Ocho
Farah prosiguió a tratar de salir de ese lugar pero ¿como lo haría? Si no había ni un alma cerca, la carretera se encontraba muy lejos. Y por supuesto que no le diría a cualquier amigo de Jungkook, sería su total perdición. Aquellos chicos eran demasiado tontos, siempre soltaban palabras burlonas contra ella y demás. La chica hizo resonar sus tacones a medida que daba un paso, detrás de ella su novio quien le decía que volviera. No podía creer que Jeon vendiera esas sustancias tóxicas, ¡no le hacía falta nada! No había excusas para que él se dedicara a dicho negocio. Farah sabía que no era solamente vender y listo, nada pasaba. Esto no es como las películas, podrían hacerle algo a ella o a Jungkook y eso le ponía nerviosa.
—Farah, deténte. No puedes irte así como así, esto es complicado de explicar...si tan solo te colocarás en mi lugar—Trotó un poco hacía ella y la tomó del brazo con cuidado para no lastimarla, él nunca le haría eso. Quedaron frente a frente. Farah desvió su mirada hacía cualquier otro lugar que no fueran los ojos de Jungkook, el lugar le causaba un poco temor debido a la oscuridad, que por cierto, le tenía mucha fobia. Solo habían tres personas fuera fumándose un cigarillo entre sí, la música estaba a todo volumen, parecía que en cualquier momento la casa explotaría. No mentiría al decir que no le gustaba venir a estos lugares, es decir, ella solía ir a bares donde las personas pues...se comportaban un poco mejor que las amistades de su novio. Eran del barrio bajo, no tenía problema alguno ni mucho menos los discriminaba, es solo que llegó al punto de hartarle este tipo de personas cuando a ella la burlaban. Cada vez que ella llegaba a un evento o demás con Jeon, le decían que era muy delicada, una total barbie de cristal y Jungkook no debería estar con ella.
—¿De que lugar hablas? No logró comprender el porque haces esto Jungkook. Tienes todo, mucho dinero que sueles gastar en cualquier lugar. ¿Cuál es el objetivo de meterte en asuntos peligrosos? ¿Acaso no piensas en mí?—Farah habló muy alterada, moviendo las manos para todos lados. Sintiendo sus ojos picar, Jeon revolvió un poco su cabello largo y empezó a juguetear con la perforación que adornaba en su labio.
—Farah, solo olvídate de esto. No echemos a perder un noviazgo de cuatro años—Trato de tomarla por la cintura pero ella forcejeó para que no la tocara. La chica miró los ojos de Jungkook, se percató de lo rojos que se encontraban, no, no estaba llorando. Se había drogado.
—Jungkook, esto es demasiado. No puedo estar tranquila contigo sabiendo que vendes eso, solo dime, ¿porque? ¿por qué entraste?
—Le debía un favor a un amigo, Farah. No podía hacer nada, te lo juro. Amor, lo que menos quiero es que te alejes de mí.
Por supuesto que Farah tampoco quería alejarse de su novio, lo amaba demasiado y esos cuatro años de relación le han costado mucho. Analizo cada movimiento de los músculos de su rostro, admiró lo precioso que es ante sus ojos. Jungkook, con tan solo veinte años, estaba lleno de tatuajes por muchas partes de su cuerpo, Farah amaba los que llevaba con él en su brazo derecho. Tiene un cuerpo que...wow, cualquiera queda loca por él al verlo. Piercings adornando su bello rostro y dos orejas por completo, a Farah le sorprendía el look de su novio, parecía todo un chico malo...y cliché. Oh, sin olvidar su cabello que parecía crecer con el paso de los minutos. En cuanto iba hablar, Jimin y Yoongi salieron del establecimiento con una botella de alcohol en sus manos y el cigarillo adornaba sus labios.
—¡Hey! ¿Que hacen? Dejen a un lado sus problemas absurdos. Farah, no te comportes como una niñita chiflada—Yoongi reclamó con un tono pesado en su voz, la chica lo miró mal y decidió ignorarlo como siempre lo hacía.
—Yoongi—Jungkook alzó su voz sin mirarlo, solo veía a su novia sin despegar la mirada de sus bellos ojos.
—Llévame a casa. Supongo que está conversación no llegará a nada y mucho menos se solucionará—Susurró su chica, empezó su caminar hacía el auto dejándolo atrás sin importarle la oscuridad. Solo quería irse de ese lugar y no ver a Jungkook. Deseaba acostarse en su cama y olvidarse de todo lo que había pasado, sentía un coraje horrible pero no podía hacer más. Su novio no se saldría de ese negocio.
—Recuerda que hoy te quedarás en mi departamento, tus padres no están en casa. Tu ropa está conmigo.
Farah lo recordó y se detuvo de golpe, no se dio la vuelta sólo miraba hacía el frente donde se encontraba el auto costoso de Jungkook.
—Bueno, espero que entonces me dejes sola. Lo necesito—Siguió caminado, las lágrimas ya habían resbalado por sus mejillas. Era un llanto algo...tranquilo pero a la vez sentía una impotencia por dentro. No podía irse a su departamento porque era donde estaba Taehyung, tampoco podía irse a casa debido a que la estaban arreglando un poco y era un total caos dentro, por eso debía estar con Jeon.
Jungkook trató de tomarla de la cintura antes de que entrara al auto pero Farah fue más rápida y entró. Su novio soltó un suspiro cansado y dio la vuelta para imitar su acción, se encontraba drogado pero eso no le impedía llevarla a casa. Probablemente regresaría o se iría a otro bar totalmente solo.
Antes de arrancar el auto, Jungkook busco la mano izquierda de la chica la cual se encontraba reposada en su muslo.
—Farah, últimamente hemos discutido demasiado. Esto no era así, nunca de esta forma. Ahora parece que cada día debemos tener una discusión, aunque sea pequeña pero...—Realizó una pausa, acariciando los nudillos de su chica, miraba su mano pálida luego llevaba su mirada a sus uñas acrílicas perfectamente hechas de un color rojo pasión, en sus dedos adornaban anillos que él mismo le ha regalado. Esperaba que en pocos años, el próximo fuera uno de compromiso.
La chica solo se dedicaba a sollozar por lo bajito, de verdad que Jungkook era el amor de su vida. Eso pensaba, creía que en pocos años se casaría con él, nunca se han separado y en todo ese tiempo, su amor solo se refuerza. Pero ahora, son solo discusiones.
—Creo que deberíamos darnos un tiempo, Jungkook.
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