Capítulo 11: El apartamento
De pie, apoyado contra la pared y con los brazos cruzados sobre su pecho, Dabi observaba al resto de villanos del lugar. Algunos permanecían sentados, otros preferían estar de pie, pero todos allí tenían el mismo objetivo: destruir a los héroes falsos.
Dabi resopló al escuchar la siguiente discusión. Allí nadie se ponía de acuerdo y todos se gritaban los unos a los otros creyendo que su idea era mejor que cualquier otra. Odiaba esa sensación de no pintar nada. Él sólo quería vengarse de Endeavor, pero a la vez, cuando pensaba en Shoto y en que siempre intentaría proteger a su padre, dudaba sobre sus propias intenciones. No quería tener que enfrentarse a Shoto ni causarle daño alguno, ya fuera físico o emocional.
— Esto es como un gallinero – se quejó Tomura a su lado.
— Sí que lo es. La liga de los villanos estaba mejor organizada que todo esto.
— Esto es un auténtico circo.
La época dorada de los villanos parecía haber llegado a su fin cuando ellos disolvieron la "Liga de los villanos". Ahora todos eran unos críos con demasiada ínfula en su cabeza que deseaban obtener el mayor renombre con el mínimo esfuerzo y basándose en chiquilladas.
— ¡Patético! – terminó con aquella queja Dabi antes de separar la espalda de la pared y alejarse de allí. Necesitaba aire fresco y, desde luego, tomar distancia de esa reunión. Allí nadie tenía las ideas claras.
Al salir a la calle, se sentó en los peldaños de la escalera y colocó un cigarrillo entre sus labios. Se encendió sólo gracias al control de sus llamas.
— ¿Otra vez fumando? – preguntó Tomura.
— Ya sabes que no suelo hacerlo, pero... esos tipos me ponen de los nervios.
Él nunca había sido fumador. Sí era cierto que, de vez en cuando, fumaba algún cigarrillo con los compañeros, sobre todo cuando era más joven y salía de fiesta, pero no era algo habitual en él. Tampoco le fue nada complicado no fumar durante el embarazo, pero hoy... simplemente le apetecía uno después de lo que había vivido ahí dentro.
Tomura se sentó a su lado con un resoplido. Le observó en silencio durante unos segundos dar un par de caladas al cigarro. En casa ni siquiera fumaba tampoco por su hijo.
— Los villanos de hoy en día ya no tienen lo que hay que tener – esbozó finalmente Tomura antes de echar las palmas de sus manos hacia el peldaño de atrás y recostar su espalda para mirar el cielo –. Sabes tan bien como yo que siempre hay que explotar al máximo los puntos débiles de la persona. Eso requiere investigación y no lanzarse sin conocimiento a lo desconocido.
— Todos quieren ver destruido a Endeavor, nuevo símbolo de la paz, el héroe número uno desde que All Might abandonó su posición.
— Y todos sabemos cuál es su punto débil.
— Shoto Todoroki – susurró Dabi – el pequeño y el favorito de la familia. Su padre haría lo que fuera por él, pero...
— Sí, lo sé. No quieres que le ocurra nada malo. También es tu propia debilidad.
Dabi sonrió al ver la pequeña sonrisa de Tomura dedicada a él. Estaba claro que Tomura le conocía bien. Ese chiquillo al que jamás consideró como su hermano y al que deseó ver muerto, en algún momento se había ganado su corazón. Había entrado tan hondo que ya no podía percibir una vida sin él. Se había enamorado de la persona incorrecta, de la única con la que jamás podría ni debería tener absolutamente nada.
— Volvamos a casa. Seguro que Twice está ya cansado de cuidar del pequeño Luka – comentó Tomura a la vez que se ponía en pie.
***
Escuchando la suave voz de su hijo contándole las cosas que había hecho con Twice y todos los dibujos que había podido colorear, Dabi observaba en silencio y terriblemente sorprendido el desastre de la casa. Sólo había abierto la puerta de su piso cuando sintió el agua bajo la planta de sus botas.
Tomura le observó antes de pasar la cabeza hacia el interior de la vivienda y revisar el desastre. Era un edificio tan viejo que era normal que hubiera ocurrido algo así pese a que nadie se lo esperaba. El resto de vecinos ya estaban desalojando sus hogares y salvando las pocas cosas que podían.
— Me parece a mí que no vais a poder quedaros aquí a dormir.
Completamente atónito, Dabi no podía terminar de creer lo que veían sus ojos. Era consciente de que ese apartamento estaba hecho un desastre y tenía sus problemas, muchos de ellos graves, pero no esperó encontrarse algo semejante.
Resopló ante la incredulidad. Ver su casa completamente inundada y echa un desastre le hizo plantearse el tener que buscar en ese mismo instante un lugar donde pasar la noche y posteriormente, otro permanente donde vivir. Dabi miró directamente a su compañero.
— A mí no me mires. Sabes que me encantaría que te quedases, pero ya sabes cómo es mi casa. Apenas es un pequeño estudio, no tengo espacio para vosotros.
¡Un infierno! Aquello era una maldita pesadilla. Tendría que buscar un hotel, pero... eso conllevaba sus problemas. Había sido y quizá... todavía se consideraba un villano, lo que le impedía presentarte en público como si nada. Acabarían llamando a la policía o a los héroes para que vinieran a apresarle. ¡Todo era un desastre! Encontrar algo seguro en un barrio como aquel era casi imposible. Siendo Tomura consciente de lo que Dabi debía estar pensando, llegó a una posible solución.
— Siempre puedes preguntarle a Shoto Todoroki – susurró – no creo que él te entregase a las autoridades. Seguro que te mantendría oculto. Además, sólo serían unos pocos días hasta que encuentres otro lugar donde vivir, ¿no es así?
Esa idea era descabellada. A Dabi se lo parecía porque pedirle que les acogiera durante unos días le pondría en serios problemas. Si alguien se enteraba de que acogía a un criminal y lo mantenía en secreto, su carrera como héroe se truncaría y él sería arrestado. Era un riesgo demasiado grande y sin hablar de que no estaba seguro de poder vivir con él, aunque sólo fueran unos días, sintiendo esa maldita atracción que sentía.
— No voy a comentarle nada de esto a Shoto.
— Sólo era una opción y una razonable teniendo en cuenta todo lo que ya le ocultas. Pero si quieres seguir con tu línea de ocultarle cosas... tú mismo. No creo que encuentres un lugar más seguro que a su lado en estos momentos y te recuerdo que no tienes demasiadas opciones a menos que quieras que tu hijo duerma en la calle hoy.
Frustrado con la situación y siendo plenamente consciente de que todas y cada una de las palabras de Tomura eran ciertas, Dabi debía tragarse sus propias palabras y llamar a Shoto Todoroki. Aquello iba a ser un infierno, pero no quedaba otra opción.
Sacó el teléfono del bolsillo de su chaqueta y buscó el número telefónico en la agenda. No estaba orgulloso de lo que iba a hacer, pero al mirar los ojitos de su hijo que le observaban con curiosidad, supo que era la mejor decisión que podía tomar como padre. Él siempre iba a velar por la seguridad de su hijo.
***
El silencio reinaba en el interior del vehículo. Circulando de noche y por la circunvalación, Shoto se dirigía sin demora hacia su hogar. Su apartamento estaba en uno de los barrios de la periferia, junto a uno de los parques más grandes de la ciudad y en la zona de nueva construcción. Todavía no había demasiada gente y, por lo tanto, era un lugar tranquilo y acogedor, sin embargo, prefería asegurar y esperar a la noche para que nadie descubriera a Dabi.
— Gracias por aceptar – susurró Dabi desde el asiento del copiloto –. La verdad es que no sabía muy bien a quién llamar ni qué hacer. Todo ha sido demasiado precipitado.
— Somos hermanos – susurró Shoto con un poco de tristeza al pensar en ello – siempre estaré aquí para ayudarte en lo que sea.
— Ya... pero sé el peligro que corres al acogerme en tu casa.
— No me importa. Además, ¿qué clase de héroe sería si ni siquiera pudiera ayudar a mi hermano con algo tan simple?
Dabi sonrió. Shoto lo pintaba todo demasiado fácil, pero en realidad, no lo era y no lo era porque él era un villano. Estaba poniendo en peligro toda la carrera de Shoto, ésa que tanto se esforzó por mantener a salvo de las críticas de la gente.
Frente al semáforo en rojo, Shoto detuvo el coche y esperó. A esas horas, las calles estaban desiertas, por lo que no corrían demasiado riesgo a ser descubiertos. Llevando su mano al espejo retrovisor del interior, lo movió hasta poder ver a Luka durmiendo en los asientos de atrás. Quería asegurarse de que estaba bien.
Una sonrisa surgió en el rostro de Dabi al ver aquel gesto. Si él no hubiera sido un villano y tampoco su hermano, todo habría sido mucho más fácil. Shoto era un chico estupendo y, en el fondo, pensaba que era un gran padre pese a no saber que lo era. Cuidaba y protegía a su hijo pese a pensar que era su sobrino. La decisión de ocultar un secreto semejante carcomía a Dabi por dentro. Le gustaría tanto poder decírselo, gritarle que era suyo, pero... simplemente no podía hacerlo o le arruinaría su vida como héroe. La gente jamás aceptaría algo así.
— Se ha dormido – susurró Shoto.
— Está agotado.
— Tengo su habitación preparada, aunque la verdad... el resto de la casa está hecha un desastre. Acabo de mudarme al piso y todavía tengo la mitad de cosas metidas en cajas.
— No hay problema. Puedo ayudarte a desempaquetar todo.
— No es necesario. Lo iré haciendo en mis ratos libres cuando no trabaje.
— No me supone ningún esfuerzo. Además, es lo menos que puedo hacer después de que nos hayas acogido unos días y te estés arriesgando de esta manera.
— Ya te lo he dicho, Dabi. Sois mi familia y no pensaba dejaros dormir en la calle. Me da igual lo que piensen los demás. Yo no doy la espalda a mi familia pese a las decisiones que hayas tomado en el pasado.
En cuanto el semáforo se puso en verde, Shoto aceleró nuevamente y no se detuvo hasta llegar al apartamento. A esas horas, ni en el parking ni en el ascensor o los pasillos se cruzó con algún vecino. Era tarde y la mayoría dormía. Él era el único que por su trabajo como héroe, a veces le tocaba ir de noches, así que a nadie le sorprendía tampoco que llegase a esas horas.
Abrió la puerta con rapidez y le cedió el paso a Dabi que cargaba a su hijo en brazos durmiendo como un tronco. Ni siquiera los movimientos del caminar le habían conseguido despertar.
— Es la habitación del fondo. La cama está preparada – susurró Shoto nada más cerrar –. Iré a preparar algo de cenar, seguro que tienes hambre. Puedes ducharte mientras si lo deseas.
— Gracias.
¡Sí! Habría sido estupendo haber sido una familia normal y corriente o eso pensaba Dabi. Ese chico no sólo era un gran héroe, uno de los auténticos, sino también tenía un buen corazón y se preocupaba como nadie por su familia y amigos. Quizá su carácter no era del todo extrovertido y, desde luego, no era el más expresivo de todos, pero para él, era como un libro abierto. Estaba enamorado de Shoto Todoroki y esos días... iban a ser los más duros de su vida teniendo que compartir la vivienda. De eso, no tenía la más mínima duda.
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