11 AM
Sus ojos estaban hinchados pero no le importó a la hora de conducir, ni siquiera las lágrimas que aún se escapaban de sus ojos le importaban, simplemente las limpiaba con rabia mientras mordía su labio inferior, en busca de calmar sus ganas de llorar.
— Estúpido. Eres un estúpido Changkyun... —se gritó a sí mismo.
Claro que había otra persona.
Esa no era la letra de Jooheon, ese número ni siquiera estaba registrado en su celular y el parque estaba dos horas de su ubicación actual. Claramente no estaría viéndose con otra persona tan cerca suyo, pero lo que más le había dolido era que aquel parque era su lugar especial con él, hasta que supo que también lo era para otra persona.
Ahí lo había conocido, ahí habían sido sus primeras citas, incluso su primer beso. Ni siquiera se imaginaba como se vería Jooheon siendo tan cínico de estar sentado en aquella banca besándose con alguien más sin siquiera pensar en él.
Con toda la rabia acumulada golpeó el volante del auto ante su propio pensamiento y cuando divisó el parque apenas a unos metros de distancia, se estacionó. No quería llegar ahí como si nada, quería ser cauteloso si quería descubrir la verdad.
Tomó el celular de Jooheon y al entrar al chat decidió escribirle: “Ya estoy aquí... ¿Donde estas?”. Levantó su cabeza mirando hacia el lugar en busca de encontrar a alguien leyendo algún mensaje, sin embargo no había demasiada gente y casi toda la que había estaba con algún celular en la mano, lo cual era muy normal por lo tanto se sintió como un estúpido, al menos hasta que el celular notificó un nuevo mensaje que decía: “Eso es una sorpresa mi amor... Te he citado porque quiero hacer algo divertido... ¿Me lo permites? Si tu respuesta es sí, por favor ve al lugar de los helados y dile al heladero que eres Jooheon y necesitas la carta que dejé para ti... Esa es nuestra clave secreta. ¿Buscarás el tesoro?”
Changkyun soltó un largo suspiro, si embargo no se detuvo a pensar. A esas alturas no le importaba si Jooheon ya había llegado a casa o no, se bajó del auto y se fue directamente a donde el heladero tal como lo habían indicado.
— Hola... —saludó con una fingida sonrisa sin quitarse los lentes para ocultar sus ojos hinchados— soy Jooheon, creo que me han dejado una carta...
El hombre lo vio fijamente y asintió para finalmente buscar algo en su bolsa.
— ¿Se encuentra bien? —preguntó seguramente notando su sombría aura.
Él asintió con ganas de llorar.
— Lo estoy. —afirmó tomando un helado y dejando el dinero sin ánimos de seguir la charla para finalmente darse la vuelta con rumbo al auto.
Al llegar, golpeó el volante y empezó a comer helado en busca de ahogar su tristeza antes de abrir la siguiente carta.
“Estoy tan feliz de que hayas aceptado.
¡Es casi mediodía!
¿No estás hambriento?
Seguramente si.
He hecho una reservacion para ti en el restaurante de lujo de la quinta avenida, pide lo que quieras, yo pago.
Cuando pidas la cuenta, te
darán la siguiente carta...
Cada vez estas más cerca de encontrarme.
Psdt: Eres increíble, te amo.”
¿El restaurante de lujo del que
siempre le había hablado a Jooheon?
¿De verdad?
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