♡𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓸𝓼♡
Ihm Hwamin
Jugueteo con mis medias rotas mientras me siento en la oficina principal del instituto. Al menos no estoy sangrando, pero caerte por las escaleras el primer día en tu nueva escuela no es la manera en que quería empezar. Puedo sentir la quemazón de la vergüenza en mis mejillas, pero quizás nadie se ha dado cuenta. Al menos nadie ha parecido notarlo. Ni siquiera la chica que me tiró, tampoco su amiga. Excepto por unas pocas risitas nadie dijo realmente nada.
Sentándome en mi silla, espero que alguien me ayude. Me dijeron que me sentara y que me darían mi horario de clases en breve, junto con alguien que me mostrará los alrededores. Eso fue hace veinte minutos. Miro por la oficina. Parece como si estuviera decorada para una fiesta. Globos dorados y rojos y lazos alineados en las paredes, así como posters que dicen #1 Campeones Estatales.
Supongo que son sobre fútbol. La última escuela en la que estuve no tenía un equipo, pero esta escuela es como cuatro veces más grande. Me da la esperanza de que seré capaz de mezclarme y desaparecer en el fondo, sin que nadie me note. Que me dejen sola.
—Al menos no nos congelaremos más las tetas. —Alzo la mirada a la voz y veo una morena vestida de animadora y con una coleta alta. Está hablando con otra chica que se ve exactamente igual, solo que su cabello es rojo y rizado. Estas son las chicas que me tiraron esta mañana. Actuaron como si fuera invisible, así que al menos esa parte de mi plan está funcionando.
—Esa es la única ventaja de animar para el equipo de baloncesto de aquí. Los juegos son dentro. Ni siquiera hay ninguno guapo a quien mirar. —La pelirroja hace una mueca, y bajo la mirada, esperando que no se fijen en mí. Vuelvo a juguetear con el agujero de mis medias.
—Oye, ¿has escuchado que Jungkook ha conseguido una beca completa para Los Ángeles? Ryuwoo ni siquiera ha conseguido una oferta y es el maldito mariscal de campo —dice la morena con su horrible voz.
—Escuché que ha estado yendo allí durante los fines de semana o algo. Probablemente allí mojó la polla —añade la pelirroja. Siento mi cara calentarse por segunda vez en el día. Quizás así es como hablan las chicas entre ellas. No lo sabría. No he tenido una amiga en mucho tiempo, y cuando la tuve era antes de que el sexo destellara en nuestras mentes.
—Mierda. Dios, es un imbécil, pero todavía voy a intentar liarme con él. Ser la novia de un jugador de fútbol hará que mi primer año en la universidad sea pan comido.
—Quizás ya tiene una allí arriba. No puedo conseguir ni que me dé la hora del día —dice Pelirroja, haciéndome que me pregunte quién estaría dispuesta a salir con un imbécil.
—Le pregunté a Ryuwoo y dijo que no. Le dije que le preguntara a Jungkook por ti para que no se enfadase por ello.
—¿Vas a romper con Ryuwoo?
—Le daré otra semana y veré si algo pasa con sus cosas del fútbol. Ya sé que iré a Los Ángeles, así que Jungkook funcionaría. Todos sabemos que Ryuwoo no sería nada sin Jungkook. Quizás la escuela trate de tomarlos a los dos.
—Dios. Apuesto a que es una bestia en la cama con la manera en la que juega. Solo eso sería lo suficiente como para pasar por alto que es un imbécil.
Desearía que se abriera un agujero en el suelo y me tragara. No quiero escuchar nada de esto. Sé que este tipo de chicas pueden ser duras contigo en la escuela, y estoy rezando para que no me noten. Me pongo más atrás en mi silla, queriendo ocupar el mínimo espacio posible.
—Yeji, se suponía que tenías que estar aquí a las ocho en punto —dice una mujer mayor de cabello corto y canoso que sale de una de las habitaciones traseras de la oficina principal. Es la que me saludó cuando entré. La campana suena, y mira a la pelirroja—. Yuran a clase.
Levanto la vista y veo a Yuran murmurar un adiós a Yeji y después salir de la oficina. Sus rizos se mueven con cada paso. Su faldilla de animadora ondea alrededor de sus nalgas.
—Perdone, señora Hong. Me tomó más tiempo sacar la nieve de mi auto esta mañana de lo que pensé que tardaría —dice Yeji con una voz súper dulce. Nada como la que tenía hace unos segundos mientras hablaba con su amiga—. Espero no haberla hecho esperar mucho. Es importante que todos los nuevos estudiantes de Busan Foreign School tengan el mejor primer día posible. —Lo dice como si estuviera anunciando algún tipo de campaña para la escuela.
—Has vivido aquí toda tu vida. Creo que sabes cuánto toma quitar la nieve de tu auto. —La señora Hong no se cree lo que le está vendiendo Yeji. Un nudo empieza a formarseen mi estómago. Esta chica es la que me dará la vuelta por la escuela durante parte del día—. Hwamin está detrás de ti, y aquí está su horario. Ambas tienen la misma primera clase, así que empieza a moverte. Ya le dije al señor Woon que llegarían un poquito tarde.
Yeji se gira para mirarme, y su hermosa cara se arruga por una fracción de segundo antes de suavizar su expresión. Pone su sonrisa falsa, haciendo que me pregunte si me recuerda de esta mañana.
—Bienvenida —dice en un medio grito, haciendo que la señora Hong ponga sus ojos en blanco. Puedo ver por qué es una animadora. Realmente puede encender su ánimo a su conveniencia.
—Hola. —Es todo lo que digo mientras me levanto, agarrando mi mochila.
Todavía tengo mi abrigo, ya que he metido el resto de mis cosas de invierno como mi sombrero y los guantes en mi mochila. No tienen una taquilla preparada para mí todavía.
—Soy Yeji. —Alarga su mano, y la tomo—. Soy la presidenta del cuerpo de estudiantes y la capitana del equipo de animadoras —dice como si fuera un político.
—Soy Ihm Hwamin —le digo, porque eso es todo lo que soy. No tengo una lista detrás. No es que a nadie le importe tampoco.
—Es un placer conocerte. Vámonos a nuestra primera clase, después te puedo enseñar los alrededores.
La sigo fuera de la oficina principal y por el pasillo. Su humor cambia en el momento en que salimos de la oficina, y me da mi horario. No me mira o dice otra palabra hasta que estamos en la clase. Toda la clase se calla y trago. Mantengo mi mirada gacha tan bien como puedo y ruego que se acabe pronto.
—Perdón, nos quedamos atrasadas en la oficina principal.
—Está bien, Yeji. Bienvenida, Hwamin. Por favor siéntense donde puedan. Ya hemos empezado —dice el profesor.
—Gracias —le digo, mirando a las filas de mesas llenas de estudiantes. Voy directa al final de la clase. Hay un asiento vacío y lo tomo, dejando caer mi mochila y sentándome. Cuando miro a mi derecha, puedo ver un hombre que no puede ser un estudiante sentado a mi lado. Es un jodido gigante. Y me está mirando directamente.
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Jeon Jungkook:
La nueva chica entra y la reconozco. Bien, no a ella, sino a su abrigo. Es la mujer que vi caminando esta mañana. Me pregunto si es por eso que llega tarde. Tal vez tuvo un problema con el auto. No puedo tener una buena mirada de ella ya que su cabeza está gacha, pero es ella.
No capto lo que el señor Woon le dice, pero veo a Yeji darme una mirada y un guiño antes de que ella tome asiento. Pero no le presto atención porque la nueva chica me tiene eclipsado. Camina por el pasillo junto a la mesa donde estoy sentado y toma el pupitre vacío a mi lado. Me enderezo y le echo un vistazo, mirando mientras se quita el abrigo. Es pequeña y me pregunto por un segundo si saltó un par de cursos. Mis ojos recorren lo que puedo ver y la reviso. Probablemente solo mide un metro cincuenta y dos, con ondulado cabello castaño. Desabrocha torpemente los botones de su chaqueta y me pregunto si sus manos están frías. Algo en mí quiere extender la mano y sostenerlas para calentarlas. Lleva un vestido de jeans y mis ojos recorren sus piernas, viendo que la rodilla de su media está rota. Entonces empiezo a preguntarme si se cayó, porque puedo ver un pequeño arañazo donde no hay tela. Al menos, lleva botas de invierno y no tiene que preocuparse por sus pies.
Cuando mis ojos suben a su rostro, gira la cabeza y me mira. Siento mi pulso acelerarse cuando nuestros ojos conectan y nos miramos. Sus grandes ojos oscuros son como de ciervo. Tan perfectos y redondos con espesas pestañas negras alrededor. Sus mejillas están rosas y sus labios son rosados, y tengo la increíble urgencia de besarlos. Nunca he sentido este tipo de atracción por nadie antes y me toma por sorpresa.
Aleja la mirada nerviosamente y me doy cuenta de que he estado mirándola como un rarito durante todo un minuto. Me siento mal por ponerla nerviosa y quiero arreglarlo.
Enderezándome en mi silla, me inclino hacia ella y susurro tan calmadamente como puedo:
—Hola.
Me mira y luego mira al profesor. Mis ojos echan un vistazo en la dirección del señor Woon, pero está en su propio mundo, dando una clase sobre El Rey Lear y la importancia de Shakespeare. No me ha dicho más de diez palabras en los pasados seis meses y dudo que vaya a empezar ahora.
Viendo que el profesor no se da cuenta de nada, ella me mira con confusión.
—¿Estás bien? —le digo, mirando a su rodilla. No quiero ser un total acosador y decirle que la vi a un lado de la carretera, pero tengo este abrumador deseo de asegurarme de que está bien.
Baja una mano, cubriendo la rotura en sus muslos y asiente hacia mí. Después de un momento de silencio, la veo sacar un cuaderno y un bolígrafo. Los abre y empieza a tomar notas. Me inclino de nuevo en mi asiento, claramente desdeñado, pero mantengo mis ojos en ella. Observo cada uno de los movimientos de sus pequeños dedos y la manera en que sujeta el bolígrafo. Es zurda y, por alguna razón, me gusta eso. Ocasionalmente aparta un mechón de cabello de su rostro y la observo con fascinación.
Quiero hacerle preguntas, lo cual es raro, porque normalmente evito hablar con cualquiera. No es que no esté interesado en cosas, solo que normalmente puedo resolverlas por mí mismo. La pequeña charla con imbéciles en el vestuario que comparan a las chicas que han follado, o con chicas que quieren hacerlo conmigo por lo que puedo aportarles, no me interesa. Y aun así, por alguna razón, esta chica tiene mi atención. Parece que necesita que alguien la cuide, y estoy empezando a tomar un interés personal en eso.
Antes que lo sepa, la campana suena y me doy cuenta de que la he estado mirando todo el tiempo. Me enderezo y me muevo más cerca de ella, con la intención de hacerle una pregunta, cuando casi golpeo mi rostro en un uniforme de animadora.
—Hola, Jungkook. Te ves bien hoy. ¿Quieres escaparte conmigo del campus para ir a almorzar? Estaba pensando en ir a Joe’s por una hamburguesa —dice Yeji, inclinándose hacia mí.
—No, gracias. —Me pongo de pie y tomo mi mochila, intentando rodearla.
—¿Estás seguro? Podríamos tomarnos la tarde libre y puedes dar una vuelta en mi nuevo Mercedes. Mi papá me lo compró por mi decimoctavo cumpleaños la semana pasada. Soy legal ahora. —Me guiña, pero no hay nada que me haga querer ir con ella. Aparte de no desearla, ese auto es poco práctico en este tipo de tiempo.
—No —digo con los dientes apretados queriendo que Yeji se pierda. La castaña se levanta y agarra su abrigo, y no sé cuánto tiempo más tengo—. Oye, soy Jungkook.
Sus grandes ojos castaños se encuentran con los míos por un segundo y luego baja la mirada.
—Hwamin. —La palabra es dicha tan suave y dulcemente que casi no la oigo.
—Sí, esta es Ihm Hwamin. La chica nueva. Debe apestar realmente empezar en una nueva escuela a mitad del año —dice Yeji y la codea como si fueran mejores amigas—.¿Quieres que la acompañemos a su próxima clase, Jungkook? Podemos dejarla y puedes acompañarme a Biología.
Quiero decir que no, porque no quiero ir con Yeji, pero deseo hablar con Hwamin. Mira a Yeji y luego a mí antes de alejar la mirada rápidamente. Está en silencio, así que asiento y Yeji rebota en sus pies.
—Genial. Vamos a salir de aquí.
Salgo junto a Hwamin y la veo sacar un pedazo de papel. Veo que es el horario de clases e intento no leerlo mientras andamos. Yeji está hablando, pero no presto atención a lo que dice. Solo sigo mirando a Hwamin por incluso el más pequeño de los movimientos.
Me acerco a Hwamin y extiendo mi mano y espero a que me dé su horario. Duda por un segundo y luego me lo entrega. Veo que tenemos cálculo avanzado después. Luego tenemos el almuerzo, entonces física, y un último periodo libre. Le sonrío y se lo devuelvo, preguntándome cómo he tenido tanta jodida suerte.
—La llevaré, Yeji. Tenemos el mismo horario hoy. —Veo el fantasma de una sonrisa en los labios de Hwamin y caminamos lado a lado. Cuando vamos por otro pasillo, me doy cuenta de que Yeji nos dejó en algún punto sin que me diera cuenta.
—Gracias por mostrarme —dice Hwamin en voz baja y sostiene su chaqueta contra su pecho.
—Claro. —Agarro la puerta y la abro para que pase. Apunto a los asientos en la parte de atrás.
—¿Hay siempre un asiento vacío a tu lado? —pregunta mientras deja caer su mochila a su lado.
—Ya no.
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Holita, capitulito por acá porque estaba feliz y quería actualizar, solo por eso.
¿Qué les parece? ¿Les está gustado esto cortito? Estoy pensando en algo pequeño también con Tae, porque no tengo nada con él, así que cuando termine con esta subiré la de Tae. Mientras ¿Diganme que les parece la interacción de estos dos?
Lxs sarangheo❤
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