PRÓLOGO

Las clases al fin acababan de terminar, y ahora sólo quedaba disfrutar de las maravillosas vacaciones de verano. Ben consiguió un trabajo como diseñador gráfico y se ha estado pagando un piso alquilado a lo largo de este tiempo hasta ahora.
Este verano sería magnífico. Al fin había cumplido la mayoría de edad así que mi madre recordó aquella promesa que me hizo a los dieciséis años: «cuando tengas dieciocho, te dejaré alquilar un chalet en la playa, mientras tanto, te quedas con nosotros donde vayamos».

Así que, con el dinero que había conseguido Ben y con el dinero que Adam y Camille han estado ahorrando, conseguimos reunir el dinero suficiente para alquilar un chalet para todo el verano. Lo cierto era que trabajamos muy duro, pero la espera valdrá la pena.


Ninguno de nosotros sabíamos conducir, por lo que los fabulosos padres de Adam nos llevó hasta allí en su coche. ¡En su jodido coche jodidamente gigante y lujoso! Maldito Adam, que fue el único que no necesitó trabajar demasiado para conseguir el dinero. Pero quien nace con suerte, nace con suerte.

...

Al fin llegamos al chalet. Era incluso mejor que en las fotos. Todos nos quedamos alucinando —exepto Adam—, y nos quedamos mirando la entrada por un largo tiempo.
Era simplemente genial. ¡Incluso había azotea! Y lo que era mejor: ¡estaba justo frente a la playa!

Entramos dentro y nos quedamos más alucinados aún. Era demasiado acogedora. Todo estaba muy pulcro y ordenado.  Lástima, en poco tiempo parecerá una pocilga.

—Bueno —empezó a decir Ben—, habrá que elegir los cuartos y quién se quedará durmiendo con quién.

Ben y Adam compartieron miradas. Jo, jo, jo, parecen que se llevan demasiado bien.

—Esas miradas —observé, sonriendo con malicia—... dice mucho de vosotros. En ese caso, no os puedo separar. A ver, a ver... —fingí que pensaba— ¡oh, lo tengo! Ambos dormiréis en la misma cama.

Enseguida, ambos me miraron con los ojos de masiado abiertos.

—¡¿Pero qué dices, Ayleen?! Él y yo... —protestaba Adam, asustado y decepcionado.

—¡Oye, ¿qué son esas miradas de decepción?! ¿acaso pensaban que era una buena oportunidad para pasaros de la raya con nosotras? —preguntó Camille, cruzando sus brazos.

—Sí —respondió Ben.

—No —respondió Adam.

Alcé una ceja.

—Ayleen, somos pareja —intentaba defenderse Ben.

—Entonces no te la juegues y piensa mejor tus respuestas —respondí y caminé hasta el que sería mi nueva habitación.

•••

Es un capítulo flojo, porque es el prólogo, para que sepáis en qué momento se va a ambientar la novela.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top