18



         —Es más pequeño de lo que recordaba—dijo Luffy deteniéndose bajo la ventana de Phoebe aún ambos en el patio—eso me da una idea.


Phoebe le miró ladeando la cabeza sin terminar de entenderlo. Entonces él retrocedió un par de pasos observando la ventana abierta y sus cortinas moverse lentamente con el aire. La tomó por la cintura atrayéndola hacia él, sorprendiéndola ante la acción.


—Agárrate fuerte.


—¿Para?...—y lo supo.


También supo que no le cambiaría de opinión así que le sostuvo con fuerza del cuello y cerró los ojos. Solo pudo sentir esa sensación de vacío en su estómago y el aire contra su rostro. Ni siquiera supo en qué momento sus piernas terminaron enredadas en Luffy.


—Tu cuarto es gigante.


Abrió un ojo lentamente y luego el otro. Ya estaban dentro. Bajó una pierna y luego la otra. Después misma acción con sus brazos. Soltó un suspiro sosteniéndose del borde de la cama. Las alturas no eran lo suyo y menos ser catapultada desde el suelo sin previo aviso más que un "agárrate fuerte".


Luffy se lanzó a la cama rebotando ligeramente contra el colchón, hundiéndose en la suavidad de las sábanas blancas. Phoebe aprovechó para tomar una mochila y comenzar a llevar lo indispensable adentrándose a su clóset.


—¿Qué tipo de ropa debería llevar? ¿Hará mucho calor?—preguntó suficientemente alto para que le escuchase—¿Crees que deba llevar un abrigo o un impermeable? ¿Llueve en el mar? ¿NIEVA EN EL MAR?


Los pies colgantes de Luffy se movían de manera juguetona al estar en la orilla de la gran cama, miraba el cielo nocturno pintado en el techo y parte alta de las paredes. Soltó una risita ante sus preguntas manteniendo las manos estiradas a sus lados.


—Lleva uno de todo si eso te hace sentir cómoda.


Se asomó por la puerta del armario —que más bien era otro cuarto pequeño que le servía de vestidor también— con una expresión en específico. Una especie de puchero y ojos fulminantes.


—Eso no ayuda.


—Es que Bee, ¡es el mar! Nada está asegurado. Mucho menos el clima. Pero eso es lo mejor de todo ¿no crees? Nunca sabes qué es lo que sigue.


El semblante de Phoebe se relajó al escucharle hablar de aquella manera. Volvió a desaparecer en su armario para hacer justo lo que dijo, llevar comodidad y uno que otro indispensable. Moviendo la ropa colgada pudo distinguir una tela en específico, dibujándole una sonrisa emocionada.


Dos minutos después salió de una vez por todas lanzando la mochila a la cama junto a Luffy. Él se levantó recargando su peso en los codos para mirarle.


—Pareces una princesa—dijo totalmente atontado, observándole lentamente.


—Lu, soy una princesa—respondió con una suave risa y mejillas rojizas acercándose a él. Princesa no era más que un título hasta que lo escuchó de sus labios—¿me ayudas?


Asintió sentándose en la cama de una, Phoebe necesitaba ayuda con el corset del vestido. Ese mismo que ambos daban por perdido pero que de alguna manera había aparecido arreglado y limpio entre sus cosas. Luffy comenzó a ajustarlo con un rostro de concentración y mucho cuidado para terminar haciendo un moño. Se dio media vuelta para verlo a los ojos.


—Nadie va a creerte que eres un pirata luciendo así—habló pasando sus dedos por el cabello negro que caía por su hombro.


—¿Eso es un halago o un insulto?


—Los dos.


Phoebe enarcó una ceja sin poder evitar reír ante la interacción. Entonces la puerta a espaldas de Luffy se abrió; sus reflejos le hicieron tirarse al suelo para que la cama le cubriera. Se metería debajo si fuese necesario. Mientras tanto ella se quedó quieta, hasta reparó su postura.


—Regresaste rápido—dijo la reina aún con la mano en la perilla. Observó el cuarto—¿y Jacob? Escuché que hablabas con alguien.


—¿Quién? ¡Ah si! Uh, quiso quedarse un poco más para observar la flora y fauna de la isla—le restó importancia encogiéndose de hombros—ya sabes que es bien rarito.


—Si...—su mirada se detuvo en el vestido—tu padre mandó que lo quemaran pero era demasiado bonito para que yo lo permitiera. Lo arreglé también.


—¿De verdad? Muchas gracias—pasó sus manos por la tela blanca alisándola.


La reina sonrió. Y lo hizo aún más al notar el borde de un sombrero de paja por sobre el límite del colchón. Sin decir nada volvió a cerrar la puerta dejándola sola.


—¡Uff! Estuvo cerca—dijo Luffy parándose de un brinco.


Phoebe asintió suspirando. Su atención se dirigió a la mesa de noche detrás de él. Eso era lo único que le faltaba: la libreta de dibujos y escritos. El libro de su tío y desde luego la fotografía con él que descansaba dentro de un marco.


—¿Es él?—ella asintió con una pequeña sonrisa tomando las cosas en sus manos—luce como alguien muy asombroso.


—Lo es—sacó la foto del marco de madera para observarla por un momento antes de meterla al libro y eso a la mochila—bueno, creo que ya es todo.


Luffy sonrió ampliamente tomando su ligero equipaje para colgarlo sobre su hombro.


—El Going Merry nos espera.

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