Y así fue que mis ojos marcaron el final de algo que ni siquiera tuvo comienzo,

Y de suspiros que dieron a lugar a esperanzas y expectativas que ya habían muerto...

De ellas solo quedan lamentos,

Tristes palabras que susurro sin pensar;

Pensamientos extensos que no me atrevo a mencionar, si quiera al encontrarme en soledad.

Pues me da miedo que vuelvas a mí y me atormentes cual fantasma,

Cual espectro insaciable y famélico de amor, que disfruta la tortura de mi pusilánime corazón;

Y este palpita sin recordar, sin amar, pues su única tarea es darme vida y quitármela al acercarse el final.

Y es un misterio cuando cesara, pues como un asesino no se sabrá cuando aparecerá.

Y tu fantasma caprichoso retorna,

Y vuelven el roce de tus dedos con el viento...

Y tus caricias que se hicieron eternas en mis pensamientos.