Anoche mi insomnio domino en mí ser, y me mantuvo erguido, escuchando atentamente el caos natural que se libraba en el exterior de mi hogar;

Las leves y constantes gotas de agua que caían en picada hacia mi tejado, representando el poder de la lluvia, como anunciando la llegada de esta, dejando un eco en mis oídos.

Me aterraba, me desesperaba...

Al cesar la lluvia, el silencio se apodero de mi morada y la oscuridad se esparció ante mis ojos,

Reclamando lo que ya era suyo, como si la lluvia la hubiera despertado...

Su himno extenso y natural, compuesto de gotas de agua que inocentes caen sin saber el por qué.

El viento resopla con furia, suspiros de cólera que trasciende desde el comienzo del pasado,

Y este recoge las gotas de agua que aún no han caído y las empuja hacia las ventanas, estas suenan y hacen eco en el interior, como si los espectros del pasado que viajan con el viento quisieran entrar y formar parte del presente...

Y de la oscuridad del cielo, resplandecen las hermosas líneas brillantes del trueno, e impone su aparición causando un estruendoso ruido, y, como una estrella fugaz que se toma el tiempo de despedirse, desaparece y muere entre las nubes.

Huyen despavoridos los espectros con el viento que esconde su ira entre las malezas extensas del bosque,

La oscuridad mantiene su presencia,

El silencio esconde su esencia,

Mi insomnio se desvanece,

Y con miedo descanso mis ojos.

Aun así no dormí esa noche.