La Osada Ignorancia de una Esclavista:
¡Que osada eres, y que impertinentes has llegado a ser, al postrarte ante mis pies y suplicar mi retorno, cuando sabes que volver hacia ti, seria cambiar los roles que protagonizamos en este momento!
Dejándome postrado ante tus pies, y no por suplica de mi parte, sino más bien por simple capricho de tus deseos.
¡A de ser que te satisface estar por encima de los demás!
Como si fuese tu esclavo,
Sumiso ante tu voluntad,
Un pusilánime al que se le revoco cualquier derecho alguno de protestar.
Pero, así como los tiempos de esclavitud, esos momentos terminaron.
De ellos solo quedan fragmentos repartidos en recuerdos que poco a poco, indignados por su propia existencia, abandonan por si solos mi mente y se lanzan al olvido.
En ti aún podrán vivir aquellos momentos, como bastardos dentro de tu consciencia,
Pero en mi, ya no hay nada,
Tus palabras ya no pueden lastimarme y oír tu nombre ya no causa nada en mi.
Me rehusó a volver a ser preso de tus deseos,
Esclavo de tus caprichos,
Encerrado en lo que tú has llamado amor
Y yo, ignorancia.
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