7-Iniciativa
—Levy, Levy...¡Levy!—ella abrió los ojos y se vio tumbada en el sofá.
—¿Qué ha pasado?—pregunto incorporándose.
—Te has caído sobre mi y te has golpeado fuerte la cabeza, me has asustado—contesto mientras le daba una botella de agua.
Había sido un sueño que estaba cerca de sus labios.
—¿He soñado que le besaba?—se llevo su mano a la boca roja como un tomate.
—¿Te encuentras mejor?—estaba muy cerca.
—¡Si!—dijo apartando al mago para ir al baño a lavarse la cara.
Cuando regreso, pudo ver que aún era de noche y que llovía bastante fuerte.
—Bueno, voy a dormir, si necesitas algo ya sabes—dijo yendo al sofá para dormir.
—¡Espera!.
—¿Qué ocurre?.
—¿Por qué no duermes mejor en la cama?, hay sitio de sobra y estarás más cómodo—propuso algo tímida.
—Mmmm, Lucy nunca deja que duerma con ella.
—Yo si te dejo, ven—seguido Natsu, fue caminando, con el corazón acelerado por lo que acababa de hacer.
Mientras tanto, en su mente había dos Levy.
—¡Levy idiota!, ¿qué haces?—decía la que iba de ángel.
—Levy, bien hecho, remata la faena—propuso la otra vestida de demonio.
Ella abrió la cama, pero antes le pidió a este que se diera la vuelta, que tenía que cambiarse de ropa. Él no entendía el porque pero hizo caso. Con los nervios a flor de piel pudo colocarse la camisa y los pantalones.
—Ya esta.
—No sé para que tanto remilgo, si ya te he visto desnuda—contesto con el tono habitual.
—¡Idiota!—empezó a golpear con sus puños en el pecho de este como una niña pequeña. El mago no recibía daño ya que era como un juego.
Ambos se tumbaron y mientras Natsu sentía que el sueño le vencería pronto, la peliazul no podía decir lo mismo.
—No puedo dormir—se quejo ella.
—¿Y eso?—pregunto este.
—No lo sé—mintió.
Natsu se colocó cerca suya para mirarla a los ojos entre la poca luz que había.
—¿Puedo hacer algo al respecto?—pregunto directamente.
—¿Algo?—susurro ella.
Como de costumbre, su mente le mandaba imágenes de todo tipo, de abrazo hasta lo más pervertido. Ella agradecía el estar a oscuras ya que tenía un rubor demasiado rojo para ocultarlo.
—¿Podrías...darme un beso?—señalo su mejilla.
Él se encogió de hombros, se acerco y lo hizo.
—Aquí—señalo su otra mejilla y repitió el acto.
La maga suspiraba.
—¿Ocurre algo?, ¿he hecho algo mal?—Levy negó con la cabeza.
—No, yo...—volvió a suspirar.
—¿Qué te ocurre?—se cruzo de brazos al no entender nada.
Ella se acercó a su pecho y le dio unos cuantos besos, era como si alguien la controlase, no se sentía ella misma, pero tampoco le disgustaba.
—Natsu—acaricio su pecho tan suavemente que el mago se sentía extraño, era una sensación parecida a las cosquillas, pero había algo mas.
—Levy, me siento raro—dijo rascando su nuca.
—Es normal...pero...¿te disgusa?—él negó enseguida—yo...yo me ocupo—y le rodeo con los brazos.
Fue en ese momento que ambos se fundieron en un cálido abrazo seguido de un gran beso. Obviamente fue ella quien llevaba la iniciativa, aquel beso era tan sumamente bueno que siguió besando a este con gran pasión.
—Levy...yo—no le dejo continuar ya que le beso un par de veces mas mientras dibujaba en su cara una gran sonrisa.
Esa noche fue de besos y caricias, nada más. La peliazul no quería apresurarse, pero le encantaba estar con él, se atrevió a llevar la iniciativa...y no se arrepintió.
—Natsu—susurro mirando a este dormir cuando ya amaneció.
Estaba delante del hombre que la haría feliz, alguien que nunca llego a pensar que sería el indicado.
Continuara..
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