4
Había pasado tres días en los que iba y venía de la casa del árbol con platos de comida que siempre regresaban limpios, de tours a escondidas del castillo como esa noche. Ahora le miraba caminar por la inmensa biblioteca jugueteando con los objetos que su abuelo coleccionaba, era más museo que nada. El único lugar al que su padre no se acercaba ni por equivocación.
Luffy saltó a la escalera corrediza haciendo que las pequeñas llantas le transportan de izquierda a derecha entre risas hasta llegar a Phoebe, sentada en el escalón de la entrada junto a la puerta.
—Este lugar es increíble—dijo bajando y poniendo las manos en su cintura admirando la amplia sala cuya chimenea enfrente de ambos a la distancia brindaba calidez y luz—¿cómo es que tu papá nunca viene aquí?
—Sospecho que es alérgico a los libros.
—Tendría sentido—le dio la razón mirándola en el piso por un momento antes de que su atención fuera robada por una escultura en particular—oye, ¿y esto qué es?
Phoebe le siguió hasta la repisa donde un pequeño ángel de lo que parecía cerámica descansaba. Poseía dos antenas y un par de alas también. Un particular diseño sin duda alguna.
—Un ángel, mi tío lo trajo de su viaje—se detuvo a su lado—es de una isla a la que pocos han ido o al menos eso dice su bitácora.
—¿Y estás segura que no era un pirata? Eso suena a historia pirata.
—Era un explorador. Él...—se cortó a si misma tras aquella sugerencia. Más sacudió la cabeza sacando dichos pensamientos—exploraba y me enviaba sus escritos y recuerdos.
—Bueno, si tú lo dices—se encogió de hombros pasándole de largo a otro estante.
La de cabello negro le miraba pasearse mientras sentía el calor del fuego cerca suyo pero también la brisa fría del viento que se colaba por el balcón abierto y movía las cortinas de vez en vez. Sabía que tardaría un buen rato curioseando por lo que a su paso se dirigió a dicha parte para observar la luna llena recargada en el marco de la puerta. Cruzada de brazos y en pijama soltó un suspiro ante el cielo estrellado.
—Luna llena—la voz de Luffy muy cerca de su oído le tomó por sorpresa—¿crees que algún hombre lobo ande por allí?
Tras decir su pensamiento en voz alta cruzó el balcón hasta llegar al borde donde se paró sin dificultad observando el paisaje: campos verdes, árboles cuyas hojas bailaban con el aire, estrellas brillando sobre el mar.
—Nunca he visto uno. ¿Tú si?—le siguió hasta el borde pero a diferencia suya, se limitó a recargar los brazos y ver lo mismo que él.
—De pequeño. O probablemente era un lobo normal, quién sabe—entonces se sentó con los pies colgando a la altura de tres pisos del castillo. Miró a Phoebe y dio dos palmadas a su lado en el frío cemento con una sonrisa. Ella vio el lugar y luego la altura—no te vas a caer si eso es lo que piensas. No te dejaría.
Quizá era la luna llena, quizá era la soledad que habitaba en ella desde pequeña pero decidió confiar en Luffy. Con las manos temblorosas se impulsó para subir a la pequeña barda, miró hacia abajo de nuevo mientras bajaba lentamente los pies sintiendo esos nervios recorrerle.
—No mires abajo, el cielo luce mejor.
Pasando saliva de los nervios le hizo caso. Estaba despejado y había un lindo reflejo por parte de la luna tan blanca en el mar y ni hablar de las estrellas acompañándola. Luffy cambió su atención an ella con los ojos entrecerrados luego al cielo y de nuevo a su cara.
—Hm. Qué curioso...—Phoebe ladeó la cabeza confundida—pareciera como si tuvieras un mapa de las estrellas en el rostro.
No sabía exactamente a qué se refería por lo que casi por instinto se llevó las manos a dicha zona y entonces lo entendió. Se refería a las pecas dibujadas por herencia bajo sus ojos. Todos en su familia materna —la realeza— poseían pecas de distintas maneras en sus cuerpos pero ni una de esas formas se asemejaba a la de Phoebe y es que Luffy tenía razón, el patrón de las diminutas manchas era igual a la constelación que siempre acompañaba a la luna.
—Me gusta—añadió como si nada antes de volver a perderse en el paisaje con sus pies columpiándose.
La princesa de Cratera se quedó sin palabras.
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