1°. "Paseo por la playa"

Al fin llegó la noche, así que aprovechamos para descansar un poco de todo el trabajo que hemos tenido esta mañana y tarde. Los chicos aún seguían resentidos por nuestra decisión sobre dónde íbamos a dormir.

-Quiero pizza para cenar -decía Ben.

-La estoy calentando -respondí cansada. Ben no había parado de decir que quería cenar pizza desde que llegamos.

Después de la cena, los chicos decidieron jugar a un juego de la consola y Camille se acostó en nuestro cuarto pues ha estado despierta desde las seis de la mañana. Yo también me encontraba cansada, por lo que no decidí jugar a la consola, sin embargo me apeteció dar una vuelta por el paseo marítimo.

El olor a agua salada inundó mi olfato. Hacía bastante que no venía a la playa y la verdad era que este viaje me hacia muchísima ilusión.
Bajé unas escaleras hasta que mis pies tocaron la arena. Me quité los zapatos y empecé a correr por todo el lugar. Me lo estaba pasando bien -o todo lo bien que se lo pasaba una chica que corría sola por la playa- hasta que escuché el llanto de una niña.
Miré a mi alrededor, pero no podía encontrar a la chica. Entonces, mis ojos se fijaron en unas cuantas piedras gigantes, y pude ver el cuerpo de una menor, abrazando sus piernas. Me acerqué hasta ella. Seguramente habrá perdido a sus padres. ¿Qué clase de padres pueden desatender a una niña de no más de ocho años en una playa? Podría haberse metido en el mar y a saber Dios lo que hubiese podido ocurrir.

-Disculpa, pequeña, ¿perdiste a tus padres? -pregunté preocupada.

La niña alzó su cabeza. Era una adorable pequeña de rostro angelical y ojos verdes.
Bueno, los niños no solían gustarme pues no sé tratar con ellos, pero esta chica era bastante adorable.

-¿Qué te importa si los perdí o no? -respondió tosca.

Abrí mis ojos de inmediato. ¿Así que era esa clase de niña la cual te gustaría arrastrar por todo el suelo lleno de piedras afiladas?

-¡A mí no me hables así! ¡Eres una maleducada! -exclamé ligeramente enfadada- dime, qué haces aquí sola.

Ella, con su ceño fruncido, miró hacia el mar.

-No tengo familia -soltó sin más.

Le miré rápidamente; el sentimiento de preocupación volvió.
Pero no lo entendía, no parecía una niña que estuviese desatendida. Su ropa estaba limpia, su rostro también, y su olor no era desagradable. Incluso yo me encontraba peor algunas veces.

-¿Por qué no? -pregunté.

-Dime, tu nombre es Ayleen, ¿cierto?

Fruncí mi ceño y miré hacia ella lentamente. ¿Cómo es que sabía mi nombre? Nunca antes la había visto, y esta playa está a kilómetros de donde vivo.
La chica sonrió misteriosamente.

-Tomaré esa mirada como un «Sí» -respondió.

Ella parecía que iba a marcharse en aquél momento, pero no iba a dejar que se fuese de rositas sin más, como si esto se tratase de algún thriller.
La agarré de la mano al instante.

-¿A dónde crees que vas tan tranquila? Me vas a explicar ahora mismo qué significa esa sonrisa de diablo y el hecho de que sepa mi nombre, ¡ahora! -demandé.

La niña intentaba salir de mi agarre, pero su fuerza no era comparada a la mía.

-¡Suéltame, vieja amargada! ¡gritaré! -amenazó.

Me mostré impasible.

-¡Habla ahora! -insistí- ¡te haré cosquillas hasta hacerte confesar!

De repente, escuché a alguien más a mis espaldas.

-Ayleen, ¿qué estás haciendo?

Me volteé a ver a Ben.

-¡Esta niña me está asustando! -exclamé.

-Creo que más bien tú la estás asustando a ella...

Ben se acercó a la niña, y no pude evitar sorprenderme ante su mirada. Él lucía sorprendido tras hacer contacto visual con ella.

-Suéltala -demandó el rubio.

Me sentía confundida. Solté mi agarre y la niña salió corriendo hacia algún lugar.
Miré a Ben, quien tenía la mirada perdida, pareciendo recordar algo.

-Oye Ben, ¿te ocurre algo? -pregunté acercándome a él.

Él cerró sus ojos y movió su cabeza.

-Estoy bien -respondió tras haber abierto sus ojos de nuevo.

...

Ben y yo decidimos dar un paseo por la playa.
Ambos estábamos caminando sin decir una palabra, sin embargo disfrutábamos del ambiente. El sonido de las olas era relajante. De repente, noté una mano entrelazándose con la mía.
Miré a Ben. Esto no era usual entre nosotros.

Desde que Ben y yo fuimos una pareja oficialmente, no habíamos tenido momentos como este.
Aunque parezco ser una chica sin vergüenza alguna, en temas como estos suelo ser muy tímida. Mi forma de actuar cambia por completo y nunca llego a estar cómoda del todo. Ben sabe que soy así, por lo que no solemos actuar demasiado como una pareja acaramelada y mucho menos como esa clase de pareja que parece que se va a comer el uno al otro en cada esquina. Aunque de todas formas, debía admitir que estos pequeños detalles me hacían un poco más feliz.

-Sé que tú y yo no solemos pasear de la mano, pero al menos deseaba hacerlo aquí -dijo Ben, cortando el silencio-. En realidad, lo estaba deseando desde que mencionaste estas vacaciones a la playa.

Mierda, este niño lo estaba haciendo de nuevo; mi rostro estaba sonrojado.

-Eso... está bien -fue lo único que pude decir.

Podía notar lo nervioso que se encontraba mediante su tacto, aunque supongo que él podía sentir lo mismo en mí.
Aunque en realidad, se sentía bastante bien estar de esta forma.

Entonces, se me ocurrió preguntar sobre lo sucedido anteriormente. Aún la duda me estaba picando.

-Por cierto, Ben, ¿tú conocías... a esa chica? -pregunté insegura.

Hubo una pausa antes de que él contestase.

-Sólo te diré que su nombre es Sally y, debes escucharme atentamente -le miré directo a los ojos; tenía un semblante serio-: ten cuidado con ella, a pesar de tener apariencia de una niña.

Sally's POV

Ayleen... era ella. Además pude corroborarlo cuando Ben llegó.
¿Quién se creía que era esa niña tomándose la libertad de reconvertirlo en humano? Había pisado en terreno enemigo.

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