Diecisiete
— No eres más que una basura, Kim Taehyung — Escupió Jungkook entre dientes, después de haber presenciado aquel accidente donde solo obtuvo un golpe en la cabeza que fue para nada grave, se dio el tiempo de buscar a Kim y enfrentarlo.
El viaje a México seguía en pie, solo un poco atrasado pero su deber era permanecer allá poco tiempo para los negocios que su querido padre había dejado a medias. Una furia le recorría por todo el cuerpo en cada momento que recordaba ser hermanastro de Kim Taehyung, nunca vago algo así por su mente, ni de loco. Pero agradecía que solo dejara poca herencia o de verdad las cosas se vendrían aún más peores de cómo lo están.
Descubrió que la madre de Taehyung era nada menos que la amante y eso ocasionaba más coraje en Jungkook, nunca pensó que su padre fuera de esa manera, poco hombre para su gusto o mejor dicho... ni siquiera se podía considerar como tal. Pero lo sospechaba, en algún punto llegó a hacerlo cuando el señor Jeon trataba de llevar a su hijo a las discotecas o reuniones donde abundaban las mujeres por todos lados y que también solía tener ese tipo de comportamientos nada adecuados con sus secretarías, pero Jungkook siempre ha tenido presente a Farah.
— Jungkook — Farah lo llamó en tono de advertencia para que no le hiciera algo a Taehyung quien se mostraba vulnerable ante la situación, con el dedo índice empujó sus gafas debido a que estas estaban a punto de caer al suelo.
— ¿Acaso crees que estarás con mi novia? O ¿que es lo que te hace pensar que es así? Porque Farah ama los regalos de lujo, nunca se vería viviendo en una pocilga como lo es tu casa — Sonrió con sorna pero después entre abrió sus labios fingiendo sorpresa — ¡Oh pero que es cierto! No tienes un hogar propio de ti, que lástima.
Carcajeó, Kim apretó sus labios y bajó un poco la mirada, quería soltarse a llorar como un niño pequeño pero no deseaba más humillaciones por parte de Jeon.
— Basta, Jungkook — Volvió a intervenir su novia, quien permanecía en pijama, la cual él mismo le había regalado y esta era demasiado reveladora. El mencionado soltó una risita y negando con la cabeza.
— No puedo creerlo, Farah. Me cuesta entenderte pero quiero que tú lo hagas conmigo, ponte en mis zapatos e imagínate la escena invertida. ¿Que harías si yo estuviera de esta manera con una chica? Desde hace mucho tiempo hubiéramos terminado, pero te amo y he tratado de soportarlo — Le reclama, con la mirada enganchada a ella, quien solo miraba fijamente al chico que se hacía llamar por su novio, no tenía idea de lo que eran después de que decidiera irse a México.
— Jungkook, estas confundiendo las cosas, soy amiga de Tae y trato de ayudarlo porque lo necesita, ¿o es que no recuerdas todas esas veces que ayudamos a las personas que no tienen la oportunidad de trabajo, comida y demás? — Se acercó a él tratando de tomar sus manos pero Jungkook retrocedió un paso.
— Por supuesto que lo recuerdo y lo hago de corazón, pero esto no es una simple ayuda, todo el tiempo parece que la única palabra qué hay en tu diccionario es "Taehyung". Él sabrá arreglárselas para conseguir el sustento y lo que necesite, no debes de darle todo como si fuera tu hijo — Negaba lentamente al mismo tiempo que su lengua jugaba con las paredes de sus mejillas. Farah se percató que su novio realmente estaba molesto pero quería que la entendiera, Taehyung no merece todo lo que suele sucederle.
— Jungkook, no.. noso... — Intervino Kim tartamudeando ante el temor de que Jeon lo golpeara o algo parecido.
— Tú cállate, no quiero escucharte — Lo empujó causando que sus gafas cayeron al suelo pero antes de que la chica hiciera algo, las pisoteó, había colocado su pie izquierdo donde calzaba unas preciosas botas tipo militar en color negro brillante. Farah se colocó en medio de los dos para evitar una futura pelea.
— ¿Que es lo que has hecho, Jeon Jungkook? — Exclamó furiosa y con el ceño fruncido, Kim miró los trozos en el suelo los cuales no tendrían ningún tipo de reparación. Ahora, ¿como trataría de mirar la pizarra?
Jungkook seguía manteniendo la mirada en el chico contrario que ahora se encontraba sollozando por lo bajo, era tan débil, tan... vulnerable que lo odiaba. Ni siquiera sabía muy bien el porque lo hacía pero le causaba un mal sentimiento al saber que por culpa de él, la pareja discutía cada que podía.
— Hey, no llores — Farah se acercó a Kim para secar sus lágrimas con la manga derecha de su pijama, Jungkook ladeó su cabeza causando un crujido en su cuello y por último adentro sus manos en los bolsillos delanteros de su chándal negro.
— Terminamos Farah, es todo. Comienza a olvidarte de quien fui en tu vida — Esas palabras le habían caído como un balde de agua fría a Farah, dejando caer sus brazos a los costados de su anatomía, sintiendo una opresión el pecho y tardando algunos segundos para darse vuelta, tratando de asimilar todo lo que Jeon había dicho.
No, no quería que la dejara. Eso sería como su fin.
Cuando por fin lo logró, Jungkook ya cruzaba la puerta del departamento y la cerraba con tantas fuerzas que las ventanas retumbaron un poco causando que Taehyung pegara un brinco del susto. Farah le gritó a Jungkook pero este no le haría caso, estaba harto de sentirse el plato de segunda mesa cuando claramente debía ser el primero.
— ¡Jeon Jungkook! — Gritó con todas sus fuerzas sin importar armar un escándalo o que los vecinos comenzaran a enterarse de la gran discusión que se avecinaba por parte de aquellos dos. Todos en Corea del Sur estaban enterados de su relación, ante algunos adolescentes era sus ejemplos a seguir por amarse y respetarse tanto, porque así era su relación, hasta que Taehyung se entrometió. Según las palabras de Jeon.
El chico siguió caminado a paso seguro y molesto, su cabello se movía por todos lados debido al aire frío, los pendientes que siempre portaba en color plata sonaban unos tras otros y por último, se adentró con la intención de ignorar por completo a Farah pero la chica se colocó frente al auto y golpeó el cofre por lo menos unas cinco veces gritándole que bajara.
Jungkook relajó su cuerpo, sacó un cigarillo de la guantera, con manos temblorosas logró encenderlo y llevarlo a sus delgados labios para darle una buena calada. Salió del auto, enfrentando a Farah, le dolía verla de esa manera, como si estuviera rota. Sus lagrimas caían y caían por las mejillas rosadas que Jungkook amaba besar.
Pero él ya no soportaba más.
— Jungkook, por favor, no me hagas esto — Suplicó, pasando sus manos por el pecho del chico mientras que este solo la miraba desde arriba debido a la diferencia de altura.
Jeon no respondía, solo fumaba su cigarrillo, era todo. Mientras que Farah solo se dedicaba a sollozar, trató de besarlo pero este la desvío, causándole un dolor en el pecho. Él nunca le haría algo así, por supuesto que no, pero esta vez Jungkook estaba harto de la situación, ver a su novia pegada como un chicle con otro chico no le agradaba.
— Si yo estuviera en tu lugar, puedo jurar que desde la primera vez que has notado un comportamiento diferente con esa chica, me hubieras terminado y nunca más volveríamos a vernos. ¿O es que estoy equivocado? Porque te recuerdo que nunca te he sido infiel Farah, te he respetado como debe ser, te trato como te lo mereces ¿O en eso estoy fallando? ¿No te gusta como te trato?
— No es eso, Jungkook, en realidad no es nada pero... — Soltó un suspiro, echando su cabello rubio hacía atrás, remojo sus labios miró al chico que más ha amado y probablemente amara. Se le estaba yendo de su lado y no podía permitir aquello.
— Terminamos, es mi última palabra.
— ¡Jungkook, no, por favor! — Gritó, volvió a acercarse para colocar sus manos en el pecho de su novio y tratar de que la mirara pero la mirada de Jeon estaba colocada en algún otro punto de la calle. Lanzó el cigarillo al suelo y lo aplastó como pudo, tomó las manos de Farah y las colocó a cada lado de su anatomía para darse la vuelta e irse — ¡Jungkook!
Corrió hacía él y lo abrazó por la espalda susurrando una y otra vez que la perdonara pero de verdad Jeon debía irse, si o si.
— Farah, no dependas de mí, sabes valerte por si sola. Me iré a México por una semana, sera rápido, aprovecha estos días para que me des una respuesta — La tomó de la cintura con su mano izquierda mientras que la restante acariciaba su mentón.
— ¿Que... respuesta? — Susurró bajito, sus ojos ardían un poco pero le prestó atención.
— Si seguiremos juntos o no, de no ser así, romperemos cualquier lazo. Y si es un si, nos casaremos cuando tú gustes. Pero entiende que esto depende de nuestro futuro, no es un juego, piénsalo bien. Yo no debo hacerlo porque estoy decidido en casarme contigo desde que tengo dieciséis años.
— Si quiero estar contigo, Jungkook. No quiero que me dejes — Acarició su cabello con delicadeza, Jeon al sentir su suave tacto cerró sus ojos aprovechando el momento.
— Piénsalo, Farah, no tomes esta decisión tan rápidamente — Abrió sus ojos para mirla fijamente, de cerca, a tan sólo pocos centímetros y aunque ha estado con ella por muchos años, aún sentía que su corazón se salía cada vez que estaba cerca de él.
Entonces ella entendió, debía dejar todo atrás por Jungkook, era lo que más quería en su vida. La única persona que ha estado para ella en todo momento y que la entendía. Lo amaba demasiado que no se veía en el futuro sin él a su lado.
Debía comenzar a valorarlo por que si tardaba demasiado en hacerlo, otra chica podría llegar a su vida y sería lo peor que pudiera pasar. En especial aquella que es de su círculo de amigos, Farah sabía perfectamente de los sentimientos que tenía hacía su novio, de hecho, se los confesó a Jeon pero por supuesto que él no los aceptó, Farah siempre estaba en su mente.
Por lo cual, la chica tomó un cierto coraje a Farah, lo cual le parecía ridiculo, sin embargo... prefería ignorarla, así evitaba problemas.
Pero... la chica era un dolor de cabeza.
— Son Farah, la muñequita de cristal — Una voz burlona y tan chillona para su gusto, se escuchó detrás de ella. La mencionada se dio la vuelta para encararla, frente a ella se encontraba Hyemin portando un elegante vestuario de falda que era obligatorio por parte de aquella marca, lo cual era demasiado extraño verla de esa manera pues todo el tiempo ha utilizado ropa holgada y de color negro, también agregando su rostro que deseaba no verlo ni siquiera en pintura.
Y es que Hyemin, era tan insistente, parecía no tener dignidad ni mucho menos respetar una relación. Aún recuerda como en una de las tantas fiestas que acudió gracias a Jungkook, se le restregaba como si ella estuviera pintada. Ah, era un dolor de cabeza para Farah.
— Hyemin — Mencionó tratando de disimular su desagrado por verla. Volvió a depositar el bolso Chanel en la repisa donde se encontrabas anteriormente. La otra chica la miró con asco, como si estuviera frente a la comida que más le desagrada o algún vomito.
— ¿Que haces aquí? — Se cruzó de brazos y acercándose un poco más a Farah tratando de intimidarla, pero esta retrocedió un paso cuando se había pasado del límite. No le tenía miedo, así que actuaba contra ella, también respondería.
— Es un lugar público Hyemin, suelo venir a comprar a este lugar todo el tiempo — Dijo, acomodando el asa de su bolso en su hombro cuando sintió que estaba por resbalarse por su brazo.
— Vete, hay muchas más tiendas de Chanel en todo Seúl, no quiero verte por aquí — Escupió con rabia, Farah comenzó a reír por lo bajo sin poder creer la tontería que acaba de decir la chica.
— No eres la jefa ni nada parecido, si a mí se me antoja venir aquí, lo hago y listo. No debe importarte, ademas, nunca salgo de esta tienda con las manos vacías. Lo importante son las ventas, así que deberías comenzar a tratar de ser una mejor empleada.
— Cállate, no quieras venir a presumirme que derrochas dinero. Lastimosamente no todas salimos como tú, nunca tengo dinero para comprar algo que realmente me guste y tú lo gastas en bolsas de miles de dólares, departamentos en millones, ropa y demás. Eres una egoísta, ni siquiera piensas en Jungkook — Habló entre dientes, mirando a Farah con odio, como si ella tuviera toda la culpa de tener un buen estatus social.
Hyemin estaba tan cegada por el odio y la envidia, ella decía que estaba a nada de poder lograrlo todo con Jungkook cuando Farah se hizo presente en sus vidas y todo se fue abajo. Tal vez por un momento pensó que realmente Jeon no se fijaría en la chica debido a que se veía como una barbie de cristal, y aunque fue así, el chico terminó picado por ella.
Aquello era lo que más le hervía la sangre a Hyemin. Era un total ridícula que solo perdía su dignidad.
— ¿Pero de que hablas? Dios mío, ni siquiera comencé a hablar si tengo dinero o no, mi mucho menos de Jungkook. No tengo culpa de que vivas así, puedes superarte pero a este paso, supongo que no será así. Es mejor que comiences a hacerte la idea de que Jeon no será para ti, ni siquiera sé si también lo es para mí, pero deja a un lado el odio que me tienes porque no te llevara a ningún lado — Volvió a tomar el bolso Chanel en color blanco y se lo extendió a la chica para que esta lo cobrara.
— Jungkook no será para ti, eso es obvio, Farah — Dijo en tono duro, mordiendo su labio inferior y con una pizca de burla. Segundos después, tomó el bolso y se dio la vuelta.
— Jeon Jungkook será mi esposo dentro de muy poco, te guste o no, Hyemin. No seas inmadura, busca a otro hombre que de verdad te quiera o te trate como te guste. — Lo había dicho totalmente decidida, la otra chica soltó una risita y negó con la cabeza pero no dijo algo más o eso creyó Farah.
— Te durará poco el gusto, querida Farah — Susurró.
[...]
Ya se viene el capítulo que le dará vuelta a la historia por completo
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