━━━Capítulo 01 | La noticia
El consultorio estaba en silencio, solo se escuchaba el suave zumbido del aire acondicionado. Minjoon estaba sentado en la camilla, su piel pálida contrastando con la camisa de color pastel que había elegido para la cita. Soobin estaba a su lado, apretando con fuerza la mano de su esposo, su expresión tensa y preocupada. El médico, un hombre mayor con gafas, revisaba los resultados de los exámenes en su tablet, su rostro era grave.
Finalmente, el médico levantó la vista, sus ojos llenos de una compasión que Minjoon notó al instante.
—Minjoon... —comenzó con voz baja, tratando de medir sus palabras—, lo siento mucho, pero los resultados confirman que tienes leucemia en etapa avanzada.
El tiempo pareció detenerse para Soobin. Apretó la mano de Minjoon aún más fuerte, como si al hacerlo pudiera detener la realidad que acababan de escuchar. Minjoon, sin embargo, mantuvo una calma sorprendente. Sus ojos brillaron, pero no por el miedo, sino por la aceptación.
—¿Cuánto tiempo me queda? —preguntó con una sonrisa tranquila, como si estuviera preguntando por el clima.
El médico hizo una pausa, y luego respondió con cuidado:
—Es difícil de precisar, pero diría que tal vez unos meses... entre tres y seis, si no hay complicaciones.
Minjoon asintió lentamente, procesando la información. No se permitió a sí mismo quebrarse; sabía que lo que venía sería difícil, pero no quería que Soobin lo viera caer. Volteó la cabeza para mirar a su esposo, su expresión se suavizó al ver las lágrimas empezar a acumularse en los ojos de Soobin.
—Parece que tenemos que organizar muchas cosas en poco tiempo, Soobin —dijo Minjoon con una sonrisa que no alcanzó sus ojos—. Haré un itinerario perfecto para que no olvides nada.
La voz de Minjoon era suave, pero firme. Sus palabras, lejos de consolar, rompieron la última defensa de Soobin. El alfa intentó contenerse, pero las lágrimas comenzaron a caer, silenciosas al principio, hasta que se transformaron en un sollozo incontrolable. Se giró hacia Minjoon, abrazándolo con fuerza, como si al hacerlo pudiera protegerlo de lo inevitable.
—No... no puedo perderte, Minjoon... —susurró entre lágrimas, su voz rota—. No puedo...
Minjoon cerró los ojos por un momento, sintiendo el temblor del cuerpo de Soobin contra el suyo. Levantó una mano para acariciar el cabello de su esposo, sus dedos temblaban ligeramente.
—Shh, Soobin... —susurró con ternura—. No te preocupes por eso ahora. Lo que importa es que aún tenemos tiempo juntos. Aún puedo reír contigo, ver crecer a nuestros cachorros... Aún hay cosas que puedo hacer por ustedes.
—No, Minjoon... no puedo perderte. No sé cómo vivir sin ti —dijo separándose y tomando la mano del omega.
Minjoon acarició la mejilla de su esposo, limpiando las lágrimas con su pulgar.
—No voy a ninguna parte todavía, Soobin-ah —le dijo suavemente—. Aún me queda tiempo. Y lo usaré para asegurarme de que tú y nuestros cachorros tengan los mejores recuerdos.
El alfa soltó la mano de Minjoon por un momento, cubriéndose el rostro con ambas manos mientras sollozaba, sus hombros sacudiéndose con la intensidad de su dolor. No podía soportar la idea de perder a su omega, a la luz de su vida, a la madre de sus hijos.
Minjoon se inclinó hacia él, su voz apenas un susurro mientras hablaba.
—Soobin, por favor... no te rompas. Te necesito fuerte. Los cachorros te necesitan fuerte.
—Minjoon... —gimió Soobin, sacudiendo la cabeza mientras intentaba controlar el torrente de emociones que lo embargaban—. Esto no debería estar pasando... No debería.
—Lo sé, —respondió Minjoon con voz suave— pero no quiero que nuestros últimos meses juntos estén llenos de tristeza. Quiero ver a Yejun jugar fútbol y a Junhyun aprender a leer... Quiero hacer tantas cosas contigo, Soobin. Así que, por favor, hagamos que este tiempo cuente.
Soobin levantó la cabeza, sus ojos rojos y llenos de dolor mientras miraba al omega que amaba con todo su ser.
—Prometo que haremos que cada segundo cuente, Minjoon —susurró, su voz rota pero llena de determinación—. Haré lo que sea para hacerte feliz.
—Ya me haces feliz, mi amor —dijo el omega sonriendo y miró al médico—
Doctor, ¿qué debemos hacer ahora? —preguntó, con una pequeña sonrisa forzada—. ¿Cuáles son los siguientes pasos? Quiero saber todo sobre el tratamiento.
El médico suspiró, admirando la valentía del omega frente a una situación tan abrumadora.
—Lo primero es comenzar con quimioterapia lo antes posible. Sabemos que es un camino difícil, pero hay posibilidades de controlar la enfermedad, especialmente si respondemos bien al tratamiento. Habrá efectos secundarios... fatiga, pérdida de cabello, náuseas. Pero lo importante es seguir luchando. También podemos considerar un trasplante de médula ósea si es necesario.
Soobin finalmente habló. Su voz era baja, cargada de emoción.
—No importa lo que cueste, te conseguiré al mejor oncólogo de Corea, Minjoon —dijo con determinación—. No perderemos esta batalla. No te perderé a ti.
Minjoon lo miró, su corazón latiendo con fuerza al ver la desesperación en los ojos de Soobin. Se inclinó un poco hacia él, apretando su mano con suavidad.
—Soobin, lo sé —respondió Minjoon, tratando de mantener su tono calmado—. Pero necesito que estés conmigo en esto. No podemos permitir que el miedo nos domine. Tengo que ser fuerte por ti, por nuestros cachorros y aún mas por mí. Y lo seré.
Soobin soltó un suspiro tembloroso y asintió, aunque sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas.
—Lo sé, Minjoon. Yo... solo quiero que estés bien. Haré lo que sea necesario.
El médico los observaba con empatía, viendo la fuerza que ambos trataban de encontrar en medio de la tormenta. Sabía que los días por venir no serían fáciles, pero también reconocía el poder del amor y la unidad que compartían.
—Tomaremos esto un paso a la vez, señor Choi, señor Minjoon —dijo el médico finalmente—. Estaremos aquí para apoyarlos en cada etapa del proceso. No están solos.
Minjoon asintió, agradecido, aunque su mente ya estaba volando hacia los días que vendrían, hacia Yejun y Junhyun, sus pequeños cachorros. No podía permitirse flaquear. Por ellos, por Soobin, encontraría la fuerza.
—Gracias, doctor —dijo Minjoon, y su sonrisa, aunque cansada, estaba llena de una determinación serena—. Vamos a luchar.
Bienvenidos a:
Leukemia.
Esta historia es
muy bonita, y especial
para mí.
Espero les guste.
La portada fue
elaborada por:
Cebicles
Editora: Sophis 🌷
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