Capítulo 21: Disculpas

¡No dijo nada! Claro que no dijo nada, porque Shoto sentía que no podía hacer daño a sus seres queridos y haber dicho la verdad habría hecho daño a Luka, a Dabi... a todos a su alrededor y no quería eso. Sentado en el plato de ducha y dejando que el agua cayese sobre él, lloró en silencio ante la impotencia. Era su hijo, tenía un hijo y llevaba años sin verle, sin saber de él... le dolía, le dolía demasiado. Ahora mismo, Dabi debía estar durmiéndolo.

— ¿Shoto? – escuchó la voz de Dabi al otro lado de la puerta antes de que ésta se abriera. Dabi no podía ver a su hermano tras aquella opaca mampara, pero por el ruido del agua, sabía que seguía allí. Se sentó a un lado del lavabo observando la toalla seca que Shoto dejó no muy lejos de la ducha para cuando saliera –. ¿Podemos hablar del tema? Por favor.

— Ya no hay nada que decir – susurró Shoto – yo, al menos, no tengo nada más que decirte.

— Gracias, por no decírselo – dijo Dabi con una mueca de sonrisa melancólica. Miró la puerta del aseo, cerrada tras él y sabía de sobra que su hijo ya dormía profundamente. No despertaría hasta el día siguiente a menos que tuviera alguna pesadilla, lo cual no era demasiado corriente.

— Lo sabías, ¿verdad? Sabías que no se lo diría...

— Tenía alguna leve preocupación, sobre todo al principio, pero luego... pensé en ti y tú no eres como papá ni como yo, eres especial, así que empecé a pensar que no harías algo tan rastrero. Tú no te comportas impulsivamente como nosotros, sino que miras más allá de esto. Odias ver a la familia sufrir, incluso cuando nosotros te hemos herido, tú no nos devuelves ese dolor. Lo siento mucho, Shoto. No fue mi intención hacerte daño y te lo he hecho.

— ¿Crees que hice algo mal en otra vida? – preguntó Shoto con preocupación – debe ser así porque si no... no lo entiendo.

— ¿Qué no entiendes?

— No entiendo por qué cuando me enamoro... es de mi propio hermano, la única persona con la que no puedo ni debo estar, porque cuando tengo un hijo, ni sé de su existencia y encima... es un pecado mortal visto por la sociedad porque es con mi hermano. Yo he tenido que hacer algo realmente mal en alguna de mis vidas pasadas, porque si no, no entiendo por qué el universo me castiga de esa forma.

Dabi no supo qué decirle. Por unos instantes, mantuvo el silencio y pensó en todo lo que Shoto cargaba en su interior. Había sido blanco de los duros entrenamientos de su padre, nunca conoció realmente a su familia, no se le permitía jugar ni con sus hermanos ni con amigos. Endeavor sólo tenía un propósito para él... que fuera el héroe número uno y ahora... ocurría todo esto.

— Yo también debí hacer algo realmente malo, porque también me enamoré de mi hermanito – susurró finalmente – pero ¿sabes? No me arrepiento de nada porque, realmente, si lo piensas bien, ni siquiera somos hermanos. Nunca nos conocimos, no comimos en la misma mesa, no coincidíamos... y un día, sin más, apareciste en mi vida y yo en la tuya. Nos enamoramos.

— Ya... yo no sabía que eras mi hermano, pero tú sí lo sabías. Hay una gran diferencia. Pudiste decírmelo antes de que empezase a sentir todo esto.

— ¿Habría cambiado algo? No puedes elegir de quién te enamoras, Shoto. Estaba escrito que tú y yo acabaríamos en este punto.

— ¿Ahora crees en el destino? – preguntó Shoto – porque yo creo que si me lo hubieras dicho, quizá te habría visto con ojos de hermano desde el inicio. Ahora ya no puedo hacerlo. Tú nublas mi juicio, lo que siento por ti lo nubla completamente.

— Yo te veía como mi hermanito y como un enemigo a batir, y mírame ahora. Tengo un hijo contigo, sólo a ti te he dejado llegar a puntos que no he dejado a nadie más y es porque en algún momento de nuestra relación, dejaste de ser mi hermano. Eras la persona por quien mi corazón seguía latiendo, eras la persona por la que quería mantenerme vivo y no arder en el infierno, tú fuiste mi luz, me sacaste de la oscuridad y me enamoré. No puedo perderte a ti. Tú y Luka sois todo lo que quiero en mi vida y, evidentemente, no quiero hacerte sufrir. Lamento todos los errores que cometí y me has hecho darme cuenta de que tomé una decisión que era tuya y lo lamento. No puedo volver atrás, pero quiero que sepas que no volverá a ocurrir. Quiero ser sincero contigo, completamente honesto y hacerte ver que siempre seré esa persona en quien podrás confiar porque yo no permitiré que te ocurra nada. Quiero ser tu pilar en el que apoyarte cuando estés mal y ser tu razón para vivir y sonreír.

— No puedo seguir de esta forma, Dabi, no siendo su tío cuando en realidad soy su padre.

— Lo sé. Le contaré la verdad cuando despierte mañana, si te parece bien. Es posible que se enfade un poco... o puede que no, yo qué sé – sonrió Dabi – con lo que te admira, quizá hasta pase por alto la mentira y sólo piense en que es tu hijo. La verdad es que no tengo ni idea de cómo va a reaccionar.

Shoto miró a través de la mampara. Podía ver la silueta de Dabi al otro lado. Estaba sentado igual que él y entonces, apoyó la cabeza contra la mampara como si eso pudiera acercarle un poco más. Dabi escuchó el sonido de la mampara en cuanto la cabeza de Shoto la tocó con suavidad y entonces, apoyó las yemas de sus dedos en ella, como si la mampara fuera ese obstáculo insalvable que le impedía tocarle.

— ¿Por qué seguís tratándome como si fuera un crío? – preguntó Shoto – decidiendo por mí... como si no fuera capaz de tomar mis propias decisiones sobre mi vida o mi futuro. No lo entiendo.

— No te veo como un crío, Shoto, eso jamás pero... quiero protegerte, protegerte de todo y de todos y eso hace que, a veces, cometa estupideces que me hagan enfrentarme directamente a ti.

— Es fácil decir esas cosas... pero tus actos indican otra cosa.

— ¿Esto va de actos? Entonces... tendré que demostrarte que para mí, tú no eres un crío – sonrió Dabi.

Sin siquiera tener tiempo a reaccionar, Shoto sintió la mampara donde tenía apoyada su cabeza abrirse. El rostro de Dabi apareció en su campo de visión en cuanto se apartó ligeramente de la mampara y abrió los ojos ante la sorpresa. Dabi estaba vestido, pero él no, él todavía estaba desnudo dentro de la ducha, dejando que el agua cayese sobre su cuerpo. A Dabi no pareció importarle cuando metió una de sus manos dentro del plato de ducha y llevaba la otra a la nuca de Shoto.

Le besó con pasión, dándole igual que el agua cayese sobre su cabello y que mojase parte de su camiseta blanca. Shoto se agarró a esa camiseta, enredando sus dedos en ella para sostenerse ante el impulso de su hermano.

— ¿De verdad crees que tendría sexo con un crío? – preguntó Dabi – no te veo como un crío, Shoto – susurró cerca de sus labios – de hecho... me vuelves completamente loco, lo único en lo que pienso cuando estoy a tu lado es que quiero tenerte siempre conmigo, quiero besarte todo el tiempo, quiero hacerte el amor hasta que anochezca y quiero abrir los párpados todas las mañanas y ver tus impresionantes ojos a mi lado mirándome como lo haces ahora mismo, amándome.

Shoto se quedó estático. Sentía los labios de Dabi rozando los suyos, él no se había apartado ni un centímetro. Respiraba con suavidad y mantenía los párpados cerrados como si quisiera embriagarse con su aroma.

— Cuando pienso en tu futuro... sé que lo nuestro es imposible, que estarías mejor sin mí, pero si pienso egoístamente... no quiero perderte, así que me es difícil tener que decirte que te apartes de mí cuando deseo todo lo contrario. Me gustaría decirte que quiero verte feliz aunque eso significase que formases una familia con otra persona, pero la verdad es que no soportaría verlo. Tendría que alejarme mucho y, aun así, cada vez que pensase que haces el amor con otra persona, me dolería.

— No quiero hacer el amor con otra persona – susurró Shoto – te quiero a ti, te quiero en mi vida.

— Y es una completa locura. Soy un villano, somos familia... si esto se descubre es el fin de tu carrera como héroe.

— Si para ser feliz debo renunciar a ser un héroe...

— ¡Jamás! Tú eres un héroe de verdad, no deberías renunciar a tu sueño y menos por mí.

— Podemos estar juntos – dijo Shoto –. Sé que los medios se cebarán contra mí, sé lo que dirán, todos se pondrán en mi contra por esta elección, pero ya te lo dije, no necesito ser un héroe como All Might o mi padre, no necesito su devoción o su fanatismo, me basta con ser un héroe en la sombra y salvar vidas aunque nadie me conozca. Puedo ser un héroe y estar contigo.

Aunque su mano derecha seguía agarrando su camiseta a la altura del omóplato, su mano izquierda se acercó hasta el rostro de su hermano y acarició su mejilla con suavidad.

— Déjame decidir a mí cómo quiero que sea mi vida. Necesito sopesar todas las opciones sin que decidáis por mí. Estoy de acuerdo en que me deis un punto de vista diferente, pero eso no implica que deba decidir lo que tú quieras o creas mejor para mí, esa decisión será sólo mía.

— Entonces, barájalo todo antes de tomar decisiones, ¿vale? – comentó Dabi –. No te precipites.

Shoto sonrió. Si había algo bueno de unas discusiones de ese estilo, es que las reconciliaciones también eran buenas, eso era lo que hoy aprendía con Dabi.

— Me gusta cuando te disculpas – susurró Shoto.

— Ya... no te acostumbres, no suelo hacerlo.

— Quizá porque no había nadie que te importase como para disculparte.

— Ahora te crees importante para mí – sonrió Dabi con cierta arrogancia.

— No lo creo, lo sé, tú mismo lo has dicho. No quieres vivir sin mí.

— ¿Sabes lo que tampoco quiero? – preguntó Dabi.

— ¿El qué?

— Morirme sin haber probado todos esos juguetes que guardas en tu cómoda en ti.

Un rubor subió hasta las mejillas de Shoto. Claro que sabía de lo que hablaba, tenía varios juguetes sexuales y la mayoría los usó los últimos años imaginándose a Dabi.

— Eres un pervertido. ¿Cómo sabes que guardo esos juguetes?

— Los vi por casualidad.

— ¿Casualidad?

— Sí. Me siento algo inútil si al menos no te ayudo con las tareas de casa mientras te vas al trabajo, así que fui a guardarte la ropa plegada a su cuarto... y me los encontré cuando intenté dejar la ropa en su sitio. Ahora dime... – sonrió todavía con mayor arrogancia – ¿cuántas veces te los has metido pensando en mí?

— Eres imbécil – se sonrojó Shoto.

— Uhhh, eso son muchas. Tengo una idea para esta noche...

— ¿Ah, sí?

— Sí. Follarte aquí mismo bajo el agua y luego, llevarte al cuarto, darte unos minutos para que te relajes y probar alguno de esos juguetes. Además... aún tengo que adivinar cómo supiste que Luka era tu hijo, quizá pueda hacerte un interrogatorio intensivo.

— Eres de lo que no hay – susurró Shoto – te recuerdo que Luka está durmiendo en esta casa.

— Y tú eres silencioso, yo también y él duerme como un tronco. Créeme... yo lo he parido, ese crío no se despierta ni con un tsunami, así que dudo que se despierte si no hacemos ruido.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top