Trece
Farah no volvió a decir algo más, ni mucho menos los otros dos chicos. Sabían que ella tenía toda la razón de lo que había sucedido, es decir, los había acabado con tan solo unas cuantas palabras. La chica podía tener paciencia pero hasta cierto límite, fuera de eso, actuaba. Y tal vez podría parecer hipócrita o algo parecido porque «lamentablemente» su novio está metido en ese horrible negocio. Pero era diferente, para ella.
Kang salió de la biblioteca al mismo tiempo que sus zapatos de tacón resonaban por el mármol del piso totalmente limpio. Trato de buscar a Taehyung por todos lados pero no lo veía, la clase había terminado en cuanto el timbre sonó por todo el instituto. Soltó un suspiro, pensando en su novio, se haría presente en cualquier momento frente a ella. Antes de que eso sucediera, caminó rápidamente hacia su casillero para tomar el siguiente libro de la materia próxima a la que debía asistir.
— ¡Farah! ¡Farah! — Jennie corrió hacía la chica con desespero.
— ¿Que es lo qué pasa? Tranquila — Cerró el casillero y le presto atención mientras Jennie trataba de agarrar un poco de aire. No podía creer que corrió por medio instituto hasta llegar a Farah pero debía decirle lo qué pasó.
— Se llevaron a... Jungkook — Confesó.
— ¿Que? ¿Como que se lo llevaron? ¿A donde? — Farah preguntó en el desespero, inmediatamente comenzó a hacerse ideas de que era muy probable que algunos hombres de aquellos negocios se lo hayan llevado para torturarlo o algo parecido. Lo cual sintió un miedo invadirle de pies a cabeza.
— Alcance a escuchar que algo malo había sucedido con su padre. Creo que deberías llamarle o no lo sé — Mordió su labio inferior al terminar de hablar con los nervios de punta. Farah notó a su mejor amiga muy nerviosa, por lo cual fue raro viniendo de ella pues casi siempre le daba igual lo que sucediera con Jeon. Debido a que no eran sus asuntos, según sus palabras anteriores.
Farah obedeció las palabras de su amiga, se dedicó a sacar el teléfono móvil de su bolso Chanel, fue directo al contacto de Jungkook para llamarle. Lo hizo una, dos, hasta diez veces pero no respondía. No podía estar tranquila en clases sabiendo que algo malo estaba pasando, así que se dirigió a dirección para solicitar el permiso de salir del instituto.
— ¿Podrías hacerme el favor de anotar los apuntes? Tengo que irme rápido.
— Si, si, no te preocupes. Ve con cuidado — La empujó un poco para que saliera del instituto, Farah le sonrió sin mostrar sus dientes y trató de correr hasta donde su auto se encontraba parqueado. Colocó el cinto de seguridad y posicionó su teléfono móvil en un soporte que permanecía pegado al techo del automóvil. Salió del estacionamiento con sumo cuidado de no alterarse y colocarse nerviosa por su novio, tal vez no era tan grave.
Condujo rumbo al departamento donde actualmente dormían juntos, pero antes de llegar, el teléfono móvil comenzó a sonar dando aviso a una nueva llamada. Sin perder la vista de la carretera, deslizó el botón verde.
— Farah — Se trataba de su madre, la chica mordió su labio inferior esperando que la reprendiera por no estar al tanto de la casa.
— Si, ¿que sucede, mamá?
— Ah, como te digo esto, cariño — Soltó un suspiró, Farah se detuvo en un semáforo y desvió la mirada hasta el artefacto.
— Solo dímelo, mira, si es sobre la casa... — Su madre la interrumpió, soltando la noticia de golpe.
— El padre de Jungkook ha muerto — Los labios de Farah tintados de rojo se entreabrieron, su respiración se volvió acelerada y lo único que pensó en ese momento fue en Jungkook y su demás familia. Las cosas darían un cambio drástico, ahora el que debía llevar los negocios en su mano sería su novio. Era raro, algunas semanas antes el señor Jeon se había dedicado al cien por ciento a arreglar papeleos y todo lo que tenía que ver con sus negocios para dejárselo a Jungkook. Así como una carta dedicada a cada uno de sus familiares pero en especial a su hijo.
— ¿Como pasó? — Susurró, pero fue lo suficiente para que su madre la escuchara.
— Aún no han dado el reporte final, pero están seguros que fue un homicidio, Farah.
— Esto... esto es horrible. Debo ir con Jungkook, de un momento a otro desapareció del instituto — Le comentó, su madre estuvo de acuerdo. Aquellos dos llegarían en la noche para hacerles compañía a los señores Jeon, no podían fallarles con algo así. Eran amigos de toda la vida, en pocas palabras y era una lástima que el señor no tuviera la oportunidad de ver a su hijo casado.
Farah detuvo el auto frente al gran protón de lujo de la mansión de los Jeon, se percató de la info das de hombres que la rodeaban. Mucha seguridad, era normal. Entonces confirmó por si misma que si se trataba de un homicidio. De su bolso sacó su identificación para mostrarla al señor de traje negro que portaba un arma como si fuera un escudo.
— Señorita Kang Farah — Repitió su nombre al ver la identificación, la chica asintió un poco nerviosa — ¿Podría bajarse? Tenemos que revisar el auto, es una orden por parte de la señora Jeon.
— Eh, si. No hay problema — Se deshizo del cinturón de seguridad y bajo del auto. Sentía la mirada de los demás hombres sobre ella como si fuera la sospechosa de lo que había sucedido, pero entendía lo que sucedía. Así que colaboró.
— ¿Usted es algún familiar de ellos? — Un segundo hombre se acercó a ella con una pequeña libreta y bolígrafo en sus manos.
— Soy la novia de Jeon Jungkook — Mordió su labio inferior, el hombre de negro asintió y escribió algunos datos en la libreta. Después, tomó el walkie tolkie para anunciar su llegada y la autorización de la entrada a la mansión.
Observó a cinco hombres inspeccionando cada rincón de su auto, nada fuera de lo normal.
— Bien, adelante señorita — Hizo un ademán para que lo siguiera pero Farah negó con el ceño fruncido.
— Disculpe pero debía estacionar el auto.
— Oh, no se preocupe. Puede entregarle las llaves a mi compañero y él se encargará de ello.
Farah asintió, le extendió las llaves al hombre y siguió al otro. No podía distinguirlos debido a las gafas oscuras que llevaban. El camino era un poco largo hasta la entrada y aún más en zapatos de tacón pero resistía. Estaba acostumbrada a siempre llevarlos para cualquier vestimenta.
Cuando estuvieron cerca, notó los gritos de la madre de Jeon. Le dolió el corazón escucharla tan mal, eran gritos desgarradores. No podía decir que la entendía ni a su familia porque nunca ha pasado por algo similar pero estaba segura que era lo más terrible que podía pasar. Entró con delicadeza a la casa, lo primero que visualizó fue a Jungkook en el sofá con los codos posicionados en las rodillas y sus manos llenas de tinta negra permanente sostenían su cabeza. Después, estaba su madre que era sostenida por su hermano, quien también se dedicaba a los negocios.
Jungkook alzó su cabeza en cuanto escuchó los zapatos de tacón de Farah resonando por el piso cerámico. Su novia le sonrió pero sin mostrar sus dientes y extendió sus brazos para envolverlo en un fuerte abrazo. Era lo único que necesitaba, sentir a su novia. Fundirse en ella y que le dijera que todo estará bien.
— Él nos dejó, Farah. Se fue — Sollozó contra su pecho, Farah se encontraba de rodillas frente a él sin importarle si dolían o se lastimaba.
— Tranquilo, por ahora no digas nada ¿si? — Acarició su cabello con delicadeza, Jungkook siguió llorando por muchos minutos hasta que pareció estar un poco más tranquilo.
— Farah, mi padre me dejó una carta. La leí antes de que llegaras — Ayudó a su novia a levantarse del suelo para colocarla a un lado de él.
— ¿Y que sucede? — Tomó sus manos entre las de ella, Jungkook depósito un beso en su dorso y prosiguió a hablar:
— Mi padre me dejaba en claro en la carta que debía tomar posición de las empresas y demás negocios. Dejó una gran herencia, será entregada en dos días por el abogado. Mi madre recibirá su parte y yo la mía. Pero eso no es el problema... —Soltó un suspiro y pasó su lengua por los labios repetidas veces. Farah lo miro con intriga para que procediera a hablar — Para tener en mis manos los negocios y empresas, debo casarme. Y no con cualquier persona, él específico que debía ser contigo, Farah. De hecho, decía que algunos negocios debía entregártelos a ti por ser mi esposa.
— ¿Que? — Exclamó Farah, totalmente desconcertada.
— Así lo declaro en la carta, no estoy mintiendo. Si gustas puedo mostrártela.
— Espera un momento. Eso quiere decir que vas a proponerme matrimonio, ¿no? — Susurró, Jeon asintió mirándole fijamente a sus ojos. Farah tragó saliva de los nervios pero a la vez sentía una emoción muy grande por dentro.
Aquellos dos se conocieron desde que eran unos bebés, exactamente con cinco años de edad. Desde entonces, sus familias los juntaban todo el tiempo para que jugaran y se diviertan entre sí, deseaban que algún día se casaran. Y el momento había llegado. Farah a la edad de diez años, a pesar de ser muy chica todavía, soñaba con tener una gran boda con Jungkook. Todo esto porque veía las películas de princesas que eran felices con sus hombres, y ella quería lo mismo. Desde entonces, mantuvo la idea de que debía casarse con Jungkook. Y él, no se quedaba atrás. Fue el primero en declararle su amor, de decirle que deseaba pasar el resto de su vida a su lado. ¿De verdad sería así?
— Pero tampoco puedo obligarte, si no lo quieres así, supongo que habrá otra alternativa.
— Si quiero, Jungkook — Le sonrió en grande mostrando su perfecta sonrisa que causaba un fuerte sentimiento en él. Era tan preciosa para sus ojos que no había otra chica que le llegara a los talones.
— Oh, amor. Al menos una noticia que me hace estar feliz — Beso sus gruesos labios, Farah solía decirle a su novio que no lo hiciera frente a su familia por que le daba un poco de vergüenza que los vieran. Pero al peli negro le daba igual y lo hacía cada que podía y en donde sea.
— Bueno, después hablamos sobre el tema. Iré con tu madre — Jungkook asintió y Farah se levantó para caminar hacía la señora Jeon, ahora se encontraba en el sofá con una taza entre sus manos que constantemente temblaba.
— Farah, preciosa. Que gusto es verte — Su voz estaba rota, la chica sintió sus ojos picar de ver a la madre de su novio de esa manera. Le tenía un cariño muy grande desde muy pequeña, como si fuera otra madre para ella.
— Lo siento tanto, Hye — La abrazo sintiendo su fragancia sumamente cara, aunque estuviera en malas condiciones, ella trataba de demostrar una sonrisa.
— Tranquila, cariño. ¿Jungkook te ha comentado sobre la carta que le dejó su padre? — Alzó la pequeña taza para beber un poco, suponía que se trataba de algún té para relajarse.
— Si, así es.
— Oh, ¿y que le has dicho?
— Hye, sabe que amo a Jungkook desde que soy una niña. Mi sueño siempre fue organizar una boda a su lado, me visualizaba en todo momento dándole el "Si" — Soltaron algunas risitas, Hye asintió y alejó la taza de sus manos.
— Él es bueno contigo, es impresionante la forma en la que cambio. Se que te tratara de lo mejor, será un matrimonio casi perfecto porque recuerda que también hay situaciones bajas. Pero eso no quiere decir que deban divorciarse.
— Lo entiendo, de verdad. Últimamente hemos estado envueltos en discusiones pero lo solucionamos rápidamente — Se encogió de hombros y la señora Jeon secó sus lágrimas con un pequeño pañuelo.
— Si, lo noté en Jungkook. No te preocupes, todo estará bien. Pronto estarán casados, podrán terminar sus profesiones y seguir con su vida. Se que aún están chicos para casarse pero pueden seguir disfrutando de la vida y los hijos pueden ser la última opción. Farah, yo quiero pedirte algo.
— Claro, dígame.
— Al parecer el asesino de mi esposo, era alguien cercano a Jungkook. ¡No lo sé! Pero dejaron una nota arriba del cuerpo. Decía algo de que debía cuidarse más y que estaba muy cerca. Así que, cariño, no andes por las calles sola o algo parecido, hablaré con tus padres para que te coloquen guardaespaldas así como también cuando vayas acompañada de Jungkook, comenzarán los días difíciles para todos nosotros.
——
El siguiente capítulo será enfocado en Taehyung.
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