♡𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓼𝓮𝓲𝓼♡

Ihm Hwamin

Esta vez soy yo quien inicia el beso, deseando sentir sus labios otra vez. El mundo entero se desvaneció cuando me besó, y quiero hacerlo una y otra vez. Al igual que ayer en la cafetería, él nos envuelve con esta pequeña burbuja, y nunca quisiera salir de allí. No tenía ni una sola preocupación en ese momento, y no tengo ninguna ahora. Sólo soy una adolescente normal teniendo su primer beso con un chico. Aunque no estoy segura de sí se podría llamar a Jungkook un chico.

Esta mañana tenía tantas ganas de que apareciera, pero me daba miedo de lo que sucedería si no lo hacía. Sin querer afrontarlo, decidí caminar. Fue tonto, estúpido, y no tenía sentido, pero estaba asustada. Sin razón. Él vino, y tengo la sensación de que siempre vendrá por mí.

Esta vez empujo hacia delante, profundizando el beso. Sus labios se separan, y trato de reproducir el mismo toque suave que me dio su lengua. Un sonido sale de su garganta, o tal vez soy yo la que hace el sonido. Trato de acercarme más, queriendo que no quede ningún espacio entre nosotros. Envuelve sus brazos alrededor de mí, sus manos van a mi espalda.

Me sacudo con un dolor que se dispara a través de mi cuerpo, pero soy incapaz de moverme con los brazos de Jungkook envueltos alrededor de mí. Mis ojos se encuentran con los suyos y su cara se llena de preocupación.

—Lo siento —murmuro, esperando que no pregunte. Pero no dura mucho la esperanza.

—Date la vuelta —ordena.

—No es nada. Caí y me golpeé con una mesa. —No miré la contusión esta mañana, así que no tengo idea de qué tan malo es. Podía sentirla, pero no podía soportar ver cómo estaba. No necesitaba un recordatorio de lo que pasó anoche. Prefiero olvidar y tratar de pretender que nunca ocurrió.

—Date la vuelta, bebé —dice, su voz es más suave esta vez, y cedo. Me giro lentamente en mi asiento, inclinándome un poco hacia adelante mientras levanta mi chaqueta y camiseta para descubrir la espalda baja—. Mierda. —Lo escucho murmurar. Su gran mano se detiene suavemente sobre el hematoma, luego siento sus labios. El tacto tan suave y dulce me da ganas de llorar. ¿Quién diría que un gigante de hombre podría ser tan dulce?—. ¿Te duele, bebé? —pregunta, haciendo que mi corazón salte en mi pecho. Cada vez que me llama bebé, me abriga desde dentro hacia fuera.

—No, está bien. —Él endereza mi camiseta y abrigo, y me giro para mirarlo a la cara. Puedo ver la preocupación escrita en su rostro—. Estoy bien, de verdad. —Trato de tranquilizarlo. Es bueno tener a alguien que se preocupe por ti. Incluso por algo tan pequeño como un moretón.

Se inclina hacia adelante, presionando un beso suave en mis labios.

—Déjame saber si comienza a molestarte.

Asiento y le sonrío. Me doy cuenta que la contusión lo puso nervioso, y me alegro de que no pida más detalles al respecto.Aleja su Jeep de la acera, en dirección a la escuela. La nieve está cayendo con bastante fuerza, y me alegro de no tener que caminar. No puedo dejar de mirarlo con disimulo mientras maneja. Doy pequeños mordiscos a las magdalenas que me trajo, disfrutando del dulce a primera hora de la mañana.

Cuando me atrapa, me sonrojo, y me da una gran sonrisa que va directo a sus ojos. Dios, es tan guapo. Me quita el aliento. Me pregunto si nuestro beso fue el primero de él también, pero la timidez toma lo mejor de mí y no me atrevo a preguntar. Probablemente no lo fue. No con la manera en que algunas de las chicas de la escuela lo miran. Y es la estrella del equipo de fútbol. Prefiero no saber nada de ninguno de sus otros besos.

—No te muevas —me dice cuando se detiene en el estacionamiento de la escuela. Él agarra la mochila y salta fuera del auto, luego viene a mi lado del Jeep. Abre la puerta para mí y me ayuda a bajar, alcanzo mi mochila. Niega y me da una de sus hermosas sonrisas de nuevo—. Yo la llevo, bebé. Además, te duele la espalda.

La mochila no me hacía doler la espalda, pero sé que no me la va a dar. Toma mi mano con la suya después de cerrar la puerta del Jeep y recorremos nuestro camino hacia la escuela. Me he dado cuenta que la gente se voltea a mirarnos. Algunos le dicen hola a Jungkook. Él les devuelve un movimiento con su barbilla, sin hablar con ellos. Está claro que es popular, pero no estoy segura de que le guste mucho.

Cuando llegamos a su casillero miro alrededor y veo que más gente está mirándonos. No estoy segura de sí lo están mirando a él o a mí. No estoy prestando atención cuando Jungkook comienza a desabrochar mi abrigo, sacándolo, a continuación, me quita el sombrero y los guantes. Los mete en su casillero antes de quitarse los suyos y ponerlos dentro.

—¿Mitología? —pregunta mientras cierra el casillero, y me toma un minuto entender de qué está hablando.

—Sí, ¿tú también lo tomas? —Lo miro, esperando que lo haga.

—Tal vez. —Agarra mi mano de nuevo, guiándome por el pasillo. ¿Tal vez tomamos la misma clase? ¿Cómo es que no sé qué clases tiene?

Pasamos junto a Yeji y Yuran, que se estaban riendo, pero se callan mientras pasamos. Los ojos de Yeji se estrechan antes de negar, decepcionada en mi dirección. No sé qué quiere decir con eso. Jungkook no hace más que mirar el camino, mientras pasamos. En realidad, no mira a nadie más que a mí. La gente se mueve fuera de su camino mientras avanza por el centro del pasillo, pero no parece darse cuenta.

Me hace entrar al aula, y elijo un asiento cerca la parte trasera del aula. Deja caer mi mochila al lado de mi silla mientras me siento. Coloca ambas manos sobre la mesa, inclinándose sobre mí, bloqueándome a la vista de cualquier persona, y llenando todo el espacio en frente mío.

—No te vayas sin mí. Si no estoy de regreso en el aula antes de que suene la campana, espérame.

Asiento. Algo de su sobreprotección revuelve algo muy dentro de mí.

—Dilo, bebé —dice, levantando una ceja.

—Voy a esperarte.

Se inclina, dándome otro beso rápido, y lo miro alejándose a zancadas del aula, hay determinación en sus pasos. Me siento allí sintiendo todavía la dulzura de sus labios, mucho después de que el profesor comience la lección.

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Jeon Jungkook

Me paso la mayor parte de mi mañana reordenando mi horario en la oficina de orientación. Algunos podrían decir que es una locura mover todas mis clases de tal manera que Hwamin y yo tengamos el mismo horario. No me importa lo que esas personas piensan. Estoy loco. Además, ni siquiera importa que clases tome. Ya fui aceptado en la universidad.

Nuestros besos esta mañana fueron suficientes para enviarme por encima del borde de la cordura y ahora estoy en modo total de locura. Nunca sentí como si estuviera viviendo mi vida antes de que entrara en ella, y ahora de repente ella está aquí, y no puedo imaginar un momento sin ella. Se está convirtiendo rápidamente en el centro de mi mundo, y estoy conforme con eso. Nunca he estado obsesionado con nada antes. Ni ganar en el fútbol, ni obtener las mejores calificaciones. Ni ganar un estúpido videojuego, ni trabajar en mi Jeep. Pero desde que mis ojos se posaron en Hwamin, ha llenado todos mis pensamientos. No lo vi venir, pero nunca he sido tan feliz de que me hayan sorprendido.

—Está bien, Jungkook. Debe estar todo listo. —El consejero revisa sus notas y de nuevo mi agenda—. Tú has cumplido por demás todos los requisitos previos, y tu expediente está muy por encima de las notas que exige tu beca. No veo la necesidad de cambiar tu horario a estas alturas del año, pero honestamente todas estas son clases extras para ti, es lo que son. Tu asistencia se seguirá tomando en cuenta, pero no veo que los maestros se anden quejando al respecto por aquí.

Asiento, dando un vistazo a mis nuevas clases de hoy, y sonrío. Mitología, civismo, almuerzo y luego arte. Los dos tenemos períodos libres al final de cada día, lo que nos da más tiempo para estar juntos.

—Gracias, señor Oh.

—No hay problema. Pero puedo preguntar, ¿por qué el repentino cambio? —Me mira mientras me levanto y agarro mi bolsa.

—Estoy ampliando mis horizontes. —No espero por más preguntas, mientras me doy la vuelta y salgo, deseoso de encontrarme con Hwamin después de su primera clase.

La campana suena cuando llego a la puerta, miro y veo que se queda en su asiento mientras todo el mundo se levanta y agarra sus mochilas. Camino a través de la multitud y me distingue, con una sonrisa tan grande que veo hoyuelos en sus mejillas. Me quita el aliento. Ella es verdaderamente hermosa.

Agarro su bolso y tomo su mano, guiándola fuera de la clase y al final del pasillo.

—Tenemos civismo antes de la comida y arte después de eso.

—¿Así que sí tienes el mismo horario que yo? —dice ella con una radiante sonrisa, y estoy contento de haber hecho el cambio.

—Sólo tuve que cambiar un par de cosas, pero este último semestre es pan comido. Prefiero pasar el tiempo contigo.

Sus mejillas enrojecen y agacha su barbilla.

—Es muy dulce de tu parte. Gracias.

—No me des las gracias. —Aprieto su mano y ella me mira—. Eso sí, no trates de escapar. —Le guiño un ojo y ella me codea. Es un juego y es divertido, no puedo recordar la última vez que alguien me hizo sentir especial. Estoy abrigado y empalagoso por dentro, me siento como uno de esos dibujos animados con los ojos en forma de corazón. Dios, debo parecer un tonto siguiéndola a todos lados como un cachorrito. Pero prefiero ser su cachorro a no ser nada en absoluto. Si estar a su lado como un compañero leal es un crimen, entonces enciérrenme.

Nos sentamos uno al lado del otro en civismo, y encuentro algunas oportunidades para estirarme y tocarla. Algo como para asegurarme de que es real. Cuando la toco, me sonríe y se ilumina. Es como si ella nunca hubiera sido tocada antes, y se deleita con ello, anhelando la atención que recibe. Cuando la clase ha terminado, caminamos de la mano para el almuerzo, y al igual que el día anterior ella se sienta, mientras voy a traer las bandejas de comida. Sólo que esta vez no nos interrumpen y llegamos a terminar un brownie juntos.

—¿Te gustan los dulces? —me pregunta, y me devuelve la sonrisa.

—Casi tanto como me gustas tú. —Le guiño, y ella me da un codazo de nuevo. Estoy empezando a pensar que le gusta tocarme también—. En serio. El azúcar es como el crack para mí. Dame un pastel y me casaré contigo.

Su cara se baña en color rojo.

—Es una lástima que te hayas perdido mi cumpleaños. Me podrías haber dado uno —bromeo.

—¿Cuándo fue?

—. Primero de septiembre ¿Cuándo es el tuyo?

—Mmmm. —Ella mira hacia otro lado y luego regresa a verme—. Viernes.

—¿Cómo, este viernes? —Entusiasmo crece en mi pecho.

Ella asiente y se encoge de hombros.

—No es gran cosa. Sólo finalmente los dieciocho años.

—Oye. —Tomo su barbilla en la mano y hago que me mire—. Es algo enorme. Vamos a celebrarlo. ¿Bien? Te voy a llevar a comer pastel. Conozco un gran lugar.

Su cara se ilumina y asiente. La pequeña nube que se formó ha pasado, y me comprometo a hacer esto por el resto de nuestras vidas. Alejar sus nubes y asegurarme de que sólo vea el sol.

Terminamos el almuerzo y caminamos a la clase de arte juntos, puedo ver el cambio en Hwamin una vez que llegamos allí. Hay una mirada de entusiasmo en sus ojos mientras la maestra habla acerca de lo que vamos a trabajar hoy. Nos pide hacer un bosquejo en carboncillo de la estatua frente a nosotros, y coloco mi caballete junto a Hwamin. Me da una sonrisa radiante mientras toma el bastoncillo oscuro y empieza a dibujar de inmediato. No soy realmente tan bueno en arte, pero lo intento lo mejor que puedo y hago un trabajo bastante bueno según la profesora. La estatua es de una mujer envuelta en una capa, por lo que las curvas y las sombras son difíciles de captar. Estoy seguro que si hubiera tomado arte en algún momento durante mis cuatro años de preparatoria entendería lo que estoy haciendo. Como esta es mi primera vez, espero arreglármelas de alguna manera.

Echo un vistazo a Hwamin un par de veces, pero está muy concentrada. Me encanta ver su cara mientras dibuja y ver el enfoque que da a su trabajo.

Cerca de que la clase esté por terminar, la maestra pide que paremos y examinemos lo que hemos hecho. No puedo ver a Hwamin desde donde estoy sentado, pero veo a la maestra que se para detrás de ella y sus ojos chispean.

—¿Señorita?

—Ihm. Ihm Hwamin. Soy una estudiante transferida.

—Oh, sí —dice la señora Min y mira su dibujo—. Querida, tienes un talento extraordinario. Te espero en la próxima clase. —Ella le da a mi papel un rápido vistazo antes de que suene la campana y todos recojan sus cosas.

Me acerco donde Hwamin está sentada y veo el impresionante boceto que ha dibujado. Es tan real, parece como que va escaparse del papel.

—Vaya, eso es increíble —digo, y lo hago de corazón. Tiene talento.

—Gracias —dice Hwamin, dando un vistazo—. Amo el arte.

—Eres increíble. —La miro a los ojos cuando lo digo y veo que se sonroja de nuevo.

Tomando su mano, la saco del aula, y nos detenemos en mi casillero para recoger nuestros abrigos antes de salir a mi Jeep. Cuando la levanto y la pongo en la camioneta, le doy un beso rápido.

—Abróchate el cinturón de seguridad, bebé. Nos dirigimos a la ferretería.

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Hola por aqui^^

A veces me pregunto ¿Tendrá sentido que actualice tan rápido? A veces tengo miedo que no reciba el apoyo necesario por actualizar tan seguido😅. Pero bueno, es que cuando tengo tiempo aprovecho para adelantar lo más que pueda y para cuando me desaparezca se sienta menos pensado para mi, así que disfruten mientras puedan, aunque pienso mantener mi dinámica hasta cuando pueda.

Bueno, que cuando doy lata la doy, de verdad.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Creen que Hwamin se sentirá cómoda si le habla a Jungkook (su hermoso y preocupado novio) sobre su padre alcohólico y deprimente? Quiero leerlas.

Lxs sarangheo

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