♡𝓔𝓹𝓲́𝓵𝓸𝓰𝓸 𝓹𝓽. 𝓭𝓸𝓼♡

Ihm Hwamin

Otros tres años más tarde…

—Voy a conseguir una copa. ¿Quieres una? —le pregunto a Jungkook, poniéndome de puntillas para hacerlo. Se vuelve un poco para mirarme, su mano apretando la mía.

—¿Tienes sed? Te traeré otro. No vi que habías terminado. —Baja la vista a la copa de champán vacía en mi mano, y puedo decir que está irritado que no se dio cuenta antes.

Odio verlo enfadarse. Es sólo una bebida. Todo el mundo está tratando de hablar con él, y yo había querido retroceder y dejarlo tener un momento solo. Pero no ha soltado mi mano desde que llegamos aquí. No desde que salió del estadio y me recogió fuera de la salida de jugadores. El hotel estaba a sólo unos kilómetros de distancia y necesité medio kilómetro para convencerlo de bajarme. Sook y Han se rieron todo el camino.

—Quédate. Lo tengo —digo, y sus ojos se estrechan como si estuviera loca por decir eso—. La barra está justo ahí. —Echo un vistazo a la barra del hotel detrás de nosotros.

He cumplido veintiuno hace apenas unos días. Realmente había tenido mi primera bebida en el avión hacia aquí, en el Campeonato Nacional con Sook. Tanto sus padres como yo volamos juntos para ver el juego. Los dos ya habían subido a su cuarto del hotel para escapar del caos y la fiesta que está sucediendo aquí. Todo el mundo está celebrando. Estoy en mi tercera copa de champán y quiero otra.

—Jungkook, cariño, lo tengo. —Empujo, deslizando mi mano de la suya.

Finalmente se suelta, pero no antes de poner un beso en mis labios. Es suave pero posesivo, diciéndome que no deje su línea de visión. Me doy la vuelta y voy hacia la barra para esperar en la fila, y puedo sentir sus ojos en mí. Miro por encima de mi hombro cuando un hombre en un traje atrapa su atención. Siguen apareciendo por todas partes. La línea tarda más de lo que espero, y cuando finalmente consigo mi copa de champán veo que dos rubias han tratado de deslizarse en mi lugar.

Tengo que morder de regreso una risa de la mirada miserable en la cara de Jungkook mientras las veo farfullar a su lado. Su mandíbula se aprieta, y sé que necesito llegar allí. Una levanta el brazo como si estuviera a punto de poner su mano sobre su pecho y el rostro de él cae en un ceño mortal. Me río mientras la mano de la chica se detiene en el aire. A Jungkook no le gusta que lo toquen a menos que sea por su familia o esté aplastando a alguien en el campo. Bajo mi bebida en tres grandes tragos, poniéndola de nuevo en la barra, luego me acerco a él. Sé que nos iremos muy pronto. Puedo decir que su paciencia se agotó.

—¡Muévete! —vocifera, haciendo que una de las chicas salte fuera del camino. Empuja su mano para mí. La tomo y me tira contra su cuerpo, envolviendo su brazo alrededor de mí en un asimiento apretado. La acción posesiva lo dice todo—. Dios, hueles bien —dice mientras besa la cumbre de mi cabeza—. Sus perfumes me están dando un dolor de cabeza.

—¡Oye! —dice una de las chicas indignada.

Jungkook continúa ignorándolas. Conozco las de su tipo, y también las ignoro. Es la mejor manera de manejarlas. En la universidad todas las chicas saben que Jungkook no quiere nada con ellas de ninguna madera. No coqueteó, no hizo amigas, nada. Se necesitaron unos cuantos juegos al principio para conseguirlo, pero al final los gruñidos de Jungkook ganaron. O tal vez fue él siempre corriendo fuera del campo y recogiéndome. Él sosteniéndome como una muñeca y besándose conmigo. Pero esta es una nueva ciudad, un nuevo estado entero, y acaban de ganar el Campeonato.

Pero no me preocupo. Jungkook realmente se exalta cuando las chicas coquetean con él. Se pone más furioso que yo y termina por ir todo cavernícola conmigo, tratando de mostrar que tiene una esposa. Como si estuviera totalmente ofendido que el mundo entero no sabe que está casado. Tengo la sensación de que está a punto de suceder.

—De todos modos, como decía… —Mi mirada se mueve al traje hablando con Jungkook. Él me mira y sus labios se curvan—. Usted debe ser… —dice.

—Y he terminado. —Jungkook corta a todo el mundo. Dejo caer mi cabeza, tratando de esconder mi risita tonta borracha. Sé lo que viene. Estoy un poco sorprendida cuando me levanta y me acuna a su pecho. Normalmente consigo el movimiento sobre el hombro cuando su cavernícola estalla.

—¿Estás herido del juego? —pregunto, apoyando mi cabeza en su hombro e ignorando los susurros y gritos de los chicos del equipo. Realmente me gustan muchos de los chicos con los que juega. Siempre son muy amables conmigo, y aprecian cuando arrastro a Jungkook a unas cuantas fiestas que han puesto. Él diría que no quiere ir, pero una vez que llega allí ama bailar conmigo. O tal vez sólo le gusta verme bailar. De cualquier manera, nos divertimos. Siempre lo hacemos cuando estamos juntos.

—No, estoy bien.

—Normalmente no me recoges así, así que pensé que algo debía estar mal.

—Has estado bebiendo. No quería molestar a tu estómago.

—Siempre piensas en mí —susurro, moviendo mis labios a su cuello. Lo mordisqueo. Gruñe, y trato de imitar el sonido. Se ríe de mis intentos. Antes de que lo sepa estamos en nuestro cuarto de hotel y me está tirando en la cama.

—Tanto como amo ver mi nombre en ti, quítate todo. Sabes cómo te quiero —dice Jungkook mientras comienza a tirar de su propia ropa.

Me quito mi jersey, sonriéndole. Tiene su número, pero es el único que dice Sra. Jeon en la espalda. Lo he tenido desde su primer juego. Rápidamente me despojo del resto de mi ropa porque realmente sé cómo le gusto. Desnuda con sólo mi anillo de bodas.

Es cómo me gusta Jungkook también. Aunque su anillo está en el baño ahora mismo. No lo lleva a los estadios, siempre preocupado de que algo pueda pasarle cuando tiene que dejarlo en el vestuario. Pero eso no importa. Consiguió un tatuaje de él en su dedo anular, uno que nunca tiene que quitar. Yo también quería conseguir uno, porque me quito el mío a veces cuando estoy dibujando o jugando con la pintura, pero Jungkook terminó por conseguirme una banda para usar con su nombre grabado en él. Dijo que no había manera de que algo marcara mi piel.

—No me gusta cuando la gente trata de tomar mi atención de ti —dice Jungkook mientras sube a la cama como un león.

—Sé que no lo haces. —Dejo mis piernas más amplias para su amplio cuerpo—. Tienes toda la noche para darme tu atención. ¿Cómo comenzarás? —bromeó. Dejo caer mi cabeza de nuevo, el alcohol pasándome factura.

—Ojos, bebé.

Perezosamente los abro ante su orden. Está encima de mí, y me estiro, pasando mis manos por su cabello. Siento su polla en mi entrada.

—La primera vez va a ser rápida para tranquilizarme, pero vas a venirte realmente bien en mi polla. Mantendrás esos ojos abiertos porque los necesito en mí —dice gruñendo la última parte mientras se desliza en mí en un empuje completo, y gimo su nombre—. ¡Más alto! —vocifera mientras comienza a empujar dentro y fuera de mí. Llenándome. No dejando ninguna parte de mí intacta. Como siempre lo hace.

—¡Jungkook! —digo su nombre más alto esta vez. Se inclina hacia atrás, tirando de mi culo en su regazo, todavía empujando. Miro donde nuestros cuerpos están unidos y la vista me pone aún más caliente.

—Nunca sé cómo entro dentro de ti. Eres tan pequeña y apretada, pero cada vez me recuerda que me hicieron para encajar perfectamente. Cuando me deslizo directamente dentro y gimes mi nombre en placer… quepo porque pertenezco allí.

—Dios, sí —digo, mi orgasmo avanzando. Jungkook no es un hombre de muchas palabras, pero en el dormitorio podría hablar para siempre y yo malditamente lo amo.

—¿Vas a venirte para mí, nena? Voy a llenarte tanto. Hacerte oler como yo para que todos sepan que eres mi esposa.

—Por favor —le suplico. Estoy tan cerca.

—Una de estas veces no vas a estar protegida. Voy a darte todo mi semen y no habrá nada que me detenga de poner a mi bebé en ti. Todo el mundo sabrá entonces. No habrá ninguna omisión a quién perteneces.

La emoción de sus palabras sucias me envía y me vengo en él. Las ondas de placer fluyen a través de mí, y siento el calor de Jungkook corriéndose conmigo. Nuestro placer se desarrolla juntos como siempre lo hace, y nunca sé dónde sus orgasmos terminan y los míos comienzan.

Se inclina hacia abajo y nos hace rodar, no dejando que su polla se libere. Nos quedamos allí en silencio, disfrutando de la sensación el uno del otro, sus brazos envueltos alrededor de mí.

—¿Están tratando de conseguir que vayas? —pregunto, sabiendo la respuesta.

—Sí —dice simplemente. Sé que se ha estado siendo empujado por los agentes para entrar en la ronda selectiva este año. No terminar su último año y entrar en la NFL. No tengo miedo. Ya sabía lo que iba a pasar, pero Jungkook no ha dicho una palabra al respecto.

—¿Quieres salir del campus o quedarte en la residencia de estudiantes de matrimonio? ¿Tal vez conseguir un lugar con un poco más de espacio? —dice cerrando la puerta sobre él yendo a la ronda selectiva.

Sabía que esta sería su decisión sin discutirlo. Jungkook no va a ir a ninguna parte que no pueda ir, y todavía tengo un año más de escuela. Nunca entraría en la ronda selectiva sabiendo que me tengo que quedar. Quiero convencerlo de ello, pero al final será el mismo resultado, Jungkook haciendo lo que quiere hacer. Y eso incluye ponerme primero.

—No, me gusta pequeño —digo aunque bostezo—. Me gusta que tropecemos el uno con el otro.

—Nada de eso. —Jungkook nos rueda otra vez—. Tú no vas a dormir todavía. —Su polla se desliza libre, y gimo—. Te despertaré —dice en mi oreja mientras comienza a arrastrar besos por mi cuerpo, haciendo su camino entre mis piernas. No me deja dormir hasta que vemos salir el sol. Pero nunca me quejo cuando termino envuelta en sus brazos.

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