Capítulo 19: Verdades que duelen

Siempre pensó que las comidas familiares acababan mal, aunque muchas de ellas, la verdad era que nunca empezaron. Ahora que por fin podían tenerlas, le gustaban aunque le habrían gustado más si realmente estuviera toda la familia al completo reunida.

¡Tenía ganas de llegar a casa! A su casa y estar tranquilo con su hermano mayor y con su sobrino. No le importaba nada más excepto disfrutar de esas merecidas vacaciones. Detuvo la moto justo frente al apartamento siendo consciente de que allí estaba Dabi hablando con alguien y no alguien cualquiera, con un ex villano que posiblemente seguía siéndolo: Tomura.

Los dos tomaban un café de la máquina expendedora de la tienda de abajo y parecían estar hablando de alguna cosa importante.

Dejó la moto aparcada frente a su apartamento y se bajó de ella para caminar hacia su hermano mayor. En cuanto le vieron acercándose a cierta distancia, parecieron despedirse. Fue Tomura el que se marchó antes de que él llegase y, por tanto, Shoto dudó todavía más antes de llegar hasta su hermano.

— ¿Ése no era Tomura? – preguntó Shoto llevando el casco de la moto en su brazo.

— Sí. Ya sabes, estuvimos mucho tiempo trabajando juntos y ha sido niñero de Luka mientras yo trabajaba por la noche en el bar. Ha venido a ver qué tal nos encontrábamos y le he invitado a un café.

— ¿Sigue delinquiendo? – preguntó Shoto.

— No pienso responder a eso a un héroe precisamente. Te faltaría tiempo para ir a arrestarle y sigue siendo un buen amigo. ¿Qué tal con papá? – cambió el tema radicalmente Dabi.

— No ha ido demasiado mal.

— ¿Eso es que tampoco ha ido bien?

— Ha ido bien – susurró – raro sin que esté toda la familia pero... supongo que por algo se inicia. Poco a poco.

— Vamos. He dejado a Luka con sus deberes y seguro que ya está jugando a algo o planeando alguna cosa. Estará deseando que llegues a casa para jugar a algo seguro. Está encantado contigo y con tus entrenamientos. No sé ni cómo haces que quiera aprender tanto de su poder.

— Supongo que porque no soy nada duro, sólo jugamos y aprendemos juntos – sonrió Shoto – quiero que disfrute con su propio poder y se acostumbre a él hasta que esté cómodo.

— Eres un buen profesor.

***

No se fiaba en absoluto de la explicación de su hermano. Midoriya siempre decía que era demasiado inocente y que creía en las explicaciones de los demás, pero esta vez, necesitaba dejar de serlo y seguir su intuición. Se olía algo raro ahí y quería saber de qué iba todo eso.

Aprovechando que Touya se había ido a dormir y que estaría ocupado teniendo que estar en la misma cama que su hijo hasta que éste se durmiera del todo, Shoto salió del apartamento y se dirigió directamente al barrio donde una vez encontró a Dabi. Con su cabello oculto bajo la capucha, recorrió unas cuantas calles y entró en varios clubes hasta que encontró a Tomura en una de las mesas. Bebía cerveza junto a otros compañeros, villanos.

Shoto se acercó a la barra y pidió una cerveza esperando a que Tomura, en algún momento de la noche, se acercase a esa misma barra a pedir algo más para beber, ya fuera para él o para alguno de sus compañeros. Corría el riesgo de que mandase a algún amigo, pero era un riesgo que debía tomar. Si eso no funcionaba, entonces ya buscaría otra forma de alejarle de ese grupo para poder hablar a solas un rato con él.

Cuando iba por el segundo botellín de cerveza, fue cuando Shoto descubrió que Tomura no se acercaría a la barra de ninguna de las maneras, así que debía encontrar una forma de alejarlo de su grupo. Shoto pensó y pensó. Él no era de los que acostumbraba a ir a bares y esas cosas, pero recordó la estrategia que más usaban sus compañeros, sobre todo, Bakugo cuando intentaba alejar a Deku de su grupo de amigos para decirle que quería marcharse o estar a solas con él un rato. Al menos lo usaba cuando intentó ligar con él antes de que establecieran oficialmente su relación. Ahora aún usaba ese viejo truco cuando quería sexo y, por tanto, sacarle del resto del grupo de amigos para llevárselo a casa.

Shoto llamó al camarero y pidió dos cervezas, una para él y la otra, para que se la mandase a la mesa de Tomura. Ahora sólo tenía que esperar. No miró hacia la mesa, de hecho, siguió bebiendo del botellín de su cerveza mientras miraba las botellas de alcohol bien puestas y ordenadas tras la barra.

Había un espejo no demasiado grande detrás de las botellas, así que lo observó para poder ver a través de él la mesa de Tomura. Vio al camarero llegar a la mesa, darle la cerveza y señalarle como si le indicase que le había invitado a esa bebida el chico de la barra.

Shoto intentó disimular y continuó con su estrategia de no mirar a la mesa. Eso era lo que normalmente hacía Bakugo, porque si hubiera mirado, seguramente esa persona a la que había invitado levantaría el botellín de cerveza en su dirección y saludaría como si agradeciera el gesto, lo cual implicaba que se mantendría en su grupo y no era lo que quería. Lo que necesitaba era que se levantase y fuera hasta él. Se resistió y simplemente, siguió espiando por el espejo hasta que vio a Tomura levantarse para ir en su dirección.

— Me han dicho que me has invitado a una cerveza – escuchó Shoto la voz de Tomura a su lado sin haberle reconocido todavía. En el momento en que Shoto se giró hacia él y le miró dejando ver un poco su rostro bajo la capucha, Tomura sonrió.

— Quería tu atención un rato.

— ¿Qué os pasa a los Todoroki? Parece que anda toda tu familia buscándome.

— No te lo creas tanto, sólo quiero algo de información sobre mi hermano.

— Tu hermano... – sonrió Tomura al escuchar esa palabra – sí, claro. ¿Qué quieres saber de tu hermano?

— ¿Podemos ir a otro lugar? Alguno donde no haya tantos villanos.

Tomura sonrió con mayor énfasis y dio un sorbo a su botellín de cerveza antes de asentir e indicarle a Shoto con un movimiento de cabeza que le siguiera fuera del local. Shoto dio un último sorbo también a su cerveza y dejó el botellín encima de la mesa para salir tras el villano.

Caminaron una par de calles y se dirigieron hacia el parque del barrio. Allí no había demasiada gente, así que mientras andaban entre los bancos y los árboles, Tomura, que aún llevaba su botellín de cerveza en la mano, miró a ese chico silencioso. Todavía le recordaba tras el secuestro, aquella vez fue fácil capturarle, era un crío y Dabi lo tenía bajo control, pero ahora, había crecido, madurado, sus poderes habían aumentado y haberse metido directamente y de forma frontal con él, habría supuesto una pelea que quizá, no hubiera ganado y todo ¿para qué? ¿Sólo porque ese chico quería hablar? Ni siquiera había venido a pelear ni a intentar capturarle.

— ¿De qué querías hablar conmigo? Creía que tu hermano podría decirte todo lo que quisieras saber.

— No es muy hablador de algunos temas.

— Ya te digo – sonrió Tomura –. ¿Y qué te hace creer que yo puedo saberlo?

— Porque te vi hablando con él esta tarde. ¿Todavía está metido en asuntos de villanos?

— No voy a responderte a eso, pequeño Todoroki. Deberías hablar con tu hermano de esas cosas si de verdad te interesa saberlo.

— Sé que sigues en activo y me da igual.

— Vaya, aún tenéis información sobre mí. Eso sí me sorprende sabiendo que me he intentado mantener al margen de todo.

— Deku es muy bueno encontrando información.

— Tu hermano tiene muchos secretos y créeme que, para ti, el menos importante de todos es sí sigue delinquiendo o no.

— ¿A qué te refieres?

— ¿Es que aún no te ha contado nada? ¡Madre mía! O tú eres ciego del todo o Dabi es el mejor mentiroso que he visto en mi vida.

Shoto dudó por un instante. Ni siquiera sabía de qué tema hablaban. Secretos... sí, quizá su hermano tuviera muchos secretos, era normal, todas las personas tenían los suyos y Dabi no sería una excepción.

— Sobre Luka – dijo Tomura abiertamente – ese crío es tuyo, de aquellos días de pasión que vivisteis en vuestra juventud, en ese apartamento mediocre que él tenía.

Shoto sonrió de golpe totalmente incrédulo ante aquello.

— No sé si yo soy el ciego o tú, ignorante – se quejó Shoto – somos dos hombres, no puede quedarse embarazado así que Luka no puede ser mío.

— Ya, claro, eso mismo creía yo desde que nací, lo que no sabía y supongo que tu hermano tampoco lo sabía, es que sí podía quedarse embarazado. Tras su accidente incendiario ese y cuando tuvieron que regenerarle y prácticamente traerle de entre los muertos, hubo algo ahí que pasó, no sé si fue en su operación, o fue un quirk o yo que sé el qué, pero tu hermano tiene un útero y sí... los dos nos quedamos helados cuando lo descubrimos. Evidentemente, él tampoco tenía ni idea de eso o no te habría dejado metérsela sin protección, que por cierto, buena puntería la tuya. La única vez que se la metes y atinas. Genes Todoroki supongo... sois una familia muy rara.

¡Paralizado! Así se quedó Shoto. Si le hubieran preguntado en ese instante qué pensaba o sentía, no habría sabido qué responder, pero quizá, se acercaría a confusión mezclado con enfado.

Al ver a Luka por primera vez, supo que pertenecía a su familia, no tenía duda alguna, pero tanto como para suponer que era hijo suyo... eso jamás. Sólo había estado con Dabi y era un hombre, no podía tener hijos, supuestamente, así que... no, ni se le pasó por la cabeza esa maldita idea y, por eso mismo, Dabi había jugado con él haciéndole creer que el niño lo había tenido con una mujer y no tenía nada que ver con él. Esa parte le enfurecía. Todos esos años, él había sabido la verdad, pudo ir y decírselo, contarle lo que ocurría pero no lo hizo e incluso cuando se reencontraron, prefirió mentirle a la cara a contarle la verdad.

— ¡Hijo de puta! – se quejó Shoto.

— Eyyy, menuda palabrita. ¿Es que no te han enseñado a ser educado? – preguntó Tomura viendo cómo Shoto se marchaba con rapidez del lugar.

Tomura sonrió. Le esperaba una buena discusión a Dabi sobre ese tema, porque estaba claro que Shoto no dejaría ni apartaría el tema. Esos años, Dabi le negó la paternidad a Shoto y no por miedo ni nada semejante, se la negó porque prefirió decidir que eso era lo mejor para su hermanito y ahora tendría que pagar las consecuencias de haber tomado decisiones que no le correspondían. Shoto debió decidir si quería o no cumplir como padre y exponer o incluso sacrificar su carrera de héroe al mundo.

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