Su alarma estaba configurada para no despertarlo ese día. Planeaba dormir hasta tarde en los brazos de Jooheon porque después de todo, que ambos tuvieran vacaciones del trabajo era casi un lujo, pero desafortunadamente su reloj biológico no podía configurarse con tanta facilidad y acabó por despertarse a las 7 de la mañana, o sea, apenas una hora después de lo que dormía con normalidad.

Cuando abrió los ojos y vio el reloj marcando esa hora no pudo evitar maldecirse a sí mismo, pero sabiendo perfectamente que volver a dormirse sería imposible, se estiró en la cama en busca de poder recoger suficientes energías para levantarse, pero no fue hasta ese momento que notó un detalle que antes no.

Jooheon no estaba a su lado y eso era bastante extraño teniendo en cuenta que el mayor tenía el sueño bastante pesado por las mañanas.

Frunció el ceño, sin embargo se levantó de su cama restandole importancia sabiendo que podría estar por ahí, quizá en el baño o haciendo algo para desayunar como a veces ocurría cuando el hambre lo despertaba.

Una vez de pie, volvió a estirarse mirando directamente a su puerta entreabierta, pero al hacerlo sintió un golpeteo en el pecho que no lo dejó tranquilo.

Las luces seguían encendidas.

Salió rápidamente de la habitación, intentando pensar en que Jooheon estaba por ahí y debía asegurarse, pero la cocina estaba vacía, la puerta del baño estaba abierta y en general todo parecía estar como lo habían dejado así que decidió volver a la habitación para ver con más detalle, pues sentía que había algo que no estaba notando.

Entonces la vio en la cama.
Era un simple papel, al menos eso era lo parecía, pero tenía algo escrito.

“Changkyun...

Lamento no estar a tu lado cuando te despiertes en el último día del año.
Por favor, no te preocupes.
Tengo cosas que hacer...

Puedes desayunar sin mi.

Yo solo... Te explicaré luego”