó.
— Vamos Omar sabes que de niña no tengo nada y puedo hacértelo saber. — dijo, al estar un poco más cerca y tocar su pecho con deleite.
Tal acto de las manos de ella no le gusto a él, que decidió tomar su mano y alejarla de su cuerpo marcando distancia entre los dos, cosa que ella negó, por su proceder comprendía que la negativa de su hombre iba a ser notoria, pero eso no la iba a dejar vencer; haría todo lo posible para mantenerlo en su carril. Igualmente fue hacia él, jalándolo con la corbata blanca, tan tonto ese color seguro por la novia, pensó, Isla al poner sus dos manos en su cuello dejando que él la mire nuevamente molesto de su insistencia.
— ¡Te dije que no! — Hablo con dureza, pero eso no la hizo alejarse.
— Pues te la vas a calar Omar. — dijo firme mirándolo con severidad.
El hombre iba protestar, pero Isla fue rápida lo tomo de la nuca y unió sus labios, robándole un beso con hambre; deseaba sentirlo como lo hizo una noche, pero después se retracto con una disculpa ilusa. Al principio la recibió tensó, estaba algo incómodo ella lo entendió así, pero su mano al ir a su pecho para acariciar su duro cuerpo iba ayudarla.
No quiso perder tiempo; ingreso su lengua al ver, que su mano llegó a su miembro por encima de su pantalón de gala; eso lo hizo sentir la dureza del mismo, estaba ganando terreno y no iba a desperdiciar nada, se vio por unos minutos correspondiendo con potencia, tanto que él le tocó uno de sus senos apretándolos y la otra mano en una de sus nalgas acercándola más a su cuerpo.
Era obvio que la desea tanto o más como ella, pero no pensó recibir una nalgada; haciéndola soltar un gemido; sin dejar de besarlo los toqueteo siguieron, hasta que Omar dejo su boca para besar su cuello poniendo en evidencia su gusto, por tener su piel; le quitó su mano de su miembro que estaba duro como roca, lo tenía en dónde quería; mientras ella disfrutaba de sus besos, como caricias para dejarla sobre la cama y él estar de pie; admirando su cuerpo en esos pantalones ajustados junto a su blusa pegada del mismo color, detallo que estaba sin sostén dejándolo molesto.
Ese detalle no paso desapercibido para Isla, que sólo abrió sus piernas incitándolo, es necesario solo ella decide ¿Con quién se acuesta o no?, por algo es Belicosa la líder de su clan de soldados, que se lo dejo claro por no moverse.
— Amor... este cuerpo es tuyo, claro si lo deseas porque yo soy la jefa; todos me desean, eso es inevitable ante los hombres y más mis soldados. — dijo con astucia, mientras su hombre elevaba una ceja inquisitivo.
Decidió guardar silencio, al quitarse la ropa dejando su desnudes al descubierto, Isla estaba feliz que mordía su labio inferior reflejando sus iris algo dilatadas por tenerlo aquí, mostrando su miembro que tanto desea tener y más en su boca.
— ¿Qué esperas Omar? Una foto o debo estimularte primero. — fue directa, conociendo como el miembro de él, estaba elevado cuál mástil hacia su dirección.
— ¡Cierra la boca! ; primero debo sacar mi furia con tu cuerpo. — simplifico, al ir por ella se colocó encima de su cuerpo.
En breves minutos; le quitó toda su ropa, dejándola como vino al mundo, le tomo sus caderas elevando, cada pierna en los costados de sus hombros, la expectativa de Isla la disfrutaba, es seguro lo haga rudo ya estaba lista su vagina palpitaba por su dueño, porque deseaba a Omar a un nivel de adueñarse de su corazón, lo haría porque muy en su interior quería ser otra persona, más humana más querida o eso daba a entender su subconsciente, no le importaba nada; incluso cuando dejo a Liam era necesario todo en ellos se estaba volviendo un caos, perdía su tiempo en algo que no podría darle, sino solo a Omar.
Dejo de lado ese pensamiento, cuando sus ojos verdes se vieron cruzados con los suyos, él estaba sonriendo, mientras ella esperaba su ataque podría con lo que fuera; nada le era un reto todos los cumplía a cabalidad; tanto que al ingresar su miembro sobre su cavidad todo se fue al caño las embestidas duras; como los gemidos de gozo de ambos fueron seguramente notorios afuera de ese espacio, al sostenerla de sus piernas creo una buena pose de encuentro realzando la pasión.
Pudo descubrir en cinco minutos, como cambiaron de poses para llegar al clímax; Isla llegó primero, mientras que Omar hizo derramar su simiente en la cama, algo que no le agrado a la mujer, lo dejo pasar solo en esta ocasión la fuerza que emitió Omar se notó por su sudor y ella igual, solo que podía continuar en otro momento; lo vio caer a un lado boca arriba, cosa que le sirvió para recostarse de su lado acariciando su pecho no opuso queja alguna, era un avance porque él le acariciaba su espalda blanca y suave.
— No vuelvas a desafiarme, tu cuerpo no le pertenece a nadie Isla Yilmaz. ¡Quedó claro! — acotó muy serio, asintió solo para dejarlo disfrutar de su opinión.
— Me queda claro amor, ahora solo duerme. — fue lo último que dijo, siendo arropada por él.
Fue bueno colocar las sábanas cerca de la cama, ambos se cubrieron dejando que el ambiente fresco, dejará esa paz; para así cerrar cada uno sus ojos dejándose arropar por el mismo sueño.
Una horas después...
Los ojos de la dama se abrieron y vieron a todas partes, claro pudo detallar en una ventana como llegaba la humedad de agua, era seguro estaba lloviendo era increíble; como pudo capturar ese efecto su propio Padre, con solo una sábana blanca cubriendo su gran cuerpo; después de una larga noche y con luchas que debió asumir, sin importar las personas que tuvo que sacar de su camino para tener al hombre que ahora yace acostado, boca arriba desnudo durmiendo plácidamente, con solo una sábana que cubre sus partes íntimas.
Se gira para colocarse de pie y sonreír de lado, al recordar cómo lo rapto en ese evento, se muerde el labio inferior sintiendo como su cuerpo se eriza al tenerlo en esa cama. Por lo que, no pierde tiempo y con sus pasos firmes como seguros se coloca en el lecho hasta posicionarse encima de él, tal movimiento hace que el hombre frente a ella se despierte; estando alerta de todo, pero al ver a Isla sobre su cuerpo, se queda serio tragando saliva al ver cómo toda su desnudes lo pone tan duro.
En su defecto; odiaba a su miembro por no tener fuerza de voluntad, la sonrisa de chica mala aparece junto a su mano derecha acariciando su pecho duro y fuerte, con una pequeña hilera de vello en el centro.
Los ojos mieles de ella lo hipnotizaban a un nivel máximo, hasta que sus palabras se hicieron presentes.
— ¡Linda noche! Mi amor. — Puntualizó con picardía, sin dejar de tocarlo.
— Fue la peor. Y más al secuestrarme Isla. — protesto, quitando su mano; mientras ella negaba por ese movimiento.
— ¡Amor! Así no decías anoche; cuando me tomaste o ¿si? — se burló de él, haciendo que su rostro este colérico.
—Deja de llamarme así. Sabes muy bien que te fuiste y todo amor se desvaneció. Ahora yo estoy...
Fue interrumpido.
— ¡Cállate! — le gritó, siendo brusca al colocar sus manos en su pecho fornido, clavando sus uñas de color negro.
La acción emitida; hizo que su acompañante gruñera al ver su rostro y ojos nada gratos a la adolescente frágil que vio por primera vez. Enseguida le elevo las manos, colocándolas sobre su pecho en forma de (X); pero Isla no iba a perder, antes pudo deducir su negativa, que uso su mejor arma llamada "seducción".
Le curvo una sonrisa a su invitado, dónde lo alertó al apenas moverse creando una fricción en sus cuerpos; enseguida él abrió sus ojos por ver cómo su miembro era absorbido por su centro y no quería que parará.
— ¡Rayos! Isla debes parar. — le ordenó, pero el gozo de ella en sus iris lo bloqueo.
— ¡Error querido Omar! Esto apenas está iniciando y tú. ¡Eres mío! — Dictaminó, sin dejar de moverse logrando el éxito que deseaba por tenerlo nuevamente a su merced.
Tres horas después...
Turquía (Ankara)
El comando C.E.T. está en completo después del desorden, hallando la forma de solucionar todo lo que su cadete Yilmaz hizo. A pasado mucho tiempo y nada de su paradero, solo un objetivo (Topal), pero se esfumó como el mismo aire, cada uno de los trabajadores la buscan sin tener descansó a petición del señor Atticus, que está muy furioso por la osadía de su sobrina de hacer su propio clan de cadetes, para su propio beneficio, eso le asqueo. Tiene un punto a su favor, lograr encontrarla para la entrega de dicho dispositivo confidencial en la familia.
Por lo que ideaba formas de capturarla; es ahí donde no siente una mano sobre su hombro, se gira a mirar a esa persona, dándole un asentimiento y colocarse a su lado viendo la pantalla con muchos mapas de posibles ataques que ha dado su sobrina.
— ¿Todo bien? — pregunta su colega.
—Más o menos; aún no hemos dado con su paradero. — comento molesto, tocando a la vez el puente de su nariz.
—Ya verá que la encontraremos, no me importará mandarla a juicio sr. Atticus. — Argumento muy serio, al mirar a todo el personal trabajar.
—Eso espero Nohán; porque si no sucede, tú irás con ella y pagarás por igual. — lo amenazó severamente, al cruzar miradas.
Ambos no dejaban la guerra de mirada que tenían, pero Liam sabía su labor y es encontrarla, así tenga que morir por salvarla...
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