XVIII. Consejos del tío Frank.

Frank no tiene una rutina muy divertida desde que dejó de ser El Castigador.

Se levantaba a las ocho y desayunaba con Matt y los gemelos. Luego llevaba a Matt y los niños en la mini van que había comprado para transportarse mejor; a Matt lo dejaba en la firma y a los niños en la escuela. Después iba al trabajo y estaba allí hasta las siete, llegaba a casa a las siete y media, cenaba y jugaba y veía la televisión con su esposo e hijos y después se iba a dormir a las nueve. Todo volvía a ser lo mismo la mañana siguiente.

Pero hoy, de alguna manera, era diferente.

Matt naturalmente salía del trabajo al mediodía, iba a recoger a los niños del colegio y hacía almuerzo, del cual, después le llevaba a Frank. Pero hoy, un caso lo tenía con la cabeza ocupada. Había recogido a los niños del colegio y se los había llevado a la oficina, donde había ordenado comida china y le había enviado un poco a Frank con Karen, que tenía su cabello rubio sujeto en una cola alta y le había dicho, con sus labios pintados de rosa que "su hombre estaba un poquito ocupado".

—Ya salí del trabajo. —Eran las siete de la noche cuando Frank se había quitado el casco, se había colocado una chaqueta y había llamado a Matt. Se podía escuchar la voz de Foggy y Karen discutiendo algo de caso y las voces chillonas de sus hijos jugando— ¿Estás listo para irte?

Sí… Karen ayudó a los niños con las tareas pero ya les está dando hambre y no quiero que se me duerman antes de llegar a casa —Matt bostezó— o que me duerma yo… Ven a recogernos, ¿sí? Foggy y Karen también están cansados y ya llamaron un taxi. Ya empiezo a recoger mis cosas.

—Muy bien, sunshine, ya voy para allá.

Frank cuelga y toma una respiración antes de tomar sus cosas y salir hacia el estacionamiento y subir a la mini-van.

El motor ruge y se siente caliente dentro de la van, a comparación del frío neoyorquino que hace afuera. Empieza a conducir afuera y ve a varios de sus compañeros caminar por las calles.

Unos viven cerca, otros llaman taxis para que los busquen. Otros simplemente prefieren caminar. Frank aprieta el ceño cuando ve a Wade, caminando con un suéter de Hello Kitty de un color rosáceo y con la cabeza gacha.

Frank toca la corneta, llamando la atención de Wade, que se volteó a mirarlo con confusión.

— ¿Qué haces caminando a estas horas solo? Siempre tomas el autobús a tu casa. —Le grita Frank, después de bajar el vidrio de la van.

—Quería caminar. —le responde.

Frank es bueno para descifrar a las personas. Tal vez no tanto como Matt, que es todo un experto con sus poderes, pero algo había aprendido en el servicio militar.

—Sube. —Le dijo (quizá no, lo más probable es que se lo haya ordenado)— Recogeré a Matt y a los gemelos de la firma y después te llevaré a casa, sube.

Wade miró a ambos lados y después subió a la van sin ánimos de pelear. Algo que hizo a Frank pensar que algo estaba pasando.

— ¿Está todo bien? —Preguntó con suavidad el ex castigador, arrancando nuevamente la van y manejando por las oscuras calles neoyorquinas.

—Peter y yo discutimos. —dijo Wade, con un tonito melancólico que hasta hizo que Frank se sintiera mal (pero solo un poquito porqué él no tiene corazón y todo eso)— Es algo relacionado con Ellie. Discutimos sobre como criarla, él dice que yo la consiento mucho y yo digo que él exagera, dije cosas que no debía… Anoche ni siquiera durmió conmigo…

—Sé como te sientes. —le dijo Frank— Con María pasó lo mismo. Ella tenía una manera de ver la crianza y yo tenía la mía. Siempre chocábamos y teníamos discusiones. ¡Y con Matt, ni se diga! Es hasta insoportable lo mucho que peleamos sobre los mismos temas… Pero ella era mi esposa y Matt es mi esposo, los amo a los dos y sé que María fue una muy buena madre y que me mostró cosas que antes desconocía. —Frank le sonríe con tristeza. El recuerdo de María y sus hijos lo sigue rompiendo por dentro cada vez que le toca conversarlo. Wade lo entiende, le pasa lo mismo cuando tiene que hablar de Vanessa.— Matt también es un gran padre. Cuida a los niños y vela por su seguridad de una manera que me sigue sorprendiendo. Tal vez las ideas que tú tienes sobre criar a la bebé choquen con las de Peter, eso no significa que alguno esté mal, al fin y al cabo ambos velan por la seguridad y la felicidad de ella, ¿no?

—Sí… Tienes razón, Frank…

—Si Peter está enojado, dale su espacio. Después pueden hablar de eso.

Wade le sonríe a Frank, con agradecimiento. Frank simplemente asiente levemente con la cabeza y se estaciona en frente de un alto edificio.

Una mujer rubia está a punto de subirse a un taxi. Mira hacia la van y saluda con su mano, alegremente. Frank toca la corneta de vuelta. La rubia sube al taxi y casi al mismo tiempo, se abre la puerta del edificio y aparece Matt, con un gran abrigo y tomando con sus manos a dos niños de cabelleras rubias, los gemelos.

Matt abre la puerta de los asientos de atrás y sube a los niños. Lo saluda, preguntándole cómo está Peter y cómo está la bebé y cómo está el trabajo. Y después saluda a su esposo, besándolo en los labios y diciéndole lo mucho que lo ha extrañado.

El viaje consistió en eso. En Frank y Matt hablando y con los niños diciendo como les fue en la escuela. Cuando lo dejan en frente de su casa, Matt se baja también de la van, para cambiar de puesto.

— ¡Diganle adiós al tío Wade! —Le ordena Matt a los niños antes de que Wade se baje de la van. Sonríe al escuchar un cantarín "¡adiós, tío Wade!".

Matt le sonríe en la oscuridad, fuera de la van y le dice: —Sé que algo te está pasando y no tienes por qué decirme. Solo quiero que sepas que cuentas con Frank y conmigo para lo que sea.

Wade le sonríe y asiente, después se abrazan y se despiden. Camina hasta la entrada de la casa y ve como la mini van arranca y se va lejos del vecindario. Wade suspira y abre la puerta de su casa, para luego entrar.

Todo está en silencio y las luces están apagadas. Camina en dirección al cuarto principal porqué no tiene hambre como para ver que hay en la cocina. Cuando llega a la puerta de la habitación, ve una nota pegada en la puerta. Extrañado, la toma y la lee.

La bebé aún se siente muy mal y he decidido dormir con ella. Duerme en el sofá esta noche, ¿si? Te dejé algo de comida en el microondas.

PD: Mañana que es sábado iremos a la Torre. Muy temprano.

Att: Peter.

Así que Wade durmió esa noche en el sofá, aguantando las disculpas que quería decir guardadas en su boca.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top