Capítulo 23: Admiración

No podía dormirse debido a los nervios, en cambio, Dabi sí lo había conseguido. Mirando los rayos de sol que empezaban a colarse por la ventana, Shoto se quedó absorto con la mirada fija en ella. Luka tenía cuatro años, casi cinco. ¿Cómo podían explicarle que él era su padre? Ni siquiera estaba seguro de que el niño pudiera comprender bien la situación. Decirle la verdad... a Shoto le aterraba así que no quiso imaginar por lo que pasaba Dabi entonces. Él también debía estar asustado por la reacción del pequeño.

— ¿Es que no estás cansado?

La pregunta de Dabi hizo que se girase a mirarle. Shoto sonrió sutilmente. Claro que estaba cansado, agotado más bien, pero la idea de tener que confesar aquella verdad a Luka le impedía conciliar el sueño.

Al mirar a Dabi, Shoto se percató de la sutil sonrisa en sus labios pese a que éste no había abierto ni los ojos. Seguía intentando dormir.

— Sí, sí lo estoy pero...

— No te preocupes. Se lo confesaré hoy todo en cuanto pueda, así luego podrás dormir, si es eso lo que te preocupa tanto como para quitarte el sueño.

— ¿Crees que se lo tomará bien?

— Espero que sí. Te admira mucho, eres su héroe favorito así que espero que se alegre de saber que tú eres su padre. Me preocupa bastante más el que no propague la noticia por ahí o si no... tu reputación caería en picado aunque...

Dabi parecía estar pensando en algo. Abrió los ojos y por primera vez en esa mañana, miró al chico del que una vez se enamoró y del que seguía enamorado. Por Shoto él habría hecho lo que fuera y aunque lo que iba a decir le dolía en el alma, era una solución.

— Quizá... nadie te juzgaría si tuvieras un hijo pero... tendrías que ocultar que es mío.

— No pienso hacer algo así.

— Es la única forma que veo para que él pueda vivir en la sociedad sin ser mal visto y tú puedas seguir siendo un héroe. Nadie te culparía por ser padre soltero. Puede que se preguntasen quién es la madre pero... si no se investiga del tema, al final la gente simplemente tendría sus hipótesis sin confirmar y se quedaría simplemente en que eres padre soltero.

— Luka es nuestro hijo – dijo Shoto contundentemente – yo jamás lo apartaría de ti ni te escondería, no pienso dejar que no veas a tu hijo sólo por mi reputación.

Dabi sonrió. Su hermanito era cabezón pero reconocía que tenía un corazón enorme. Cualquier otro, quizá, habría aceptado esa oferta gustosamente, pero él... no, Shoto prefería meterse en mil problemas antes que apartar a un niño de su "madre".

— Eres muy cabezón.

— Puede ser, pero ambos tenemos derecho a estar a su lado.

— Si me descubren, me encarcelarán. Sigo siendo un villano y, por tanto, si fuera a la cárcel, no podría ver a Luka y lo sabes.

— Aunque fuera así, pese a que fueras a la cárcel, yo tendría su tutela y podría llevarle a que le vieras, incluso cuando salieras tras cumplir tu condena, estaríamos aquí. Tendrías el derecho a estar con tu hijo.

— Si es que hay una condena que cumplir. Puede que me pudriera en la cárcel y jamás saliera. Fuera como fuera, yo jamás seré aceptado en la sociedad. Luka estaría mejor a tu lado sin que nadie supiera de mí.

— Pero yo no voy a permitirlo – susurró Shoto – nadie va a quitarte el derecho de estar con tu hijo mientras yo esté aquí. Y... tampoco quiero que tú me quites ese derecho.

— No lo haré. Te he prometido que hablaré con él. Por los papeles no tienes que preocuparte, en el registro tiene tu apellido y figuras como el padre. Aunque me costó bastante que no se hablara de esos documentos y los escondieran.

— ¿Sobornaste o chantajeaste? – preguntó esta vez Shoto por curiosidad. A saber qué había hecho Dabi para ocultar los documentos oficiales del ministerio.

— En realidad... le amenacé – dijo con una ligera sonrisa – y parece que ha surtido efecto porque nadie ha revisado nunca nada acerca de su documentación.

— Tampoco es que lo hayas matriculado en colegios, ni lo has llevado a hospitales oficiales, ¿no? Seguramente verías a médicos ilegales.

Dabi no respondió, pero Shoto sabía que era exactamente eso lo que había hecho. Dabi fue un villano, uno de los mejores, de hecho... fue el reclutador de la liga de los villanos, no le extrañaba en absoluto que sus sistemas fueran poco éticos.

— Me sorprende que me pusieras como el padre – susurró Shoto.

— Soy un villano, pero no idiota – se quejó Dabi con una ligera sonrisa –. Soy consciente de que mi vida de villano puede terminar muy mal y entonces, Luka se habría quedado completamente solo. Siempre era mejor dejarlo al cuidado de la familia, pero no confío en papá, así que... siendo tú el padre y sabiendo cómo eres, sabía que te encargarías de él y lo cuidarías si me pasaba algo. Supongo que tendré que preparar tortitas – continuó hablando sin darle opción a Shoto a contestar – a Luka le encantan y será mejor que coma algo que le guste de verdad mientras le doy la noticia de que eres su padre. Aunque quizá... hasta le guste saberlo con todo lo que te admira.

***

¡Como si le hubiera pasado un camión por encima! Así se sentía Shoto al haber tenido que levantarse y haber ido hasta la mesa de la cocina. Apenas habían sido unos metros desde su cuarto, pero le habían parecido casi kilómetros. La noche anterior y todo lo que hicieron llegó a su mente. Estaba realmente agotado, pero a la vez, se sentía afortunado de estar con Dabi. Estaba feliz.

Dabi le observó mientras ponía una de las tortitas recién hechas en el plato de Shoto, comprobando después, que su hijo seguía engullendo su tortita completamente hambriento.

— Usa los cubiertos – se quejó Dabi al ver a su hijo tomar la tortita con la mano – no somos animales.

— Lo siento – sonrió el pequeño como quien ha hecho una travesura pero trata de esconderlo. Pese a ello, tomó los cubiertos de su lado.

El teléfono de Shoto vibraba a uno de sus lados. Dabi era consciente de que Shoto a veces, lo miraba y automáticamente, colgaba antes de que volviera a vibrar como si fuera algo importante. Puede que sólo fuera trabajo y él no quisiera contestar. No fue hasta que dejó la segunda tortita en el plato de su hermanito que vio el nombre de su padre en la pantalla y cómo Shoto volvía a colgar. Estaba claro que no deseaba hablar con él ahora mismo. Seguramente pensaba en la conversación importante que tenían que llevar a cabo.

Tras ponerse un par de tortitas también Dabi en su plato, se sentó dispuesto a iniciar aquella conversación pendiente y que no sabía bien cómo abordar.

— Luka – susurró finalmente Dabi, esta vez más preocupado – quería aprovechar el desayuno para hablar de algo importante.

El niño le observó, pero volvió a fijar sus ojos en las tortitas y continuó comiendo.

— Es sobre tu padre – susurró Dabi – ya sabes que no suelo hablar mucho de él y tú a veces me preguntas sobre el tema. Verás... no te dije quién era tu padre por un motivo muy importante.

— ¿Es un villano?

— No – negó con rotundidad Dabi mirando a Shoto –. ¿Qué te hace pensar que era un villano?

— Pues que tú lo eras y que quizá era algún compañero tuyo o que estaba muerto, o en la cárcel.

— Es un héroe – dijo Dabi abiertamente – y por eso mismo, si se supiera que un héroe tiene un hijo con alguien como yo, un villano, no sería bueno, ¿verdad?

Luka pareció intentar entender a su padre aunque no terminaba de hacerlo. Esta vez fue Shoto el que intervino.

— ¿Cómo se llaman esos dibujos que tanto te gustan de superhéroes? – preguntó Shoto.

— "Spiderman" – casi gritó Luka como si fueran sus dibujos favoritos.

— Y si Spiderman tuviera un hijo con... no sé... Octopus, ¿cómo crees que reaccionaría la gente?

Luka pensó por un segundo y entonces, sonrió.

— A mí no me importaría pero... los héroes atrapan villanos, así que supongo que a la gente no le gustaría que se enamorasen un héroe y un villano.

— Pues... eso es lo que le pasa a tu padre – sonrió Shoto – se enamoró de un héroe y un héroe se enamoró de él.

— ¿Entonces no pueden estar juntos? – preguntó el niño.

— No deberían – afirmó Shoto.

— Luka... esto que voy a decirte es muy importante que lo sepas, pero tiene que ser un secreto entre nosotros.

— ¿Un secreto?

— Sí, un secreto. Tú sabes guardar secretos, ¿verdad?

Luka afirmó con la cabeza, como si aquello fuera un juego entre ambos al que casi parecía estar acostumbrado a jugar.

— Shoto es tu padre – dijo Dabi finalmente, lo que provocó que Luka lo mirase fijamente.

El silencio reinó durante unos segundos en la estancia siendo ambos adultos los más concentrados en la reacción del pequeño. Pensaba y miraba a Shoto, no dejaba de mirar a Shoto y entonces... sonrió.

— Yo quiero a Shoto – sonreía el pequeño – es el héroe número uno, el mejor.

— Ya... – susurró Dabi algo más calmado.

— Papá, no te culpes – casi regañó a su padre – es normal que quieras a Shoto, porque él es el mejor. No pasa nada porque fueras un villano.

Shoto miró a Dabi y sonrió. Ninguno de los dos podía con la inocencia de un niño. Él no podía comprender lo malo que era realmente la situación, no eran sólo villano-héroe, también eran hermanos y no estaban dispuestos a confundir al niño en esos momentos, así que simplemente, los dos dejaron pasar aquella inocencia suya.

— Supongo que tienes razón, no debería preocuparme tanto de haberme enamorado de un héroe, era inevitable si es tan guay – sonrió Dabi consiguiendo que su hijo riera y siguiera con las tortitas – y esto es todo lo que nuestro hijo va a opinar. Ojalá todos tuvieran su mentalidad infantil – dijo Dabi.

— El resto del mundo no lo ve con los ojos de los niños pequeños.

— Supongo que no.

— No importa, me basta con que él sepa la verdad – sonrió Shoto al sentirse ahora mucho más relajado tras haber hablado del tema. Al menos ya no tendría que ocultarle las cosas a su hijo.

— ¿Vas a ir a trabajar... papá? – preguntó Luka, lo cual causó cierto momento incómodo en ambos al no saber a quién de los dos se refería.

— Yo estoy retirado de la Liga de los Villanos – dijo Dabi muy confiado – creo que va por ti.

Por primera vez en mucho tiempo, Shoto sintió una contradicción enorme. Nervioso porque le había llamado papá, pero por otro lado, una alegría enorme de sentirse parte de su vida de una forma tan rápida. Los niños a esas edades eran tan inocentes que parecían captar rápido las cosas que les gustaban. Sonrió.

— Mañana tengo que empezar – dijo Shoto – pero hoy lo tengo libre, así que podemos hacer algo. ¿Qué te gustaría hacer?

— Nunca he ido a un parque de atracciones.

— Oh... eso – dijo Dabi como si fuera algo pendiente de hacía mucho tiempo –. Lo vio en la televisión hace unos meses, le dije que le llevaría más adelante a uno pero como se parecía tanto a ti, no quise llamar la atención, así que no lo he llevado todavía.

— A mí me parece una buena idea – dijo Shoto.

— Shoto – casi le recriminó Dabi – no deberías...

— No debería muchas cosas, pero él es mi hijo y no quiero ocultarlo al mundo. Quiero poder hacer cualquier cosa como su padre y poder llevarlo a un parque de atracciones, o al cine o donde sea sin tener que esconderlo. No me avergüenzo de él y lo sabes.

— Te verán y se harán preguntas. La prensa...

— Que diga lo que quiera – sonrió Shoto – vamos, iremos a ese parque de atracciones pero antes... déjame llamar a mi padre para avisarle de todo esto. No quiero que se entere por las noticias.

— ¿Estás seguro? Si sacas a la luz a tu hijo... a mí... no habrá vuelta atrás.

— Lo sé – sonrió Shoto – pero no quiero esconderme. Ese no es mi estilo.

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