El Poema de Satán:

Vivo de la luz que entra de entre las rocas por ser un ser de oscuridad, y me veo a mi mismo como una sombra incapaz de verse en la más apaciguada agua e incapaz de verse,

Oh, nunca jamás.

Vivo de luces inexistentes que se asoman como estrellas curiosas por donde ni siquiera mis ojos se atreven a mirar; vivo de luces y de aromas que no existen; que no llegaré a ver, que no llegaré a oler,

Oh, nunca jamás.

Me reprimo como el sentimental a la vuelta de la esquina, amando a quién no lo ve, por ser lo que no quiero ser: siendo ser de oscuridad, mirando la luz asomarse de entre las rocas, como el amor que no puedo tener,

Oh, nunca jamás,

Y soy uno con mi propia tristeza, como aquel demonio extrañando sus alas brillantes y sus días de volar libremente por el cielo, como un ave que solo respira felicidad al volar por los lugares donde el viento no ha de soplar,

Siendo mis quejidos el umbral que viste mi ruptura y mis lágrimas la fuente donde nadie bebe y dónde nadie se acerca a tomar, como una iglesia que proclamaba ser hogar de luz divina y ahora es tomada por el resurgimiento de una lúgubre y testaruda oscuridad;

Donde nadie viene y nadie vendrá,

Oh, nunca jamás.

Sonrió por ser lo que otros temen y lloró amargamente al escuchar los pasos de los que vienen a mi, e imploró por qué mi exilio no atraiga a los que gozan de la libertad que yo no; que regresen, suplico, que regresen y no vuelvan más,

Oh, nunca jamás.

Y rezo en silencio para que mi encierro sea más que eterno y para que la luz distraiga a los que persiguen mi oscuridad:

Pues me hice de ella y ella me hace a mi, siendo el amor que nunca tuve, y la luz el amor que jamás tendré, por ser satán, el ángel que desea seguir cayendo para no surgir,

Oh, nunca jamás.

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