Capítulo 17: Baloncesto

Ni siquiera recordaba cuánto tiempo hacía que no dormía tan tranquilo y plácidamente. Generalmente, su hijo le despertaba temprano pero hoy no había sido el caso. Era muy extraño, pero más extraño era abrir los ojos y encontrarse solo en aquella habitación. Shoto se había levantado ya. No podía verle por ningún lado.

Se incorporó y decidió vestirse para ir en busca de Shoto y su hijo. Seguramente, estarían en la cocina desayunando o puede que ya lo hubieran hecho por lo tarde que era y estuvieran jugando a algo en el salón. Estaba convencido de que Shoto hoy no trabajaba. Lo pidió libre por petición de Luka. Quería pasar tiempo con él creyendo que era su tío. Shoto siempre fue demasiado familiar incluso cuando la familia le había llegado a decepcionar en el pasado. Era un chico especial.

Al salir al pasillo, sintió el abrumador silencio. Desde luego, su hijo no estaba en la casa porque teniendo a Shoto para él solito, habría estado montando un gran escándalo, ya fuera jugando con él o proponiéndole algo. Que todo estuviera tan silencioso significaba que debían estar fuera de la casa.

Se preparó una taza de café y miró por la ventana. El día estaba nublado pero no llovía y la temperatura no estaba mal. No era un día frío y entonces, a través del cristal, les vio en la cancha de baloncesto del parque de enfrente. Estaban a solas y Shoto parecía estar enseñándole cómo lanzar el balón.

Sonrió inevitablemente al verles. Siempre supo que Shoto podría ser un gran padre, quizá tenía sus defectos, era demasiado inocente y no sabía socializar bien del todo, pero su gran corazón cubría de lleno sus carencias en otros ámbitos. Él siempre estaba dispuesto a ayudar a todo el mundo, tenía buenos sentimientos y eso era lo que realmente importaba en una persona.

Siendo sincero consigo mismo, cada vez le costaba más tener que ocultarle aquel secreto. Le encantaría poder decirle a Shoto toda la verdad pero... sentía que era necesario. ¡Todo aquello era un desastre! Nunca debió ocurrir nada entre ellos, nunca debió tener a ese niño, pero, cuando pensaba en todo ello, tampoco podía decir que se arrepintiera. Se enamoró, así de simple. Se enamoró de la persona equivocada y ahora ahí estaban. De esa situación no podrían salir airosos, estaba convencido de ello.

Terminó el café y bajó hacia el parque. Por suerte, aquella zona era bastante tranquila y no había demasiada gente, aun así, trató de ocultar su rostro y su cabello para evitarle complicaciones a Shoto. Lo último que querían era que se corrieran rumores de que estaba resguardando a un fugitivo.

— Así que aquí estabais – susurró Dabi – y yo que creía que alguien debería estar haciendo sus deberes.

— ¡Joooo! – sonó la queja de Luka mientras Dabi sonreía.

— Llegó el aguafiestas – susurró Shoto agarrando el balón de baloncesto para evitar que siguieran jugando.

— ¿Aguafiestas? ¿Ahora soy eso? – preguntó Dabi.

— Sí, un poco – sonrió Shoto – es mi día libre, de los pocos que puedo estar con mi sobrino y lo mandas a hacer tareas. No tienes corazón.

— Oh... y de aguafiestas a un sin corazón. ¡Qué dolor! – se quejó irónicamente Dabi como si eso le afectase, aunque en realidad, seguía la broma de su hermanito –. ¿Sabes qué te digo? Que me des ese maldito balón que os voy a machacar a los dos – dijo en cuanto se lanzó para arrebatarle el balón y lanzando un tiro perfecto desde la línea de triples –. ¡Uhhh! ¿Has visto eso? A ver si lo mejoráis.

Luka no pudo evitar reír al ver que, al final, su padre se animaba a jugar con ellos. Shoto, en cambio, pese a mantener cierta sonrisa, fue a por la pelota y la tomó en sus manos antes de girarse hacia ellos.

— ¿Sólo desde la línea de triple? Creí que harías algo mejor – susurró Shoto.

— ¿En serio? ¿Vas a hacerlo mejor? Tú... que ni siquiera jugabas con tus hermanitos a la pelota.

— Supongo que me tenían muy ocupado entrenando para ser un héroe – se quejó Shoto ante aquel golpe bajo.

— Venga, demuestra entonces qué aprendiste de tanto entrenamiento y tan poco tiempo de juego.

Por extraño que pareciera, Shoto no se tomó ninguna de aquellas palabras como algo ofensivo ni mucho menos, sino un simple recordatorio del odio que Dabi sentía hacia su padre y quizá, una leve añoranza por no haber tenido nunca un hermano pequeño al que enseñar a jugar. Ellos apenas se conocieron. Quizá todo habría sido diferente si hubieran podido ser hermanos, pero no fue el caso. Casi podían decir que se conocieron realmente cuando su secuestro.

Con el balón en sus manos, Shoto pasó al lado de su hermano y su sobrino para apartarse más de la línea de los tres puntos. Casi a media pista, Shoto se detuvo ante la sonrisa de su hermano.

— ¡Ni de coña! No lo harás desde ahí.

— ¿Prefieres más lejos? – preguntó Shoto – puedo encestar desde la otra punta de la cancha si quieres.

— ¡Venga ya! Eso tengo que verlo.

Shoto caminó más lejos llegando hasta la línea del final de cancha del otro extremo y entonces, agarró la pelota con su mano derecha posicionándola lo mejor que pudo bajo el balón para lanzar a canasta.

Lanzó el balón sorprendiendo a ambos observadores. El brillante hielo resplandecía con la luz que venía del cielo nublado. Si hubiera hecho algo más de sol, quizá habrían visto los colores del arco iris en las gotas de agua solidificadas, pero hoy, no había tanta suerte.

— Eso es trampa – dijo Dabi viendo cómo había acertado en la canasta por haber dirigido la pelota con su hielo hasta ella.

— No dije que jugaría al baloncesto y tú dijiste que querías ver lo que aprendí en mi entrenamiento – sonrió Shoto.

— Yo también quiero hacer eso – dijo Luka enormemente sorprendido al verlo, lo cual creó una sonrisa cómplice en ambos.

— También me dijiste que le entrenase a él. No conozco una mejor forma de hacerlo que no sea jugando y mostrándole lo que podrá hacer si se esfuerza – le aclaró Shoto.

— Tú ganas – elevó las manos Dabi – no voy a meterme con tu forma de entrenar.

***

Los juegos de mesa era algo muy diferente. Nunca se le dieron bien y hoy no era la excepción. Hasta Luka le ganaba. Era un desastre para las cosas que no dependían de su quirk, quizá se había acostumbrado demasiado a usarlo en todo lo posible puesto que era lo que a él se le daba bien.

— Vale, me rindo, estos juegos no están hechos para mí – sonrió Shoto echando la espalda hacia atrás hasta que golpeó contra el asiento del sofá.

Sentado como estaba en el suelo, miró a lo alto hacia Dabi. Él estaba sentado en el sofá justo a su lado mientras Luka, arrodillado en el suelo frente a ellos, movía la ficha.

— La verdad es que sí me sorprende lo mal que se te dan para ser tan inteligente y tan buen estratega.

— Supongo que no lo pongo en práctica en estos juegos.

— Tranquilo, yo te enseñaré a jugar – sonrió Luka hacia Shoto, lo cual sacó una sonrisa en los dos.

— Eso sería genial – dijo Shoto.

— Voy a salir a por algunas bebidas – dijo finalmente Dabi al ver que iban a iniciar otra partida y seguramente, Luka trataría de explicarle las cosas a Shoto.

— De acuerdo.

Las tiendas de veinticuatro horas no estaban lejos y en ese barrio no vivía demasiada gente, aun así, la oscuridad de la noche le favorecía para ocultarse de la poca gente que quedase por el área. Sin embargo, no pasó desapercibido para una persona, una que le conocía demasiado bien.

— ¿Jugando a las familias felices? – preguntó Tomura. Apoyando su espalda contra una de las paredes y oculto entre el pequeño callejón que quedaba entre un par de altos edificios, parecía estar esperándole.

— ¿Tomura? Creí que estaríais ideando alguna cosa contra Endeavor.

— Y lo hacemos, ya sabes que no podemos relajarnos pero venía a ver qué tal te iba. Aunque ya veo que bastante bien. ¿Ya le has contado a ese chico el gran secreto?

— Sabes muy bien que eso no ocurrirá. Está más seguro así.

— Siempre has tenido una cierta debilidad por él.

— No es cierto. Le odiaba, odiaba todo lo que me quitó, que fuera el favorito de mi padre, que tuviera más talento, que naciera con ese don... pero... supongo que las cosas cambian.

— No te encariñes demasiado, Dabi. ¿O has cambiado de opinión respecto a Endeavor?

— Ni un poco. Endeavor debe pagar por todo lo que hizo pero...

— Si encuentras algún dato relevante sobre Endeavor, me harías un gran favor contándonos las cosas. Algún punto débil no estaría nada mal.

— No sé si Shoto contará cosas semejantes.

— Quizá porque no le preguntas.

— ¿Preguntarle? Como si él fuera a responderme. Sigo siendo un villano a sus ojos.

— Un ex villano y también su hermano. Quizá podrías fingir un poquito que quieres conocer a vuestro padre o quizá hacerle creer que podrías perdonarle. Seguro que te contaría muchas cosas interesantes.

— Lo pensaré – sonrió Dabi aunque no estaba nada seguro de hacer algo semejante. No quería meter a Shoto en todo este tema.

Apartándose de Tomura, se dirigió a la tienda despidiéndose de él con la mano. Estaba seguro que no sería la última vez que lo viera, tenían un objetivo común: acabar con Endeavor y ese no pensaba abandonarlo.

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