Levy salió del cuarto del baño y encontró a Natsu esperando de brazos cruzados.

—Na-Natsu, ¿qué haces despierto?—pregunto ella asustada.

—Puedo decir lo que ha pasado, no estás embarazada—contesto este.

—¿Eh?, ¿cómo lo sabes?—pregunto ella impresionada porque lo adivinase.

—Los dragon slayer pueden notar el olor de un dragón, en estos casos los de sus hijos. Si estuvieras embarazada, por muy pequeño que fuera el feto, podría sentirlo—lo explico de una manera tan madura y varonil, que no ser por esa molestia estomacal, se habría abalanzado sobre él.

—Ya veo, si, lo has adivinado—dijo mostrando el test.

Aunque no podía negar que se sentía aliviada, no es que no quisiera tener hijos, pero ahora mismo prefería disfrutar un poco más de la vida antes de formar una familia. Se hizo un pequeño té y eso le relajo el cuerpo.

A la mañana siguiente, la peliazul ya se encontraba mucho mejor así que pidió a su chico de dar una vuelta por la ciudad para disfrutar del maravilloso día que hacia. Toda la semana ha llovido por lo que ahora era la oportunidad perfecta para salir.

—Me encanta este tiempo—dijo la joven mientras iba de un puesto a otro.

Él observaba todo con una sonrisa, era la primera vez en la vida que algo así le sucedía, suponía que aquello era lo que llaman amor. Y tenía la fortuna de estar con ella.

—Mira Natsu—llamo esta con una sonrisa.

El joven la acompaño a todos lados que ella pidió. Todo era bonito, hasta que se cruzaron con alguien a quien no esperaban ver.

—Gajeel—dijo ella despacio.

—Levy...Salamander—dijo en el mismo tono.

Ambos se miraron y acercaron unos pocos metros ante la mirada de la maga que no sabía que decir.

—¿Podemos hablar?—pregunto el dragon slayer del metal señalando un lugar apartado.

—Claro, ahora vuelvo Levy—le ordeno quedarse ahí.

Ya en el lugar, el joven de pelo negro se apoyo en una farola mientras cruzaba sus brazos antes de charlar con su compañero de gremio.

—Así que estás con ella...¿no?—pregunto.

—Lo has acertado...

—Tiene tu olor, es normal que pueda saberlo—dijo serio.

—¿Te parece mal?—pregunto mientras una gota de sudor recorría su cara.

Probablemente sería así y comenzaría una pelea, pero a diferencia de otras, aquí tendría que ir con todo para apaciguar la ira de este.

—En absoluto—comento para su sorpresa—Levy y yo dejamos las cosas claras. Puede que ahora si volviera lo resolvería de otro modo, pero no estoy enfadado, sino sorprendido.

—¿Sorprendido?.

—Si, de que tengas novia ya que eres un zoquete que no pensaba en el amor—aquello lo hizo caer al suelo.

—¡Oye!—se levanto para golpearle cuando vio que le extendió la mano.

—Cuida bien de Levy—pidió con una sonrisa.

—Por supuesto—la estrecho de hombre a hombre.

(Porque es lo que un hombre hace).

—Por cierto, toma—le dio dos entradas para su concierto dentro de dos días.

—Gracias, iremos encantados.

Levy acudió cuando se alejo este.

—¿Qué ha pasado?—pregunto angustiada.

—Todo esta bien—respondió con una sonrisa.

—Ya veo, volvamos—dijo mientras caminaba de nuevo hasta el mercado.

Al hacerlo, Natsu miraba que puesto cotillear. Ella al volver la vista atrás vio que Gajeel les miraba de lejos.

Este alzo su cabeza, esbozo una sonrisa y levanto su dedo pulgar.

—Gracias...Gajeel—pensó devolviendo la sonrisa.

Atrás quedaban esos momentos, pero siempre ocuparían un lugar en su memoria, ahora eran amigos pero siempre serían familia, como todos los miembros de Fairy Tail.

Continuara...